"La caza" de Carlos Saura
Esto también es cine español, pero ya es otra cosa, es algo nuevo, en referencia a lo habitual y normal que se hacía en la época, estas son el tipo de películas que deberíamos haber ido haciendo, para que de alguna manera nuestro cine hubiera podido ocupar un respetable puesto dentro del panorama mundial. Pero en fin tampoco vamos a llorar, hay lo que hay, y no tenemos porque estarnos quejando continuamente, supongo que habrá que ser realistas y tirar para adelante con lo que hay.
De primeras y desde el principio lo que principalmente destacaría sería el ambiente de la película, el clímax, el entorno, la situación en si, que de alguna manera acaba convirtiéndose en un personaje más de la película, y que por supuesto acaba siendo decisivo tanto en la construcción del film, como en el desencadenante del resultado final. Saura nos crea un ambiente tórrido, en cuanto al clima y también en cuanto a las relaciones de los distintos personajes, una torridez que emana un calor pegajoso, del que no se pueden desprender los protagonistas, por ello el clima y el clímax, andan de la mano, no pueden ir por separado en la película. Influyendo tanto uno en el otro como viceversa.
Un grupo de amigos, decide hacer una jornada de caza de conejos en el campo, cada uno de ellos imbuido en sus pensamientos y preocupaciones, y por supuesto con el recorrido de sus vidas a sus espaldas, el director, nos va a hacer una exhaustiva presentación de cada uno de ellos, y de la relación que tiene con el resto, no nos va a dejar lugar a la duda, incluso durante el film, continuamente vamos a ver como cada uno de ellos acaba expresando sus pensamientos, mediante esa voz interna que el espectador logra escuchar.
Son relaciones tensas y duras, todas ellas ancladas en el pasado, un pasado, más glorioso para unos, que para otros, pero que el tiempo parece haber cambiado, y que de alguna manera convierten el presente en algo bastante distinto, a aquellos recuerdos de juventud, el alcohol, las armas, y sobre todo el calor, quizás agravado por el conato de incendio que se produce, suponen un caldo de cultivo explosivo, cuando empiezan a aparecer los reproches y rencillas que de alguna manera habían estado hasta ese momento latentes, aunque también debo decir que el final de la historia me parece un poco precipitado, ocurre con excesiva rapidez bajo mi punto de vista, aunque por supuesto se ve venir.
La verdad es que el que la película sea en blanco y negro, ayuda a crear ese ambiente ya referido con anterioridad, al igual que la dureza de los rostros, sobre todo el de Fernando Sánchez Polack (Juan, el guarda), hombre que vive en y del campo, aunque el resto de rostros también se ven bastante parejos con sus condiciones de vida. Aparte de esto también reseñar la carga de sensualidad que tiene la cinta, representada en el personaje de un jovencísimo Emilio Gutiérrez Caba (Enrique), que parece bastante atraído por adolescente sobrina del guarda. También presente en las revistas y algunas de las conversaciones de los personajes.
Como no podía ser de otra manera el largometraje tiene sus elementos simbólicos, como es el caso del maniquí que compra Luis (José María Prada), para hacer tiro al blanco, con su rifle, más interesado en lucir su arma que en la caza en sí, la caza se acaba convirtiendo en un pretexto para que todos de alguna manera entablen relación con el resto, por supuesto con un resultado final trágico, otro elemento de simbolismo son los hurones, la casa donde reside el guarda, la lectura de libros de ciencia-ficción, casi todos los elementos tienen un significado, y no son fruto del azar.
Es una muy interesante película, agradable de ver, y de una factura correcta, quizás mejorable en su construcción pero bastante acertada en el conjunto global…
De primeras y desde el principio lo que principalmente destacaría sería el ambiente de la película, el clímax, el entorno, la situación en si, que de alguna manera acaba convirtiéndose en un personaje más de la película, y que por supuesto acaba siendo decisivo tanto en la construcción del film, como en el desencadenante del resultado final. Saura nos crea un ambiente tórrido, en cuanto al clima y también en cuanto a las relaciones de los distintos personajes, una torridez que emana un calor pegajoso, del que no se pueden desprender los protagonistas, por ello el clima y el clímax, andan de la mano, no pueden ir por separado en la película. Influyendo tanto uno en el otro como viceversa.
Un grupo de amigos, decide hacer una jornada de caza de conejos en el campo, cada uno de ellos imbuido en sus pensamientos y preocupaciones, y por supuesto con el recorrido de sus vidas a sus espaldas, el director, nos va a hacer una exhaustiva presentación de cada uno de ellos, y de la relación que tiene con el resto, no nos va a dejar lugar a la duda, incluso durante el film, continuamente vamos a ver como cada uno de ellos acaba expresando sus pensamientos, mediante esa voz interna que el espectador logra escuchar.
Son relaciones tensas y duras, todas ellas ancladas en el pasado, un pasado, más glorioso para unos, que para otros, pero que el tiempo parece haber cambiado, y que de alguna manera convierten el presente en algo bastante distinto, a aquellos recuerdos de juventud, el alcohol, las armas, y sobre todo el calor, quizás agravado por el conato de incendio que se produce, suponen un caldo de cultivo explosivo, cuando empiezan a aparecer los reproches y rencillas que de alguna manera habían estado hasta ese momento latentes, aunque también debo decir que el final de la historia me parece un poco precipitado, ocurre con excesiva rapidez bajo mi punto de vista, aunque por supuesto se ve venir.
La verdad es que el que la película sea en blanco y negro, ayuda a crear ese ambiente ya referido con anterioridad, al igual que la dureza de los rostros, sobre todo el de Fernando Sánchez Polack (Juan, el guarda), hombre que vive en y del campo, aunque el resto de rostros también se ven bastante parejos con sus condiciones de vida. Aparte de esto también reseñar la carga de sensualidad que tiene la cinta, representada en el personaje de un jovencísimo Emilio Gutiérrez Caba (Enrique), que parece bastante atraído por adolescente sobrina del guarda. También presente en las revistas y algunas de las conversaciones de los personajes.
Como no podía ser de otra manera el largometraje tiene sus elementos simbólicos, como es el caso del maniquí que compra Luis (José María Prada), para hacer tiro al blanco, con su rifle, más interesado en lucir su arma que en la caza en sí, la caza se acaba convirtiendo en un pretexto para que todos de alguna manera entablen relación con el resto, por supuesto con un resultado final trágico, otro elemento de simbolismo son los hurones, la casa donde reside el guarda, la lectura de libros de ciencia-ficción, casi todos los elementos tienen un significado, y no son fruto del azar.
Es una muy interesante película, agradable de ver, y de una factura correcta, quizás mejorable en su construcción pero bastante acertada en el conjunto global…
TRONCHA
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