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miércoles, 1 de agosto de 2007

"Sexy line" de Teruo Ishii

Casi siempre las personas tenemos una serie de pecados comunes, esto nos lleva a pensar en innumerables ocasiones que lo que vemos que le ocurre al vecino, no es posible que nos ocurra a nosotros, incluso nos atrevemos a insinuar que si le ha pasado es por algo y que de alguna manera tiene cierta lógica lo ocurrido, dejando muy poco margen de acción al imprevisible azar.

Ishii parece intentarnos demostrar que esto no es así, deberíamos estar más atentos con quien nos cruzamos ya que podríamos acabar implicados en un asunto bastante farragoso, en el concreto que ahora nos atañe seria el robo de una cartera. Esta misma forma de comenzar la película es prácticamente igual a la de su anterior obra Black line (1960), incluso por la coincidencia de la actriz que interpreta a la ladrona, embaucadora y encantadora Mayumi (Yôko Mihara).

Esta es la obra final de su saga “chitai” (White Line, Yellow Line, Black line y esta misma) como en anteriores ocasiones vemos una clara influencia del cine negro americano y europeo, recordándonos muchísimo a la Nouvelle Vague, parece que las noches y los barrios donde siempre se han refugiado los integrantes de las mafias y el hampa se han trasladado al barrio de Ginza, y que no tienen nada que envidiar a sus hermanos mayores, cada uno con sus características y forma de vida propios, pero llegando a dar un resultado muy similar a las mejores obras de cine negro de cualquier otra nacionalidad.

Capítulo aparte me merece la interpretación del personaje de Mayumi por parte de Yoko Mihara, es increíble la soltura con la que se desenvuelve ante la cámara, llegando a atravesarla y calando hondo en el espectador, se nos cuela con su típico descaro, con esa sonrisa que acabará perdiéndonos y que nos llevará a engrosar su larga lista de victimas, ya que por supuesto es su mejor arma, un personaje en definitiva muy acertado que soporta todo el peso de la acción y a fe que lo hace perfectamente.

Entre otras muchas cosas cabe destacar de entre el acertado conjunto que conforma la obra la fotografía que se utiliza, con unos fantásticos encuadres, acompañándolo con un uso muy correcto y efectivo de la cámara a la hora de rodar y por otro lado los diálogos me resultan muy locuaces, tanto que incluso me llegan a recordar a los del sagaz comisario Blot (Paul Meurisse) en Le deuxième souffle (1966) del gran Jean-Pierre Melville, quizás he exagerado un poco, pero cierto es que en muchas de las ocasiones no tienen nada que envidiar.

Los ambientes descritos en el film son de lo más peculiar sobre todo el prostíbulo encubierto donde los socios del distinguido club van a “pintar” a las señoritas que posan desnudas para el regocijo de sus pintores, por supuesto que no deja de ser el de la prostitución uno de los temas recurrentes dentro del cine negro, pero repito que también se me antoja bastante original la manera de plantearlo.

Como cierre indicarles que sigan mi consejo y que si les gusta el cine policiaco se adentren en el mundo del señor Ishii sin complejos, dejen de lado las posibles taras que les pueda crear enfrentarse a una película asiática y no europea, estoy seguro que si lo consiguen me lo acabaran agradeciendo y lo que es mejor, se lo agradecerán a ustedes mismos.

TRONCHA

2 comentarios:

BUDOKAN dijo...

Hola Troncha, seguiré tu consejo de ver este film ya que adoro el cine oriental y encima el policial. Saludos!

Nelson, un habitante del patio dijo...

Me sumo al comentario de Budokan y a la excelente sugerencia que aquí nos hace Troncha: esta película se ve interesante.
Espero poder dar con ella y verla a la brevedad.

Saludos,