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viernes, 29 de junio de 2007

"El sabor del sake" de Yasuhiro Ozu

Hay elementos que identifican a las cosas de este mundo, dichos elementos siempre acaban recordándonos alguna cosa que los lleva inherentes, es algo tan claro como ocurre con el cine de Ozu, me atrevo a decir que si en alguna ocasión tomáramos una película de él, ya empezada y ni siquiera supiéramos el titulo que estamos viendo, nos daríamos rápidamente cuenta de que estamos ante una obra suya.

Nunca (aunque considero que es una palabra demasiado grande) utilizó la panorámica, ni los fundidos, su cámara no se movía, era la acción y los personajes los que pasaban delante de ella, no sintió nunca esa necesidad de hacerlo para rodar, y por supuesto la característica principal del proceso de filmación del director japonés es la utilización continua del contrapicado, situando la cámara a la altura de los ojos de una persona sentada en un tatami, esto imprime un sello total a todo su cine, haciéndolo personalísimo.

Todo lo que le rodea es peculiar, ya que es un cineasta que abusa de los interiores, no le gustaba rodar en exteriores y si lo hacía estos permanecían lo más desiertos posibles, porque odiaba los mirones, parece ser que era bastante cohibido en cuanto al trato con el resto de personas, al igual que le obsesionaba la construcción de las escenas, ya que las medía y cronometraba hasta el extremo, sin dejar nada al azar, incluso la colocación de los objetos del decorado o los vestidos de los actores, todo esto es algo latente en cualquiera de sus escenas, independientemente de la importancia de la misma.

En esta película en particular nos muestra el contraste entre dos generaciones, incluso podemos pensar que entre dos partes de la historia de Japón, la de los perdedores la de las personas que llegaron a tomar parte activa en la guerra y que todavía siguen preguntándose porque salieron derrotados y la otra es esa nueva juventud, ese auge que esta le impregna para poder despegar como lo hace el propio país a través del creciente desarrollo industrial y económico.

Esta podría ser la lectura del largometraje, pero todo ello contado desde la cotidianeidad, desde el dia a dia, desde el punto de vista de una familia normal y corriente, desde el punto de vista de un viudo, Hirayama (Chishu Ryu) que si se adapta a los tiempos que corren acabará siendo devorado por la soledad, y aun así se da cuenta que no puede mirar atrás y que la vida dicta una ley que el como todos debe cumplir.

La cinta goza de una soberbia madurez, estamos ante el último trabajo de la carrera de Ozu, los personajes van evolucionando de forma tranquila pero contundente a medida que lo hace el film, esa tranquilidad impregna su cine, y todo ello alrededor de esas reuniones a las que tan acostumbrados nos tiene en las que se come y sobre todo se bebe sake, hasta que no se puede más, el brebaje extraído del arroz acaba convirtiéndose en un espectador más de las narraciones de las vidas del grupo de amigos que casi a diario acaban reuniéndose para de alguna manera acabar ahogando sus penas en alcohol.

Gran trabajo para disfrutar de un gran maestro del cine, de uno de esos que siempre, de principio fueron fieles a un estilo de hacer las cosas, que acabo identificándolos y confiriéndoles un carácter muy particular, y que por supuesto acabó haciéndoles un hueco en el olimpo del cine, convirtiéndose para siempre en su eterna morada.

TRONCHA

miércoles, 27 de junio de 2007

"Una cuestión de peso" de Marcus H. Rosenmüller

Cada vez que en mi ciudad o alguna cercana hay algún festival de cine me gusta acercarme al menos un dia, si puedo más pues más, en este caso el festival de cine alemán de Madrid; el año pasado fui a ver El libre albedrío (Der freie wille, 2006) de Matthias Glasner, una rocosa película por varios aspectos, de una gran dureza y nada sencilla en lo que concierne a su digestión, como decía antes de nuevo este año me acerque a visionar algo que muy probablemente no pueda ver si no es en una situación festivalera como esta, pues bien, esta vez la película me resultó bastante decepcionante y poca cosa.

En este caso nos situamos frente a una película extremadamente sencilla, su desarrollo en ningún momento siquiera roza dificultad alguna, por ello se acaba convirtiendo en una obra totalmente plana, tan lisa como la pista por donde descienden los trineos en la competición olímpica de bobsleigh, deporte que practican los protagonistas con mayor o menor suerte.

