"La señorita Julie" de Alf Sjölberg
Esta claro que si todos los directores hicieran el mismo cine esto del séptimo arte sería algo muy aburrido, creo que una de las cosas que quizás más me apasiona es la diversidad de ideas que se pueden reflejar delante de la cámara, y por el contrario también el hecho de que una misma idea se pueda reflejar de tantas maneras distintas, la película de la que hablo es uno de esos casos.
Realmente la idea básica y principal del film, es la lucha de clases, es una constante durante todo el metraje, de principio a fin nos damos cuenta de la brecha que existe entre las clases altas y bajas y que cuando ambas se nivelan, casi nunca el resultado es óptimo, de algún modo la tragedia que planea por encima acaba cayendo en picado sobre los que infringen dicha regla y atraviesan el umbral, como narran los diálogos de la obra “Un criado será siempre un criado y una puta será siempre una puta”.
Alf Sjöberg nos adentra en un enclave bastante especial nos sumerge en la celebración de la noche del solsticio en Suecia, lo que para nosotros los que estamos más al sur sería la noche más corta del año o sea la noche de San Juan, fiesta pagana que de alguna manera invita al pecado y al libertinaje, donde se acaba quemando el adusto y serio invierno para dar entrada a la estación del regocijo, la luz, la alegría.
Todo este ambiente parece embriagar a los protagonistas Julie (Anita Björk) y Jean (Ulf Palme) ambos de estamentos sociales muy distintos, ella hija de un conde y él sirviente de la familia, que ha dedicado todo su tiempo a aprender de la gente a la que toda su vida a servido intentando demostrar que las personas son todas iguales por mucho que hayan nacido en familias más o menos pudientes, el deseo y la pasión acaba precipitándolo todo cometiendo errores que al final nos van a llevar al desastre final.
Desde el principio podemos apreciar que la base del guión es teatral, en las acciones de los personajes y en la importancia de los diálogos, aunque en esta ocasión el realizador acabo usando una técnica muy sagaz como es la de mezclar las imágenes del pasado con la acción real, llevándolas a un segundo plano y consiguiendo que los sueños y recuerdos de los personajes cobren forma para su mejor comprensión.
De la historia en general también destacaría la continua indecisión en las determinaciones de los personajes, tan pronto les apetece bailar, como quedarse sentados y tomar una copa, para instantes después amarse como si se fuera a acabar el mundo, incluso acto seguido odiarse y no querer saber nada más uno del otro, haciendo de todo una continua lucha de sentimientos que tan solo para cuando en la pantalla aparece la palabra SLUT (fin en sueco).
Realmente la idea básica y principal del film, es la lucha de clases, es una constante durante todo el metraje, de principio a fin nos damos cuenta de la brecha que existe entre las clases altas y bajas y que cuando ambas se nivelan, casi nunca el resultado es óptimo, de algún modo la tragedia que planea por encima acaba cayendo en picado sobre los que infringen dicha regla y atraviesan el umbral, como narran los diálogos de la obra “Un criado será siempre un criado y una puta será siempre una puta”.
Alf Sjöberg nos adentra en un enclave bastante especial nos sumerge en la celebración de la noche del solsticio en Suecia, lo que para nosotros los que estamos más al sur sería la noche más corta del año o sea la noche de San Juan, fiesta pagana que de alguna manera invita al pecado y al libertinaje, donde se acaba quemando el adusto y serio invierno para dar entrada a la estación del regocijo, la luz, la alegría.
Todo este ambiente parece embriagar a los protagonistas Julie (Anita Björk) y Jean (Ulf Palme) ambos de estamentos sociales muy distintos, ella hija de un conde y él sirviente de la familia, que ha dedicado todo su tiempo a aprender de la gente a la que toda su vida a servido intentando demostrar que las personas son todas iguales por mucho que hayan nacido en familias más o menos pudientes, el deseo y la pasión acaba precipitándolo todo cometiendo errores que al final nos van a llevar al desastre final.
Desde el principio podemos apreciar que la base del guión es teatral, en las acciones de los personajes y en la importancia de los diálogos, aunque en esta ocasión el realizador acabo usando una técnica muy sagaz como es la de mezclar las imágenes del pasado con la acción real, llevándolas a un segundo plano y consiguiendo que los sueños y recuerdos de los personajes cobren forma para su mejor comprensión.
De la historia en general también destacaría la continua indecisión en las determinaciones de los personajes, tan pronto les apetece bailar, como quedarse sentados y tomar una copa, para instantes después amarse como si se fuera a acabar el mundo, incluso acto seguido odiarse y no querer saber nada más uno del otro, haciendo de todo una continua lucha de sentimientos que tan solo para cuando en la pantalla aparece la palabra SLUT (fin en sueco).
TRONCHA
1 comentario:
Había leído alguna vez sobre este film pero no con tanto detalle por lo que nunca me animé a verlo. Además de que creo que en ninguna oportunidad pasó por mis manos. Vamos a ver ahora. Saludos!
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