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miércoles, 23 de julio de 2008

"Iron man" de John Favreau

Como cambian las cosas en la vida, cuando eres más joven te importan unas cosas y a medida que vas creciendo las vas dejando de lado, incluso cuando vuelves la vista atrás te ríes de aquello que tanto te preocupaba, cuando yo era pequeño casi todos los malos de las películas eran los rusos y por extensión algunas otras nacionalidades de régimen comunista, ahora ha cambiado el cuento, el mundo árabe desgraciadamente ha dado muestras de su poder de destrucción y se han convertido en los malos de las películas.

Esto implica que el señor Favreau se ha pasado el comic original donde se supone que se iba a basar para hacer esta producción, por la parte baja de su cuerpo, por supuesto que el héroe si que se nos muestra tal cual, con más o menos matices, pero no esperéis encontrar la historia original plasmada en la gran pantalla. La narración es un poco más de lo mismo, el típico americano que acaba salvando al mundo, cuando casi un instante antes lo destruye él mismo.

Está claro que este tipo de trabajos se han de ver desde un prisma más o menos juvenil o infantil si me apuran pero hay cosas que son poco interesantes tanto en un momento como otro de nuestra vida, la historia no nos cuenta prácticamente nada, solo que un vendedor de armas después de llenar los arsenales afganos de sus más revolucionarios y destructores productos decide quitárselos porque se ha dado cuenta que daño pueden hacer las armas al mundo.

Pero que hipocresía más grande, la típica de nuestros amigos los yanquis, siempre desordenando el mundo, metiéndose en lo que menos les importa y condicionando al resto de la humanidad con su falsa y doble moral, para a posteriori erigirse en los salvadores e intentar enmendar el desaguisado que anteriormente ya habían provocado, cargando todo de su mensaje de salvación y aderezándolo con los valores típicos de su sociedad que parecen solo gustarle a ellos pero a los que cada vez nuestra sociedad se asemeja más.

Los efectos especiales no son para salirse de escuadra, porque tampoco las luchas en las que un tío vestido con un traje de acero y un corazón artificial que le mantiene con vida, luche constantemente con un grupo de soldados armados con los típicos AK-47(mira esto no ha cambiado las armas son las mismas que las de los rusos) y salga vencedor como que tiene poco mérito, alguna otra oportunidad de lucha tiene, por supuesto, pero tampoco es muy lucida y si la contara aquí igual les quito el poco interés por verla.

TRONCHA

lunes, 21 de julio de 2008

"Dueños de la calle" de David Ayer

Ultímamente los del cine negro no es que estén hilando demasiado fino, este es otro ejemplo más de mediocridad en la que si que se pueden apreciar unos destellos de lucidez muy de cuando en cuando, pero tampoco se hagan ilusiones ni se preparen a encender las mechas de los artilugios pirotécnicos, el guionista James Ellroy nos mete en tantas trampas en la historia que cuando salí del cine pensé que si hubiera querido podía haber estado haciéndolas hasta cubrir el metraje que hubiera deseado, incluso día tras día.

El principal problema de la película es el protagonista, el personaje del detective Ludlow (Keanu Reeves), no hay un instante en que nos creamos el personaje, y la principal culpa es de Reeves por supuesto, no encaja en absoluto, porque el héroe policíaco en sí tiene mucha miga, siendo sincero es un papel apetitoso con el que cualquiera se puede identificar y de esos que atrapan al espectador, pero un fondón sex symbol como es Reeves le tira abajo y no contento con eso, le machaca en el suelo.

Según he oído vivimos una especie de edad dorada de las series en televisión, lo que hace que es esta producción y en algunas otras también acaben colándose actores que más o menos triunfan en aquellas, caso como el de Hugh Laurie ("House M.D.") que hace un poco creíble papel como jefe de asuntos internos o Amaury Nolasco (Sucre de "Prison Break") como compañero del letal detective que pretende él solo limpiar las calles de escoria al precio que sea necesario.

