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miércoles, 8 de noviembre de 2006

"Ciudadano Kane" de Orson Wells

Charles Foster Kane, o lo que es lo mismo Orson Wells, eje principal, donde gira el largometraje, pilar básico de la película, en esta obra Wells se come al espectador, se come a la pantalla y se come todo, no se decir todavía que es mejor si su dirección o su representación, por inclinarme por una de ellas, casi prefiero la segunda, ya que de alguna manera es más evidente y tangible.

La gloria del cinematógrafo, y la consideración como séptimo arte se cimenta en producciones de este calibre, sin obras como está nada sería lo mismo y supongo que algunos no nos podríamos explicar porque todo esto nos apasiona de la manera que lo hace.

La palabra es grande, todo en esta película se hace basándose en ese adjetivo, los planos de cámara están tomados en muchas ocasiones desde el suelo, con lo que se consigue mostrar de alguna manera la grandilocuencia del personaje protagonista de la película y por supuesto del entorno en el que se mueve, con decorados desorbitados, acorde a la importancia de la persona que los va a habitar, aunque de alguna manera y como contrapunto estos faraónicos decorados hacen pequeño a los hombres, aunque en ningún caso al personaje.

Supone una obra que nos narra una vida de excesos y de supremacía sobre todo el entorno del personaje, todo es a su voluntad, solamente fiel a un principio, el serle fiel a sí mismo y honrado con el resto, no mintiendo, de hecho lo que más le interesó al heredar la magnánima fortuna, no fueron el petróleo, el oro, o las riquezas, solo le interesa un periódico, el “Inquirir”, desde el que se hará famoso y una figura de relevancia mundial.

Kane, no tiene mesura en ninguna de sus acciones, tanto en las profesionales como en las personales, arrolla todo lo que se le ponga por delante, no piensa en los demás en muchas ocasiones, tan solo en si mismo y solo valen sus razones, lo que me incita a hacer una crítica a la forma de ser del propio personaje, dado que el ser multimillonario le permite tener esa personalidad y por tanto, bajo mi punto de vista carece de mérito, y me baso en la propia frase del protagonista cuando dice: “Si no hubiera sido rico, hubiera sido un gran hombre”. El largometraje está lleno de diálogos muy buenos, con una elocuencia magnífica, en definitiva, grandes frases que te hacen pensar y en ocasiones incluso te dejan perplejo.


El principal interés a la hora de realizar un reportaje, cobre tan característico personaje y singular vida, se convierte en averiguar lo que significan las últimas palabras antes de morir, en concreto “Rosebud”, a ello se dedica un reportero toda la película, lo que realmente nos sirve para hacer una clara retrospectiva de su vida a través de los personajes que le rodearon unos con mayor y otros con menor fortuna, pero todos influenciados de una manera u otra por él.

Un gran hombre, capaz de construir uno de los mayores imperios mundiales que al final de sus días y no tan solo al final, se encuentra solo, y que realmente llega a plantearse si todo lo que ha hecho durante su dilatada vida ha merecido la pena, si realmente ha sido feliz o lo mejor hubiera sido quedarse en su pequeña casa rodeado de nieve y disfrutando de su querido trineo…

TRONCHA

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