El director nos muestra o mejor dicho nos intenta mostrar en clave de comedia repleta de típicos tópicos, una especie de exaltación del sentimiento nacionalista alemán de principios de los 50 a través del deporte, la 2ª gran guerra había terminado hace poco y los germanos habían sido los grandes perdedores, moralmente necesitan demostrar que son superiores y ganar una medalla en los Juegos Olímpicos de Oslo 1952, todo esto se vislumbra levemente en el film, porque los continuos gags acaban eclipsándolo dejándonos realmente sin historia.

La trama en ningún momento transmite sentimientos, no nos llegamos a creer siquiera el continuo enfrentamiento que hay entre los conductores de ambos equipos, rivales desde niños, Dorfler (Nicholas Ofczarek) es el triunfador, la vida le ha sonreído, todo lo contrario que Gamser (Sebastian Bezzel) endeudado y con una situación familiar bastante comprometida, personajes que tienen mucho más en común de lo que ellos mismos se imaginan y que viven inmersos en una tozudez realmente obsesiva, que tan solo logra derribar sus arraigados sentimientos pro patria.

El director nos muestra un entorno casi idílico en el que las dificultades no lo son tanto, no hay un buen desarrollo de los personajes, tan solo parece contentarle el conseguir que la gente acabe riendo en la sala, algo que consigue todo hay que decirlo, pero cuando acaba y piensas en instantes atrás e intentas analizar que es lo que realmente has visto y cuando ya se han disipado las risotadas entonces es cuando reconoces lo poco que te ha aportado el largometraje y que ni siquiera la temática del mismo es original ya que la mastodóntica factoría Disney ya había utilizado una fórmula muy similar en Elegidos para el triunfo (Cool Runnings, 1993).

TRONCHA

lunes, 25 de junio de 2007

"La maldición de la flor dorada" de Zhang Yimou

A veces califíco las películas de grandes, tanto en su aspecto cualitativo como en el cuantitativo, en este ocasión voy a ir más allá esta la voy a calificar de exagerada, insultantemente desmesurada, extremadamente recargada llegando incluso a la provocación con tan exacerbado ornato, todo esto llega a incitar la hilaridad del espectador, incluso no llega uno a acostumbrarse a tanto exceso en los decorados, vestuario, formas, ambientaciones, todo en general.

Todo este mundo de magnificencia que nos intenta mostrar el cineasta chino hace que la historia tan solo se nos muestre como oropel, falta de originalidad y por supuesto carente de interés, no va más allá de la típica trama de conjuras de palacio entre la familia imperial que parece serlo pero que en cuanto rascamos un poco en la superficie vemos que nada más lejos del ideal familiar que cada uno de nosotros podemos tener en mente, quizás esto es lo que intenta hacer Yimou, transmitirnos los sentimientos íntimos de cada uno de ellos, las razones que les llevan a actuar como lo hacen, pero se queda ahí en el supuesto intento no llega a ahondar, incluso esto llega en ocasiones a precipitar el desarrollo de la trama.

Cuando me pongo delante de algún trabajo de este cineasta me da la sensación de que su cine intenta integrar el modo occidental con el oriental, y creo que es algo en lo que se equivoca, quizás no me esté explicando en lo que digo, pero siempre percibo la sensación de que intenta occidentalizar lo oriental y cada cual tiene sus propias costumbres, esto me lo recuerda sobre todo en la escena en la que comienza la celebración del doble yang, donde el hermano menor príncipe Yu (Junjie Qin) da la sensación de ser un adolescente de instituto americano estigmatizado por su propia condición de serlo que acaba odiando su entorno familiar y acaba revelándose contra este.

Interminables las escenas por el mismo pasillo de la mansión imperial, creo que una vez más es exagerada la ambientación de pasillo que utiliza, intentando darle aun mayor mordiente al tema de las confabulciones, da la sensación a lo largo del film de que atravesamos una y otra vez ese mismo pasillo, es como si vieramos la misma escena en repetidas ocasiones. De entre toda esta grandiosidad cabe destacar algunas cosas, entre ellas la escena de la lucha interna en los patios del palacio, me considero un amante de este tipo de escenas por supuesto que es exagerada como todo el film en si.

Tampoco se puede considerar que sea una película en la que destaquen los actores, es como si la decoración acabara engullendoles, no llegan a tener un desarrollo correcto, quedan sin perfilar y claramente no logramos identificarnos con ninguno de ellos en ocasión alguna, eso si algo de agradecer en el film es la duración ya que no es exagerada y esto de alguna forma acaba ayudando a digerirlo.

