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viernes, 31 de octubre de 2008

"Duelo en la cañada" de Manuel Mur Oti

Hay películas en las que hay muy poco que decir, aunque de todas se puede decir algo, sobradamente demostrado está, que es mucho mas difícil hablar de aquellas que nos resultan tediosas que de las que nos llegan a lo más hondo, se podría decir que este es uno de esos casos.

Además cuando la película es así, suelo escribir más sobre el argumento, la acción se desarrolla en Andalucía, en concreto en un pueblo gaditano, además es curioso porque la localización parece hecha con gran rigor, se muestra la vida cotidiana, de la gente que vivía del caballo, no olvidemos que la provincia del sur de España tiene una larga tradición ecuestre.

Por lo demás asistimos a una historia de amor, rápida precipitada sin bases entre dos personas de condición social muy distinta, pero en definitiva una relación que no nos creemos, para que la cosa no sea tan sencilla se cruzan por medio los celos y las costumbres más intransigentes y retrógradas, completamente ancladas en el pasado.

Ante todo esto parece que los protagonistas pretenden luchar contra todo este conjunto de adversidades, Carlos, el amo de la finca, y espera al amanecer a Ramón (Leo Anchóriz) a las puertas de la “potrera”, para batirse en duelo con él, pero lo más característico es que le espera con un Winchester entre las manos, al más puro estilo John Wayne, increíble la escena, la verdad es que no tiene desperdicio, incluso me atrevo a decir que es de las mejores del cine español de la época.

Por otro lado destacar que en dicha escena “muere” Damian (Rafael Bardem) un empleado de la finca, cuyo papel asume el abuelo del tan de moda y laureado Javier Bardem, el resto de actores es poco destacable, pero sobre todo las féminas, en dicha época si no había dotes interpretativas, lo solían paliar con la belleza de las actrices pero en este caso ni eso.

Por último y aquí voy a desvelar el final de la película, que ojo, en su día fue distribuida por la Warnerbros, que no era moco de pavo, como podemos adivinar por el título se produce el duelo final y en que lugar mejor que en la cañada Carlos el amo y Ramón el mayoral, se enfrentan por una mujer a lomos de sus caballos con esas navajas propias de los bandoleros que por su hoja parecían sables, pero aun queda la mejor toma por ver, la muerte de Ramón y donde va a dar su cuerpo, no les recuerda a una obra maestra del cine rodada años antes…por el gran Wilder, no se quejaran de la pista.


TRONCHA

miércoles, 29 de octubre de 2008

"El cerco" de Miguel Iglesias

Cuanto más meto las narices en el cine negro y policíaco español de la década de los cincuenta y sesenta me doy más cuenta de lo poco objetivos que hemos sido en nuestro país con nuestras propias cosas, no entiendo porque a estas obras no se les ha dado mayor difusión y porque por el contrario hemos tenido que estar tragándonos basuras tan grandes como las de la época del landismo, señoras y señores el cine español es mucho más que todo esto, hubo un grupo de directores que intentaron hacer algo distinto y serio, lleno de dignidad.

Miguel Iglesias fue uno de aquellos realizadores que pese a las trabas que la situación política imponía intento hacer un tipo de cine distinto, al menos en el ejemplo que ahora acometemos, pueden tildar su trabajo de que no es muy original, de que la fórmula se ha visto en algunas otras obras de cine americano, pero quizás el mérito este ahí, en intentar españolizar dicha situación y demostrar que tanto aquí como allí se pueden dar historias similares.

Cinco atracadores deciden apoderarse del dinero de la caja de una fundición, por unas circunstancias u otras las cosas no salen bien del todo, este es el principal motivo de que la narración se desarrolle de la forma tan trepidante como lo hace, casi dejando sin aliento a sus protagonistas, en una fuga que más bien se convierte en un sin vivir y nunca mejor empleado el símil, el metraje es de tan solo setenta y siete minutos, pero les aseguro que no tiene desperdicio.

Destaco la persecución de algunos de los malhechores, sobre todo un par de ellas en las que de una pareja de “grises” (apelativo que se le concedía a la policía nacional en aquella época, derivado del color de su uniforme) le dice a un taxista la mítica frase: “Siga a ese taxi”, en plan Chicago años veinte, las continuas subidas y bajadas a tranvías y otros medios de transporte para poder romper ese cerco que se les ha impuesto, cada cual por su lado.

