"La conjura de El Escorial" de Antonio del Real
Con lo vasta que es la historia de este país, la sensación que le queda a uno es que se podía haber escogido cualquier otro momento de aquellos tiempos pretéritos en los que éramos los dominadores de la tierra y del mar, cuando el mundo estaba rendido a nuestros pies, aunque siempre se ha dicho que cuanto más arriba estés el problema es que la caída después es mucho más dura, como realmente así fue.
La única razón que me movió al cine para ver este trabajo en el que no tenia puestas muchas esperanzas, era que mi familia procede de Pastrana, de donde la Princesa de Eboli (Julia Ormond) era duquesa y donde en definitiva acabó dando con sus huesos en los últimos años de su vida, ya que la historia la había dispensado un trato no muy favorable, quise ver como el realizador Antonio del Real se las había compuesto para llevarla a la gran pantalla.
El caso es que la coproducción hispano-italiana de pierde en el oropel que lo recubre, en su envoltorio, logra unas magníficas localizaciones, la ambientación está muy conseguida, incluso el vestuario, con respecto a este tema decir que odio las películas en las que los vestidos de los personajes permanecen totalmente pulcros durante el film, esto es burlarse del espectador, en aquella época la idea de higiene y limpieza no tiene nada que ver con la de ahora, son detalles que afean el conjunto y no lo hacen creíble.
El caso es que situar a todos estos extras, escenarios, vestuarios es un verdadero dineral, para luego rodar en él escenas sin trascendencia y que no contribuyen a crear interés en el público, después algunos se llenaran la boca para decir que no hay dinero para el cine español, pero es que cuando a algunos se lo dan en grandes cantidades lo único que hacen es despilfarrarlo, hablando en plata, el cine es un arte que tiene infinidad de recursos que se han utilizado por verdaderos maestros para paliar la falta de dinero y crear verdaderos tesoros cinematográficos.
Para que quiero buenos escenarios si luego no funcionan la mayoría de los actores que pongo en ellos, ni siquiera Jordi Mollà (Mateo Vázquez), ni Juanjo Puigcorbé (Felipe II), se salvan de la quema, asean sus personajes y a ratos nos los creemos, pero hay otros ejemplos como el de Blanca Jara (la “morisca” Damiana) y su pareja Jürgen Prochnow (el alguacil Espinosa) que son de lo peor que he visto hace tiempo, además hay una parte de la historia en la que cobran un protagonismo que tira abajo el largometraje, sobre todo ella, no hay quien se la crea.
Si a todo esto le añadimos que los actores han sido doblados, pero es que el desmán no queda solo ahí, tal artimaña de doblaje está tan mal hecha de principio a fin que no hay manera de dejarlo de lado en ningún punto, me explico, cuando una película es mala o comete un error en reiteradas ocasiones al final acabas acostumbrándote y lo das de lado, como si se te olvidara y lo vieras normal, por el contrario aquí esto no ocurre ya que según avanza la acción de forma directamente proporcional aumenta el patético doblaje.
La narración de la historia es una de las más lentas que he visto nunca, alrededor de entre sesenta y setenta minutos sin contarnos nada, haciendo una especie de exposición de los hechos para que entremos en situación, sin definir los personajes o al menos no todos, hilvanando por los pelos escena tras escena, al final gana un poco de ritmo cuando se le intenta dar un toque de policiaco, incluso con el tono dramático de los acontecimientos, pero es que en ambos casos se queda en eso, en intentos, no llega a profundizar en ningún momento, tan plana es, que quedamos igual que como empezamos.
La única razón que me movió al cine para ver este trabajo en el que no tenia puestas muchas esperanzas, era que mi familia procede de Pastrana, de donde la Princesa de Eboli (Julia Ormond) era duquesa y donde en definitiva acabó dando con sus huesos en los últimos años de su vida, ya que la historia la había dispensado un trato no muy favorable, quise ver como el realizador Antonio del Real se las había compuesto para llevarla a la gran pantalla.
El caso es que la coproducción hispano-italiana de pierde en el oropel que lo recubre, en su envoltorio, logra unas magníficas localizaciones, la ambientación está muy conseguida, incluso el vestuario, con respecto a este tema decir que odio las películas en las que los vestidos de los personajes permanecen totalmente pulcros durante el film, esto es burlarse del espectador, en aquella época la idea de higiene y limpieza no tiene nada que ver con la de ahora, son detalles que afean el conjunto y no lo hacen creíble.
El caso es que situar a todos estos extras, escenarios, vestuarios es un verdadero dineral, para luego rodar en él escenas sin trascendencia y que no contribuyen a crear interés en el público, después algunos se llenaran la boca para decir que no hay dinero para el cine español, pero es que cuando a algunos se lo dan en grandes cantidades lo único que hacen es despilfarrarlo, hablando en plata, el cine es un arte que tiene infinidad de recursos que se han utilizado por verdaderos maestros para paliar la falta de dinero y crear verdaderos tesoros cinematográficos.
Para que quiero buenos escenarios si luego no funcionan la mayoría de los actores que pongo en ellos, ni siquiera Jordi Mollà (Mateo Vázquez), ni Juanjo Puigcorbé (Felipe II), se salvan de la quema, asean sus personajes y a ratos nos los creemos, pero hay otros ejemplos como el de Blanca Jara (la “morisca” Damiana) y su pareja Jürgen Prochnow (el alguacil Espinosa) que son de lo peor que he visto hace tiempo, además hay una parte de la historia en la que cobran un protagonismo que tira abajo el largometraje, sobre todo ella, no hay quien se la crea.
Si a todo esto le añadimos que los actores han sido doblados, pero es que el desmán no queda solo ahí, tal artimaña de doblaje está tan mal hecha de principio a fin que no hay manera de dejarlo de lado en ningún punto, me explico, cuando una película es mala o comete un error en reiteradas ocasiones al final acabas acostumbrándote y lo das de lado, como si se te olvidara y lo vieras normal, por el contrario aquí esto no ocurre ya que según avanza la acción de forma directamente proporcional aumenta el patético doblaje.
La narración de la historia es una de las más lentas que he visto nunca, alrededor de entre sesenta y setenta minutos sin contarnos nada, haciendo una especie de exposición de los hechos para que entremos en situación, sin definir los personajes o al menos no todos, hilvanando por los pelos escena tras escena, al final gana un poco de ritmo cuando se le intenta dar un toque de policiaco, incluso con el tono dramático de los acontecimientos, pero es que en ambos casos se queda en eso, en intentos, no llega a profundizar en ningún momento, tan plana es, que quedamos igual que como empezamos.
TRONCHA
1 comentario:
Esta cinta, la verdad es que me decepcionó bastante, un quiero y no puedo, enrevezada y con falta de credibilidad.
Esperaba bastante más de Antonio del Real.
Interesante reseña.
Saludos y feliz nuevo año!!
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