"La pasión de Juana de Arco" de Carl Theodor Dreyer
La película data del 1928, aunque tuvo problemas de censura en sus inicios y por unas causas u otras la copia sucumbió pasto de las llamas, Carl Theodor Dreyer realizó una segunda copia pero aun así también fue destruida por el mismo motivo. Todo esto rodea a ciertas películas de un halo místico ante la imposibilidad de poder verlas por generaciones venideras, pero en 1981 Museo danés de cine, encuentra una copia en muy buen estado en una institución mental de Noruega, a partir de aquí, el Instituto Francés de cine realiza esta copia en 1985 totalmente restaurada y con la música que el propio Dreyer quiso que tuviera este film mudo.
A mediados de los 50 se exhibieron en distintas salas y países algunas copias, pero todas ellas o bien estaban mutiladas o adulteradas de algún modo.
El largometraje trata de todo el proceso que llevó a condenar a la hoguera a Juana de Arco, de origen campesino y que murió a los 19 años, después de convertirse en abanderada de los ejércitos del rey Carlos VII de Francia, durante la ocupación de las tropas inglesas del territorio galo en el transcurrir de la Guerra de los Cien años y posteriormente capturada por las tropas inglesas y ajusticiada por un tribunal compuesto por teólogos de la Santa Inquisición.
Aunque la obra está hecha en el año 1928, sufrió censura en sus exhibiciones y no queda demasiado claro sus destrucciones si fueron fortuitas o provocadas, si nos damos cuenta Dreyer, no deja muy bien parada a la iglesia en su cinta, y remover el pasado para algunas instituciones como esta, no es muy agradable, pensando que estábamos a principios de siglo.
La película es una joya visual, de una fuerza impresionante, de una claridad expresiva terrible, y por supuesto ya que es cine mudo de un lenguaje cinematográfico extraordinario, los elementos simbólicos gozan de muchísimo protagonismo en el cine no hablado, y lo que es más de destacar por supuesto la expresividad de los rostros, siempre he pensado que en los orígenes del cine a los actores realmente se los contrataba por su aspecto físico, más que por su interpretación, para que de alguna manera traspasaran la cámara y llegaran hasta el espectador.
No olvidemos que el cine fue un invento tan novedoso, que llegó a muchísima gente y que de esta manera influenciaba muchísimo en la vida y el pensamiento de la gente de la época, ya no solo les contaban historias, ahora podían verlas, de alguna manera se habían hecho tangibles, cobrando vida sus personajes, tanto reales como de ficción.
Los primeros planos son constantes sobre todo los de la protagonista, así de alguna manera el director nos quiere transmitir, el sufrimiento y el dolor que está viviendo, y el supuesto estado de gracia en el que está inmersa, después de haber tenido las apariciones de San Miguel, todo esto aderezado con una gran iluminación que en ocasiones parece que van a hacer saltar los ojos de la pantalla.
Frente a todo esto está el elenco de teólogos o jueces despiadados y que de alguna manera tan solo pretender destrozar y mofarse de la figura de Juana, las caracterizaciones de cada uno de ellos son geniales, demostrando cuales son los más duros y los que no van a retroceder en su empeño de acoso, y quienes son los más dulces que acaban arrastrados por el resto, incluso se permite la licencia de caracterizar a uno de ellos con un pelo similar al de los cuernos de un demonio.
El entorno que rodea a todos estos personajes es muy básico, los decorados son muy sencillos, paredes blancas y totalmente asépticas, para que de alguna manera los personajes y los símbolos aun destaquen más, como por ejemplo la cruz que forman las rejas de la celda y que acaba pisoteando su sombra un miembro de la iglesia. Cabe destacar las imágenes de la cámara de torturas, donde los elementos de martirio, son los absolutos protagonistas, infundiéndonos respeto y miedo, me imagino en el lugar de los espectadores que vieron el estreno en su dia.
