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viernes, 28 de septiembre de 2007

"¿Pena de muerte?" de José María Forn

Hace un tiempo que decidí adentrarme en una época del cine español que desconocía y debo admitir después de haber visto una serie de ejemplos que el resultado del experimento ha sido bastante satisfactorio y eso que mi predisposición era hacia todo lo contrario, por supuesto que no voy a colocar estos trabajos de un gran periplo de directores, que pasaron por los estudios IFI, en la cumbre del cine, pero si que son obras dignas, echas de forma laboriosa, como diríamos de una manera vulgar hechas a pico y pala y por supuesto muy influenciadas por la época que la vio nacer.

Las obras están llenas de mucha intención aunque a veces el resultado no sea el idóneo, y por supuesto a veces las técnicas son más bien someras, llegando a afectar bastante al lenguaje cinematográfico, sirva de ejemplo a lo que digo el comienzo de esta, donde da la sensación de que estemos ante uno de aquellos noticiarios dominicales (NO-DO), donde nos narran una noticia que en definitiva viene a ser toda la trama de la película.

La historia para nada es nueva, la hemos visto hasta la saciedad en numerosas ocasiones en el mundo del cine, es el típico asesinato tan claro que todo acaba inculpando al que empuñaba la pistola cuando entra el primer testigo, se me viene a la mente una historia similar en
El Secreto de una mujer
(1949) de Nicholas Ray, pero por supuesto la total evidencia sobre el caso es justo lo que consigue intrigarnos ante la férrea defensa de su inocencia por parte del inculpado.

Siempre he dicho que los americanos son únicos a la hora de hacer propaganda de sus ideales y valores y sobre todo en la salvaguardia de inculcar el famoso ideal americano, a menor escala también esto se hacía por parte del antiguo régimen y la censura, era a menor escala, pero las intenciones eran muy similares, es ese cine donde los malos tienen cara de malos y además lo son, y donde los buenos pues… lo mismo.

La sociedad acaba funcionando como una maquinaria perfectamente engrasada, por supuesto que a veces sufre alguna desviación o avería sin importancia, pero tarde o temprano alguien interviene a poder ser una buena persona y acaba poniéndolo todo en su sitio para su correcto funcionamiento, no obstante me gusta defender este tipo de cine por su honradez, aunque la única duda que me queda es si algunos de estos directores no hubieran estado tan encorsetados en cuanto a sus ideas que hubieran sido capaces de hacer.

TRONCHA

jueves, 27 de septiembre de 2007

"Solo una mirada” de Harlan Coben


Compré esta novela por su precio. Venía de regalo en una revista y había oído que era un autor interesante. Al parecer se le considera un renovador del género negro y a la altura de John Connolly, Michael Connelly, Ian Ranking o Henning Mankell. Además viene avalado por ser el primer novelista que ha ganado el Edgar Award, el Shamus Award y el Anthony Award. En referencia a esto decir que, siendo como soy, admirador de John Connolly no estoy para nada conforme en la comparación. Coben funciona, pero no tiene nada que ver con Connolly, le falta algo, creo que es excesivamente “mecánico”.

La novela es correcta, y desde luego engancha desde el principio. Sin darte cuenta lees y lees y no puedes parar, es muy absorbente. Esto es meritorio, ya quisieran muchos tener el pulso narrativo que demuestra el escritor de “Sólo una mirada”. El lenguaje es sencillo, directo y claro. Otra cosa es la estructura, Coben la ha calculado milimétricamente. Cada momento en la novela ha sido planificado previamente de cara a que se puedan producir giros arguméntales sorprendentes y muy complicados. Aquí es donde opino que se da el “mecanicismo” de la obra. Según lees y se van produciendo los giros que quitan el aliento, te vas dando cuenta que Coben es una especie de relojero. Habrá quien piense que todo lo anterior no es un defecto, pero a mi me ha dejado un regusto raro.

Puede asimilarse a Cornell Wollrich en clave actual o al menos seguro que Coben es seguidor del supremo maestro del thriller. Cualquiera que haya leído “La noche tiene mil ojos” sabe lo que es leer algo que de la tensión puede producir infartos. Pero tras terminar la novela pienso que Coben es menos visceral y desde luego inferior.

Los personajes de “Solo una mirada” están bien construidos, a destacar especialmente los malos. El asesino Eric Wu experto en la fisiología humana del dolor y en el difícil arte de matar con las manos. El jefe mafioso loco de dolor y ansia de venganza. El asesino implacable y desfigurado a sueldo del anterior. Por otro lado los buenos cumplen sin más, no son ni especialmente carismáticos ni lo contrario, más bien anodinos.

Todo se inicia con algo casual y muy extraño, la protagonista recoge unas fotos en una tienda de revelado y entre ellas aparece una que no sabe de donde ha salido. En la foto hay alguien que se parece mucho a su marido. Cuando este llega a casa se la enseña y el se marcha sin dar explicación. Aquí comienzan los misterios y las desgracias. Después de mucha tensión y sorpresa tras sorpresa llegamos a un final adecuado pero poco espectacular. Si el final fuera salvaje, que en realidad después de todo lo anterior era lo que esperaba, podría haber cambiado mi opinión sobre la novela.

Con todo esto no quiero decir que sea mala, entretiene y mucho. Tal vez tenia demasiadas expectativas, puede que en el futuro le de otra oportunidad a Coben.