TRONCHA

viernes, 22 de junio de 2007

"El álamo" de John Wayne

Por supuesto que es una película épica como no va a serlo, realmente corresponde a una parte de la historia de los EEUU, evindetemente tan parca si la comparamos con la del viejo continente, en la que acaban realzándose una serie de valores habituales que parecen aflorar en todo conflicto bélico sea del calibre que sean, indistintamente de la nacionalidad que sean, es como si las situaciones extremas sacaran lo profundo que el hombre tiene.

Según parece la narración fílmica no esta muy ceñida a los hechos reales que acontecieron, habituados estos norteamericanos a lanzar su maquinaria de publicidad con el fin de vendernos un hecho menor en algo grandioso digno de mención en los libros de historia, no les debió sentar muy bien que un mestizo general Santa Ana aplastara a un grupo de hombres blancos sureños y como no podía ser de otra manera la dirección del film corre a cargo de uno de esos iconos nacionales, defensor a ultranza de su patria y forma de vida como es John Wayne.

Al parecer el acontecimiento de El Álamo fue uno de los hechos menores en la campaña de Independencia de Texas, territorio que al final quedo anexionado a EEUU, después de haber introducido de forma ilegal a ciudadanos sudistas americanos durante décadas, violando una y otra vez las leyes mexicanas, los comandantes Crocket (John Wayne), Bowie (Richard Widmark) y Travis (Laurence Harvey) no parece que fueran precisamente estandartes de valentía, algo que parece históricamente probado.

Esto me hace plantearme la duda que siempre me planteo cuando estoy viendo una película de corte histórico, lo que veo es real y puedo aprender de ello, me sirve como referente real histórico, pues cada vez la experiencia me dicta que menos me puedo fiar, ya que cada uno interpreta los hechos como mejor le conviene llegando a manipularlos de tal manera que cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.

Ante este film no podemos esperar encontrarnos nada sorprendente, eso sí vamos a asistir a un capítulo de exaltación de los principios clásicos de hombría, valentía, honor y respeto, por supuesto impregnado de ciertos tientes machistas pero lógico por tratarse en la época en la que discurren los acontecimientos, parece ser que los sufrimientos ni mucho menos como se narran, en definitiva es una película que entretiene quizás un poco extensa de metraje, de esas superproducciones típicas del Hollywood de esos años, que se convirtió en un éxito de taquilla, de esas que nos apasionan en nuestra infancia pero que valoramos menos según nos hacemos mayores.

Una observación más, que tiene que ver el baile flamenco, en concreto un zapateado con los bailes mexicanos, me supongo que será un ejemplo más de la incultura de los estadounidenses, que no saben si quiera su propia historia o geografía.

TRONCHA

miércoles, 20 de junio de 2007

"Phantom" de F.W. Murnau

Uno de los melodramas del gran director alemán, grande incluso en su longitud casi supone dos horas de filmación aunque hay que reconocer que no llega a hacerse pesada, hago referencia a este aspecto ya que la película está fechada en el año 1922, donde las obras de cine mudo tenían metrajes bastante más reducidos. Que de alguna manera les hacía precipitar la acción, por supuesto que algunos han llegado a nuetros días con la duración que el castigo del tiempo y su conservación les ha permitido.

Realmente es un drama simple, si lo analizamos desde el punto de vista de nuestros dias, por supuesto hay que analizarlo desde una perspectiva muy posterior en el tiempo para poder darle sentido a la historia y a su finalidad, porque como no me canso de recordar la labor del cine, sobre todo en sus albores, fue muy educativa y adoctrinante, y por supuesto máquina de sueños y ensoñaciones.

Lorenz Lubota (Alfred Abel), el protagonista, es un alma noble que vive más en el mundo onírico que en el real, todo párale está impregnado de inocencia, de honestidad y de buen juicio, es quizás al intentar unir esos dos mundos cuando ocurre el conflicto, y vienen los problemas, la realidad no tiene nada que ver con lolas ilusiones de Lorenz, de alguna manera esto nos hace ver que la busqueda de la musa o el ser amado a veces se puede convertir en un calvario, pensando en él como algo inalcanzable, cuando realmente la felicidad está más cerca de lo que pensamos.

El panorama que nos muestra Murnau es lo más parecido a un mar lleno de tiburones en los que acaban de lanzar a un pececillo, y que de alguna manera debe lograr escapar de unos y de otros, una sociedad de gente llena de escrúpulos, cuyos únicos principios están promovidos por el dinero, una desatención total a las obligaciones laborales, y sobre todo un grupo de amantes de la juerga, que no dudan un momento en aprovecharse del inocente Lorenz, convirtiéndole en una marioneta. Realmente la ingenuidad de Lorenz va aumentando a medida que la historia avanza de forma directamente proporcional a como lo hace la maldad en los seres que le rodean.

