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lunes, 3 de diciembre de 2007

"Zabriskie point" de Michelangelo Antonioni

Ante todo hay que ser justos y antes de juzgar si una película es buena o mal, debemos valorar si esta realmente nos interesa, supongo que el interés existe generalmente al principio y que este habrá sido motivado por cualquier circunstancia, pero en cuanto nos adentramos un poco en la obra se acaba disipando hasta desaparecer del todo, esto me ocurre con la película de Antonioni, la verdad es que acabo por desinteresarme y no niego que pudiera ser debido a una falta de comprensión, pero así fue.

El punto de partida quizás se nos antoja esperanzador, cuando vemos inmerso a Mark (Mark Frechette) en una revuelta estudiantil en la que no se conforma con la suerte que les toca vivir y que incluso se inclina por acciones de corte mucho más duro que los integrantes de la asamblea proponen, pronto estalla el detonante que desencadena todo, un disparo mata a un policía y la culpabilidad acaba del lado de nuestro joven protagonista.

En su plan de huida deja atrás completamente la sociedad de consumo que el propio Michelangelo quiere mostrarnos a través de una constante casi obsesiva en toda la primera parte de la película como son la infinidad de carteles publicitarios que aparecen prácticamente en todas las escenas, para desaparecer cuando alcanza el desierto y con ello su encuentro con Daría (Daria Halprin) allí todo es libertad, no hay que dar explicaciones a nadie, no existen las responsabilidades, supone una alegoría del amor libre, una visión nihilista de la vida, en la que tan solo se necesita lo básico y el resto de elementos externos, tan solo logran perturbar la libertad de la pareja, sobre todo la de Mark, representada por su desenfadada avioneta.

Ambos prosiguen su camino después de este encuentro, pero lo que nos queda muy claro es que ya no van a volver a ser los mismos, son personas muy distintas, sobre todo Daría, que acaba odiando la sociedad de la que se nutre, llegando incluso a expresarnos sus deseos más profundos en cuanto abandona el libre desierto y vuelve a entrar en contacto con la civilización, en concreto con la empresa que paga su sueldo y le permite subsistir en ese fatal mundo que empieza a odiar.

No se si me equivoco en mis interpretaciones o no, pero es como yo veo esta película, lo que ocurre es que acabo no creyéndome lo que veo, quizás por culpa de los actores, porque sinceramente sus actuaciones son de lo más precario, por otro lado también esa especie de imágenes surrealistas sobre todo la del desierto, me parece que aportan poco, aun así seguiré explorando el cine del cineasta italiano y dándole más oportunidades más para intentar entenderle.

TRONCHA

2 comentarios:

nn dijo...

buen blog... me pasare seguido por aca...!!!

Anónimo dijo...

Allí nos veremos. Saludos.