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viernes, 23 de octubre de 2009

"Algodón en Harlem" de Ossie Davis

You can read this text translated into english at: Cottons come to Harlem

(El uso de la palabra negro en ningún momento pretende ser peyorativa, en el colectivo cuya piel es de dicho color prefieren que se les denomine así a "gente de color" o cualquier otro término, por ello lo empleo).

Les prometo que la intención de este párrafo no es la de que sirva de chiste y muchísimo menos como menosprecio hacia nadie, pero cuando me dispuse a ver la película tenía en mi cabeza que de algún modo era cine negro. Lo que acabé dándome cuenta nada más ponerla es que es cine negro hecho por negros algo que en determinada época y en ciertos directores fue muy habitual, directores negros y actores y actrices negros, algo que sinceramente me parece un poco absurdo.

No hay que ser un lumbreras par saber la discriminación que históricamente ha sufrido el colectivo negro en todo el mundo y en este caso particular en los Estados Unidos. Con este tipo de producciones o películas de negros, casi todas habituales en la década de los años setenta y principios de los ochenta, lo que sus directores pretendían era dar a conocer los sentires y padeceres de su gente y quien mejor que ellos mismos para hacerlo y protagonizarlo.

Harlem es un reducto que los blancos crearon en Nueva York, para confinar a los inmigrantes de raza negra o descendientes de los esclavos que llegaron a su país, lo que en castellano sería un ghetto, aunque claro nuestros amigos los yanquis no aceptarían dicho concepto. Son gente sin esperanzas pero con mucho potencial, deseosos de llevar una vida normal como cualquier otra persona y realmente como la merecen y nunca se les ha concedido, sus ídolos siempre vienen del mismo ámbito, el religioso.

Sus "predicadores" urbanos o mejor dicho sus embaucadores urbanos acaban llevándoles al lado donde quieren, tenemos que tener en cuenta que son gente sin recursos económicos, ni académicos. Un perfecto caldo de cultivo para la delincuencia y campo de ensayo para las drogas, muy probables víctimas de las palabras de estafadores de cualquier pelo que no dudan en aprovechar de los suyos para su beneficio personal, no dudan en arruinar sus vidas para enriquecer las propias.

Entre este mundo destacan dos personas "enterrador" Jones (Godfrey Cambridge) y "ataúd" Ed Johnson (Raymond St. Jacques), dos especie de superpolicias, por supuesto negros, que conocen como nadie su entorno y que se manejan fenomenalmente a los suyos. Personajes en los que se puede confiar, aunque en ocasiones actúen más bien como Robin Hood que como aprendieron en la academia de policía, en algunas escenas efectistas y exageradas la categoría anteriormente mencionada de superpolicías el realizador la lleva demasiado al extremo adentrándonos a ambos más en el mundo circense que la seriedad que probablemente debería requerir el tema.

El caso es que el largometraje está impregnado de esta especie de gags que se marca el realizador y que contribuyen muy poco a la calidad de la cinta, si se hubieran evitado estoy seguro que todos lo hubieramos agradecido y nos adentrariamos de otra manera en ese tan peculiar barrio. Si tuvieramos la sensación de mayor dramatismo del que vemos todo quedaría mejor y estaríamos ante una probable buena película de cine negro, protagonizado en su mayoría por gente de raza negra y no delante de una mediocre comedieta, llena de frivolidad como realmente estamos.



TRONCHA

1 comentario:

Crowley dijo...

Pues mira, me la voy a apuntar, porque estoy interesado en hacerme un ciclo (para ver los findes de semana) de cine blaxploitation.
Saludos