En el punto contrapuesto están su madre (Frida Richard), su hermano menor (Hans Heinrich von Twardowski) y la familia del encuadernador, son la única salvación del descarriado Lorenz, y los que de alguna manera van a perdonar todos sus errores prestándole su ayuda y de alguna manera confiando en su talento como poeta.

Cabe destacar la técnica empleada por el director, utilizando una serie de efectos visuales, que dejan aun más clara y patente esa inmersión del personaje central en el mundo de los sueños, mediante continuos flshbacks mentales e incluso un insinuante juego de imágenes de los actores frente a los espejos, algo que me recuerda a algunas escenas de Carl Theodor Dreyer en Gertrud (1964), por supuesto la música una vez más irá marcando mediante su intensidad los distintos momentos del film.

Como curiosidad y sirva como un ejemplo más del daño que algunos en España hicieron a este sagrado arte del cine, el largometraje se exhibió en nuestro país bajo el título de El nuevo Fantomas, intentando con ello aprovechar el tirón del aclamado personaje Fantômas - À l'ombre de la guillotine (1913) de la obra de Louis Feuillade, obviamente uno no tiene nada que ver con el otro; esto desmuestra que siempre hubo listos capaces cualquier cosa con tal de llenar las arcas.

TRONCHA

lunes, 18 de junio de 2007

"Las Hurdes" (Tierra sin pan) de Luis Buñuel

Si mal no recuerdo esta es la primera vez que hago una reseña de un documental, bueno acabo de darme cuenta que creo que es la segunda después de Jean Taris, campeón de natación (1931) de Jean Vigo, por supuesto nada que ver entre ambos, tan solo que ambos son de producción francesa y que están muy cercanos temporalmente hablando.

El documental trata sobre la comarca extremeña de Las Hurdes, que linda directamente con la provincia de Salamanca, de características un tanto especiales ya que desde siglos había vivido de la explotación comunal de las tierras y sus recursos, algo que se vino abajo en el siglo XIX con las desamortizaciones y en el siglo XX con la declaración de espacios protegidos de sus montes por parte de ICONA, este gran cambio es lo que le ha generado al hurdano la sensación de expolio de sus tierras e identidad a lo largo del tiempo.

En esta filmación surge el Buñuel mas reivindicativo, el más comunista, el que acaba denunciando una situación de abandono y olvido por parte de las autoridades principales del país, a través de numerosos elementos y símbolos surrealistas que aparecen en la filmación, como son las escenas del sapo, la culebra, las calaveras de la fachada, etc. llega a mostrarnos imágenes de un hiperrealismo impresionante, que no me extraña que dejaran en su época mudo a más de uno, hay que reconocer que el documental consigue el propósito que acomete, el de no dejar impasible a nadie.

El tratamiento que hace de los personajes resulta increíble, las personas que acaban pasando frente a la cámara llegan a helar la sangre en algunas ocasiones, filmando rostros ajados, duros, impenetrables, incluso niños muertos y algunos enfermos con afecciones mentales y físicas, todo ello está puesto, colocado, matizado hasta el detalle delante del objetivo de forma que produzca el efecto deseado por el autor.

Esta claro que las imágenes en su gran mayoría están manipuladas, se me ocurren dos clarísimos ejemplos, cuan la cabra se despeña por los riscos, en uno de los fotogramas aparece una especie de nube de humo que delata un disparo de escopeta probablemente, y en otra de las escenas en la que las abejas acaban devorando al burro que acarrea las colmenas de miel, podemos ver como el equino tiene las patas atadas.

De los comentarios al hilo de las imágenes se puede hablar aparte ya que tampoco tienen desperdicio, siendo de un realismo ciertamente exagerado en muchas ocasiones, con todo este conjunto lo que realmente se pretende es mostrar un mundo del siglo XX, pero que en realidad está más cercano a la prehistoria que a los tiempos actuales, algo que era muy cierto y que seguramente ocurriría en numerosos lugares de Europa, pero como el ser humano goza del defecto de ver la mota en el ojo ajeno y no la viga en el propio, no es de extrañar que sin ejemplos como este, ciertas situaciones permanecieran tapadas, ocultas, silenciadas por la conveniencia de unos pocos.