The Official Harlan Coben Web Site

miércoles, 26 de septiembre de 2007

"El exorcista diabólico" (Demoniac) de Jess Franco

El mundo de Jesus Franco no es sencillo ni mucho menos, es enigmático y a veces incomprensible, quizás en esto resida el atractivo que tiene hacia un amplio sector de cinéfilos, sus múltiples pseudónimos e incluso como en este caso los variados títulos de una misma película que dan la sensación de acabar perdido en su magnánimo universo cinematográfico.

El film no tiene desperdicio alguno, así como su director, que se jacta de hacer un cine barato, a fe que así tenia que ser, el papel del personaje principal Voguel lo hace el mismo, y las localizaciones y escenas transcurren prácticamente en un par de sitios a lo sumo tres si me exageran, la excusa es rodar una serie de secuencias de gran carga erótica buscando la disculpa de celebraciones de misas negras para ricos y gente de vida disoluta, es como si se nos quisiera mostrar que el mundo de los acaudalados está inmerso en este tipo de fiestas de carácter sexual.

En su momento este tipo de escenas tuvieron que tener su impacto, imagínense dos jovencitas completamente desnudas jugando al sadomasoquismo delante de un grupo de potentados, flirteando entre ambas, y por supuesto no incurran en el error de fijarse demasiado en los diálogos, porque acabaran mal, se lo aseguro; viéndolo ahora más bien se acaba sintiendo un poco de vergüenza ajena por la ñoñez de la escena en si. Esta es toda la base de la historia, empleando la coartada de la exortización de almas vamos recorriendo una serie de escenas de cama de cierta variedad en cuanto a su composición.

Me arriesgo a decir que el peor de todos los actores de la película es él mismo, y eso que recurre a si mismo en bastantes más ocasiones, destacaría la obsesión que tiene por intentar crear atmósfera a través de ciertas escenas en las que refleja la arquitectura exterior de donde supuestamente se desarrollará o está desarrollando la acción, esta solución es muy recurrente en sus películas, pero para nada similar a ejemplos tan buenos como los que nos muestra el maestro del giallo, Dario Argento .

A veces tengo la sensación que no se por donde coger el cine del señor Franco, aun debo ver alguna más de sus infinitas películas, el hecho de que ciertas personas próximas al cine prácticamente le veneren, me intriga y eso me hace indagar más en su persona, o más bien en su personaje que es lo que parece que se desprende de las entrevistas y nociones que últimamente he escuchado de él, la verdad se hace un abuelote entrañable, aunque bastante disperso en ocasiones que acaba convirtiéndose en una especie de niño consentido y palabrotero con bastante carisma.


TRONCHA

lunes, 24 de septiembre de 2007

“Neverness” de David Zindell

Esta novela habitualmente es comparada con “Dune” y he de decir que algo tiene de la obra maestra de Frank Herbert. Los puntos, creo donde hay mas similitudes con la historia de Arrakis son el tratamiento de la saga familiar y las intrigas políticas complejas que dan lugar a la trama. Pero para mí no es la comparación que más se acerca a la grandeza de la novela de Zindell. El aire que tiene al “Hacedor de estrellas” de Olaf Stapledon me parece más acertado. Tiene ambición, refleja algo más que aventuras espaciales, que las tiene y son vertiginosas y salvajes, es casi un tratado de filosofía. El autor describe una sociedad extrañísima a la nuestra y por comparación, y sin ella, tiene reflexiones de gran calado. Especialmente me parece acertada la del miedo como motor de la especie humana y de la inteligencia.

Creo que es la opera prima del autor y esto hace aun más sorprendente la ambición con que trata todos los aspectos de la sociedad de la ciudad de Neverness. Además hace gala de una imaginación impresionante de cara a la tecnología que describe, para cada aspecto de la civilización humana del futuro. Y cuando digo para cada aspecto, soy literal, Zindell describe hasta la nausea infinitos detalles de todo tipo, tecnológicos, sociales, legales, arquitectónicos, culinarios, de la moda, etc. Como ejemplo, describe muy detalladamente el que los pilotos de vuelos espaciales tripulan sus naves sin mandos, únicamente con conexiones cerebrales directas entre ellos y sus maquinas, como funcionan a base de resolución de teoremas matemáticos complicadísimos y han de emplear una capacidad adquirida, aparentemente a través de un entrenamiento de generaciones de seres humanos dedicándose a ello (las matemáticas y sólo las matemáticas) en cuerpo y alma.

A priori podría parecer que mezclar la imaginación de Stapledon (o algo similar, porque Zindell es muy particular), un detallismo infinito, y unas descripciones tecnológicas muy muy extrañas dan lugar a algo muy farragoso y aburrido. Pero no, la novela al menos para mí, es muy entretenida y engancha desde el principio.

Hay ciertos pasajes en que las ideas que aparecen en Matrix son anticipadas casi punto por punto, hay que recordar que la novela fue escrita en 1988. La pelea entre el protagonista Mallory Ringness y un Guerrero-Poeta es Kun-Fu del más alto nivel (incluso con el uso de “Tempolento”).

Es sorprendente que en medio de una novela que describe una sociedad tan sumamente tecnológica una parte de la historia sea prehistórica y cuando la defino así me refiero a algo como las historias escritas por JH Rosny Ainé. El protagonista y su familia se mezclan con una sociedad Neandertal, conviven con estos seres primitivos y se describe su modo de vida con gran realismo. De hecho este realismo da lugar a los momentos más duros de la novela, llegan a ser tan duros que son desagradables.