La acción comienza correctamente con una intensidad buena, incluso el tiroteo a la hora de entrar en casa de los coreanos es prometedor parece que estamos ante algo importante pero todo acaba desinflándose rápidamente y por tanto dejando el interés anterior de lado, cuando la narración llega a un punto más bien definitivo, alguien se saca un as de la manga y todo lo que hemos visto y oído hasta ese instante ya no vale porque se ha ido al carajo dando un nuevo enfoque, esto en sí no es malo, lo malo es que se convierte en repetitivo y por tanto en monótono y hasta previsible.

Se nos hace alusión a valores como el honor y la integridad de la policía o más bien a los que deberían tener, porque realmente las fuerzas de seguridad del estado salen bastante vapuleadas de esta crítica total hacía sus instituciones, algo que ya vimos en “Serpico” (1973), incluso en los diálogos del film alguien se atreve a comentarlo de forma literal al descubrir la existencia de una posible hucha de fondos de dudoso origen para salvaguardar las espaldas de los honrados policías que velan por el pobre ciudadano de a pie.

En definitiva no mucho más que decir, los papeles los acaba salvando un poco el gran Forest Whitaker aunque tampoco en un impresionante alarde, al menos da la sensación de que se lo toma en serio, otro aspecto que no quiero dejar de comentar es que la versión que vi, fue doblada y me dio una total sensación de que la traducción era de baja calidad ya que algunos diálogos me recordaban a los que recibía yo en primaria cuando estudiaba el obsoleto catecismo y me hablaban de las fuerzas del bien y del mal.
TRONCHA

viernes, 18 de julio de 2008

"Regresa un desconocido" de Juan Bosch

Siempre que me zambullo en este tipo de películas de cine español, lo intento hacer de una forma tranquila y sosegada, si soy sincero, bajo mi nivel de exigencia porque soy consciente de la problemática de muchas de estas producciones debido a la época que las vio nacer, aun así como siempre digo me parecen de gran valentía, había que hacer cine y al mismo tiempo existía el reto de intentar burlar la censura que acosaba a todos y que a veces era mucho menos astuta de lo que ella misma se creía.

Lo más destacado que vemos al comenzar el film es que se hace un uso que no recuerdo haber visto en muchas ocasiones anteriores o más bien ninguna diría yo, de la cámara, cuando quiere darle cierta acción y sensación de movimiento vemos que se utiliza la técnica de cámara al hombro, reconozco que no puedo soportarlo, pero me resulta curioso en dicha época, además el movimiento era ciertamente robótico, para que todos nos entendamos tenia cierto acartonamiento o rigidez en palabras menos coloquiales.

Podríamos dividir el largometraje en dos partes, la primera e inicial en la que nuestro protagonista Vilches, sufre el engaño de un grupo de avispados timadores que tienden una inocente trama en la que el espectador desde el primer momento se está dando perfecta cuenta de que está ocurriendo, tan solo Arturo Fernández, actor que interpreta el papel parece no darse cuenta, a favor de este, comentar que si su carrera se hubiera desarrollado por papeles de este tipo, los que amamos el cine se lo hubiéramos agradecido y no como ahora que continuamente se está autoparodiando.

La segunda parte gana mucho más en importancia, aunque entre ambas hemos sufrido algunas escenas de folletín que aportan muy poco a la historia o más bien nada, como decía abandonamos las entrecortadas escenas de la parte inicial y un hombre nuevo entra en escena, no se piensen que es otro que el propio Valdés que ha salido de la cárcel con sed de venganza, lo que le llevará a buscar a sus embaucadores para así poner las cosas en su sitio.

Desde ese punto el ritmo de la acción es mucho más interesante y volvemos a ver ese atrevido uso de la cámara que anteriormente hacía mención, sobre todo en las escenas de lucha, llevándola a unos incompresibles primeros planos, quizás justificados por lo patético de los actores a la hora de cruzar las manos y que esto en realidad se apreciara menos, se puede decir que la narración no es correcta, que vamos a matacaballo y quedan bastantes cuestiones sin desarrollar, pero hay ciertos elementos que hacen del trabajo final algo interesante y que puede llegar a entretener.
TRONCHA

miércoles, 16 de julio de 2008

"U-571" de Jonathan Mostow

Conocida es mi inclinación casi siempre favorable a las películas bélicas, soy un hombre pacífico que rechazo la violencia de plano y muchas veces me he preguntado porque mi interés hacia este genero de filmes, pero sinceramente tampoco es que encuentre la respuesta, el caso es que me decidí a verla principalmente por este motivo, aunque después de un buen comienzo donde la acción se sitúa dentro de un submarino alemán de la segunda guerra mundial, llegó la decepción.