La eficacia de la policía no se pone en duda en absoluto ante tal afrenta, reseñable es que para acentuar esta perspicacia siempre ocurre que los ladrones no están fichados lo que dificulta las cosas, pero no se preocupen que su inteligencia solventará los escollos, aunque cuando quieran hacerlo yo ya casi he cogido el lado de los malos y me he puesto de su parte, quiero que se escapen, como me pasa siempre con los fuera de la ley de las películas de mi amado Melville.

No hay que olvidar en absoluto que estamos ante gente sin escrúpulos que ha cometido un delito, eso si lo hace con hombría a cara descubierta, nada de máscaras, con una violencia que se me antoja excesiva para la época, por expresarle de forma comprensible para todos, hay mucho tiro y mucho muerto, algo no habitual para en aquellos años, pero si me lo permiten la época va a determinar el final, no voy a desvelarles más porque merece que la vean y que se den cuenta de lo que nos perdemos por culpa de un grupo de interesados.


TRONCHA

lunes, 27 de octubre de 2008

"La balada de Narayama" de Keisuke Kinoshita

Si les hablo del shamisen, muchos no sabrán siquiera a que me refiero, pero seguro que lo han visto, la típica escena en la que una geisha (a veces también un hombre) tañe una especie de guitarra de tres cuerdas con una paleta de madera (el bachi), mientras otra a su lado canta, pues bien, imagínense que durante la exhibición de esta película tuvieran a dicha pareja al lado acompañando las imágenes, sería algo similar a cuando se proyectaban las películas mudas con acompañamiento de música de piano, algo tan especial como lo era aquello.

Si se dieran las circunstancias que describo, estaríamos ante una obra clásica de teatro kabuki japonés, Kinoshita utiliza decorados como si de un escenario teatral se tratara, incluso en algunas escenas tenemos la sensación de que los telones bajan ante nuestros ojos, a todo esto también contribuye la labor de tramoyista que hace el director en cuanto a la iluminación de las escenas, consigue que pensemos continuamente que estamos ante una representación teatral.

Los japoneses se caracterizan por tener unas tradiciones bastante peculiares, la que resulta de base para este film, desconozco si tiene fundamento en la realidad, pero no me extrañaría en absoluto, hay épocas de su historia en que la precariedad de las clases más bajas era extraordinaria, la vida de las personas dependía de que la climatología fuera favorable o no para obtener una buena cosecha y poder vivir al menos un año más, ante estas circunstancias los mayores llegada cierta edad viajaban a la cumbre del monte Narayama y allí terminaban sus días, para que los jóvenes tuvieran más alimentos y así más posibilidades de vivir.

Lo que Kinoshita transmite a lo largo de toda la narración es el sufrimiento de un hijo, Tatsuhei (Teiji Takahashi), ante la inminente marcha de su madre Orin (Kinuyo Tanaka), una abnegada madre, que ha dado todo por sus hijos y nueras, en definitiva su familia, tiene que ser muy duro saber con exactitud el día que vas a morir y no solo eso, sino tener que elegirlo, e incluso querer partir tu dentadura para no poder comer y con ello conseguir que haya más alimentos para el resto de tus allegados.

La obra rebosa dramatismo por los cuatro costados, está hecha con una exquisitez sublime, incluso intentando contrastar la figura de Orin, la vieja voluntariosa que acoge su destino como le viene y de alguna manera, celebra que va a unirse con los dioses en lo más alto del Narayama, con la de Teruyan (Ken Mitsuda) que se resiste a morir, incluso su propio hijo le ha negado la comida y aun así se niega a su propio sino, lo que hace que mendigue y robe para subsistir por todo el pueblo.

Como curiosidad comentar que Japón es uno de los perdedores de la guerra y cuando esta termino sufrió censura, el cine no se salvó de ella por supuesto, algunos expertos indican que este largometraje supone una crítica de cómo las familias enviaban a sus componentes a la guerra, en definitiva a una muerte prácticamente segura.


