"Nostalgia" de Andrei Tarkovsky
“…Puedes oír el respirar de vieja vida:
resbaladizas setas crecen en mojada hierba,
por dentro están comidas por parásitos y gusanos,
pero la piel sigue siendo viva y picante…”
Estos son unos versos extraídos del poema “El bosque de Ignatievo”, escrito por Arseni Tarkovsky, hermano del director de cine y al que de alguna manera se le acaba haciendo referencia en el film, por si tuviera alguna duda después de haberla visto y sentido la profunda sensación de que la obra tiene una gran carga autobiográfica, me he decidido a poner los versos porque la descripción que suponen me recuerda mucho a ciertas escenas similares.
Las escenas que ocupan todo el film no son escenas son cuadros realistas, el manejo de la cámara es tan delicado y está ubicada de una forma tan mimada que lo que acabamos viendo a través de la pantalla son cuadros de una composición exquisita, más que escenas, esto provoca que pueda decir que el cineasta ruso es un pintor de escenas y no solo me baso en este film sino en la mayoría de su filmografía, una especie de pintura inspirada en la poesía y por supuesto su particular forma de ser.
Andrei (Oleg Yankovsky) viaja a Italia desde Rusia, acompañado de una traductora de italiano, Eugenia (Domiziana Giordano) en principio su propósito es el de entrevistarse con Domenico (Erland Josephson), un loco que no lo es tanto y que ejemplo de ello da durante el primer encuentro entre ambos y la disertación que se produce al respecto, la trama no tiene mucho más, Andrei está totalmente abrumado por la nostalgia, por los recuerdos expresados en blanco y negro por el director, que se entremezclan con su cruda realidad. La obra por tanto no destaca por contar una gran historia su calidad se soporta en una enorme fuerza visual.
Como frase rotunda e impactante debo destacar una que aparece en un diálogo entre Eugenia y Andrei, donde ella le dice que “Los rusos siempre habláis de libertad y cuando la tenéis no sabéis que hacer con ella” esta frase se me antoja una revelación total, los diálogos son pocos pero de gran calado, los personajes tampoco son muchos, pero no le hacen falta más, son los necesarios ni mas ni menos, la cantidad justa, personajes serios que no abandonan su tono trágico, si acaso unos instantes, en los que esbozan una somera sonrisa en la comisura de sus labios para rápidamente retornar al rictus original.
Los ambientes son muy similares a los de otras producciones que son rodadas en su país natal, esto revela al director como un amante total de la naturaleza, los ambientes húmedos, la arquitectura medio derruida que en ocasiones ha sido invadida por el hábitat en el que está enclavada, amante del mundo rural parece demostrar cierta agorafobia hacia los grandes espacios de las urbes, no así por los extensos espacios de la tundra o el bosque, dos elementos constantes de su cine, como colofón y obra suprema destacar la escena final, increíble.
TRONCHA
resbaladizas setas crecen en mojada hierba,
por dentro están comidas por parásitos y gusanos,
pero la piel sigue siendo viva y picante…”
Estos son unos versos extraídos del poema “El bosque de Ignatievo”, escrito por Arseni Tarkovsky, hermano del director de cine y al que de alguna manera se le acaba haciendo referencia en el film, por si tuviera alguna duda después de haberla visto y sentido la profunda sensación de que la obra tiene una gran carga autobiográfica, me he decidido a poner los versos porque la descripción que suponen me recuerda mucho a ciertas escenas similares.
Las escenas que ocupan todo el film no son escenas son cuadros realistas, el manejo de la cámara es tan delicado y está ubicada de una forma tan mimada que lo que acabamos viendo a través de la pantalla son cuadros de una composición exquisita, más que escenas, esto provoca que pueda decir que el cineasta ruso es un pintor de escenas y no solo me baso en este film sino en la mayoría de su filmografía, una especie de pintura inspirada en la poesía y por supuesto su particular forma de ser.
Andrei (Oleg Yankovsky) viaja a Italia desde Rusia, acompañado de una traductora de italiano, Eugenia (Domiziana Giordano) en principio su propósito es el de entrevistarse con Domenico (Erland Josephson), un loco que no lo es tanto y que ejemplo de ello da durante el primer encuentro entre ambos y la disertación que se produce al respecto, la trama no tiene mucho más, Andrei está totalmente abrumado por la nostalgia, por los recuerdos expresados en blanco y negro por el director, que se entremezclan con su cruda realidad. La obra por tanto no destaca por contar una gran historia su calidad se soporta en una enorme fuerza visual.
Como frase rotunda e impactante debo destacar una que aparece en un diálogo entre Eugenia y Andrei, donde ella le dice que “Los rusos siempre habláis de libertad y cuando la tenéis no sabéis que hacer con ella” esta frase se me antoja una revelación total, los diálogos son pocos pero de gran calado, los personajes tampoco son muchos, pero no le hacen falta más, son los necesarios ni mas ni menos, la cantidad justa, personajes serios que no abandonan su tono trágico, si acaso unos instantes, en los que esbozan una somera sonrisa en la comisura de sus labios para rápidamente retornar al rictus original.
Los ambientes son muy similares a los de otras producciones que son rodadas en su país natal, esto revela al director como un amante total de la naturaleza, los ambientes húmedos, la arquitectura medio derruida que en ocasiones ha sido invadida por el hábitat en el que está enclavada, amante del mundo rural parece demostrar cierta agorafobia hacia los grandes espacios de las urbes, no así por los extensos espacios de la tundra o el bosque, dos elementos constantes de su cine, como colofón y obra suprema destacar la escena final, increíble.
TRONCHA
2 comentarios:
La despedida de un maestro que supo manejar la solemnidad como pocos. Saludos!
Arsei Tarkovsky es el padre de Andrei Tarkovsky y una obsesión para este, de hecho, en Stalker también uno de los protagonistas lee uno de sus poemas. El encuentro del protagonista con Domenico es casual, el poeta no llega al balneario buscándolo, sino que trata de recorrer los pasos de un músico ruso del XVI.
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