La historia la verdad es que tiene su curiosidad, nos narra una de esas tantas y tantas pequeñas batallas y escaramuzas que se libraron en la gran guerra, son historias pequeñas dentro de una tan grande y determinante para la vida del ser humano, un grupo de estadounidenses tiene que capturar un submarino alemán para intentar adueñarse de una de las famosas maquinas encriptadoras Enigma, el principal quebradero de cabeza del bando aliado.

La acción está más o menos servida aunque la verdad es que al principio es más intensa, según va avanzando la película está se hace un poco repetitiva, tanto en las maniobras del propio submarino como las que se ejecutan contra él, y es que siendo sinceros el protagonista real es la embarcación y no el patético plantel de actores guaperas que hacen las delicias de más de una jovenzuela, dejando un poco de lado al veterano Harvey Keitel en uno de los papeles menos lucidos de su carrera.

Además por si esto fuera poco, las escenas de cierta tensión acaban siendo bastante previsibles, tan solo quedamos sorprendidos en un par de ocasiones a lo sumo, vemos una y otra vez los mismos movimientos de los actores, tomados desde distintos ángulos con lo que la reiteración aun es mayor, aparte de esto, los diálogos llevan una carga técnica que despista al espectador, pero aun así las trampas que tiene el guión se revelan rápidamente, aun sin ser el propio espectador mecánico especialista en submarinos.

Flojo trabajo de Mostow, que tan solo sirve para una vez más confirmar que la historia en este caso la película las hacen los vencedores y que queda muy bien que alguien nos cuente una historia curiosa de esas que raramente aparece en los libros de historia donde un puñado de hombres, arriesgando sus vidas, salvan las del resto de la humanidad, esta es quizás la conclusión final y la que por supuesto les encanta a los americanos cuando los salvadores son ellos.

TRONCHA

lunes, 14 de julio de 2008

"8 millas" de Curtis Hanson

Hace poco que escribí unas palabras muy parecidas a estas cuando nos adentramos en películas que con un tipo de formato u otro nos cuentan los sentires y padeceres de una estrella de la música, hay que ponerse a temblar, pero cuando el papel protagonista lo interpreta la misma estrella la cosa aun es para pasar más miedo.

El caso es que este ejemplo me resulta bastante aburrido en general, resulta ser un ejercicio en el que prácticamente nos quedamos a las puertas del entretenimiento, no llegamos a sentir un interés siquiera moderado, hay una falta de intensidad total en todas las imágenes que vemos, la narración sigue una línea son altibajos, como si estuviéramos reproduciendo el dibujo de un encefalograma pero en este caso plano.

Nos subimos a los coches de los jóvenes que recorren una y otra vez las calles de Detroit, de nuevo estamos dentro de uno de esos ghetos que los muy civilizados americanos crean en las afueras de sus grandes ciudades, otra vez más estamos ante una juventud sin ideales, sin referentes y que se agarran a lo que pueden como a un ascua ardiendo, en nuestro caso la tabla de salvación la constituye el hip-hop o rap, sinceramente no se cual de ellos, porque supongo que habrá sus diferencias entre ambos.

Entre viaje y viaje urbano, el director intenta tocar una serie de temas, como son el amor, la familia, el desempleo, la violencia, etc. pero lo hace de una manera tan superficial, que deja muchas cosas sin explicación, sirva como ejemplo la relación que nuestro protagonista intenta mantener con Alex (Brittany Murphy), juro que le busco explicación y no la encuentro pero vamos que más tiempo no voy a emplear porque en serio que no merece la pena.