TRONCHA

viernes, 24 de octubre de 2008

"La lengua de las mariposas" de José Luis Cuerda

Un buen trabajo de este versátil director, siempre me ha parecido que los ha hecho muy dispares, sin ir más lejos “Amanece, que no es poco ” (1989) una genial película de una bizarrez no muy habitual en nuestro país, y que está tratada de una forma bastante correcta; en este caso estamos ante un cuento, un guión realizado por el recientemente desaparecido Rafael Azcona, lo que ya supone un verdadero aval a la hora de ponerse a trabajar detrás de la cámara.

El caso es que la historia a la que asistimos a mi se me antoja de aquellas en las que un servidor escuchaba a los mayores cuando íbamos a agotar el período estival y les preguntaba sobre que había pasado en aquella época en la que eran jóvenes, se hartaban a trabajar y reventarse las espaldas para malcomer y por si esto fuera poco se les vino encima una guerra que agravo aun más la situación teniendo incluso que combatir entre convecinos, amigos e incluso los propios familiares.

La genialidad de esta obra reside en que Cuerda nos cuenta todo lo que ocurre desde los ojos de Moncho (Manuel Lozano) un débil niño que debido a su condición física no ha podido siquiera acudir a clase, el rapaz, enfermizo por naturaleza ha estado en el nido y va a intentar salir al mundo, aprendiendo sus primeros vuelos en la vida, para ello su maestro Don Gregorio (Fernando Fernán Gómez), será fundamental, para él va a suponer el descubrimiento de la figura más importante de su vida. En definitiva un niño especialmente dotado para la inocencia, una mente sin aditivos y colorantes que conoce la realidad de sopetón.

Las localizaciones y la fotografía utilizadas para la película son idóneas, crea un entorno en el que convive el ser humano y la naturaleza , en el que tampoco faltan los típicos personajes de un enclave rural, el médico, la guardia civil, la soltera licenciosa, como indicaba en el primer párrafo, en muchos momentos da la sensación que comprende a la perfección lo que tiene que mostrar, como si lo viviéramos en nuestros pueblos, lo importante es que ese pueblo podría ser cualquiera de España en ese período de pre-guerra.

Por supuesto que el tramo final de la película nos depara la parte más dramática, donde nuestro protagonista especula porque las cosas acaban siendo de esa manera porque el ser humano no es tan audaz de aplicar una lógica tan simple como la que aplica Moncho a sus razonamientos, si en ocasiones no nos planteáramos más que lo que la mente de un niño es capaz de metabolizar, igual todo era mucho más sencillo, existirían menos complicaciones, pero el mensaje parece ser que nos dice que según envejecemos todo en nosotros acaba corrompiéndose más y siendo en definitiva menos puro.

TRONCHA

miércoles, 22 de octubre de 2008

"Dawn of the dead" de Zack Snyder

Cuando hace un tiempo se hablaba de que se iba a llegar a la gran pantalla el comic de Frank Miller, “300” (2007), se escuchaban muchas voces del lado del escepticismo porque el proyecto se lo habían encargado a este señor, después pudimos ver, aunque no todos, que el trabajo que hizo fue bastante correcto, que la película divertía, pero que aun así y en mi modesta opinión la crítica la vapuleó, no estoy de acuerdo en absoluto con este linchamiento que se produjo en su momento.

Si alguno vio el ejemplo que voy a tratar ahora no me extraña su escepticismo, el caso es que yo si que pretendo maltratar esta película, porque me parece de los peores ejemplos de cine que he visto, siempre hay peor de lo peor y probablemente esta no sea la más nefasta de mi vida, pero anda por ahí no se crean. El desatino me parece tal, que no llego a salvar nada de nada, ni guión, ni interpretaciones, ni fotografías, ni diálogos, ni maquillaje, ni efectos especiales…

Una pregunta que me hago de las películas de zombies es, si sus protagonistas no han visto alguna película que trate el tema, más que nada porque todos se sorprenden mogollón cuando les cuentan como contagian su mal o mueren los “hijos de Romero”, pero haber angelitos míos, si siempre es igual, primero te muerden y luego te mueres, pero como que no, porque despiertas que no conoces ni a Cristo y estás que te comes a tu propia madre si se cruza por delante y sin remilgo alguno.