Como conclusión decir, que es una novela grande, muy grande. Puede que si hubiera sido escrita antes (en los 60 o 70) o después (en la actualidad) estuviéramos ante un fenómeno igual a Dune o a las novelas de Alastair Reynolds. Creo que salir en los 80 hizo que no fuera tan importante como merece.

Quiero incluir un reconocimiento al traductor Rafael Marín Trechera, creo que el trabajo debió ser enorme y el resultado es excepcional en mi opinión.

Por cierto, ahora mismo se esta saldando la colección en que fue publicada Jucar Etiqueta Futura y se puede adquirir por un precio muy interesante.

DES

Nota: después de escribir esta reseña he leído la de Nacho, anterior a la mía, por supuesto, y creo que hemos visto desde un punto de vista similar las cosas. Para mi es un honor.


Pagina oficial de Zindell
Reseña de Nacho
Reseña de Bibliopolis

"Perros de paja" de Sam Peckinpah

Las personas en ocasiones tener ciertas fijaciones que suponen una constante en nuestras vidas, por supuesto que los directores, humanos también aunque algunos no lo parezcan, por supuesto acaban obsesionados con ciertas ideas que acaban identificándolos, en el caso de Peckinpah, es la violencia que reside en sus obras, incluso la que invadía su propia vida ya que en más de una ocasión así lo han declarado personajes cercanos a su entorno.

En concreto esta película fue especialmente denostada por la crítica en general debido a su carga de violencia, una vez más y ya van unas cuantas debemos situarnos en la época en la que se produce el estreno en las salas de la misma, para comprender esto, corre el año 1971 y resulta muy impactante el mostrar ante la cámara una violación de dos hombres, aparte de las muertes que también tendremos el gusto de ver a lo largo de la filmación, no les desvelo nada ¿no?, si se ponen frente a Sam aténganse a las consecuencias.

El realizador es un experto a la hora de situar a los personajes, es capaz de crear todos los preámbulos necesarios para que toda la acción acabe desembocando en la escena violenta que desde un principio pretende sitúa a los protagonistas David (Dustin Hoffman) y Amy (Susan George) en un enclave físico ideal para que todo acabe estallando, un pequeño pueblo británico donde a simple vista reina el orden y la paz.

Podríamos entrar en el debate si los instintos animales están dentro del hombre y por mucho que hayamos evolucionado ante algunas situaciones acaban aflorando, y mucho más si existe una provocación de por medio, el final del film es el inevitable, no puede acabar de ninguna otra manera después de todo lo visto con anterioridad, en este momento es donde el director acabará volcándose, sin importarle quizás demasiado lo que se ha ido dejando por el camino hasta llegar aquí.

Los diálogos la verdad es que no suponen un referente de este trabajo, no obstante advertir que la versión doblada al español no parece salirse demasiado de madre, las interpretaciones tampoco son excelsas, aunque sinceramente pienso que con lo que debemos quedarnos es con lo que realmente se nos ofrece una visión de la violencia que supone una constante en el cineasta de Fresno, California.

TRONCHA

viernes, 21 de septiembre de 2007

"Workingman´s death" (La muerte del trabajador) de Michael Glawogger

No es muy habitual que en mis ratos libres visualice documentales, o más bien de los que tienen estructura fílmica como es el caso, pero la verdad es que quedé congratulado de encontrarme este de repente haciendo zapping por televisión, siempre digo que estas experiencias son mas satisfactorias que cuando alguien te ha recomendado o ya has leído o visto algo del tema, no recuerdo nada de esto sobre el documental que visualicé.

La idea básica que nos expone el director es bastante sencilla, en pleno siglo XXI, en el que muchos vivimos con unas condiciones sociales, laborales, económicas, familiares, etc, muy desahogadas, todavía existan personas que dediquen un altísimo porcentaje de su existencia a trabajar e intentar subsistir, en condiciones infrahumanas y cobrando pírricos salarios, que les concede la dicha de mal vivir, incluso dando gracias por tener un trabajo y no tener que robar.

Michael Glawogger nos pone delante de la pantalla el mundo tal cual, incluso impregnándolo de cierta belleza a la hora de mostrárnoslo en contraste con lo precario de las localizaciones en las que estuvo filmando, no vamos a conseguir obtener ninguna recomendación para poder librar a este mundo de tanta infrahumanidad, eso es algo que el propio director deja de la mano del espectador, o al menos lo que pretende intentado llegar a nuestra parte sensible.

El documental esta dividido en seis bloques y en cada uno de ellos nos muestra alguna profesión que se desarrolla en alguna parte del mundo, lo que si que me da la sensación es que desde el comienzo va de menos a más para llegar a un punto álgido del que luego volvemos a descender perdiendo de nuevo intensidad, para concluir en un epílogo que en mi opinión muestra poco, tan solo que el futuro está ahí, no mucho más.

Las partes del mismo versan sobre las minas ilegales de carbón de Ucrania, los recolectores de azufre de un volcán en Indonesia, el matadero al aire libre de una ciudad de Nigeria, los desgüazadores de barcos de Pakistán, los trabajadores de una acerería en China y por último los niños que recorren el ahora parque temático Leisure park, en Alemania, antigua fundición.