Por cierto vi una versión doblada que tenía varios fallos, el primero de todos era que al intentar dejar las canciones en versión original y subtitularlas en pantalla, se pierde todo el sentido de las rimas de los chavales, con lo cual no se llega a la esencia real de este tipo de música, es mejor les aconsejo que obvien dichos subtítulos y se dediquen solo a escuchar en lenguaje original, por cierto otro fallo gordo es que mientras están en el garito de las batallas, no se doblan las conversaciones, creo que es un detalle feo, como fea es en si la película, empezando con poco y llegando a menos.
TRONCHA

viernes, 11 de julio de 2008

"The doors" de Oliver Stone

Cuando veo algún biopic de estos que tratan sobre la vida de alguna estrella del rock o algún grupo que tuvo mucha relevancia en su época me indigno un poco y está claro que es porque no puedo con los fanatismos exacerbados, soy un fiel defensor de que por supuesto la virtud está en el término medio, todo en exceso acaba volviéndose malo o dejando de tener el atractivo que le impregnaba inicialmente.

Pienso que este tipo de dioses paganos como es el caso que nos compete ahora mismo, Jim Morrison (Val Kilmer), son ejemplos claros de lo que describía en el anterior párrafo, personas que bajo la influencia de los estupefacientes o cualquier variedad de drogas se crean que están percibiendo una realidad social que a los demás les está vetada, pretendiéndose una especie de mesías modernos que vienen a iluminar al que está ciego de sabiduría.

Todo esto es ideal cuando en la sociedad se dan los elementos oportunos para la proliferación de uno de estos ídolos con pies de barro, en el caso del líder de The Doors, nos encontramos con una sociedad americana que está sumida en plena crisis de la guerra fría, John F. Kennedy ha sido asesinado y la presidencia la ocupa Nixon, y por si esto fuera poco la juventud está muy pendiente del conflicto de Vietnam, personas jóvenes con pocos valores y de mentes fácilmente maleables que se convertían en un caldo de cultivo totalmente favorable para que estos mitos proliferaran.

Entrando ya en la película, la verdad es que si al final de la misma analizamos fríamente la historia que nos cuenta Stone, vemos que poco añade a los retazos de la vida que más o menos podríamos conocer del cantante, se limita más a mostrarnos largas actuaciones que a ahondar en la vida o forma de ser del sujeto y por supuesto la forma en que se trata me parece de lo más hipócrita, ya que una persona que estaba todo el día puesto tan solo nos lo muestren como si fuera un alcohólico empedernido sin apreciar prácticamente como ingería LSD o peyote.

Otro de los temas que falla es el personaje de Pam (Meg Ryan) mal interpretado, pero bueno era de esperar al elegir la actriz que el realizador elije, la sensación de ingenua que da durante toda la película, no hay quien se la crea, ni siquiera nos la creemos cuando anda colgada, la relación que entabla con el protagonista parece que surge de la nada, no nos dan bases para la misma, simplemente nos exponen una admiración casi enfermiza por lo que Morrison escribe.

Por supuesto que a través de las imágenes que todo hay que decirlo están muy bien tratadas estéticamente, el director nos intenta transmitir la espiritualidad que pretendía el líder del grupo con las letras de sus canciones, a través de las imágenes de los chamanes indios en los momentos en los que alcanza el trance, según él místico, es esta idea la que mejor se transmite a través de la narración quizás la de veces que lo hace sea un poco reiterativa. Aquí les dejo mi cara que empiecen las tortas.

TRONCHA

miércoles, 9 de julio de 2008

"Al final de la escalera" de Peter Medak

Se que lo que voy a decir ahora muchos no lo vais a compartir, pero el caso es que no me ha divertido demasiado, he visto una película en la que veo muchas cosas que ya había visto anteriormente, no veo cosas novedosas incluso me cuesta ponerme a escribir esta reseña porque no me salen las palabras para poder contar lo poco que me ha transmitido este film.

Esta claro que ver una película en un momento u en otro influye muchísimo en la idea que te forjas de ella, este film es de muy principios de los 80, con lo cual en aquella época probablemente tuvo su éxito y gozaba de cierta originalidad, sin embargo el tiempo la ha golpeado duramente, yo sinceramente me creo muy pocas cosas de las que veo y mucho menos paso miedo, la respeto porque hay mucho forofo del género que la tendrá entre sus favoritas.