Otra cosa de extrañar es la capacidad que tiene el ser humano para manejar armas, es increíble que todos los actores no dudan en empuñar un arma, hasta aquí todo vale, piensen en ustedes mismos en tal situación, hay que salvar el pellejo, lo sorprendente es con que desparpajo lo hacen y la puntería que tienen, si los zombies mueren de un tiro en la cabeza, den por seguro que el 90% de los disparos va a ir ahí, al final va a ser verdad que la sociedad americana vive rodeada de gente armada, porque sino no se explica que se desenvuelvan tan dignamente con esos cacharros.

La película tiene una falta de guión alucinante, no nos explican absolutamente nada de porque se ha llegado a esa situación, las noticias de la televisión tan solo nos comentan que lo mismo ocurre en todas las ciudades, pero nuestros protagonistas no sabemos porque andan por un centro comercial totalmente impoluto, gobernado por tres estúpidos que el mundo que han visto sus mentes no traspasa la verja del parking del citado comercio donde trabajan, con tamaño grupo imagínense la lucidez de los diálogos.

Pero es que la historia no nos cuente nada, tampoco vemos nada mencionable en cuanto a la confrontación con los muertos vivientes, “estéticamente” no hay muertes que tengan excesiva violencia en las que nos de la sensación que la sangre y las vísceras de los engendros venidos del infierno, --gran frase pronunciada en la película por un predicador televisivo--, saltaran a través de la pantalla y salpicarán nuestras vestimentas, pero es que tampoco esto se puede destacar.

Lo mejor de todo es cuando alguien del grupo decide que tienen que salir del centro comercial, pero almas de cántaro, si se supone que tenéis de todo, hasta camas para dormir, adonde vais que podáis estar mejor hasta que la situación mejore, pues no, reforzamos un par de autobuses al más puro estilo “equipo A” y pasamos a través de los contaminados para llegar al puerto, tomar un barco e intentar descubrir una isla donde sobrevivir, esto me hace pensar que aparte de no ir al cine los protagonistas tampoco leyeron a Daniel Defoe para saber que el señor Robinson las pasó peor que San Hilario en una isla del Pacífico.

Después de despedirnos con unos cuantos encuadres en los que estratégicamente aparece la bandera norteamericana para demostrarnos una vez más quien son los más listos del mundo, el largometraje acaba, dejándonos entrever entre los títulos de crédito como concluye la historia, y que aquí no les voy a desvelar, bueno pues ya está hecho, espero sus comentarios al respecto que seguro que no van a ir en el mismo sentido que los míos, pero que caramba en la variedad está el gusto o eso dicen.

TRONCHA

lunes, 20 de octubre de 2008

"La celda" de Tarsem Singh

Ya tenía yo unas cuantas ganas de ponerme a ver esta película, siempre que había visto algún trailer o foto grama de la misma me había impactado bastante su estética, supongo que estoe s como ir de compras, cuando te encaprichas de una camisa o un pantalón, a veces no sabes decir porque te gusta mucho más aquel que el otro, la forma del dibujo, los colores elegidos, no se, pero el caso es que lo pagas y te lo llevas a casa, pero cuando abres el paquete no es lo mismo que lo que había en la tienda, con esta película me paso eso.

El caso es que las escenas cuando los personajes están dentro del programa que les permite introducirse de una mente a otra, independientemente del orden, es la parte que más me gusta, ese mundo onírico, creado a partir de los sueños de cada uno es genial y el que más me gusta de todos es el que crea el psicópata Carl Stargher (Vincent D'Onofrio), sus miedos y sus paranoias se ven reflejadas en la mente de su analista Catherine (Jennifer Lopez) creando un mundo maravilloso y peligroso a la vez, pero que acaba cautivándola a ella y a mi como espectador.

El problema es cuando todo vuelve a la realidad, donde nos encontramos que los personajes principales interesan muy poco, sobre todo el del que se supone que va a resolver todo el entuerto que se ha montado, el del agente del FBI, Peter (Vince Vaughn) se supone que es la cabeza pensante de la historia, pero parece estar más preocupado por su dura infancia y lo que esta ha influido en su presente, claro que la actuación de la López ayuda muy poco, parece más dormida cuando realmente está despierta que cuando forma parte del experimento mental.