Se pueden destacar varios aspectos en común entre los trabajos expuestos en pantalla por supuesto y el más importante el de la peligrosidad continua de cada uno de ellos, con unas normas de seguridad mínimas o inexistentes, creadas por el ingenio de los propios trabajadores, la plena dedicación de los trabajadores a sus empleos y en muchos de los casos agradeciéndoselo a Alá o al propio gobierno, cuesta estar donde estamos y no sentir nada, ni siquiera plantearse el hecho de porque nadie quiere que estas situaciones mejoren, o hay que ser tan egoístas de pensar que para que nuestras condiciones sean más que aceptables las de algunos deben ser más que deleznables.

En fin muchos deberíamos plantearnos la próxima vez que nos pongamos a protestar por las condiciones en las que desarrollamos nuestra labor diaria, para llevar un sueldo a casa y mantener una vida muy confortable.


TRONCHA

jueves, 20 de septiembre de 2007

"El Mayor de los Ferchaux" de Georges Simenon



Esta entrada se la dedico a mi padre que me descubrió a al gran Maigret.

Uno de mis cineastas favoritos, nunca lo he ocultado, es Jean-Pierre Melville. Y una de mis asignaturas pendientes es el visionado del último film que me queda por ver de su filmografía “L'Aîné des Ferchaux”. Cuando me enteré que el guión de la película estaba basado en una novela de Georges Simenon me pareció algo increíble, el trabajo de dos de mis ídolos plasmado en una única obra. Aun sigue pendiente para mí su visionado, pero indagando, descubrí que habia una edición del libro en castellano de los años sesenta.

Me puse en marcha y gracias a dos paginas fundamentales en castellano para la búsqueda de libros de segunda mano (iberlibro y uniliber) encontré un ejemplar.

Simenon, y eso me lo enseñó mi padre, es un maestro en la descripción psicológica de los personajes que aparecen en sus obras. Con breves trazos y con un pulso increíble recrea los impulsos que nos mueven a todos. En este caso se centra en un aspecto muy en boga hoy día como es la ambición. A través de la historia del declive de Diosdado Ferchaux (el mayor de los hermanos Ferchaux) y su asistente, Miguel Maudet, nos enseña la grandeza, la bajeza y la decadencia de un Dios viviente.

Diosdado fue un terrateniente en tierras africanas que se conviertió en inmensamente rico gracias a su gran fuerza de voluntad, ambición y falta de escrúpulos (curiosamente es un personaje similar al Kurtz de Conrad en “El corazón de las tinieblas”). Pero han pasado sus mejores días, es ya viejo, todos los enemigos que ha hecho a lo largo de su vida y los nuevos tiburones quieren acabar con él. Mediante argucias legales, van minando su status hasta que le obligan a irse de Francia.

Mientras todo esto se desarrolla contrata a Miguel Maudet como asistente. Lo hace para tener cerca a alguien que le admire. En la primera conversación entre ambos Diosdado, que es un maestro en identificar a las personas, descubre en el un reflejo de si mismo cuando era joven. Alguien imparable, que para conseguir sus fines está dispuesto a cualquier cosa.
El libro narra las peripecias de ambos durante la huida, pero lo más interesante de todo es como Simenon describe como la relación entre ambos va evolucionando, como se convierte en algo perturbador, hasta el final inevitable.

Incluso he llegado a deprimirme con la lectura del libro, creo que muestra con extrema veracidad facetas del ser humano que hieden. Pero eso no quita, más bien al contrario, que estamos ante una obra maestra de la Literatura precisamente por ello. Simenon nos coge por el cuello nos da de bofetadas y nos enseña la realidad pese a lo asquerosa que es.

Desde luego no se si alguien se animará con su lectura, pero yo la recomiendo.

DES

miércoles, 19 de septiembre de 2007

"El silencio de un hombre" de Jean Pierre Melville

“No hay soledad más profunda que la del samurai, salvo un tigre en la selva… tal vez” frase extraída del código del Bushidō, de esta manera tan contundente y rotunda comienza Melville su película, y por supuesto que es todo un acierto para definir todo lo que nos vamos a ir encontrando a medida que avanza la narración es una frase que define perfectamente los hechos.

No se si cuando acabe de escribir esta reseña habré sido lo justo que debo ser, espero que si, pero de todos es sabido mi absoluta devoción por el cineasta parisino, llego a apasionarme tanto antes sus filmaciones que acabo embelesándome, todo se me hace destacable, y si luego lo analizo fríamente me doy cuenta que quizás no es para tanto, pero un simple giro de llave, el cerrar una ventana, abrir un grifo terminaba acaparando toda mi atención cuando son elementos constantes de nuestra vida cotidiana, estos usos habituales pasados por el tamiz de Melville se vuelven en extraordinarios.

Por supuesto que todo esto tiene su explicación, ya que en sus filmes logra imprimir un clímax en que lo más sencillo y común cobra mucha relevancia, todo dentro de un tempo continuo a través de toda la película prácticamente sin altibajos, ni siquiera lo altera en el momento en que hay algún disparo, en este aspecto me recuerda a Ordet (1955) la joya de C.T. Dreyer, por supuesto con la distancia que hay entre una y otra.

Jeff Costello (Alain Delon), es el absoluto protagonista del largometraje, todo la responsabilidad recae en sus espaldas, su aparición es prácticamente constante en todas las escenas y si no está presente de forma física, el encuadre seguro que está relacionado con él, acaba convirtiéndose en una obsesiva presencia, dando la sensación de que no nos vamos a librar de él hasta que por supuesto así lo desee por su parte.