No puedo negar que la actuación de George C. Scott en el personaje del músico John Russel es muy buena y sobre todo el esperanzador comienzo de la película donde de forma bastante trágica pierde de repente a su mujer e hija, lo que por supuesto va a condicionar de forma definitiva su vida, intentando rehacerla de la mejor manera posible lo único que consigue es complicársela más todavía, aunque si se analiza de forma más profunda tampoco tiene excesivo problema para meterse en el berenjenal que acaba.

Lo que no me queda claro es porque entra tan de lleno y se implica tanto con el problemático espíritu de Joseph (Voldi Way) y esa especie de afán enfermizo por vivir en una casa que ella misma no quiere ser habitada, tampoco vemos tanto arraigo para que siga adelante en su empresa de investigación, que desde el principio tenemos claro que va a llevar a su fin y que conseguirá desvelar el secreto que se ha pretendido esconder en el pasado, otra vez el pasado que acaba atrapando al presente, por mucha ventaja que este le saque.

Otro de los problemas que veo en el largometraje es que los secundarios, para nada están a la altura del principal por supuesto que son necesarios como punto de apoyo del protagonista, pero la brecha que hay entre unos y otros es abismal, caso por ejemplo de la impávida Claire (Trish Van Devere) o el propio senador Carmichael que es interpretado por un ya trasnochado y maduro Melvyn douglas que poco nos ofrece, más bien tan solo su apariencia física como ejemplo de cualquier tiempo pasado en algunos casos fue mejor.

En resumen y consciente de recibir una somanta de palos por parte de los lectores debo decir que la historia me pareció poca para tanto metraje, ya que en la primera hora no se desarrolla nada de acción, ni siquiera a los propios personajes, aportando muy poco esta primera parte, para en definitiva volcar todo en la segunda hora, recurriendo a la típica música chirriante de este genero, los típicos portazos y los objetos en movimiento, ni siquiera el tratamiento visual que se le da a la mansión llega a ser terrorífico, otros hubieran hecho que simplemente al ver la fachada nos estremeciéramos.

TRONCHA

lunes, 7 de julio de 2008

"Adam`s apple" de Anders Thomas Jensen

Mi mujer al igual que yo tiene un blog, lo suyo es la cocina, les dejo su dirección por si alguien se quiere pasar, http://puragula.blogspot.com/, le haría mucha ilusión, y por supuesto lo que en él pone lo probamos en casa, así andamos con el cuerpo que andamos, el caso es que nunca imaginé que hacer una tarta de manzana pudiera implicar tanto esfuerzo y sacrificio para un ser humano, si llegan a ver el film, me van a entender rápidamente.

Habrá gente que no me de la razón, pero por supuesto que para eso estamos, sino que aburrido sería todo esto, para mi lo mejor de la película es el guión sin duda alguna, la historia es de lo más original que he visto y según anda el cine en estos días la verdad es que no es poco lo que estoy comentando, si rebuscamos y rebuscamos quizás encontremos analogías con otras narraciones, pero bueno tampoco nos vamos a poner ahora a revolver el baúl de los recuerdos.

Es curioso como se puede plasmar tanta violencia de una forma tan tranquila y apacible, además, precisamente es esa la idea principal que nos transfiere la película, la vemos y quedamos como sosegados, aunque al final en tan solo un segundo nos demos cuenta que no estamos tan seguros de lo que hemos visto o al menos cual era el mensaje que querían transmitirnos, y todo ello pensando que lo que hemos visto es un puro cuento sin más fácil de seguir y de sencilla descripción.

Lo que no me parece del todo destacable son las interpretaciones de los actores, más bien dirían que son aseadas, no destacan demasiado, quizás un poco superior al reto la de Adam (Ulrich Thomsen), que encarna el personaje de un neo-nazi jefe de un grupo que se dedica a la violencia por que si, además también tendremos oportunidad de verles en un par de momentos, pero en este caso el director más bien lo que hace es tomarles poco en serio ridiculizando su actuación.

El largometraje supone un estudio del ser humano, ya sea a nivel físico o a nivel psicológico, hay temas que cada uno puede interpretar a su manera y que le acabaran llevando a sus propias conclusiones, se entrecruza la religión que es la idea que sobrevuela el film en todo momento, y luego un poco más abajo las ideas, del fracaso, de la inocencia, de la violencia por supuesto, toda una serie de conceptos de fácil comprensión, pero cada uno de nosotros igual que los personajes los encararan de una manera totalmente distinta.

