"Los espías" de Henry George Clouzot

Sus historias acaban ambientándose en pequeñas localidades o pueblos (“El cuervo”, 1943) o barrios del extrarradio de una gran ciudad que para el caso es lo mismo, también le gustan los edificios peculiares como puede ser un internado (“Las diabólicas”, 1955) o como en esta ocasión una clínica mental, los entornos elegidos son sombríos, descuidados, húmedos, desvencijados, antiguos, todo esto le supone un marco perfecto para colocar a sus personajes a modo de teatrillo de juguete.
Incluso en esta película quizás se aprecia cierto abuso de estos personajes ya que nos pueden parecer demasiados los que deambulan por esta historia de espionaje, lo que llega a confundirnos a la hora de dilucidar la trama, por supuesto está hecho a propósito pero quizás sea el mayor error que aflige al conjunto, alcanzando un punto en donde estamos más perdidos que el propio protagonista el doctor Malik (Gérard Séty) sin saber donde apuntar y ver los culpables, o hablando claramente los malos y los buenos.
Aun así nos encontramos ante un plantel impresionante de interpretaciones, destacando la de Klaminsky (Peter Ustinov), puestos a sacar defectos a Clouzot creo que el más cometía y redundaba era el de incluir a su esposa Véra (Lucie), la mujer se puede decir que guapa era, no lo vamos a negar pero la verdad es que como actriz no decía mucho, aunque en este caso me parece que su trabajo es mucho más interesante que el que hace en “Las diabólicas” donde se le da bastante más protagonismo.

Me parece una película muy recomendable, incluso para todos los públicos, no hay que ser memos estamos ante una historia de espías y se van a cometer delitos y asesinatos, pero el cine de Clouzot es tan galante que no vamos a ver los hechos, son asesinatos previstos pero de guante blando donde no hace falta siquiera ponerse guantes porque las manos quedan limpias, no vamos a ver sangre aunque haya muertos, bueno a lo mejor si, pero que son unas simples gotas, por favor.
TRONCHA