El manejo de la cámara me parece increíble, tanto en exteriores como interiores, ubicándola en un punto donde sea capaz de concentrar toda la acción y como claro ejemplo de esto podríamos tomar la escena en la que el superintendente de la policía (François Périer) está interrogando a los testigos y sospechosos en la comisaría, con ese continuo abrir y cerrar de puertas, recorre diversas estancias y desde el mismo punto podemos observar sin ningún problema como discurre la acción sin ningún problema. O esos maravillosos planos lejanos donde al fondo vemos un coche o una persona que acabará encuadrándose él o ello solo, convirtiéndolo en un primer plano sin mover un ápice la cámara.

Un aspecto muy destacable de esta realización y de muchas otras, es el trato excepcional que profesa al cuerpo de policía, no es algo muy habitual en muchos cineastas, sin embargo el realizador francés nos demuestra que no tiene porque estar reñida la astucia del asesino con la perspicacia policial, convirtiéndolo es una especie de duelo sin cuartel en el que a veces no llegamos a decidirnos por cual de las partes hace mejor su labor, eso si, no hay que olvidar que en su cine el que la hace la paga, tarde o temprano.

La escasez de diálogos no supone ningún problema para la comprensión del trabajo final, ni siquiera para involucrarnos en la trama, a veces tenemos la sensación de ser un personaje más de la película, viendo a sujetos de una factura impecable, exquisitamente vestidos y de una elegancia excelsa, dándonos una lección de cómo colocarse un sombrero o el estilo con el que hay que llevar una gabardina, quien de ustedes no quiere ser igual que Jeff Costello cuando concluye la película.

TRONCHA

lunes, 17 de septiembre de 2007

"Noche eterna" de Anatole Litvak

No se si en alguna ocasión les había confesado lo que voy a contar ahora, a los de mi entorno si que lo había hecho e incluso lo han presenciado, pues el caso es que cada vez que visualizo una película lo suelo hacer con papel y bolígrafo en mano, para anotar frases o aspectos de la filmación, ayer durante el comienzo de esta anote mas bien poco o nada, resultado de lo pendiente que estaba de la historia que estaba viendo.

Esta intensidad acaba desmoronándose poco a poco a medida que avanza la narración, pero sin llegar a derrumbarse del todo, no se piensen, lo que ocurre es que algunos directores como es el caso de Litvak que están perfectamente engranados en la maquinaría de los grandes estudios, debían ser cuidadosos, con lo que incluían en sus películas y sobre todo no menoscabar el principio del ideal americano, sino al contrario intentar fomentarlo, resumiendo la obra tiene una fuerte carga crítica, lo que no estoy de acuerdo es en la forma en que la misma queda resuelta.

La historia gira en torno a la lucha del individuo consigo mismo, el hombre contra el hombre, espoleado por una injusta sociedad que vende muy cara la acogida de seres humanos, no es tan fácil cometer errores y que formen parte del pasado sin que acaben condicionándonos hasta el fin de nuestros días, es muy complicado vivir rodeado de mentiras y de envidias, incluso llegando a la situación en la que seamos incapaces de discernir cual es la verdad, todo ello obrando en detrimento de nuestro confianza en el sistema, por lo tanto toda esta consecución de hechos lleva al individuo a acometer empresas impensables en un principio.

El protagonista de esta historia y sufridor de toda esta serie de condicionantes es Joe Adams (Henry Fonda), ya de por si marcado en la vida, habiéndose criado en un orfanato, y recién llegado del concluso conflicto bélico que supuso la segunda guerra mundial, el personaje soporta toda la acción del film, Litvak pone sobre las espaldas de Fonda toda la crítica a la sociedad que le toca vivir, una humanidad carente de sentimientos y que no tiene en cuenta al individuo y sobre todo las fuerzas policiales.

En definitiva nos situamos ante un buen trabajo del migrado director ruso, bien adaptado al sistema americano y que merece la pena nuestra atención, incluso en mi caso en el que la copia que pude visionar era de las dobladas, mejor dicho de las nefastamente dobladas, cuando nos daremos cuenta entre todos que lo mejor es el cine en versión original.

TRONCHA

viernes, 14 de septiembre de 2007

"Todos los hombres del presidente" de Alan Pakula

Siempre he sido consciente lo arduo que tiene que ser hacer una película de corte histórico, e incluso basada en hechos reales, cada acontecimiento que marca la existencia de la humanidad siempre tiene múltiples enfoques, y a veces es dificultoso dar con el más próximo a la veracidad, por esto me acaban atrayendo las narraciones fílmicas que versionan el mismo hecho o que dan una perspectiva distinta, igual por esto desde pequeño me caían también los indios, a lo mejor era porque todas las películas las veía desde el punto de mira de los cowboys.

Bromas infantiles aparte, si que he de considerar que ante ciertos films nos ayuda tener un buen conocimiento del hecho real que la obra acomete, en este caso concreto el escándalo Watergate destapado por los periodistas Woodward (Robert Redford) y Bersntein (Dustin Hoffman) del Washington Post, quien no ha oído hablar de él, al menos los de mi generación, pero en mi caso no lo conozco tan en profundidad, por ello aborde este largometraje con la esperanza de arrojar luz sobre el tema.

