"El cuervo" de Henry-George Clouzot
Que reconfortante resulta encontrarse con un buen trabajo de un director, algo inesperado que no conoces de lo que nadie te ha hablado, bajo mi punto de vista es más gratificante aun si cabe, esto me ocurrió con la primera película que vi de Clouzot, El salario del miedo (1953), me recomendaron ver Las diabólicas (1955) y bendito consejo el que recibí, ahora de nuevo por mi cuenta y con el bagaje de las dos experiencias pasadas me dispuse a visionar El cuervo (1943) y vuelta a las andadas quede totalmente encantado con la realización del director francés.
Esto significa que el señor Clouzot entra en mi lista de directores mencionables y obviamente defendidos, por supuesto que algún error fílmico tiene que haber cometido, hasta el mejor escribiente echa un borrón, pero aun no lo he descubierto y hasta que llegue ese momento seguiré regocijándome con su labor.
El planteamiento de la historia me parece de una genialidad increíble, la narración comienza diciendo: “En un pequeño pueblo de aquí o de allá.” Esta genial frase iniciadora demuestra la globalización del film, que importa donde estemos, si vivimos en un pueblo de un tamaño no muy excesivo, podrían pasarnos las mismas cosas que les pasan a los personajes de la película, realmente no es eso lo que buscamos cuando nos ponemos frente a la pantalla, no queremos creernos lo que vemos, pues que mejor que sentirnos totalmente identificados con alguno de los protagonistas.
No obstante la ambientación y localización no parece serle muy ajena al director ya que el entorno escolar y aldeano vuelve a repetirle de una forma muy semejante en Las diabólicas, aunque parece una película coral, con multitud de personajes, todos ellos desde el más al menos importante están totalmente perfilados, sabemos perfectamente cuales con los rasgos que les caracterizan, de alguna manera empezamos siendo el típico forastero que llega el pueblo, para acabar introducidos de una forma total en la comunidad, por supuesto guiados por la firme mano del director.
Los personajes como he dicho destacan por su personalidad y por supuesto entre ellos refulgen dos sobre el resto, el del acusado y vilipendiado Germain (Pierre Fresnay) y el del viejo doctor Vorzet (Pierre Larquey), incluso entre ambos me inclino más por los magníficos diálogos del anciano, que acaban sustentando la intriga que lleva el film, ese tipo de suspense tan exquisito, propio de Clouzot, que acabará repitiendo en futuros largometrajes, el secreto de dicha intriga es que acaba extrapolándola a la vida cotidiana, con lo que aun nos identificamos más con la situación.
Esto significa que el señor Clouzot entra en mi lista de directores mencionables y obviamente defendidos, por supuesto que algún error fílmico tiene que haber cometido, hasta el mejor escribiente echa un borrón, pero aun no lo he descubierto y hasta que llegue ese momento seguiré regocijándome con su labor.
El planteamiento de la historia me parece de una genialidad increíble, la narración comienza diciendo: “En un pequeño pueblo de aquí o de allá.” Esta genial frase iniciadora demuestra la globalización del film, que importa donde estemos, si vivimos en un pueblo de un tamaño no muy excesivo, podrían pasarnos las mismas cosas que les pasan a los personajes de la película, realmente no es eso lo que buscamos cuando nos ponemos frente a la pantalla, no queremos creernos lo que vemos, pues que mejor que sentirnos totalmente identificados con alguno de los protagonistas.
No obstante la ambientación y localización no parece serle muy ajena al director ya que el entorno escolar y aldeano vuelve a repetirle de una forma muy semejante en Las diabólicas, aunque parece una película coral, con multitud de personajes, todos ellos desde el más al menos importante están totalmente perfilados, sabemos perfectamente cuales con los rasgos que les caracterizan, de alguna manera empezamos siendo el típico forastero que llega el pueblo, para acabar introducidos de una forma total en la comunidad, por supuesto guiados por la firme mano del director.
Los personajes como he dicho destacan por su personalidad y por supuesto entre ellos refulgen dos sobre el resto, el del acusado y vilipendiado Germain (Pierre Fresnay) y el del viejo doctor Vorzet (Pierre Larquey), incluso entre ambos me inclino más por los magníficos diálogos del anciano, que acaban sustentando la intriga que lleva el film, ese tipo de suspense tan exquisito, propio de Clouzot, que acabará repitiendo en futuros largometrajes, el secreto de dicha intriga es que acaba extrapolándola a la vida cotidiana, con lo que aun nos identificamos más con la situación.
El único pero que le voy a poner a la obra, pero muy pequeño, no se vayan ustedes a pensar, es el del final, por supuesto que es totalmente válido, pero al verlo tuve la sensación de que este le había supuesto un problema a su autor, el desarrollo de la historia es genial como ya he indicado, sin embargo la conclusión parece que se precipita, que se nos viene encima, como si no hubieran sabido como desenredar el enredo epistolar planteado desde el principio y se lo hubiera quitado de encima por la vía rápida.
TRONCHA
3 comentarios:
De Clouzot sólo he visto "Las diabólicas", y me encantó. Espero ver pronto "El cuervo" también.
Pero en realidad quiero felicitarte por este blog. Es verdaderamente maravilloso. Desde ya, lo linkeo al mío.
Saludos.
Te recomiendo "El salario del miedo," también fantástica.
Muchas gracias por tu link clau, en cuanto tenga un rato me paso por el tuyo y linkeo también.
Clouzot es uno de los realizadores más interesantes que dió francia por aquella época. Lástima que no se lo haya reconocido como lo que fue, un genio. Saludos!
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