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lunes, 28 de mayo de 2007

"Black line" de Teruo Ishii

Primera de mis incursiones en el cine de este director, y por supuesto que prometo que no va a ser la última, la verdad es que después de visualizar esta película me quedó un regusto muy bueno, y después pasándola al análisis por mi cabeza fue cobrando mayor interés a la hora de su análisis, volviendo a insistir una vez más en la cantidad de joyas que la gente que le gusta el cine se pierde, simplemente por el prejuicio que tienen ante el cine oriental en general.

La obra es de cine negro puro y duro, y no se crean que tiene mucho que envidiar a su hermano mayor, al que en aquella misma época y años anteriores se estaba haciendo en EE.UU. semejante a ese cine de gángsters y de clubes nocturnos, de números musicales de chicas con la ropa justa, un mundo de drogadicción y prostitución, por supuesto todo ello extrapolado a un punto de vista más oriental y con la presencia de la yakuza.

Esta visión que nos ofrece el director me parece una crítica contra la sociedad yanqui, recordemos que Japón fue uno de los perdedores de la guerra y que los americanos ejercieron el control en dicho país durante la posguerra, dejándoles sus peores vicios y costumbres a la sociedad nipona, por supuesto que hay gente que podría opinar totalmente al contrario, eso ya depende de cada uno de nosotros. Sirva como ejemplo también el cine de Seijun Suzuki, en los que refleja todavía mucho más explícitamente esta realidad, aunque al contrario que Ishii, su cine sea muchísimo más colorista, curioso contraste digno de estudiar.

No quiero pensar que mi devoción personal por el cine de Melville , me haga ver siempre influencias de este gran director en cualquier obra de cine negro, en este caso podemos asegurar que hay ciertos trazos, como son la clase y caballerosidad del protagonista Maguchi (Shigeru Amachi), la rotundidad a la hora de abordar al sexo contrario por supuesto sin llegar al maltrato, en general es ese cine oscuro, de señores en gabardina que tanto me recuerda a la nouvelle vague.

En resumen ha sido un hallazgo total el cine de este realizador japonés, del que recomiendo a todos que se adentren y experimente con él, les aseguro que si les gusta el cine negro, no van a echar nada de menos, bueno quizás una cosa de la que adolece es su metraje, en tan solo 80 minutos, quizás condensa demasiado la trama y por eso en algunos momentos la acción es excesivamente precipitada viniéndose encima a modo de avalancha.

TRONCHA

1 comentario:

BUDOKAN dijo...

Qué lindo lo que describes, veo que compartimos una admiración profunda por Melville lo que hace que este film sea una de prioridad para conseguirlo. Japón y Estados Unidos tienen caminos muy paralelos en cuanto a su cine. Saludos!