Nada más lejos de la realidad, no conseguí recordar más allá de un par de nombres o tres de los implicados en el caso, de las fechas o del motivo principal de la historia, del que acabé deduciendo que había mucho dinero por medio y que cuando esto ocurre la verdad es que muy limpio no debe ser, como salvedad indicar que si alguien quiere adquirir conocimientos sobre un hecho concreto, una película no es método más correcto como piensan muchos, y como acabe demostrándome a mi mismo, para la historia hay otras fuentes mucho más fidedignas.

La película me pareció una de las más planas de las que he visto hasta ahora, me daba la sensación de que de comienzo a fin estaba exactamente en el mismo punto, a no ser por las conclusiones reservadas para el final, no vi un gran derroche de interpretación por parte de los protagonistas, la acción en ningún momento me transmitía tensión, como quizás debería haberlo hecho quizá esta queda ahogada entre tantos nombres, fechas y datos, no encontré motivo para que la academia la premiara, aunque me pasa en otras muchas ocasiones, tampoco es de extrañar. El hecho de que el doblaje de la versión que visione fuera nefasto también influye en mi indiferencia por supuesto.

Si que tuve una sensación total de maniqueísmo, todo el mundo quería decir la verdad, todo era muy pulcro y muy puro, se intenta transmitir la impresión de que todos los que habían sido testigos de alguno de los luctuosos hechos estaban deseando desvelarlos, pero una especie de sombra planeaba sobre ellos y lo acababa impidiendo hecho que quizás acaba mermando la fuerza y protagonismo que podría haber tenido el relevante personaje de Garganta profunda (Hal Holbrook).

TRONCHA

miércoles, 12 de septiembre de 2007

"El cuervo" de Henry-George Clouzot

Que reconfortante resulta encontrarse con un buen trabajo de un director, algo inesperado que no conoces de lo que nadie te ha hablado, bajo mi punto de vista es más gratificante aun si cabe, esto me ocurrió con la primera película que vi de Clouzot, El salario del miedo (1953), me recomendaron ver Las diabólicas (1955) y bendito consejo el que recibí, ahora de nuevo por mi cuenta y con el bagaje de las dos experiencias pasadas me dispuse a visionar El cuervo (1943) y vuelta a las andadas quede totalmente encantado con la realización del director francés.

Esto significa que el señor Clouzot entra en mi lista de directores mencionables y obviamente defendidos, por supuesto que algún error fílmico tiene que haber cometido, hasta el mejor escribiente echa un borrón, pero aun no lo he descubierto y hasta que llegue ese momento seguiré regocijándome con su labor.

El planteamiento de la historia me parece de una genialidad increíble, la narración comienza diciendo: “En un pequeño pueblo de aquí o de allá.” Esta genial frase iniciadora demuestra la globalización del film, que importa donde estemos, si vivimos en un pueblo de un tamaño no muy excesivo, podrían pasarnos las mismas cosas que les pasan a los personajes de la película, realmente no es eso lo que buscamos cuando nos ponemos frente a la pantalla, no queremos creernos lo que vemos, pues que mejor que sentirnos totalmente identificados con alguno de los protagonistas.

No obstante la ambientación y localización no parece serle muy ajena al director ya que el entorno escolar y aldeano vuelve a repetirle de una forma muy semejante en Las diabólicas, aunque parece una película coral, con multitud de personajes, todos ellos desde el más al menos importante están totalmente perfilados, sabemos perfectamente cuales con los rasgos que les caracterizan, de alguna manera empezamos siendo el típico forastero que llega el pueblo, para acabar introducidos de una forma total en la comunidad, por supuesto guiados por la firme mano del director.

Los personajes como he dicho destacan por su personalidad y por supuesto entre ellos refulgen dos sobre el resto, el del acusado y vilipendiado Germain (Pierre Fresnay) y el del viejo doctor Vorzet (Pierre Larquey), incluso entre ambos me inclino más por los magníficos diálogos del anciano, que acaban sustentando la intriga que lleva el film, ese tipo de suspense tan exquisito, propio de Clouzot, que acabará repitiendo en futuros largometrajes, el secreto de dicha intriga es que acaba extrapolándola a la vida cotidiana, con lo que aun nos identificamos más con la situación.

El único pero que le voy a poner a la obra, pero muy pequeño, no se vayan ustedes a pensar, es el del final, por supuesto que es totalmente válido, pero al verlo tuve la sensación de que este le había supuesto un problema a su autor, el desarrollo de la historia es genial como ya he indicado, sin embargo la conclusión parece que se precipita, que se nos viene encima, como si no hubieran sabido como desenredar el enredo epistolar planteado desde el principio y se lo hubiera quitado de encima por la vía rápida.


TRONCHA

lunes, 10 de septiembre de 2007

"Una bala en la cabeza" de John Woo

Solo con leer el título de la película ya da que pensar al menos, no me lo podrán negar, esto en ocasiones nos orienta a pensar en cierto sentido, al menos a mi me ocurre, pero también puede dar lugar a equívoco, pero en este caso si a continuación leemos el director de la misma, queda poco lugar a la imaginación, ya andamos muy guiados sobre lo que vamos a encontrarnos.

La sensación que me queda al empezar a ver la película les tengo que ser sinceros es buena, el enfoque me parecía bastante original, un grupo de tres amigos que los son desde siempre, viven en el convulso Hong Kong de 1967, todavía bajo gobierno británico, y por circunstancias de la vida acaban arribando a territorio vietnamita, donde como puede suponer el lector se está preparando uno de los mayores conflictos bélicos de finales de siglo XX.

