"El día de la ira" de Tonino Valerii
El que me diga que los western de pequeños no le gustaban, miente, incluyendo cualquiera de sus variedades, una vez que uno se hace más mayor puede que se haga más selectivo y pasen a otro plano, pero sin duda siempre le guardamos un recuerdo especial a muchas de ellas, claro que si esto lo lee alguien que no es de mi generación, dirá que estoy hablando, el caso es que es un género que todo el mundo conoce y ha probado.
La vida es dura en el Oeste nadie lo puede negar, nada es barato y mucho menos regalado, cualquier despiste te puede incluso costar la vida, aunque en el ambiente que nos introduce Valerii la época de los grandes del colt 45 está en declive, algo de lo que se disfruta en el aparentemente apacible pueblo de Clifton, donde vive, por decirlo de alguna manera, nuestro protagonista Scott (Giuliano Gemma), simplemente el hecho de no tener padre conocido y ser bastardo llega a condicionarle de tal manera, que todo el pueblo se cree con derecho a tratarle con desprecio, hasta que aparece en su vida el forastero de turno, Talby (Lee Van Cleef).
Por supuesto que la llegada del veterano Talby va a suponer el detonante del cambio radical en el joven dando un giro total a su personalidad, tapando muchas de las bocas que antes no aparecen de acosarle, ejemplo claro de la situación es el diálogo que mantienen el médico del pueblo y el propio Talby, cuando el primero le comenta que ahora Scott parece un lobo rabioso a lo que el pistolero le responde que lobo ya era y rabioso le habían vuelto sus convecinos. Dándonos a entender que ellos son los realmente culpables de haber creado al monstruo que se ha vuelto contra ellos o al menos haberle despertado de su letargo.
El director pretende que nos planteemos donde está realmente la justicia, si en la propia ley o en las armas, en principio podríamos pensar que lo correcto sería la ley, pero vemos poco a poco como los de la peor calaña se refugian en ella, sirviéndoles de parapeto para poder salir impunes en sus delitos, indistintamente del bando en el que se encuentren, al final acabamos dándonos cuenta que la justicia real es la del propio hombre, la interna la que le hace mantener una conciencia limpia y vivir a gusto consigo misma.
Impresionante la fisicidad de Lee van Cleef y su interpretación que acaba eclipsando a todos los de su alrededor incluso al propio Gemma, tampoco tiene que hacer un esfuerzo sobrehumano, para conseguirlo, al final nada ni nadie logra convencernos que Scott es el verdadero protagonista, todo el personaje ha sido relegado a un segundo plano, llevándole a un final que realmente poco interesa y que no agrada a nadie, algo parecido a lo que ocurre con la música elegida para las escenas, aun así librando estos defectos el resultado global es bastante satisfactorio.
El decálogo de Talby (supuestamente del buen pistolero):
1. No supliques a nadie
2. No confíes en nadie
3. Nunca te pongas entre una pistola y su blanco.
4. Los puñetazos son como los tiros, si te dan el primero estás listo.
5. Cuando dispares contra otro mátalo, o sino, antes o después lo hará te matará a ti.
6. La bala justa en el momento justo.
7. Antes de desatar a un hombre desármale
8. No des más balas a aun hombre de las que necesita.
9. El que no acepta un desafío ya lo ha perdido.
10. Cuando un hombre empieza a matar ya no puede detenerse.
TRONCHA
La vida es dura en el Oeste nadie lo puede negar, nada es barato y mucho menos regalado, cualquier despiste te puede incluso costar la vida, aunque en el ambiente que nos introduce Valerii la época de los grandes del colt 45 está en declive, algo de lo que se disfruta en el aparentemente apacible pueblo de Clifton, donde vive, por decirlo de alguna manera, nuestro protagonista Scott (Giuliano Gemma), simplemente el hecho de no tener padre conocido y ser bastardo llega a condicionarle de tal manera, que todo el pueblo se cree con derecho a tratarle con desprecio, hasta que aparece en su vida el forastero de turno, Talby (Lee Van Cleef).
Por supuesto que la llegada del veterano Talby va a suponer el detonante del cambio radical en el joven dando un giro total a su personalidad, tapando muchas de las bocas que antes no aparecen de acosarle, ejemplo claro de la situación es el diálogo que mantienen el médico del pueblo y el propio Talby, cuando el primero le comenta que ahora Scott parece un lobo rabioso a lo que el pistolero le responde que lobo ya era y rabioso le habían vuelto sus convecinos. Dándonos a entender que ellos son los realmente culpables de haber creado al monstruo que se ha vuelto contra ellos o al menos haberle despertado de su letargo.
El director pretende que nos planteemos donde está realmente la justicia, si en la propia ley o en las armas, en principio podríamos pensar que lo correcto sería la ley, pero vemos poco a poco como los de la peor calaña se refugian en ella, sirviéndoles de parapeto para poder salir impunes en sus delitos, indistintamente del bando en el que se encuentren, al final acabamos dándonos cuenta que la justicia real es la del propio hombre, la interna la que le hace mantener una conciencia limpia y vivir a gusto consigo misma.
Impresionante la fisicidad de Lee van Cleef y su interpretación que acaba eclipsando a todos los de su alrededor incluso al propio Gemma, tampoco tiene que hacer un esfuerzo sobrehumano, para conseguirlo, al final nada ni nadie logra convencernos que Scott es el verdadero protagonista, todo el personaje ha sido relegado a un segundo plano, llevándole a un final que realmente poco interesa y que no agrada a nadie, algo parecido a lo que ocurre con la música elegida para las escenas, aun así librando estos defectos el resultado global es bastante satisfactorio.
El decálogo de Talby (supuestamente del buen pistolero):
1. No supliques a nadie
2. No confíes en nadie
3. Nunca te pongas entre una pistola y su blanco.
4. Los puñetazos son como los tiros, si te dan el primero estás listo.
5. Cuando dispares contra otro mátalo, o sino, antes o después lo hará te matará a ti.
6. La bala justa en el momento justo.
7. Antes de desatar a un hombre desármale
8. No des más balas a aun hombre de las que necesita.
9. El que no acepta un desafío ya lo ha perdido.
10. Cuando un hombre empieza a matar ya no puede detenerse.
TRONCHA
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