TRONCHA

viernes, 4 de julio de 2008

"Requiem for a dream" de Darren Aronofsky

Por fin, parecía que nunca iba a llegar el día, pero al fin he podido ver este film, recomendado y comentado por muchísima gente, siempre me habían hablado de él de una forma excepcional, destacándolo de entre otros muchos, pues llego la hora de ponerme a escribir sobre él, un film que como acertadamente me habían dicho es al menos original en algunos de sus aspectos y realmente enriquecedor, aunque por supuesto no sea totalmente perfecto para darle la categoría de obra maestra.

El punto de partida es el que en tantas otras películas que se habían rodado con anterioridad en otros tantos países y que se volverán a rodar después, el tema central en torno al que gira toda la obra es el de la droga y sus distintas versiones y como esta puede afectar a la vida de personales normales, quizás a nosotros mismos o incluso a gente muy cercana de nuestro propio entorno, en definitiva lo destructiva que puede llegar a ser.

El tratamiento de la imagen debo reconocer que no me parece uno de los más acertados, ya que el director desde el primer momento recurre y según avanza la narración se hace más reiterado al efecto de polivisión, hay veces que no queda mal del todo, pero me resulta muy machacón, sobre todo cuando quiere que nos demos cuenta que cualquiera de los protagonistas jóvenes se acaban de pinchar o administrar droga a su organismo por cualquier otro método, nos resulta un poco cansina la secuencia de diapositivas del ritual de drogadicción.

Quizás lo original del film, sea la forma de tratar el tema de la dependencia a los estupefacientes ya sean de la índole que sean, ya que de forma aledaña toca bastantes temas, como son la soledad del individuo y la distancia que existe entre personas que se creen cercanas en su relación, los personajes sirven de contraste para que el espectador se de cuenta de la realidad que está viendo, de cómo alguien sube al maldito tren pero lo difícil que realmente es apearse.

Nuestros protagonistas van a ser capaces de lo peor, para conseguir la dosis que les de la falsa vida que parecen estar viviendo, una vez que nos hemos embarcado en este viaje sin retorno, Aronofsky , aprovecha para arremeter contra otros temas tan actuales como por ejemplo el del excesivo consumo de televisión o el de la belleza externa tan de auge en nuestros días y a través de ellos y por extensión lo que realiza es una feroz sátira de la sociedad actual que selecciona a los individuos de una manera particular, dictando reglas a veces de difícil comprensión pero de relativamente sencilla práctica.

El ritmo narrativo va in crescendo, según avanza el metraje, nos vamos implicando cada vez más con los personajes, en mi caso particular los que más hondo me llegaron fueron el de Sara Goldfarb (Ellen Burstyn) y el de Marion (Jennifer Connelly), sobre todo el de la primera, en esas escenas es la que sufre una paranoia increíble con el frigorífico de su casa, son imágenes que tienen cierto tinte del cine de David Lynch , en el que un entorno doméstico se aprovecha para crear miedo e incertidumbre.

El tono del rodaje en multitud de momentos parece un tono documental y no el propio de una película, esto también le añade originalidad al conjunto en general, además, no lo voy a contar, el final que nos deja el realizador es un final que encaja bastante bien, un final poco halagüeño, como probablemente fuera en la vida real, dejando de lado los finales felices de cuentos de hadas.

TRONCHA

miércoles, 2 de julio de 2008

"Los Libros de Cristal de los Devoradores de Sueños" de Gordon Dahlquist

Hacia tiempo que no leía un libro que me haya deslumbrado del modo que este lo ha hecho. Desde luego por parte de Edhasa ha sido un riesgo. El libro es carísimo y es de un autor totalmente desconocido. Pero merece la pena y mucho.


Tiene un sabor a folletín victoriano impresionante. La trama es adictiva y no da respiro en ningún momento. Los personajes principales son muy interesantes. Y tal vez, sólo tal vez porque no estoy seguro, la historia es complicadisima. Yo creía que a mis años no me iba a pasar, he tenido que releer pasajes para tratar de comprender las complicadisimas intrigas y traiciones que hay continuamente a lo largo de la historia (y no le he conseguido totalmente). Tal vez esto pueda parecer algo negativo, pero si has leido "el Sueño Eterno" de Chandler y te has hecho un lio (como yo) probablemente sabes lo que se puede llegar a disfrutar con un lio tremendo que te atrapa.

