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viernes, 21 de septiembre de 2007

"Workingman´s death" (La muerte del trabajador) de Michael Glawogger

No es muy habitual que en mis ratos libres visualice documentales, o más bien de los que tienen estructura fílmica como es el caso, pero la verdad es que quedé congratulado de encontrarme este de repente haciendo zapping por televisión, siempre digo que estas experiencias son mas satisfactorias que cuando alguien te ha recomendado o ya has leído o visto algo del tema, no recuerdo nada de esto sobre el documental que visualicé.

La idea básica que nos expone el director es bastante sencilla, en pleno siglo XXI, en el que muchos vivimos con unas condiciones sociales, laborales, económicas, familiares, etc, muy desahogadas, todavía existan personas que dediquen un altísimo porcentaje de su existencia a trabajar e intentar subsistir, en condiciones infrahumanas y cobrando pírricos salarios, que les concede la dicha de mal vivir, incluso dando gracias por tener un trabajo y no tener que robar.

Michael Glawogger nos pone delante de la pantalla el mundo tal cual, incluso impregnándolo de cierta belleza a la hora de mostrárnoslo en contraste con lo precario de las localizaciones en las que estuvo filmando, no vamos a conseguir obtener ninguna recomendación para poder librar a este mundo de tanta infrahumanidad, eso es algo que el propio director deja de la mano del espectador, o al menos lo que pretende intentado llegar a nuestra parte sensible.

El documental esta dividido en seis bloques y en cada uno de ellos nos muestra alguna profesión que se desarrolla en alguna parte del mundo, lo que si que me da la sensación es que desde el comienzo va de menos a más para llegar a un punto álgido del que luego volvemos a descender perdiendo de nuevo intensidad, para concluir en un epílogo que en mi opinión muestra poco, tan solo que el futuro está ahí, no mucho más.

Las partes del mismo versan sobre las minas ilegales de carbón de Ucrania, los recolectores de azufre de un volcán en Indonesia, el matadero al aire libre de una ciudad de Nigeria, los desgüazadores de barcos de Pakistán, los trabajadores de una acerería en China y por último los niños que recorren el ahora parque temático Leisure park, en Alemania, antigua fundición.

Se pueden destacar varios aspectos en común entre los trabajos expuestos en pantalla por supuesto y el más importante el de la peligrosidad continua de cada uno de ellos, con unas normas de seguridad mínimas o inexistentes, creadas por el ingenio de los propios trabajadores, la plena dedicación de los trabajadores a sus empleos y en muchos de los casos agradeciéndoselo a Alá o al propio gobierno, cuesta estar donde estamos y no sentir nada, ni siquiera plantearse el hecho de porque nadie quiere que estas situaciones mejoren, o hay que ser tan egoístas de pensar que para que nuestras condiciones sean más que aceptables las de algunos deben ser más que deleznables.

En fin muchos deberíamos plantearnos la próxima vez que nos pongamos a protestar por las condiciones en las que desarrollamos nuestra labor diaria, para llevar un sueldo a casa y mantener una vida muy confortable.


TRONCHA

2 comentarios:

BUDOKAN dijo...

No conocía esta pequeña historia sobre esos grandes héroes cotidianos que uno se cruza en la calle todo el tiempo. Saludos!

Anónimo dijo...

Me siento de cierta manera, avergonzada, porque me quejo constantemente de las responsabilidades que me agobian. Creo que la situación de estas personas hace que duela algo dentro de uno, que agradézcamos lo que tenemos, aunque a veces nos parezca mínimo. Saludos, cómo quisiera que el mundo fuera un poco más justo y equitativo. Algunos tienen tanto, y otros tan poquito. Sometime, algún día, esto va a cambiar...