El director pretende introducir a este grupo en un contexto de violencia absoluta y prácticamente extrema, además podemos apreciar de forma muy significativa que dicha violencia va in crescendo a medida que avanza el film, para como cabía suponer desembocar de la forma más trágica posible, por supuesto John Woo es un experto en este tipo de ruedos, todo nos lo va a adornar con su habitual forma efectista, todo lleno de explosiones, vuelcos, persecuciones, saltos y por supuesto kilos y kilos de plomo vomitados por las armas de todos los personajes, pocos se libran.

Resultan destacables varios aspectos dentro de todo el conjunto, uno de ellos es como toma partido el director por el lado de las tropas estadounidenses dándoles un cariz de salvadores y redimiéndoles como si fueran los justos, al contrario que el papel que les da a los integrantes del Vietcom, despiadados, inhumanos y sin escrúpulo ninguno, quizás mi mentalidad occidental me juegue una mala pasada pensando que siendo ambos entornos y países asiáticos deberían empatizar unos con otros, pero rápidamente hago un ejercicio de reflexión y pienso en Europa que es lo que a mi me toca y acabo respetando la posición del cineasta chino.

El anterior párrafo no es lo más peliagudo de la obra el gran problema son los continuos flash backs y recordatorios que vemos, que una y otra vez acaban llevándonos al mismo punto de la historia y ofreciéndonos continuas aclaraciones sobre lo que vemos, como sino fuera ya de por si sencillo, todo esto acaba revertiendo de forma negativa dejando vacío algo a lo que se le intenta dar cuerpo, y que de verdad que tenia posibilidad de haberlo hecho pero se quedo tan solo en eso, en el intento.

Tengo la sensación de que el realizador chino pretende fundamentar los pilares de la historia sobre el infranqueable grupo de amigos, pero mi sincera opinión es que a medida que avanza la historia en su largo-metraje, acaba por destruir la mencionada base fílmica, y con ello tira abajo la película, y por supuesto como no, los decorados, coches, motos, edificios, etc, dudo que algún elemento quedara sano, en definitiva cine para entretener y a veces.

TRONCHA

viernes, 7 de septiembre de 2007

"La máscara de Fu Manchu" de Charles Brabin

Resulta curioso como todo en general acaba evolucionando y por supuesto el cine no escapa a todo esto, y dentro de este magnánimo arte tampoco lo hacen las historias, las ideas, los conceptos que todo lo envuelven, sin ir más lejos en la obra que acometo a continuación el enemigo del mundo es otro, no es de la Europa del Este, es de más allá todavía si nos situamos en nuestro país, la hostilidad procede del mundo asiático, no me digan que esto no les resulta al menos un poco curioso.

El objetivo del mundo civilizado es hallar la escondida y enigmática tumba del gran Gengis Kan, en la que se haya la máscara y la cimitarra del mayor guerrero que haya conocido la historia, el concepto de civilizado siempre me ha resultado muy significativo, quien decide si una sociedad está más o menos desarrollada en cuanto a ciertos aspectos y valores, en fin, mucha tinta habría que arrojar sobre este tema y quizás este no sea el lugar apropiado.

Sin irme por las ramas y de una forma directa lo más interesante de la película viene a ser la historia que nos narra, no deberíamos profundizar más, simplemente centrarnos en los aspectos que más nos llaman la atención y que de algún modo nos parezcan más reveladores, incluso si me apuran un poco los más simpáticos, como ejemplo citar el fervor que tiene gran parte del mundo asiático por resucitar el espíritu del gran Khan para que les insuflara su fuerza y poder sacudirse el yugo esclavizador del mundo occidental.

El mismo Fu Manchu (Boris Karloff) es un producto derivado de ese mundo al que él mismo tanto odia, educado y doctorado en algunas de las mejores universidades de Europa, se convierte en el abanderado de dicha cruzada, es digno de mención la corografía que rodea a todos los actos del científico loco de ojos rasgados, porque en el fondo es la semejanza que le encuentro, con personajes parecidos procedentes por ejemplo de la Hammer.

No dejen escapar los curiosos métodos de tortura y las trampas a las que son sometidos los invitados del doctor Fu Manchu, sus pócimas secretas para poder ejercer el control sobre los distintos personajes o en su defecto derivarlo hacia su hija Fah Lo See (Myrna Loy), todo ello como indicaba antes rodeado de muchísima teatralidad y parafernalia. La famosa cimitarra expoliada de la tuba, les juro que no paraba de producirme una mordaz sonrisilla cada vez que alguien la esgrimía en sus manos, para acabar pidiéndome a mi mismo mesura y control en mis reacciones. Y para terminar el arma del millón de voltios, se preguntarán cual es, permítanme que guarde el secreto y que les invite a visionar la obra para que ustedes mismos la vean.

Este último párrafo me lo voy a tomar a modo de aclaración para algunos de mis lectores, los comentarios que hago respecto a ciertos aspectos de esta obra no quiere decir que intente ridiculizarla, todo lo contrario, me merecen mucho respeto obras de este tipo que derrochan originalidad en sus ideas y sobre todo dignidad, esta claro el tiempo las ha castigado y eso es lo que quizás las convierte en más apetecibles en ciertas ocasiones.
TRONCHA

miércoles, 5 de septiembre de 2007

"Xiao-Wu" (Pickpocket) de Jia Zhang Ke

El primer motivo que me inclinó a visualizar esta película fue su título en inglés, no pude evitar que me recordará al magnífico film de Bresson de igual nombre (Pickpocket, 1959) y porque no decirlo así de claro y desde un principio me da en la nariz que el director chino tuvo mucha influencia de este título a la hora de realizar su obra.

