"La cuarta ventana" de Julio Coll
El hecho de haber visto esta película es que me habían indicado que formaba parte de lo que se vino a llamar la época del cine negro o en su extensión del policíaco español que se hizo durante la dictadura franquista, esta podría decirse que toca o más bien roza el policíaco, porque comienza siendo una cosa y acaba siendo otra totalmente distinta, que para nada se parece a lo que parecían las pretensiones iniciales.
De repente nos vemos de lleno en una pelea de un tugurio, hasta las doñas reparten mamporros a diestro y siniestro, gente de la noche, de mala vida entre comillas, o así era como les veía el resto de la sociedad, lo que ocurre es que hacían cosas a horas que el resto estaba en la cama porque debía trabajar a la madrugada siguiente, curioso pero así era en aquella época, de repente un supuesto bote de crema facial acaba rodando por el suelo, lo recoge un policía y en la redada detienen a varios, entre ellas a nuestras tres protagonistas.
Lo que me dejó boquiabierto es que el famoso tarro contenía cocaina, de repente mi imaginación se disparó y dije un tema de drogas en aquella época, fascinante, dispóngamonos a verlo, pero ahí se esfumó todo, nunca más se supo de la droga y si de la historia personal de las tres pobres infelices que acabaran dando forma a la historia, Dora García (Emma Penella), Luisa Pau (Elisa Montés) y Linda Barcala (Terele Pávez), tres pobres chicas que solo desean ser normales aunque dicha normalidad pretendan encontrarla en los lugares y a las horas equivocadas.
Julio Coll, recluta a las tres que son hermanas en la vida real para contarnos este folletín que es en lo que se acaba convirtiendo la historia al final del todo, porque nuestras "heroínas" cotidianas se dedican a conseguir que una pobre inocente que se ha venido del pueblo (Puebla de Sanabria, Zamora) para encontrarse con un bohemio Carlos (Leo Anchóriz) que por supuesto va a intentar aprovecharse de ella como ya lo ha hecho de tantas otras, al fin y al cabo es un vividor y como tal actúa.
Lo sorprendente del film es que cada vez nos vamos adentrando mucho más en un mundo donde las que dominan son las féminas y en las que se les da cierta razón a la hora de decir que los hombres somos todos iguales, iguales de aprovechados, de impresentables, de desconsiderados, etc con las mujeres que no merecen la pena, esta idea es la que me extraña que se le escapara a la censura machista de aquel momento y dejara "viva" la historia, aunque me decido a pensar que lo que la salvo de la quema en este aspecto es el final, que por supuesto de mis palabras no van a conocer y deberán ver ustedes con sus propios ojos.
TRONCHA
De repente nos vemos de lleno en una pelea de un tugurio, hasta las doñas reparten mamporros a diestro y siniestro, gente de la noche, de mala vida entre comillas, o así era como les veía el resto de la sociedad, lo que ocurre es que hacían cosas a horas que el resto estaba en la cama porque debía trabajar a la madrugada siguiente, curioso pero así era en aquella época, de repente un supuesto bote de crema facial acaba rodando por el suelo, lo recoge un policía y en la redada detienen a varios, entre ellas a nuestras tres protagonistas.
Lo que me dejó boquiabierto es que el famoso tarro contenía cocaina, de repente mi imaginación se disparó y dije un tema de drogas en aquella época, fascinante, dispóngamonos a verlo, pero ahí se esfumó todo, nunca más se supo de la droga y si de la historia personal de las tres pobres infelices que acabaran dando forma a la historia, Dora García (Emma Penella), Luisa Pau (Elisa Montés) y Linda Barcala (Terele Pávez), tres pobres chicas que solo desean ser normales aunque dicha normalidad pretendan encontrarla en los lugares y a las horas equivocadas.
Julio Coll, recluta a las tres que son hermanas en la vida real para contarnos este folletín que es en lo que se acaba convirtiendo la historia al final del todo, porque nuestras "heroínas" cotidianas se dedican a conseguir que una pobre inocente que se ha venido del pueblo (Puebla de Sanabria, Zamora) para encontrarse con un bohemio Carlos (Leo Anchóriz) que por supuesto va a intentar aprovecharse de ella como ya lo ha hecho de tantas otras, al fin y al cabo es un vividor y como tal actúa.
Lo sorprendente del film es que cada vez nos vamos adentrando mucho más en un mundo donde las que dominan son las féminas y en las que se les da cierta razón a la hora de decir que los hombres somos todos iguales, iguales de aprovechados, de impresentables, de desconsiderados, etc con las mujeres que no merecen la pena, esta idea es la que me extraña que se le escapara a la censura machista de aquel momento y dejara "viva" la historia, aunque me decido a pensar que lo que la salvo de la quema en este aspecto es el final, que por supuesto de mis palabras no van a conocer y deberán ver ustedes con sus propios ojos.
TRONCHA
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