"Hacia rutas salvajes" de Sean Penn
La película versa sobre la historia de un joven que recién acabados sus estudios decide romper con todo y lanzarse a la naturaleza sin más que sus intenciones y su voluntad, esperando haber que se encuentra por el camino, todo ello basado en hechos reales y en concreto en el libro escrito por Jon Krakauer, a estos chicos de los Estados Unidos les encantan los héroes, están tan escasos de motivos para contar hazañas propias que cualquier cosa nos la maquean para vendérnosla como tal.
La verdad es que el interés de la misma en mi modesta opinión es nulo, supongo que la historia que pretenden mostrarnos debió ser muy interesante y emocionante para su protagonista, Christopher McCandless (Emile Hirsch), pero quizás sea culpa del director no habernos transmitido todo lo que el joven vivió, aunque haya obligado a mantener al propio actor protagonista en una especie de vida espartana, llena de restricciones, para que se introdujera aun más en el papel.
Son varios los aspectos por los que no quedé convencido con el trabajo de Penn, una de ellas quizás la principal es el metraje, que me parece demasiado extenso, nos vamos hasta los 150 minutos, para darnos cuenta lo poco que hemos visto en tanto tiempo, la historia tiene cierto gancho cuando Alexander llega a Alaska y vive en su “magic bus”, por eso la narración va y viene de forma continua a este período del viaje, porque sino nos quedaríamos literalmente dormidos entre los múltiples y continuos carteles que continuamente aparecen en pantalla.
Esto me hace llegar a que técnicamente tampoco es ninguna maravilla, por supuesto que la fotografía destaca sobre el resto de las cosas, como no iba a ser así ante los paisajes que planta al protagonista el único mérito es poner la cámara, pero es que no contento con esto a veces divide el fotograma en varios fragmentos intentando enseñarnos un especie de alarde de montaje que no me gusta en absoluto, que fácil hubiera sido callarse un poco no hablar tanto y dejar que el protagonista lo dijera todo ante la cámara.
Una de las mayores equivocaciones es que pretenden transmitirnos dramatismo a través de algunos de los personajes que nuestro vagabundo encuentra por el camino, intentado demostrar que ellos ni él, volverán a ser los mismos una vez que sus vidas se hayan cruzado, pero es que eso hay que hacer que traspase la pantalla, no vale con poner lágrimas en los rostros, hay que interpretarlo para que el espectador sea el que sienta esa lágrima en su rostro y sinceramente este momento no llega.
El director intenta mostrarnos que en la sociedad nada es lo que parece, todo está corrompido, pero aun así hay una esperanza de salvación en el hombre, en este caso dicha esperanza está representada por Alexander “Supertramp” (sobrenombre que adopta Chris), pero no acaba de llegarnos el mensaje, más bien nos da la sensación que más que ante un visionario estamos ante una persona que huye de sus miedos, de una vida prácticamente insoportable, que decide vivir solo pero no con tantos ideales y siendo tan distinto como quieren mostrarnos.
TRONCHA
La verdad es que el interés de la misma en mi modesta opinión es nulo, supongo que la historia que pretenden mostrarnos debió ser muy interesante y emocionante para su protagonista, Christopher McCandless (Emile Hirsch), pero quizás sea culpa del director no habernos transmitido todo lo que el joven vivió, aunque haya obligado a mantener al propio actor protagonista en una especie de vida espartana, llena de restricciones, para que se introdujera aun más en el papel.
Son varios los aspectos por los que no quedé convencido con el trabajo de Penn, una de ellas quizás la principal es el metraje, que me parece demasiado extenso, nos vamos hasta los 150 minutos, para darnos cuenta lo poco que hemos visto en tanto tiempo, la historia tiene cierto gancho cuando Alexander llega a Alaska y vive en su “magic bus”, por eso la narración va y viene de forma continua a este período del viaje, porque sino nos quedaríamos literalmente dormidos entre los múltiples y continuos carteles que continuamente aparecen en pantalla.
Esto me hace llegar a que técnicamente tampoco es ninguna maravilla, por supuesto que la fotografía destaca sobre el resto de las cosas, como no iba a ser así ante los paisajes que planta al protagonista el único mérito es poner la cámara, pero es que no contento con esto a veces divide el fotograma en varios fragmentos intentando enseñarnos un especie de alarde de montaje que no me gusta en absoluto, que fácil hubiera sido callarse un poco no hablar tanto y dejar que el protagonista lo dijera todo ante la cámara.
Una de las mayores equivocaciones es que pretenden transmitirnos dramatismo a través de algunos de los personajes que nuestro vagabundo encuentra por el camino, intentado demostrar que ellos ni él, volverán a ser los mismos una vez que sus vidas se hayan cruzado, pero es que eso hay que hacer que traspase la pantalla, no vale con poner lágrimas en los rostros, hay que interpretarlo para que el espectador sea el que sienta esa lágrima en su rostro y sinceramente este momento no llega.
El director intenta mostrarnos que en la sociedad nada es lo que parece, todo está corrompido, pero aun así hay una esperanza de salvación en el hombre, en este caso dicha esperanza está representada por Alexander “Supertramp” (sobrenombre que adopta Chris), pero no acaba de llegarnos el mensaje, más bien nos da la sensación que más que ante un visionario estamos ante una persona que huye de sus miedos, de una vida prácticamente insoportable, que decide vivir solo pero no con tantos ideales y siendo tan distinto como quieren mostrarnos.
TRONCHA
3 comentarios:
Una pregunta:
¿Veol los crimenes de Oxford?
Es que con la crítica que has hecho me han entrado muchas dudas.
Saludos
Yo siempre recomiendo que todo se vea, cada uno tenemos nuestro punto de vista, pero en serio es que no lleva a ninguna parte, la Waitling es un fallo total igual que Eliyah Wood, incluso hay ocasiones en que se pierde la tensión, podia haber sido bastante mejor todo.
La ambientación, localización y John Hurt lo mejor.
Por supuesto que tienes que verla y después pasarte por aquí y decirnos que te ha parecido.
;-))
A pesar mi admiración por el trabajo de Sean Penn, y no obstante tener esta película en mi lista corta de filmes por ver, hay algo en ella que no logra hacer que me siente frente a la pantalla.
Creo que tiene que ver con cierta sensación de incredulidad que me provoca la historia, lo cual coincide en parte con tu comentario.
Sin embargo, voy a a apurar el tranco para verla, y luego paso por acá para comentar.
Saludos,
Publicar un comentario