El documental en sus exhibiciones tuvo muchísimos detractores, los cuales pretendieron la prohibición del mismo y sobre todo amparándose en la manipulación de las imágenes, para mostrar una realidad equivocada, de alguna manera todo esto acabó dando publicidad al trabajo, y en definitiva consiguiendo que surtiera más o menos efecto para lo que se había hecho, juzguen ustedes mismos si hay que reprochar o no al director aragonés ese manejo de las distintos elementos del documental.

TRONCHA

viernes, 15 de junio de 2007

"Asalto a la comisaría del distrito 13" de John Carpenter

Esta es una de las obras predilectas de los seguidores de Carpenter, una película del mundo de las pandillas, en realidad el planteamiento que hace de la historia es bastante directo en cuanto a la misma en sí, por decirlo de otra manera va al grano, no se para en narrar o describir superfluos flecos que luego no van a tener relevancia durante el discurrir de la narración.

El punto de partida me parece muy bueno, comenzando con varias historias a la vez, de varias personas totalmente distintas y que no tenían porque acabar interrelacionadas, pero que acaban todas confluyendo en el mismo punto ese nexo entre todas ellas es la comisaría Anderson del distrito 13, que actualmente está de mudanzas y por tanto fuera de servicio, ante su inminente traslado.

La verdadera razón de que las vidas de todos confluyan en ese destino es la venganza, de una manera u otra la todos quieren vengarse de algo, independientemente del motivo de cada uno, esto coloca a todos en una situación al límite, totalmente extrema, pero al fin y al cabo una situación de acorralamiento que me recuerda muchísimo a la ya planteada con anterioridad en La noche de los muertos vivientes (1968) por George A. Romero, se repiten elementos como el desquiciado mental, el sótano e incluso los atacantes a la comisaría se me asemejan mucho en su actitud a los zombis de Romero, incluso en ocasiones más que una banda lo que parecen son una secta practicante de rituales de sangre.

Ante una situación extrema como la que viven los personajes, afloran todos los sentimientos posibles, y probablemente de una forma más pura que lo harían en la cotidianeidad, el amor, o más bien la atracción entre hombre y mujer, el sentido del honor y esa honradez que habita en todo ser humano aunque tenga contadas sus horas por estar condenado a muerte.

Mi opinión es que la película hay que verla para entretenerse, sin buscarle excesivas explicaciones, volcándonos en la acción en si, en el discurrir de la historia, no debemos ahondar demasiado ya que corremos el peligro de ser demasiado profundos y eso seguro que acabaría afectando a nuestra opinión sobre la obra, esta forma de construir los largometrajes me parece que es una de las que más le gustan a Carpenter, ya que vuelve a repetir un planteamiento muy similar en Fantasmas de Marte (2001), incluso también reiterando elementos, situaciones y personajes muy parecidos.

TRONCHA

miércoles, 13 de junio de 2007

"The rebels of the neon god" Tsai Ming Liang

Juro que pocas películas me dejan indolente, bien me provocan pavor ante lo malas que pueden llegar a ser o justamente todo lo contrario, admiración por los actores o personajes o por el autor de la misma, pero sinceramente esta la verdad es que me ha dejado perplejo, también opino que el momento personal en el que te decides a ver una película también influye en la opinión sobre la misma, pero les soy sincero mi estado durante la visualización era de lo más normal.

Plana, ese seria el adjetivo que definiera de forma global este largometraje, sin abruptos, en ningún momento la historia llega a llenarnos de emociones, ni positivas ni negativas, parece una historia tan simple que transcurre de una manera tan lineal que en ocasiones parece que estemos ante un documental, o viendo simples escenas de las personas que a diario pasan por delante de nuestra ventana sin más.

El intento de confrontar la vida de dos adolescentes de condiciones totalmente distintas, uno Ah Tze (Chao-jung Chen) sin familia, desarraigado que vive a su manera y al margen de la ley, el otro Hsiao Kang (Kang-sheng Lee) estudiante, protegido en extremo por su familia y sobre todo por su madre; resulta baldío, sin sustancia carente de jugo que exprimir, no nos ofrece situaciones trascendentes en las que nos podamos ver reflejados o que puedan inquietar nuestro espíritu, y todo ello con una pululante Ah Kuei (Yu-Wen Wang) que pertenece a esa clase de chicas que busca el dinero fácil a través de la venta de su propio cuerpo.

Aquí no triunfa nada, ni el sentimiento de la amistad, ni el amor ni nada que se lo parezca, tampoco los sentimientos de familia, ni siquiera podemos pensar en una crítica a la sociedad que de alguna manera les toca vivir a estos jóvenes, procuraré darle alguna oportunidad más a este director ya que esta viene a ser su opera prima, y como ya se sabe a veces los comienzos no son fáciles.