El caso es que disfrutamos muy poco de los surrealistas mundos que nos muestra el film, es algo similar a lo que me ocurrió cuando vi “El Laberinto del fauno ” (2006) de Guillermo del Toro, por supuesto salvando las diferencias, el mundo de ensoñación en el que nos introducen ambos directores, me parece de una estética sublime y muy cuidada, ayudas de ordenador aparte, pero en definitiva un entorno que me creo y que me gusta, que pena no haber ahondado más o haberla llevado totalmente al terreno fantástico.

La historia en general es muy previsible, comienza con los líneas de referencia totalmente distintas que el avezado espectador observará inmediatamente que van a confluir la una con la otra, incluso antes de que a las pródigas mentes de los personajes se les ocurra, la solución al problema ya nos la hemos podido imaginar después de ver en el tinglado que está metida nuestra protagonista, el caso es que el trabajo llega al aprobado raspado y gracias a la estética pro supuesto y poco más.
TRONCHA

viernes, 10 de octubre de 2008

"Sexykiller" de Miguel Martí

Siempre intento ser lo más sincero posible, la verdad es que no se si esto trae más beneficios que perjuicios, pero el caso es que para serles francos, no se como empezar a hablar del trabajo de Martí, me he dado una vueltecilla por ahí y he descubierto que todas sus películas, incluida esta, se mueven por los mismos derroteros, están hechas para el mismo tipo de público, y al recapacitar pienso que soy demasiado viejo para estas cosas y no sabría si definirlo entre infantil alto y juvenil bajo, que complicado se me hace en definitiva.

El caso es que este trabajo se mueve por tantos campos e intenta hacer tantos guiños a tantos géneros que al final no profundiza realmente en ninguno, esto trae como consecuencia que al final de la proyección te des cuenta que no has visto nada concreto que te has quedado casi como estabas al principio, bueno siendo sinceros nos hemos echado una media docena de carcajadas, cuando realmente el guión pretendía que fueran unas cuantas más, pero es que los chistes son tan malos que no es posible.

Esto de verdad que no recuerda a nada, no me vale esa carta de presentación que lleva el film refiriéndose a que es un homenaje a las clases B de antaño, esto es mucho peor, de verdad, al menos antes las cosas parecían más puras, ¿no creen? Ahora con tanto glamour, tanta delgadez o más bien dicho anorexia, drogas y demás preocupaciones de temas banales juveniles, todo queda mucho más desnaturalizado y precisamente son todos estos palos los que insinúa tocar la historia, pero claro por supuesto de una forma totalmente frívola y demasiado desenfadada, tampoco hacía falta que fueran serios.

No me gusta el resultado de la protagonista Bárbara (Macarena Gómez) mirando a la cámara y explicando al espectador lo que es su absurda vida, incluso haciendo una mínima intención para que comprendamos su forma de proceder ante sus víctimas a las que considera patéticas, lo que no se da cuenta es que ella misma lo es aun más, y quizás su forma de autodefensa ante esta situación supongo portarse de la forma violenta que se porta.

El cine patrio sigue sin sacudirse la época del landismo, desde el primer momento nos vemos inmersos en una serie de desnudos como encubiertos, escenas de cama forzadas, metidas con calzo en la deslavazada historia que se desarrolla a saltos y todo esto entre pobres diálogos cuya nota más relevante es que parecen haber llegado a un amplio dimensionamiento y desarrollo de las diferentes formas de conjugar el verbo follar, me da a mi que estos han visto mucha versión original y se han hartado de escuchar el recurrente “fuck” de los yanquis.

Hay ciertos retazos de películas de los ochenta, en el tratamiento de las escenas bajo el efecto de la polivisión, un recurso al que se acudía en numerosas ocasiones en aquella época, sobre todo en las persecuciones, pero quizás el intento más significativo es el de homenajear el cine de George A. Romero, por Dios, flaco favor al cine de zombies, que nadie se equivoque y espere algo de sensatez, no solo con un par de lentillas de colores se hace un zombie, en mi modesta opinión yo creo que hace falta bastante más.

