"La zona" de Rodrigo Plá
No es que el cine de denuncia sea uno de mis preferidos, más bien diría lo contrario porque me parece a mi que cada uno acabamos contando la historia como nos apetecería que fuera todo y no a lo mejor como realmente acontecen las cosas, supongo que ser neutral es algo prácticamente imposible para el ser humano o es la sensación que me da a mi, no obstante hay que reconocer que el primer largometraje del director mexicano no deja impasible a nadie y lo mejor de todo es que desde aquí deseamos que siga en esa línea para futuros trabajos.
En las primeras imágenes Plá ya nos está poniendo en situación, nos está dando una perspectiva clara y absoluta de donde tenemos que ubicarnos para comprender de forma correcta la narración, esto es una zona residencial dentro de la capital de México, que vive aislada del resto del mundo mediante un elevado muro y unas fuertes medidas de seguridad, para preservar a sus residentes de la violencia del exterior.
Inmediatamente nos damos cuenta que clase de mundo pasa ante nuestros ojos, los integrantes de la zona, han creado su propia forma de autogobierno ellos mismos mediante una junta más o menos democrática toman las decisiones para seguir vivos dentro de su paradisíaco reducto, pero un día ocurre un imprevisto que obliga a tomar medidas con carácter de urgencia o sino la exclusividad de su situación podría venirse abajo.
Lo que menos le interesa al director es mostrar el mundo exterior, por supuesto que le sirve de piedra de toque para poder contarnos lo que pasa dentro del muro, porque precisamente es ahí donde está el problema, aquí es donde reside la denuncia del film, en mostrarnos a esa jauría humana capa de cualquier cosa, amparando sus hipócritas decisiones en la seguridad general y utilizando como lema principal el ojo por ojo y diente por diente. Pero acabamos dándonos cuenta que nosotros mismos no somos muy distintos, también en nuestro mundo hay muros que dividen pueblos de distinta religión, incluso en el siglo pasado los había simplemente por tener una condición política distinta y por último no conocen ustedes urbanizaciones con formas de vida muy similares a las de estos personajes, incluso alguno me está leyendo ahora mismo.
El trabajo en definitiva merece bastante la pena, por no decir de forma rotunda que es una buena película, tan solo dos pecadillos que comete el realizador, el primero de todos el abuso de la cámara al hombro, no lo soporto, y la excesiva literalidad a veces en la narración, redundando en contarnos aspectos que ya hemos visto o intuido, pero como contrapunto a todo esto está el final abierto que queda, en el que cuando estamos ya del todo indignados empezamos a platearnos lo que hemos visto, pensando que hay que cambiar para que la humanidad no vaya en ese sentido.
TRONCHA
En las primeras imágenes Plá ya nos está poniendo en situación, nos está dando una perspectiva clara y absoluta de donde tenemos que ubicarnos para comprender de forma correcta la narración, esto es una zona residencial dentro de la capital de México, que vive aislada del resto del mundo mediante un elevado muro y unas fuertes medidas de seguridad, para preservar a sus residentes de la violencia del exterior.
Inmediatamente nos damos cuenta que clase de mundo pasa ante nuestros ojos, los integrantes de la zona, han creado su propia forma de autogobierno ellos mismos mediante una junta más o menos democrática toman las decisiones para seguir vivos dentro de su paradisíaco reducto, pero un día ocurre un imprevisto que obliga a tomar medidas con carácter de urgencia o sino la exclusividad de su situación podría venirse abajo.
Lo que menos le interesa al director es mostrar el mundo exterior, por supuesto que le sirve de piedra de toque para poder contarnos lo que pasa dentro del muro, porque precisamente es ahí donde está el problema, aquí es donde reside la denuncia del film, en mostrarnos a esa jauría humana capa de cualquier cosa, amparando sus hipócritas decisiones en la seguridad general y utilizando como lema principal el ojo por ojo y diente por diente. Pero acabamos dándonos cuenta que nosotros mismos no somos muy distintos, también en nuestro mundo hay muros que dividen pueblos de distinta religión, incluso en el siglo pasado los había simplemente por tener una condición política distinta y por último no conocen ustedes urbanizaciones con formas de vida muy similares a las de estos personajes, incluso alguno me está leyendo ahora mismo.
El trabajo en definitiva merece bastante la pena, por no decir de forma rotunda que es una buena película, tan solo dos pecadillos que comete el realizador, el primero de todos el abuso de la cámara al hombro, no lo soporto, y la excesiva literalidad a veces en la narración, redundando en contarnos aspectos que ya hemos visto o intuido, pero como contrapunto a todo esto está el final abierto que queda, en el que cuando estamos ya del todo indignados empezamos a platearnos lo que hemos visto, pensando que hay que cambiar para que la humanidad no vaya en ese sentido.
TRONCHA
3 comentarios:
He leído tú interesante comentario de esta película mexicana , y éste ha despertado mi inmediato interés por ver el film.
Excelente recomendación.
Saludos,
Interesante el formato del blog!! Casi me pierdo... Esta cinta viene a NY, pronto! Buenos comentarios, pero ¿que tal está Maribel Verdu?
la película es excelente, retrata una sociedad mexicana, con falta de valores o inmersos en situaciones que provocan el choque inevitable entre estas nuevas castas sociales.
¡México se pudre! lo vemos en la cinta de uno u otro modo caemos en actos corruptos. ¡hagamos algo!
Publicar un comentario