"Match Point" de Woody Allen
Debo reconocer que no soy ni muchísimo menos uno de los admiradores del cineasta estadounidense, sino más bien lo contrario, no llego a comprenderle en muchas ocasiones, aunque debo reconocer que su cine, está impregnado de su sello, y que de una manera u otra, sabemos cuando estamos frente a una obra suya, no obstante el cine es cine, y por ello me gusta, y como siempre decía mi madre, para saber si te gusta algo, primero hay que probarlo.
Reconozco que no acabe con disgusto mi degustación de Allen, me pareció una película, perfectamente construida por supuesto marcando los tres tiempos característicos, eso si me gusto muchísimo más la presentación de los personajes y el desenlace final, que la parte central, en la que debo decir que se regodea demasiado, y de alguna manera bajo mi punto de vista reitera situaciones con frecuencia, sin llegar a arrancar hasta que la trama de repente rompe, más bien estalla.
Toda la historia gira en torno al protagonista Chris Wilton (Jonathan Rhys Meyers), el cual puede suponer un icono para las jovencitas, no así un valor reconocido, en cuanto a la interpretación o al menos en el papel que desarrolla en este film, no así como Nola (Scarlett Johansson) que me parece bastante correcta y acertada, sobre todo cuando cobra protagonismo su personaje al principio de la obra, aunque poco a poco el director nos lo vaya apagando.
Una vez más nos encontramos ante el típico cine de Allen, de grandes diálogos y sobre todo de enmarañamiento de relaciones personales, con desenlaces tanto trágicos, como cómicos, por supuesto comicidad de un tono muy oscuro, y bañado de torpeza, y sino atengámonos al rocambolesco final, o sino de alguna manera la semejanza que se nos plantea entre la suerte en la vida, de la que hace gala el oportunista protagonista y el golpeo de una pelota de tenis en la red, antes de caer de un lado o de otro, esta analogía me parece muy buena.
Una de las cosas que destaco del largometraje es que el director en su afán de perfilar de forma correctísima a los personajes y para que de alguna manera ello nos quede claro a todos son las constantes localizaciones de tiendas de marcas caras de Londres, algo que remarca continuamente, para no hacernos olvidar el mundo en el que ha sumergido al protagonista y en el que parece zozobrar continuamente.
Agradable resultado, sinceramente, y estaría mal decirlo, me entretuve, e incluso alguna ocasión esboce alguna sonrisa…
Reconozco que no acabe con disgusto mi degustación de Allen, me pareció una película, perfectamente construida por supuesto marcando los tres tiempos característicos, eso si me gusto muchísimo más la presentación de los personajes y el desenlace final, que la parte central, en la que debo decir que se regodea demasiado, y de alguna manera bajo mi punto de vista reitera situaciones con frecuencia, sin llegar a arrancar hasta que la trama de repente rompe, más bien estalla.
Toda la historia gira en torno al protagonista Chris Wilton (Jonathan Rhys Meyers), el cual puede suponer un icono para las jovencitas, no así un valor reconocido, en cuanto a la interpretación o al menos en el papel que desarrolla en este film, no así como Nola (Scarlett Johansson) que me parece bastante correcta y acertada, sobre todo cuando cobra protagonismo su personaje al principio de la obra, aunque poco a poco el director nos lo vaya apagando.
Una vez más nos encontramos ante el típico cine de Allen, de grandes diálogos y sobre todo de enmarañamiento de relaciones personales, con desenlaces tanto trágicos, como cómicos, por supuesto comicidad de un tono muy oscuro, y bañado de torpeza, y sino atengámonos al rocambolesco final, o sino de alguna manera la semejanza que se nos plantea entre la suerte en la vida, de la que hace gala el oportunista protagonista y el golpeo de una pelota de tenis en la red, antes de caer de un lado o de otro, esta analogía me parece muy buena.
Una de las cosas que destaco del largometraje es que el director en su afán de perfilar de forma correctísima a los personajes y para que de alguna manera ello nos quede claro a todos son las constantes localizaciones de tiendas de marcas caras de Londres, algo que remarca continuamente, para no hacernos olvidar el mundo en el que ha sumergido al protagonista y en el que parece zozobrar continuamente.
Agradable resultado, sinceramente, y estaría mal decirlo, me entretuve, e incluso alguna ocasión esboce alguna sonrisa…
TRONCHA
No hay comentarios:
Publicar un comentario