TRONCHA

lunes, 11 de junio de 2007

"Código desconocido" de Michael Haneke

Como suele ocurrir en estos casos, cada vez que me aproximo a un director suelo advertirlo, esta es una de esas ocasiones, siempre había oído y leído cosas sobre Haneke, pero mi primera visualización es esta, debo decir que el resultado general no es desagradable del todo y que en este caso al menos la composición de la película destila cierta originalidad, aunque sinceramente no logre enganchar del todo.

Partiendo de una situación de lo más cotidiana, como es el desprecio que un joven realiza a una mendiga situada en plena calle, llegamos a contemplar una serie de escenas inconclusas todas ellas en las que las vidas de los personajes acaban entrelazándose, vuelve a ser una especie de ejemplo de globalización, algo tan de moda en nuestros tiempos, es como llevar al cine el llamado efecto mariposa.

El tratamiento que el realizador aplica a la cámara me parece muy bueno, con planos en los que el diálogo sobra y todo está descrito a través de la imagen, al principio no podemos evitar estar de alguna manera descolocados ya que como indicaba con anterioridad muchas de las escenas son inconclusas, es el propio espectador el que tendrá que de alguna manera ir componiendo el puzzle para que la historia cobre sentido.

Es una historia realista, llena de cotidianeidad, algo de lo que nosotros mismos podríamos llegar a ser protagonistas independientemente del sitio que ocupemos en esta sociedad, algo que podría rozarnos o arrollarnos plenamente, por todo esto se convierte en una composición coral, en la que todos los personajes guardan relación y ocupan su lugar específico, no están puestos ahí por antojo.

No obstante habrá que seguir visionando mas trabajos de este director para poder ir valorándole, de momento me quedo con la originalidad de la historia, pero sin grandes aspavientos, algo que para el espectador comercial puede acabar resultando pesado de ver, pero que de alguna manera aporta una forma distinta de cine, ni mejor ni peor que otras.

TRONCHA

viernes, 8 de junio de 2007

"Tarzán de los monos" de W.S. Van Dyke

Con tantas películas de animación y de otras (que no sabría bien como encasillar) como hay ahora para los pequeños de la casa no sabe uno como acertar, el problema a veces está en como hacer lo correcto para educarles intentando guiar sus gustos, insisto guiar, no agobiar ni obligar, para que al final el resultado se pueda volver contra nosotros pues está fue una de mis elecciones para hacerlo con mi propio hijo, por supuesto conocía ya el mito de Tarzán, pero según me confeso a sus inocentes seis años esta era la primera película en blanco y negro que había visto y además acabó gustándole.

Otra opinión muy distinta fue la mía al acabar de revisionarla ya que por supuesto esta es una de las que pertenece al periplo de mi infancia, y de la que siempre había existido recuerdo en mi mente, me atrevo a decir que fue una película revolucionaria en su época, por una serie de elementos, entre ellos parece surgir el cine familiar, donde grandes y pequeños pueden compartir sala, y cada uno puede ver el film desde sus distintos puntos de vista.

Reseñar que para la época tiene cierta carga de sensualidad, tanto para papá como para mamá con esa estupenda Jane (Maureen O'Sullivan) y que decir del formidable aspecto físico del hombre mono (Johnny Weissmuller), así como las primorosas escenas de lucha entre Tarzán y las fieras, que acabarían haciendo saltar a los infantes de sus asientos, aunque fíjense acabaron dándome una pena increíble los pocos animales, que culpa tendrían ellos de que aquel bebé criado por monos viviera en su tranquila selva del continente africano, que poco respeto por la naturaleza, que poca conciencia ecologista, que poco bien me caes ya Tarzán.

No obstante no niego que el director tuvo su ingenio a la hora de realizar esta obra, que utiliza varios trucos y efectos de cámara bastante artesanales y que por supuesto el tiempo ha acabado castigando, esos dobles planos superpuestos y esos cortes en la acción para simular los ataques de las fieras salvajes y todo ello con envuelto en una historia de amor que a más de uno/a le hubiera gustado vivir, atrapado entre las zarpas de ese hombre salvaje.

Incluso puede que me arrepienta después de haber escrito esto, pienso que la Disney en sus trabajos sobre el mito de la selva, ha sabido adaptarse a los tiempos que corren y de alguna manera ha conseguido humanizarlo y conseguir que sea un personaje más acorde con el siglo XXI.