Como muchas veces se lee o escucha, puede que está película no vaya dirigida a la crítica (los malos, según una de las asistentes), pues si de ellos me consideran sinceramente me alegro que no vaya dirigida a mi, uno no está para estos trotes, pero hay cines para todos los estómagos y seguro que como auguro uno de mis compañeros bloggeros a la salida, tendrá éxito y recuperara lo invertido, este país es así, da pañuelo a quien no tiene mocos, esto demuestra una vez más el oscuro futuro de nuestro cine al que ejemplos como este no logran clarificarle el porvenir.

P.D. De nuevo gracias a los de Warner, sobre todo Daniel (hoy si me he acordado del nombre), por el trato que nos dispensan cuando nos reciben e invitan y sobre todo por el riesgo que asumen al invitarnos y dejar rienda suelta a nuestra mente y dedos, en cuanto a la opinión que volcamos en nuestras bitácoras al escribir sobre sus películas.



TRONCHA

miércoles, 8 de octubre de 2008

"Quemar después de leer" de Joel y Ethan Coen

Tengo la certeza de que esta pareja de hermanos tienen dos tipos de películas las grandes y las de transición, la mayoría del público por el contrario piensan que se dividen en las serias y las que te hacen reír, yo pienso que esto no es así porque en todos sus trabajos tenemos algo de ambas cosas, en el caso que ahora nos ocupa debo decir que lo califico como de transición y de buena calidad.

Nunca he sido un ferviente admirador de los Coen, pero si que han sido de los directores que mas trabajos he visto, su tipo de cine no me agrada en todo momento y en ocasiones su específico tipo de humor, pero debo decir que “Quemar después de leer” está más llena de aciertos que de fallos sin llegar a ser una de sus grandes películas. Da la sensación que siempre nos quedamos con la parte cómica de sus filmes, pero si rascamos la superficie y hacemos un análisis más profundo nos damos cuenta que las vidas de algunos de los personajes son dramáticas y no tan superficiales como podrían parecer de un primer vistazo.

Creo que el reparto es acertado, lo que ocurre es que han convertido a George Clooney (Harry Pfarrer) en su actor fetiche, incluso según palabra de los propios autores este papel lo escribieron pensando exclusivamente en él, esta reiteración en el papel de protagonista nos resulta un poco pesado, uno se cansa un poco de ver siempre las mismas muecas, no lo hace mal, pero podría haberlo hecho otro, es más su papel debería haber tenido menos relevancia que el de John Malkovich (Osbourne Cox) el cual surge de una manera muy airosa y fresca, interesante en definitiva, pero que acaba desapareciendo en la película, incluso llegado un punto acabamos echándolo de menos y pensando que no se le ha sacado el partido que se debería.

Frances McDormand (Linda Litzke) en principio a mi me parece correcta sin grandes alharacas, está a lo que tiene que estar, el que si que me sorprende y ya decididamente después de unos cuantos ejemplos le tengo que dar la categoría de gran actor es Brad Pitt (Chad Feldheimer) su personaje es desternillante, desde que aparece en escena se crea una predisposición a la carcajada por parte del espectador para al final acaba arrancándonosla, en mi opinión es el que más destaca de todo el largometraje.

No olvidemos que los hermanos de Minnesota no solo saben hacernos reír, en ningún momento abandono el tono serio y dramático que está en segundo plano y que en algunas situaciones aflora para despertarnos de la borrachera de risas en la que estamos inmersos, consiguiendo que no lleguemos a despistarnos ni un solo instante, que nos mantengamos alerta a lo que va a ocurrir a continuación.

El trabajo funciona a un buen ritmo, suscitando nuestro interés, como pequeño defecto indicar que a veces peca de un exceso coral de personajes, algo que ya apuntaba anteriormente, el que haya tantos implica que el tiempo que se les dedica a algunos no sea el suficiente, aun así todo funciona, los que estén esperando una típica película de los Coen, no van a quedar defraudados, según sus propias palabras, es una película de tontos que se hacen entrañables y se les tiene que querer dejando de lado su tontería.

Por cierto de lo mejor que he visto en el cine desde hace bastante tiempo, las dos escenas que protagonizan un agente de la CIA y su superior (J.K. Simmons) me parece genial un diálogo increible que ridiculiza la burocracia de algunos estamentos que se supone que velan por el bien de la nación y por extensión de la humanidad en sí, ambos diálogos están cargados de inteligencia para acabar convirtiéndoles en un perfecto y desternillante diáologo de besugos.