Si comparamos ambos ejemplos nos damos cuenta que es mucho lo que tienen en común, ambos utilizan actores no profesionales a la hora del rodaje, aunque obviamente el resultado ante la cámara no sea igual en ambos casos, y por supuesto la línea argumental es muy semejante ya que de alguna manera lo que ambos pretenden es reflejar la soledad del hombre ante una sociedad que para engullirles y no entender sus razonamientos, tampoco hay que olvidar que Jia Zhang Kerodó su obra en la clandestinidad y que como no podía ser de otro modo no pudo pasar la censura de dicho país.

Xiao Wu (Hong Wei Wang) es un alma atormentada que no llega a entender porque su propia vida acaba volviéndose contra él, no está dispuesto a cambiar, no quiere hacerlo, le gusta lo que hace, pero la sociedad avanza y el debe hacerlo con ella, incluso para que nadie pueda tacharle de anticuado intenta hacerlo, su apoyo en dicho intento de cambio va a ser Mei Mei (Hao Hongjian), una chica que conoce en una casa de citas y que parece arrojar un poco de luz en el túnel en el que ha acabado metido debido a forma de subsistir.

Como anteriormente comentaba la acción se sitúa en una China cambiante, a la que le empieza a entrar por todos los flancos la modernidad y el supuesto progreso del mundo occidental, algo que se ve reflejado en varias escenas que gozan de gran simbolismo, como cuando vuelven del teatro sin luz en las calles y precisamente acaban tropezando con una lata de coca-cola vacía, o el paquete de Marlboro que uno de sus hermanos lleva a la casa de la familia para que todos prueben.

Entre todo este mundo es donde se Wu acaba viviendo, todo su entorno le pide que el también haga el cambio que se adapte, pero no lo consigue, y acaba sucumbiendo al sistema, pero de una forma trágica, sino de una manera más bien aleccionadora, ya que te has portado mal, expiaras tus culpas delante de tus victimas siendo ejemplo ante los demás, pasando vergüenza por los errores del pasado.

La cinta en realidad no goza de mucha calidad fue grabada en video, cámara al hombro y posteriormente digitalizada, con lo que por supuesto acaba resintiéndose bastante el resultado final, aun así hay que valorar en su medida este intento inicial de uno de los directores más importantes de su generación, ya que este acaba sirviendo de base para posteriores trabajos de mayor magnitud como Platform (2000) o Naturaleza muerta(2006).

TRONCHA

lunes, 3 de septiembre de 2007

"El desierto de los tártaros" de Valerio Zurlini

Una y otra vez acabo dándome cuenta lo pequeño que realmente es el hombre frente a la naturaleza e incluso siendo tan insignificante comparado con la misma, es su mayor enemigo, es el que siempre de una forma u otra acaba rompiendo ese mágico equilibrio de la que la misma se provee y que sustenta, mi opinión siempre ha sido que no entiendo porque el ser humano intenta ganarle siempre batallas, para al final y cuando ella misma lo desee acabar ganando dicha guerra y claro está como en cualquier contienda siempre hay pérdidas de uno y otro bando.

Zurlini es lo que me da la sensación que pretende transmitir en la primera parte de la película, precisamente esa pequeñez del hombre frente al medio que le rodea, a través del viaje que realiza el teniente Drogo (Jacques Perrin) a través del desierto para acabar llegando a la imponente fortaleza de Bastiano, que supone el primer puesto avanzado para la defensa contra el ataque de los tártaros, el film está basado en la novela del mismo título escrita por Dino Buzzati.

Desde la llegada a la plaza del joven teniente, nos damos cuenta que el director intenta situar a los personajes en un enclave muy especial, rodeados de soledad de desierto, una especie de retiro en el que a falta de ese enemigo que no aparece nunca, y debido a su condición de militares llevará a los protagonistas a acabar luchando consigo mismos, supone la contienda del hombre contra el hombre, contra sus propios pensamientos.

Realmente el protagonista principal es la construcción militar fortificada, ninguno pasa inadvertido a sus pretensiones, unos intentan salir cuanto antes de ella, otros están deseando que se produzca el conflicto para de algún modo matar ese tedio que les invade y acaba minándoles por dentro, todos tienen sus motivos de una índole u otra para odiar y amar el lugar donde se les ha destinado y mientras tanto el edificio es el que verdaderamente controla sus vidas.

El film rebosa sobriedad por los cuatro costados, el enclave en sí las localizaciones, el vestuario militar de los personajes, la propia vida castrense que se refleja a la perfección, incluso en un lugar donde se podían haber tomado la rigidez de las normas militares de un modo más a la ligera, todo es pulcritud, seriedad y compostura, las relaciones son difíciles y tensas, ni siquiera soportan la convivencia unos con otros pero aun así son profesionales y los roces son los mínimos.

El tempo de la película es sublime, incluso teniendo un metraje bastante extenso en ningún momento nos llega a resultar pesada, todo llega en el momento oportuno, también las interpretaciones en su conjunto son magníficas, claro que no es de extrañar teniendo actores del calibre de Max von Sydow (Capitán Hortiz), Vittorio Gassman (Filimore) y nuestros Fernando Rey (Teniente coronel Nathanson) y Francisco Rabal (Sargento primero Tronk).

TRONCHA