Algo de la trama sin desvelar nada, eso sería un crimen. Bajo el reinado de la Reina Victoria se está produciendo un complot de proporciones increibles por parte de determinados grandes hombres de la época. El proposito final se desconoce, sólo se sabe al principio que hay un "proceso" (será alquímico) relacionado en cierta forma con unos cristales extraños y que muere un invitado a una fiesta. Una dama que acaba de ser despechada casi frente al altar, un asesino extraño de la más baja estofa y un doctor extranjero se ven envueltos en lo anterior...

Una historia de heroes, de carreras sin fin y un entretenimiento salvaje.

La recomiendo sin dudar.

DES

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"Mulholland drive" de David Lynch

Plantarse delante de David Lynch, siempre supone una aventura, en esta como en ocasiones anteriores me gusta advertir a quien me lee que hay cosas del universo de este director que no hay que intentar comprender, lo principal que hay que tener en cuenta cuando tratemos con él, es que sus películas son visuales, por supuesto que resulta una obviedad escribir esto, pero para disfrutar plenamente de sus trabajos hay que hacerlo en el momento que lo vemos, sin darle más vueltas ni buscar explicaciones.

Esta película considero que tiene dos partes, no se crean que decir esto ya supone poco, porque poder hacer alguna clasificación dentro de sus trabajos ya tiene su importancia, por tanto la primera parte vemos que puede ser de una cierta comprensión, incluso Lynch, cumple con los cánones normales de cualquier otra película, realiza una presentación de los personajes y mantiene una línea narrativa más o menos comprensible, llevando varias subtramas a confluir en la misma, por supuesto sin abandonar su particular forma de poner los nervios a flor de piel a los espectadores.

La idea viene a ser de lo más normal una chica de provincias Betty (Naomi Watts) viene a comerse el mundo, Los Angeles se supone que van a ser espectador de su nueva vida, pero no todo va a rodar como ella quisiera, sin pensarlo se ve dentro de una relación verdaderamente truculenta con una mujer que ha perdido la memoria de repente y dice llamarse Rita (Laura Harring), una vez más estamos ante la dualidad morena-rubia algo que no es casual, ya que el fetichista director ha provocado este contrapunto para a su vez experimentar con la reacción del espectador.

Una vez más encontramos los típicos elementos del cine de David, esos pasillos de cualquier casa, que podrían ser la nuestra misma y que nos infunde un temor increíble doblar la esquina por no saber lo que vamos a encontrar detrás de ella, esas cortinas en las que parece que siempre hay algo detrás, son recursos habituales que encontramos en casi todos sus trabajos que no por ser esperados dejan de ser sorprendentes, además tiene la rara habilidad de sobrecogernos en entornos y localizaciones a plena luz del día, algo difícil y que muchos otros no saben manejar.

Abundan los personajes enigmáticos, raros, que en un primer momento parecen ser normales pero que están dentro de lugares también misteriosos y con estos elementos compone unos encuadres turbios de difícil descifrado en el que debemos entregarnos a la belleza y solemnidad de los mismos, insisto lo mejor es entregarse al deleite de los mismos en lugar de su comprensión.

Aparece la caja azul, si así de repente, cuando vean la película me entenderán de lo que hablo, este es el punto de inflexión total, nos las aventurábamos muy felices pensando que teníamos la situación controlada, ahora es cuando llega el descontrol, nada parece lo que es, no existe un solo instante en el que sepamos cual es la situación real que estamos viviendo, aquí el realizador no obstante deja de lado la incertidumbre, por intentar explicarme la intensidad no es la misma que en la parte anterior, su empeño máximo es el de confundirnos, o a lo mejor pretende que le entendamos, eso ya sería harina de otro costal. Podríamos pensar incluso que pretende cambiar las sensaciones por ahondar en sentimientos pero de verdad que hablando de Lynch no me lo creo.

TRONCHA