TRONCHA


lunes, 6 de octubre de 2008

"De andere jungue" (El otro) de Volker Einrauch

Bueno la verdad es que cuando me entero que hay algún festival de cine o acontecimiento similar, me preocupo por ver al menos la programación del mismo, ya que en mi ciudad Madrid nadie ha creado todavía uno de cierta relevancia, es algo que no encuentro explicable, pero aunque me disguste es una realidad, pues el caso es que me gusta ver lo que hay porque casi siempre son cosas inéditas, pero claro eso no implica que sean buenas.

Siendo directos y sin tapujos las interpretaciones son el mayor problema de la película, porque realmente no tiene mucho más, da la sensación que el director pretende llenar la obra con tintes dramáticos, pero es algo que no consigue, las caras, los gestos de los actores no nos transmiten eso, estamos ante un guión de lo más normal no nos cuenta nada nuevo y encima con el problema descrito anteriormente de los actores, esto hace que estemos ante nada, ante una historia totalmente plana.

Ni siquiera que la historia trate sobre como encubrir un asesinato añade fuerza a la narración, no somos capaces de tensionarnos en ningún momento, no transciende nada a través de la pantalla, la película tiene prácticamente una total carencia de música, como si se le quisiera dar un realismo añadido pero que no produce el efecto deseado, no nos creemos nada, si que puede ser una situación que se de en nuestras vidas cotidianas, pero la forma de contarla nos hace que la veamos lejos de ellas.

El director pretende jugar con la dualidad de los personajes que encarnan los padres Jakob (Christian Berkel) borracho, vividor que no consigue mantener un empleo por un largo período, pero que en el fondo resulta ser una buena persona que vive dentro de los parámetros que la ley y la sociedad dictan, por otro lado Winnie (Peter Lohmeyer) honrado y trabajador padre de familia que lleva catorce años dentro de la empresa y que aparentemente representa al perfecto padre de familia pero que esconde un secreto inconfesable que no le hace ser tan bueno como a ojos de los demás aparenta.

El film trata el tan actual problema de las agresiones de los niños en los colegios y la ceguera que muchos padres tienen respecto a estas situaciones, realmente la historia parte de aquí, pero esto se va perdiendo por el camino, como tantas otras cosas y el poder perfilar de mejor manera a todos los personajes que quedan deslavazados en todas sus apariciones y para muestra el de Robert (Willi Gerk).

TRONCHA

viernes, 3 de octubre de 2008

"Misery" de Rob Reiner

Cuando a uno le gusta el cine siempre se le ocurre, como haría tal o cual escena, en realidad jugamos a ser directores o incluso guionistas, por nuestra mente pasa una historia, cierta idea y pensamos en si fuera viable cinematográficamente hablando, pero cuantas más películas veo me acabo dando cuenta que la gran parte de los guiones de las mismas están basados en novelas o libros ya escritos con anterioridad en este caso por ejemplo basado en un trabajo de Stephen King, o sea que la originalidad es poca, con lo que deduzco que las mentes de algunos funcionan poco.

Desde el principio me dio la sensación que estaba yendo todo muy rápido, y lo primero que se me ocurrió es que si todo se precipitaba de repente, que me iba a quedar para el resto del film, cuando transcurría el minuto numero treinta en el contador de mi dvd, además las intenciones del personaje principal se ven venir también desde el primer momento, Annie (Kathy Bates) es el típico lobo con piel de cordero, así contado todod esto de frente ya resulta poco alagüeño.

Hay personas que viven completamente obsesionadas con sus ídolos, incluso cuando estos no pertenecen al mundo real, si ustedes son capaces de vivir una pasión similar, se imaginan que por unas circunstancias u otras el creador de dicho personaje de ficción viviera bajo su control y atendiera a sus deseos, pudiendo crear, destruir, moldear, cambiar en definitiva lo que quisiera de dicho personaje, pues eso exactamente es lo que tiene Anni, con su querida Misery y su creador Paul Sheldon (James Caan), claro que también hay que sopesar en que condiciones lo tiene.