Hay veces que los encuadres no son muy logrados, aunque en ocasiones me sorprende el ver planos que comienzan desde un ángulo superior, pasan a ser cenitales para posteriormente seguir la marcha de la guardia, es como si la cámara realizara un movimiento de péndulo, muy peculiar, igualmente logradas son las imágenes del final de la película, donde estalla la revuelta a la muerte de la “Santa” en la pira, muy expresivas y por supuesto significativas.
Una joya del cine que todo el mundo debería ver...
A mediados de los 50 se exhibieron en distintas salas y países algunas copias, pero todas ellas o bien estaban mutiladas o adulteradas de algún modo.
El largometraje trata de todo el proceso que llevó a condenar a la hoguera a Juana de Arco, de origen campesino y que murió a los 19 años, después de convertirse en abanderada de los ejércitos del rey Carlos VII de Francia, durante la ocupación de las tropas inglesas del territorio galo en el transcurrir de la Guerra de los Cien años y posteriormente capturada por las tropas inglesas y ajusticiada por un tribunal compuesto por teólogos de la Santa Inquisición.
Aunque la obra está hecha en el año 1928, sufrió censura en sus exhibiciones y no queda demasiado claro sus destrucciones si fueron fortuitas o provocadas, si nos damos cuenta Dreyer, no deja muy bien parada a la iglesia en su cinta, y remover el pasado para algunas instituciones como esta, no es muy agradable, pensando que estábamos a principios de siglo.
La película es una joya visual, de una fuerza impresionante, de una claridad expresiva terrible, y por supuesto ya que es cine mudo de un lenguaje cinematográfico extraordinario, los elementos simbólicos gozan de muchísimo protagonismo en el cine no hablado, y lo que es más de destacar por supuesto la expresividad de los rostros, siempre he pensado que en los orígenes del cine a los actores realmente se los contrataba por su aspecto físico, más que por su interpretación, para que de alguna manera traspasaran la cámara y llegaran hasta el espectador.
No olvidemos que el cine fue un invento tan novedoso, que llegó a muchísima gente y que de esta manera influenciaba muchísimo en la vida y el pensamiento de la gente de la época, ya no solo les contaban historias, ahora podían verlas, de alguna manera se habían hecho tangibles, cobrando vida sus personajes, tanto reales como de ficción.
Los primeros planos son constantes sobre todo los de la protagonista, así de alguna manera el director nos quiere transmitir, el sufrimiento y el dolor que está viviendo, y el supuesto estado de gracia en el que está inmersa, después de haber tenido las apariciones de San Miguel, todo esto aderezado con una gran iluminación que en ocasiones parece que van a hacer saltar los ojos de la pantalla.
Frente a todo esto está el elenco de teólogos o jueces despiadados y que de alguna manera tan solo pretender destrozar y mofarse de la figura de Juana, las caracterizaciones de cada uno de ellos son geniales, demostrando cuales son los más duros y los que no van a retroceder en su empeño de acoso, y quienes son los más dulces que acaban arrastrados por el resto, incluso se permite la licencia de caracterizar a uno de ellos con un pelo similar al de los cuernos de un demonio.
El entorno que rodea a todos estos personajes es muy básico, los decorados son muy sencillos, paredes blancas y totalmente asépticas, para que de alguna manera los personajes y los símbolos aun destaquen más, como por ejemplo la cruz que forman las rejas de la celda y que acaba pisoteando su sombra un miembro de la iglesia. Cabe destacar las imágenes de la cámara de torturas, donde los elementos de martirio, son los absolutos protagonistas, infundiéndonos respeto y miedo, me imagino en el lugar de los espectadores que vieron el estreno en su dia.
Hay veces que los encuadres no son muy logrados, aunque en ocasiones me sorprende el ver planos que comienzan desde un ángulo superior, pasan a ser cenitales para posteriormente seguir la marcha de la guardia, es como si la cámara realizara un movimiento de péndulo, muy peculiar, igualmente logradas son las imágenes del final de la película, donde estalla la revuelta a la muerte de la “Santa” en la pira, muy expresivas y por supuesto significativas.
Una joya del cine que todo el mundo debería ver...
TRONCHA
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