TRONCHA

miércoles, 6 de junio de 2007

"Zodiac" de David Fincher

Sinceramente cuando salí del cine no sabía realmente que opinar, cierto es que pensaba que iba a ver otro tipo de película, creía que todo iba a girar en torno a la figura del asesino del Zodiaco, pues sinceramente nada más lejos de esto, en realidad el film gira en torno a la figura del dibujante Robert Graysmith (Jake Gyllenhaal) que trabaja en el San Francisco Chronicle y que inevitablemente acaba obsesionado por el mito del asesino y dedicando plenamente su vida a la caza del monstruo.

Desde el primer momento sabemos donde estamos, desde el segundo cero, lo primero que nos avisa el director es que estamos ante hechos reales, pero es que luego la cantidad de datos cronológicos que se nos ofrecen y la alta velocidad de los mismos acaban cumpliendo su función, pero justo al contrario, de alguna manera acabas perdiéndote en el maremagno de fechas, para por supuesto concluir con esa explicación final en la que se nos indica lo que el futuro ha deparado a todos los personajes intervinientes en la película.

El propósito general del señor Fincher con esta obra la verdad es que lo desconozco, porque en mi opinión no logra profundizar en ninguno de los personajes y mira que se podía haber complicado mucho menos de lo que lo hace, el asesino logra irse de rositas tanto como personaje en la película como en la vida real, amen de las interpretaciones de cada uno de los actores, que no dicen nada.

Sin saber las pretensiones del realizador, lo que si queda claro es la crítica total que se ejerce sobre el cuerpo de policía en general, unos por otros la casa sin barrer, todos parecen despreocupados ante el asesino mediático cuyo principal propósito es conseguir fama y publicidad, incluso retratándole a este como una especie de paleto de pueblo, que ni siquiera puede evitar cometer sangrantes faltas de ortografía en sus enigmáticos criptogramas.

Todo esta monotonía y repetición de los mismos registros, a veces da la sensación de haber visto ya dicha escena, hace que el film sea largo, por supuesto aparte del metraje que él miso ya tiene de por si, la primera parte de la película supone una serie de acontecimientos anodinos, para de repente ofrecernos el resurgir de uno de los personajes que ni siquiera viene a cuento, estuve esperando que alguien durante algún momento diera un golpe en la mesa, que llegara a crisparse por la situación, que su peor yo saliera fuera de si, pero todos toman la situación con una apatía que resulta insultante.

Este conjunto hace que el resultado general de la obra sea decepcionante, que acabe entreteniéndome a ratos cortos, y más que nada porque decidí no indagar nada sobre la verdadera historia de este criminal que aterrorizó San Francisco en los años 70 y que nunca había sido capturado, claro que si el realizador se ciño mucho a los hechos reales para nada me parece descabellado que el culpable saliera impune.

TRONCHA

lunes, 4 de junio de 2007

"Los apuros de un pequeño tren" de Charles Crichton

Esta es de las típicas películas de toda la familia, película totalmente rasa, sin sobresaltos, sencilla a más no poder, comprensible en todos sus aspectos, literal en su significado, todo lo que vemos es lo que realmente es, no hay nada por detrás, la madeja la vamos devanando según avanzan los acontecimientos hasta tejer esa humilde historia que acaba agradándonos, precisamente por su naturalidad y cercanía.

Quizás esta sería la gran característica de los estudios Ealing, la naturalidad de sus obras en general, la supuesta sencillez de las historias o más bien dicha sencillez a la hora de mostrarlas, ya que los guiones me parecen de lo más audaces, por citar algunos títulos El hombre vestido de blanco (1951) y El quinteto de la muerte (1955) ambas de Alexander Mackendrick, en los que ya empieza a despuntar un sorprendente joven actor como es Alec Guinness.

Son obras de estructuras muy teatrales, con interpretaciones más que dignas, y escenas cuidadas al extremo, todos ocupan el lugar que deben ocupar, sin movimiento de personajes y prácticamente tampoco el de la cámara se hacen escenas sosegadas agradables a la vista, que nos acaban sumergiendo en la historia, de forma relajada hasta llegar al final, ese final idóneo, en el que todo acaba y ya está, sin interpretaciones, sin lugar a secuelas, sin dejar poso en la mente sino al contrario, oxigenándonoslo.

En este caso el pequeño pueblo de Titfield (Irlanda), con sus singulares habitantes todos ellos perfectamente definidos por sus personajes, ve como irremediablemente la compañía nacional de ferrocarriles va a dejar de explotar la línea que pasa por su pueblo, entonces el pueblo entero se une para entre todos reflotar el caballo de hierro, incluso la historia no esta exenta de ese par de malvados que están en contra del resto y que intentar boicotear el mantenimiento del servicio ferroviario.

