"El manantial de la doncella" de Ingmar Bergman
Que ilusión hace cuando de vez en cuando alguien se decide a hacer una retrospectiva de un gran director o actor y se tiene la oportunidad de ver algunas obras en pantalla grande, durante todo Diciembre de 2007 el Circulo de Bellas Artes de Madrid dedicó una en concreto a Ingmar Bergman y a los 45 títulos que componen su filmografía, el caso es que uno aparte de esto tiene sus obligaciones y asiste a las que puede, entre ellas tuve el lujo de ver esta en la coqueta sala de proyecciones.
Siempre digo y seguro que cuando estoy afirmando esto me estaré repitiendo, un defecto muy habitual en mi, que el director sueco es uno de los más complicados a la hora de analizarle bien a él o a su obra, aun así cualquiera que se acerque a él y sepa un poco de cine se da cuenta que está ante un grande que nos sitúa frente a autenticas obras maestras en muchos de sus trabajos.
Aparte de lo que habitualmente se comenta sobre el cineasta sueco, de que consigue que los sentimientos salgan a través de al pantalla para que lleguen hacia nuestros corazones, cosa que es muy cierta y que comparto, incluso a veces llegue a revolvernos de la butaca, dándonos una visión como ningún otro nos ha dado de ciertos aspectos de nuestra propia vida, o por decirlo de otro modo, los vemos a través de los ojos de Bergman, llegando a observar cosas que ni siquiera antes hubiéramos imaginado, no es tan fácil plasmar la soledad, la sordidez, la pesadumbre, el odio, la ansiedad, estos son algunos conceptos que el genial director parece materializarlos para hacérnoslos tangibles.
Sin embargo en esta ocasión voy a intentar examinar el film, como un juego de contrastes que nos muestra el realizador, no solo en el aspecto general de algunos de los personajes, sino también en algunas de las situaciones, partiendo de este contrastado escrutinio podemos observar que dos de los personajes principales aun estando juntos y teniendo los mismos deseos sus creencias son de tendencias prácticamente opuestas, es el caso del padre Töre (Max von Sydow) de creencias ciertamente paganas y su esposa Märetta (Birgitta Valberg) plenamente convencida de su devoción cristiana y ferviente practicante.
Esto se entiende porque la acción está ambientada en una leyenda sueca del siglo XIII que Bergman lleva a la gran pantalla, por ello la narración esta hecha en tono de cuento, siguiendo con los contrastes la representación de la maldad y el pecado está representada en Ingrid (Gunnel Lindblom) de cabellos morenos y la de la inocencia y la virginidad se hace su valedora Karin (Birgitta Pettersson) de cabellos rubios, incluso si analizamos sus monturas en el fatal viaje a la iglesia, también son distintas, parece querer representarnos una lucha entre polos distintos.
Acabamos sumergidos en una asfixiante naturaleza, que por supuesto colabora al ambiente dramático de la narración, recordando bastante la de las películas del atormentado Tarkovsky, aparecen elementos simbólicos como el sapo y el cuervo, por supuesto sin olvidar el principal de todos ellos y que da titulo al trabajo como es el manantial, que parece purificar a todos los que contemplan su nacimiento.
De todas las escenas destaco la de la purificación en la sauna de Töre, cuando ha decidido salirse del camino de rectitud que la religión le marca para prepararse al alba del nuevo día y consumar la venganza que ha decidido, incluso es admirable el juego continuo de la luminosidad, observemos la escena de cuando está sentado en su silla (a modo de trono), la magnificencia de la estampa, esta es un ejemplo de toda la obra, porque cada escena que podemos ver, cada encuadre tiene una calidad impresionante.
TRONCHA
Siempre digo y seguro que cuando estoy afirmando esto me estaré repitiendo, un defecto muy habitual en mi, que el director sueco es uno de los más complicados a la hora de analizarle bien a él o a su obra, aun así cualquiera que se acerque a él y sepa un poco de cine se da cuenta que está ante un grande que nos sitúa frente a autenticas obras maestras en muchos de sus trabajos.
