"Tideland" de Terry Gilliam
Realmente no sabría de forma muy exacta como calificar esta película, por supuesto que es del género fantástico, con ciertas filtraciones de cine de terror, e incluso algo que se hace muy palpable, como es el grandilocuente y exagerado realismo del largometraje, con una carga de dureza extrema.
Gilliam nos da un paseo por la vida de una familia totalmente peculiar, para demostrarnos que lo real, la cruda y dura realidad, representada por las drogas, los excesos, la falta de amor, puede resultar realmente lo raro, si nos damos cuenta acabamos sumergidos en un mundo de fantasía total, haciéndonos protagonistas de un cuento, siempre llevados de la mano de Jeliza-Rose (Jodelle Ferland), la cual crea un mundo paralelo al de la realidad, que la permite vivir al margen de las continuas desgracias que la rodean y que la desvinculan, de sus “labores hogareñas”, entre ellas la de preparar la inyección de heroína que todos los días le reclama su propio padre.
En este orden de cosas, la vida de Jeliza cambia totalmente, cuando debido a la muerte de su madre debe huir con su padre al campo, allí su vida es plena, vuelve a adaptar su mundo de fantasía a su nuevo entorno, que no por estará menos lleno de desgracias que el que ya ha abandonado, todo esto imprime un ritmo narrativo muy adecuado a la película, nos acaba mostrando un entorno dulce, entrañable, ameno, cercano, que parece mentira que nos pueda enganchar de esa manera, ya que si despertamos de nuestro propio sueño, nos damos cuenta que la realidad es muy distinta, llena de excentricidades y defectos.
Por muy fantásticas que parezcan las escenas y los propios planteamientos, por ejemplo Dickens (Brendan Fletcher) navega por su mar de hierba, embutido en un traje de neopreno en medio de la pradera, obsesionado por el gran tiburón, que resulta ser un tren de largo recorrido que cruza por la pradera de vez en cuando, por muy incongruente que puedan parecer estos aspectos en ningún momento rozan el esperpento, no llegan a chirriarnos, acabamos creyéndolos.
La niña protagonista se come la pantalla, la atraviesa para cogernos de la mano y sumergirnos en el mar de hierba, que navega su amado capitán Dickens, el tratamiento de la luz está muy conseguido, las localizaciones y paisajes son la apropiadas para crear esa atmósfera de fantasía, del cuento de hadas que son activas protagonistas las cabezas de las muñecas de Jeliza.
Un cuento tierno que merece mucho la pena, y que logra atraparnos con su ritmo narrativo y la entrañable Jeliza, por supuesto…
Gilliam nos da un paseo por la vida de una familia totalmente peculiar, para demostrarnos que lo real, la cruda y dura realidad, representada por las drogas, los excesos, la falta de amor, puede resultar realmente lo raro, si nos damos cuenta acabamos sumergidos en un mundo de fantasía total, haciéndonos protagonistas de un cuento, siempre llevados de la mano de Jeliza-Rose (Jodelle Ferland), la cual crea un mundo paralelo al de la realidad, que la permite vivir al margen de las continuas desgracias que la rodean y que la desvinculan, de sus “labores hogareñas”, entre ellas la de preparar la inyección de heroína que todos los días le reclama su propio padre.
En este orden de cosas, la vida de Jeliza cambia totalmente, cuando debido a la muerte de su madre debe huir con su padre al campo, allí su vida es plena, vuelve a adaptar su mundo de fantasía a su nuevo entorno, que no por estará menos lleno de desgracias que el que ya ha abandonado, todo esto imprime un ritmo narrativo muy adecuado a la película, nos acaba mostrando un entorno dulce, entrañable, ameno, cercano, que parece mentira que nos pueda enganchar de esa manera, ya que si despertamos de nuestro propio sueño, nos damos cuenta que la realidad es muy distinta, llena de excentricidades y defectos.
Por muy fantásticas que parezcan las escenas y los propios planteamientos, por ejemplo Dickens (Brendan Fletcher) navega por su mar de hierba, embutido en un traje de neopreno en medio de la pradera, obsesionado por el gran tiburón, que resulta ser un tren de largo recorrido que cruza por la pradera de vez en cuando, por muy incongruente que puedan parecer estos aspectos en ningún momento rozan el esperpento, no llegan a chirriarnos, acabamos creyéndolos.
La niña protagonista se come la pantalla, la atraviesa para cogernos de la mano y sumergirnos en el mar de hierba, que navega su amado capitán Dickens, el tratamiento de la luz está muy conseguido, las localizaciones y paisajes son la apropiadas para crear esa atmósfera de fantasía, del cuento de hadas que son activas protagonistas las cabezas de las muñecas de Jeliza.
Un cuento tierno que merece mucho la pena, y que logra atraparnos con su ritmo narrativo y la entrañable Jeliza, por supuesto…
TRONCHA
2 comentarios:
Aun no la he visto... aunque después de tu comentario me la veo esta tarde.
Para mi siempre Gilliam ha sido un referente de la originalidad en el cine. Se que es discutido... pero Brazil, Miedo y Asco en las Vegas, 12 Monos, el Rey Pescador... es una filmografía muy coherente (por paradojico que resulte al compararlo con los temas que trata).
Es un maestro...
Por fin... con retraso sobre mi promesa he visto esta maravillosa pelicula. Soy fan de Gilliam como ya dije en mi comentario anterior. Y de nuevo... ha rodado algo muy especial. Una pequeña joya. Con referencias a Alicia en el país de las maravillas pero desde un punto de vista retorcido. Lo mejor del film, la protagonista.
Fantasía es, pero una fantasía posible. En todas las miradas hay distorsiones de la realidad, cada uno vemos el mundo de un modo diferente (subjetivo), ojalá todos los mundos fueran como el de Jeliza-Rose.
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