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miércoles, 12 de diciembre de 2007

"Ocho sentencias de muerte" de Robert Hamer

Que pequeñita la Ealing y con que grandes obras nos deleitó, sorprendente la gran calidad general de todos sus trabajos, por supuesto los culpables de todo esto en general son una serie de actores que derrocharon genialidad y buen hacer en la gran época de estos estudios (hacia la década de los 50), sobre todos ellos por supuesto destaca la figura de uno de los más grandes del mundo de la interpretación de todos los tiempos como es Alec Guinness.

Casi todos los trabajos que se produjeron en estos estudios de una manera u otra tienen un trasfondo totalmente teatral y esta no podía ser menos, aunque en este caso el papel de protagonista es para el duque Louis Mazzini (Dennis Price) condenado a muerte que decide escribir la historia de su vida durante las pocas horas de vida que aun le restan pero el verdadero protagonismo es el de Guinness, que no hace un papel, sino ocho en total, así sin más.

Louis es un plebeyo con raíces en la nobleza, el cual desea heredar su condado como su propia familia le ha negado desde su nacimiento y para ello utilizará los métodos que estén a su alcance sin reparar en remordimiento alguno, de esta manera logra acelerar su posición en el ranking de los D’Ascoine, cada sujeto que quita de en medio es interpretado por el mencionado Guinness con lo cual la película se nos antoja a algo similar al trabajo de Hércules en la mitología griega cuando tuvo que matar a la hidra y cada vez que le cortaba una cabeza, de la cicatriz salían dos nuevas, es como si el protagonista viviera dentro de una especie de circulo vicioso del que no puede salir.

La historia aparece contada por un narrador que es el propio protagonista hablando de su pasado y de las vicisitudes para lograr su fin, con esto Hamer nos hace una dura burla de la clase aristocrática, tan obsesionados por mantener su posición y ciegos para no darse cuenta de que están metiendo al zorro dentro del propio gallinero, mostrándonos una sociedad donde son más interesantes las apariencias que todo lo demás, la trama transcurre de una manera pacífica aunque de crímenes estemos hablando, pero el final acaba siendo magistral, manteniendo por supuesto los tres tiempos de la tradición teatral que sirve de base a estas obras.

Otro ejemplo más del frívolo humor negro muy característico de los estudios ingleses, un humor muy inteligente y mordaz, que se permite la licencia de tratar temas como el asesinato y la muerte de una forma muy cotidiana, como si formaran parte de nuestros quehaceres diarios, consiguiendo que disfrutemos de temas tan escabrosos y podamos verlos llenos de naturalidad, hasta llegar el punto de que sin darnos cuenta estemos justificando las horrendas acciones del protagonista.

TRONCHA

2 comentarios:

john mcclane dijo...

Interesante film del cual no tenia idea. Creo que tendre que buscarlo.

Saludos.

troncha dijo...

De verdad que es muy bueno, lo mejor de todo la interpretación de Alec Guinness, caracterizado de 8 maneras distintas, hasta de mujer.

Saludos...