Aparte de lo que habitualmente se comenta sobre el cineasta sueco, de que consigue que los sentimientos salgan a través de al pantalla para que lleguen hacia nuestros corazones, cosa que es muy cierta y que comparto, incluso a veces llegue a revolvernos de la butaca, dándonos una visión como ningún otro nos ha dado de ciertos aspectos de nuestra propia vida, o por decirlo de otro modo, los vemos a través de los ojos de Bergman, llegando a observar cosas que ni siquiera antes hubiéramos imaginado, no es tan fácil plasmar la soledad, la sordidez, la pesadumbre, el odio, la ansiedad, estos son algunos conceptos que el genial director parece materializarlos para hacérnoslos tangibles.
Sin embargo en esta ocasión voy a intentar examinar el film, como un juego de contrastes que nos muestra el realizador, no solo en el aspecto general de algunos de los personajes, sino también en algunas de las situaciones, partiendo de este contrastado escrutinio podemos observar que dos de los personajes principales aun estando juntos y teniendo los mismos deseos sus creencias son de tendencias prácticamente opuestas, es el caso del padre Töre (Max von Sydow) de creencias ciertamente paganas y su esposa Märetta (Birgitta Valberg) plenamente convencida de su devoción cristiana y ferviente practicante.
Esto se entiende porque la acción está ambientada en una leyenda sueca del siglo XIII que Bergman lleva a la gran pantalla, por ello la narración esta hecha en tono de cuento, siguiendo con los contrastes la representación de la maldad y el pecado está representada en Ingrid (Gunnel Lindblom) de cabellos morenos y la de la inocencia y la virginidad se hace su valedora Karin (Birgitta Pettersson) de cabellos rubios, incluso si analizamos sus monturas en el fatal viaje a la iglesia, también son distintas, parece querer representarnos una lucha entre polos distintos.
Acabamos sumergidos en una asfixiante naturaleza, que por supuesto colabora al ambiente dramático de la narración, recordando bastante la de las películas del atormentado Tarkovsky, aparecen elementos simbólicos como el sapo y el cuervo, por supuesto sin olvidar el principal de todos ellos y que da titulo al trabajo como es el manantial, que parece purificar a todos los que contemplan su nacimiento.
De todas las escenas destaco la de la purificación en la sauna de Töre, cuando ha decidido salirse del camino de rectitud que la religión le marca para prepararse al alba del nuevo día y consumar la venganza que ha decidido, incluso es admirable el juego continuo de la luminosidad, observemos la escena de cuando está sentado en su silla (a modo de trono), la magnificencia de la estampa, esta es un ejemplo de toda la obra, porque cada escena que podemos ver, cada encuadre tiene una calidad impresionante.
TRONCHA
5 comentarios:
Saludos
Estoy buscando libros de la colección, la genuina novela negra, Black, me faltan los números 15,16,18,19.21 y 22. He leído que tienes en nº 16, te importaría ponerte en contacto conmigo en éste mail javier.meson@terra.es. Gracias
La película que más me ha gustado de todas las que he visto del genial Ingmar Bergman, que de guión sumamente sencillo, logró una historia inmensamente grande. Una magnífica película, si señor, aunque la mayoría opinen que "El séptimo sello", fue su obra cumbre. Un servidor se inclina por este film,porque de verdad es una auténtica maravilla. Saludos!!!
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A mi me atrae desde que vi la versión gore que hizo Wes Craven, "La utima casa a la izquierda", al menos se dice que su historia se basó en "El manantial de la doncella", asi que espero revisarla, definitivamente ha de ser una buena experiencia. Saludos.
El manantial de la doncella. La barbarie rompe con lo que representa la pureza y lo sagrado. Los sacrílegos son castigados independiente de la ignorancia de alguno de los culpables, por ejemplo el niño, por el sólo hecho de haber presenciado el crimen. La encuentro perturbadora.
Esto es de las cosas más impresionantes que se han hecho nunca.
Jamás la he incluído entre mis pelis favoritas... porque directamente pienso que no es una película ¿? Es difícil de explicar. Esa austeridad, esa fuerza, es algo indescriptible... Ya digo, sin palabras.
Lo del penoso Wes Craven... en fin...
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