Nada tiene maldad, los malos no nos parecen malos, ni siquiera nos llegan a dar pena, son personajes caricaturizados como muchos otros elementos, pero no con un humor fresco, sencillo y no por todo esto deja de resultar, incluso los buenos también cometen sus pecados, no jugando limpio del todo, pero por supuesto justificando sus acciones a través de ese gran corazón y toda la exaltación correspondiente de valores nobles que habitan en el ser humano.

TRONCHA

viernes, 1 de junio de 2007

"Andrei Rublev" de Andrei Tarkovsky

Hay veces que escribir sobre ciertas películas se hace una tarea bastante ardua, pero en este caso te guste o no, la verdad es que sobre esta se podría escribir bastante en varios aspectos, uno de ellos se ría el enfoque del propio director que ya en si me parece un realizador excepcional, se podría enfocar la película como tal contando una historia bastante inusual de la vida del pintor ruso Andrei Rublev y otra sería la historia de la cinta en si, las idas y venidas a Francia en concreto al Festival de Cannes, para a continuación distribuirse por las salas del país galo. Por esto intentaré hacer una amalgama de estos aspectos para tocar todos ellos.

Desde el momento en que acabé la visualización de la película me di cuenta que no era una historia al uso y estaba casi seguro que el gobierno soviético había tenido sus mas y sus menos con el director por haberle financiado esta obra en plena guerra fría, definitivamente estaba completamente seguro que el resultado final de la misma no era satisfactorio para ellos. En concreto es la segunda película de Tarkovsky, pero se ven retazos muy claros de lo que a posteriori vamos a encontrar en su cine, ya que siempre fue muy fiel a si mismo, con las consecuencias que estoy acabaría deparándole.

La estructura del film, es bastante curiosa, se divide en tres partes de la supuesta pasión según Andrei y cada uno de estos a su vez se dividen en episodios de la vida del pintor de iconos y de interiores de iglesias y catedrales bizantinas rusas, Andrei Rublev (Anatoli Solonitsyn) la historia se basa sobre todo en la persona del pintor, lo que siente o padece, sus sentimientos, dibujándonos una figura atormentada, de perfil duro y que de alguna manera vive en desacuerdo con su época, generando su propia idea sobre las sagradas escrituras, el ambiente histórico le sirve al realizador ruso de soporte tan solo, ya que las escenas donde se reflejan las luchas entre príncipes rusos y sus alianzas con los tártaros y mongoles se me antojan mucho menos trabajadas y como consecuencia de ello menos vistosas.

En este film Tarkovsky ya empieza a desvelar muchas de las claves que en el futuro seguirá utilizando en venideros trabajos, aun siendo en blanco y negro nos muestra la grandiosidad de la naturaleza, del entorno ruso, lo extremo de su climatología y de alguna manera lo que esto condiciona la vida de sus habitantes, los minimiza ante tanta magnitud, incluso en este trabajo llega a compararlos con hormigas de un hormiguero en las escenas cenitales en que aparecen multitudes. Un elemento que no he logrado descubrir el papel que ocupa es el de la inclusión de caballos en distintas escenas, por supuesto que no están incluidos al azar pero se me escapa que representan.

Empezamos a ver los grandes encuadres a los que acabaremos acostumbrándonos, a esa disección de los rostros y a llegar a pensar en ocasiones que estamos delante de cuadros debido a la colocación de los personajes y por supuesto al cuidado movimiento de cámara, va y viene, sube y baja, pero sin quebrantos, sin saltos ni movimientos bruscos, con mimo, como solo él sabe hacerlo, trasladándonos a veces de la realidad a la ficción o viceversa, con esas escenas tan particulares y propias, pertenecientes al mundo del surrealismo y que da la sensación de ser de lo más oníricos.

La cinta en si tiene una historia bastante particular ya que el Festival de Cannes la eligió para que representara a la U.R.S.S., pero justo cuando llegó el gobierno soviético la reclamó, temiendo que no encajara en lo que ellos pretendían, incluso se habla que en ese corto viaje se llegó a hacer una copia pirata, al final acabó exhibiéndose en una edición posterior del certamen francés, pero otra vez fue reclamada por los rusos, para que no fuera distribuida en salas comerciales, esto por supuesto hizo aumentar la expectación sobre la obra, y que el mundo occidental, tentara al joven realizador por entonces de 32 años para futuros trabajos.
TRONCHA