La interpretación de la Bates es muy buena lleva todo el peso de la película sin lugar a dudas, justo lo contrario podríamos decir de su obligado paciente Caan, que no para de urdir maneras y maneras de intentar librarse de las cadenas que le mantienen junto a su fan número uno, el sheriff Buster (Richard Farnsworth) es un personaje que funciona a la perfección aunque quizás se le podría haber dado mucha más relevancia, es el que realmente insufla aire fresco en la relación entre lectora y escritor cuando se nos acaba haciendo monótona.

Opino que el guión tiene algunas trampas, si aun no han visto la película igual no les conviene leer a partir de aquí, pero el caso es que cuando el sheriff intenta comenzar las investigaciones, por ningún lado me creo que una frase leída en un libro determine el curso de sus indagaciones, si que el que haga ciertas averiguaciones en el Store del pequeño Silver Creek, me cuadra bastante más, el caso es que no veo demasiado interés en este trabajo, mucho menos del que mucha gente me había augurado, igual me estoy haciendo viejo y a lo peor gruñón.

TRONCHA

miércoles, 1 de octubre de 2008

"Death race" de Paul W.S. Anderson

Una de las cosas que más me atrae a la hora de lanzarme a ver una película es que la historia verse sobre un probable futuro apocalíptico, algo que viendo las épocas en las que vivimos no parece tan descabellado, la que nos trae aquí es de esas; al principio del film a través de una serie de cartelas recibimos el mensaje de que la economía en la tierra está hundida, prácticamente no hay esperanza para el ser humano, incluso las instituciones penitenciarias están en manos privadas, bueno pues esto es lo más que van a ver de este mundo próximo, porque todo este planteamiento no alcanza ningún desarrollo dentro del film.

El guión es de lo más simple, la gente ya está aburrida de todo, lo que más les divierte es ver las retransmisiones de carreras en las que el que gana es el único que puede quedar vivo, los participantes tanto pilotos como copilotos son presidiarios que intentan obtener su libertad al ganar cinco carreras, todo el mundo ve las competiciones a través de internet y por supuestos lo único que interesa es el espectáculo y la audiencia, cuanta más mejor, algo que va muy en relación con el interés del propio film, que la recaudación que obtenga sea inversamente proporcional a la calidad que destila.

Como pueden apreciar el guión no es de lo más atractivo, pero es lo que hay, no tenemos más, ni siquiera las escenas de carrera son para destacarlas, de hecho llega un punto en que estamos hartos de tanta velocidad y chirriar de neumáticos, hartos de que siempre se utilicen los mismos trucos y artimañas por parte de los competidores y que pierdan la poca originalidad que tenían, una y otra vez vemos los mismos golpes y explosiones, desde ángulos distintos de la cámara, pero siempre lo mismo, uno se pregunta cuando acabará el bucle.

Incurre en muchos de los tópicos de las películas carcelarias, el intento de apabullamiento del novato, la enemistad con uno de los clanes que controla el recinto penitenciario, peleas continuas entre hombres duros, que hemos visto en mil y una ocasiones, pero con mucha mejor ejecución que estas, y sin salir de los tópicos porque no decir que tiene todos los de las películas de coches, carreras y violencia gratuita, ojo, no comparar con “Mad Max” (1979) ya que está a años luz de ella.

No me gusta siquiera la estética que se utiliza en los automóviles, tan solo se han dedicado a customizar de forma chapucera, vehículos que están en el mercado, por supuesto de gama alta, a los que se las han añadido cuatro planchas de acero y unas pocas ametralladoras de gran calibre que lo único que producen es mucho ruido y casquillos pero pocas nueces, incluso a veces parece que en lugar de estar ante una película parece que nos encontramos dentro de un videojuego malo.

El personaje del protagonista Jensen Ames/ Frankenstein (Jason Statham) no resulta creíble, nadie piensa que un hombre normal y corriente de la calle llega hasta al punto donde le sitúan a él, su perfil no da para infundir algún sentimiento de dramatismo al espectador, ni siquiera funciona el intento de mitificarle detrás de una máscara de acero, el caso es que todo este trabajo se convierte en un producto ávido de público adolescente, con pocas exigencias cinematográficas y que a través de la taquilla harán recuperar el dinero invertido, prueba de ello es el mensaje que aparece al final del largometraje, justo antes de los títulos de crédito, que es el que acabo provocándome la mayor carcajada desde el comienzo de la proyección.

TRONCHA