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lunes, 26 de noviembre de 2007

"Guardias y ladrones" de Mario Monicelli

Nunca he renegado de mis orígenes y siempre he agradecido a la naturaleza que me hubiera determinado que mi nacimiento se hiciera en este bendito país, ojo con esta exaltación de mi tierra no confundirla con declaración política de ningún tipo, me alegro de ser mediterráneo y de estar en el sur de Europa, quizás no tengamos cosas que tienen los de más al norte, pero los que nos empapa el mare Nostrum tenemos nuestra forma de ser y comprender las cosas y eso los de más arriba no lo tienen se lo aseguro.

Al igual que yo, muchos de ustedes habrán odio hablar del universo de Lynch, yo desde aquí reivindico el mundo de Monicelli, el que nos muestra en sus películas, ese conjunto de picaresca, lleno de personajes muy singulares capaces de cualquier cosa, un mundo cotidiano, del día a día, de gente necesitada y con pocos recursos pero que los palian con inmensa ilusión, con los escrúpulos justos pero de grandes valores que subsisten incluso por encima de sus precarias condiciones de vida y que al final acaban convirtiéndose en su gran tesoro, porque realmente poca cosa más tienen.

Con esta sencillez de personajes, pero no por ello dejan de ser grandiosos, entramos en el planeta de Fernando Espósito (Totò) y el sargento Bottoni (Aldo Fabrizi), los dos protagonistas del film, los demás actores y actrices son satélites que orbitan alrededor de ellos, ambos son dos personas humildes que aunque se encuentran en bandos contrarios realmente son más parecidos de los que ellos dos piensan, el primero es un timador, ladronzuelo de poca monta y el segundo un acomodado policía que intenta evitar problemas, para que su vida transcurra sin sobresaltos.

La mayor genialidad del film la suponen los diálogos del mismo, los continuos juegos de palabras y trabalenguas, puestos en boca del actor Totó el cual consigue liar a cualquiera que se le ponga enfrente palia su precaria condición física con su labia, ejemplo de ello son los alegatos finales que ambos personajes se presentan uno a otro sentados en las escaleras del portal, que se me antojan magistrales, al igual que la persecución del principio del film, en la que parece que estamos ante un homenaje al cine de slapstick del gran Chaplin.

A simple vista podría parecernos la típica comedia de enredo en la que acabemos desternillándonos de la risa con la mandíbula dolorida de tantas carcajadas, pero yo que ustedes no me fiaría, aquí reside la gran magia del director italiano, poco a poco acabarán embaucándolos hasta que el punto que él considere oportuno, muy probablemente el magistral final de la película, donde sin darse cuenta les habrá llegado adentro, hasta la más sensible de sus fibras y probablemente descubran con sorpresa que una lagrima rueda por una de sus mejillas.

Molto grande Mario!!!
TRONCHA

3 comentarios:

des.frankenstein dijo...

Magnifica entrada amigo.

:-)

Anónimo dijo...

Muy buenas.
Estoy contigo en que en esta cultura mediterranea (en mi caso seria cultura mediterranea-nordica por ser de Bilbao) hay cosas que en otros paises son inimaginables. Ejemplo de ello son las estaciones del año, solo aqui se pueden diferenciar todas las estaciones del año, aunque cada vez sea mas dificil diferenciarlas por el cambio climático.
Pues bien, me gustan ambas propuestas, si bien me quedo con Lynch ya que las películas irlandesas/inglesas me alucinan, vease (las cenizas de Angela, Liam, felices dieciseis, etc...
Pero es solo una opinión y sobre gustos no hay nada escrito, y menos mal, sino el cine y la vida serían un rollo.
saludos
Leolo

BUDOKAN dijo...

Mario es un grande en eso coincidimos , un vitalista del cine. Saludos!