"The city of the lost souls" de Takashi Miike
Por mucho que vea de este señor siempre acaba haciendo cosas distintas, en ocasiones similares unas a otras y por supuesto con salvedades, siempre dando la sensación de que le gusta experimentar cosas, o como en más de una vez he dicho, hacer lo que le da gana, elijan lo que prefieran, por supuesto que su tema preferido es el de las mafias niponas, o sea la yakuza, pero aquí no se contenta con eso solo, también acaba mezclándola con las triadas y la comunidad brasileña que habita en Japón, que por supuesto habría que echarla de comer aparte.
Desde este planteamiento variopinto, comienza el film, partiendo de una historia de amor entre Kei (Michelle Reis), una joven china que está estudiando en Japón y que va a ser extraditada, ayudándola a escapar Mario (Teah) un delincuente que decide romper con todo, dejar esa vida atrás, e intentar ser feliz con su chica, en el fondo este Miike es un romanticón, que cosas se le ocurren, evidentemente para ver si lo consiguen o no tendrán que ver la película.
El realizador nipón llena la filmación de personajes de los distintos ámbitos que comentaba con anterioridad, Ko (Mitsuhiro Oikawa) es el exquisito jefe de una triada que habita clandestina y subterráneamente en Tokyo, Fushimi (Koji Kikkawa) es miembro de una organización yakuza con los escrúpulos y neuronas justas, y por otro lado están Lucia (Patricia Manterola) antigua pareja de Mario y su protegida Carla, una niña que va a representar la conciencia de todos tanto de los buenos como de los malos.
Toda esta amalgama de personajes quizás sea el error principal de la narración, ya que al haber tanta cantidad y de alguna manera tener casi todos su cuota de pantalla parecida, esto no permite que se acaben definiendo de forma correcta cada uno de ellos, si me apuran incluso tampoco los personajes principales Kei y Mario, por lo demás vamos a encontrar los elementos habituales del cine del director japonés, incluidos esos toques fantásticos que introduce en sus films, como si a modo de píldoras se tratara y sino díganmelo cuando vean la escena de la pelea de gallos.
El interés reside principalmente en esta especie de globalización de malhechores que se nos muestra, es como si quisiera contarnos algo así como que el mundo del crimen es universal y que une más a las nacionalidades de lo que realmente creemos, pero insisto, esto se pueda atisbar, no sería capaz de aseverarlo con firmeza, cualquiera se atreve con lo que le debe de pasar a este señor por la cabeza. Por cierto se me olvidaba no cometan el error que comete mucha gente levantándose precipitadamente en las salas de cine y no se pierdan el final, las imágenes que aparecen en los títulos de crédito.
Desde este planteamiento variopinto, comienza el film, partiendo de una historia de amor entre Kei (Michelle Reis), una joven china que está estudiando en Japón y que va a ser extraditada, ayudándola a escapar Mario (Teah) un delincuente que decide romper con todo, dejar esa vida atrás, e intentar ser feliz con su chica, en el fondo este Miike es un romanticón, que cosas se le ocurren, evidentemente para ver si lo consiguen o no tendrán que ver la película.
El realizador nipón llena la filmación de personajes de los distintos ámbitos que comentaba con anterioridad, Ko (Mitsuhiro Oikawa) es el exquisito jefe de una triada que habita clandestina y subterráneamente en Tokyo, Fushimi (Koji Kikkawa) es miembro de una organización yakuza con los escrúpulos y neuronas justas, y por otro lado están Lucia (Patricia Manterola) antigua pareja de Mario y su protegida Carla, una niña que va a representar la conciencia de todos tanto de los buenos como de los malos.
Toda esta amalgama de personajes quizás sea el error principal de la narración, ya que al haber tanta cantidad y de alguna manera tener casi todos su cuota de pantalla parecida, esto no permite que se acaben definiendo de forma correcta cada uno de ellos, si me apuran incluso tampoco los personajes principales Kei y Mario, por lo demás vamos a encontrar los elementos habituales del cine del director japonés, incluidos esos toques fantásticos que introduce en sus films, como si a modo de píldoras se tratara y sino díganmelo cuando vean la escena de la pelea de gallos.
El interés reside principalmente en esta especie de globalización de malhechores que se nos muestra, es como si quisiera contarnos algo así como que el mundo del crimen es universal y que une más a las nacionalidades de lo que realmente creemos, pero insisto, esto se pueda atisbar, no sería capaz de aseverarlo con firmeza, cualquiera se atreve con lo que le debe de pasar a este señor por la cabeza. Por cierto se me olvidaba no cometan el error que comete mucha gente levantándose precipitadamente en las salas de cine y no se pierdan el final, las imágenes que aparecen en los títulos de crédito.
TRONCHA
2 comentarios:
Otra de tantas que tengo pendientes de Miike... algún dia tendre que ponerme.
Miike tiene muchas películas que es casi imposible recorrelo todo, es bueno que nos acerques esta. Saludos!
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