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lunes, 12 de enero de 2009

"El salario del crimen" de Julio Buchs

No se puede negar que el título no prometía, incluso cuando vemos el inicio del film, parece que mantenemos cierta tensión durante los primeros minutos, como diría el gran Wylder, mejor tener una intensa escena al principio para que el espectador esté pendiente desde el principio, quizás lo que algunos no tienen en cuenta es que esa llama debe permanecer encendida de vez en cuando porque sino esto se apaga y no quedan más que las cenizas.

Una de las conclusiones que saco cuando más ejemplos veo de cine negro español es que hay un actor que con el tiempo se ha echado a perder tanto en la parte profesional como en la personal, en la que me parece un prepotente descarado, pero juicios personales aparte, me refiero a Arturo Fernández (Mario) que en este caso encarna un personaje bien interpretado con peso específico que lleva todo el peso de la película y que lo soporta con sobriedad, incluso para que destaque más aun a su lado está el “abuelito” (Manuel Alexandre) dándole un original contrapunto, cargado de humor que da cierto respiro a la seriedad de la narración.

El director aprovecha en todo momento la condición de galán del cine español de forma implícita y explicita en la cinta, incurriendo aquí en el fallo del film, basando toda la narración en su historia de amor con Elsa (Françoise Brion) una especie de femme fatale que queda a años luz de tantas y tantas otras de la historia del cine, esta historia hace que perdamos en hilo que realmente interesa que es el de la resolución del crimen y como la truculenta acción delictiva va a ser resuelta.

En el cine negro americano y francés aparecen los tugurios nocturnos donde se reúne el mundo del hampa, donde van a hacer negocios y donde porque no, los fuera de la ley van a echar una canita al aire, para desahogarse, no todo va a ser robar y delinquir, hay que disfrutar de los placeres de la vida, lo curioso del cine negro español es situar dichos ambientes en salas de fiesta, pero sobre todo en “tablaos” flamencos, está claro que no hay nada más típico español.

Hay una escena que debo destacar sobre el resto, recordar que estamos en pleno apogeo de la censura y es digno de alabar como los realizadores burlaban a dicho “sindicato” de la pureza para confeccionar algunas de sus escenas, es el caso en el que en una escena de cama Mario y Elsa han pasado la noche juntos y el espectador tan solo ve el interior de la habitación, la mano masculina toma un paquete de cigarrillos Winston y le indica a ella si quiere uno, es soberbio que en ningún momento se vea la cama pero que el espectador sepa que ambos personajes estén ahí y lo que acaba de ocurrir.

A colación del tema del tabaco, también comentar que es significativo como se quiere diferenciar entre las clases altas y bajas del film, los de arriba fuman tabaco rubio americano, y los menos poderosos económicamente hablando, se deleitan con la marca “Ducados”, negro y nacional. Para acabar comentarles que el final no puede ser de otra manera, que este se va volviendo previsible hasta que acaba llegando, la época en la que se filma este trabajo no permite que la resolución definitiva pudiera ser de otra índole.

TRONCHA

3 comentarios:

Los Burgomaestres dijo...

Mi memoria no es demasiado buena, amigo troncha, pero creo recordar que yo mismo te recomendé esta película en algún comentario anterior, así que mi opinión sobre ella sigue siendo que es una muy buena muestra del cine policíaco hecho en España, entre los años 50 y 60. Tu parecer sobre Arturo Fernández pienso que es compartido por la mayor parte de los aficionados al cine, pero, estoy seguro de que no por el propio interesado, que vio que en su papel de seductor metido en patochadas vodevilescas era donde tenía el éxito asegurado. Contra eso no podemos nada los cinéfilos. También hay un aspecto a tener en cuenta, muy considerable y es que Arturo Fernández nos parece mejor actor cuando, como pasaba en todos estos films "noir", lo doblaban. Normalmente (creo que también en el caso de "El salario del crimen") el gran Juan Manuel Soriano. Esto del doblaje ha sido de gran ayuda para dar credibilidad a actores de todo pelaje. Hoy en día todavía le sirve al "ínclito" Javier Bardem.
En el aspecto argumental, creo que la película cuenta con suficientes elementos para mantener el interés y no me parece nada desdeñable el hecho de que el "héroe" se vea corrompido hasta tal punto por la "femme fatale". Es un hecho bastante osado para el cine español, aunque en el cine americano (véase, por ejemplo "Al borde del peligro", de Otto Preminger)sea moneda de uso corriente.
En fin, creo que esta película de Julio Buchs representa un buen ejemplo de cine competente, digno y, sobre todo, recuperable del olvido y la indiferencia al que se ve sometido gran parte de la filmografía nacional. Y, como mínimo, contiene buenas participaciones de actores excelentes, tales como José Bódalo, José María Caffarel, Manuel Díaz González, o el mismísimo Luis Sánchez Polack "Tip". Si quiera fuera por verles a ellos, ya valdría la pena. Y no quiero olvidar a Alberto Dalbes, un actor argentino de ambigua presencia la cual fue muy bien empleada en muchos papeles de villano entre 1964 y 1974.

Anónimo dijo...

Muy agradecido de su visita por el blog, es impresionante el conocimiento que tiene del cine español, haber si entre todos sacamos a flote este tipo de cine bastante digno y que muchos se han empeñado en enterrar debajo de otro de muchísima menor calidad.

Saludos...

Anónimo dijo...

hoy en el canal "somos" a las 9 y 30 de la noche.....