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miércoles, 14 de febrero de 2007

"Hukkle" de Gyorgy Palfi

Sabido es que mi admiración por el cine es muy grande, y una de las cosas por las que lo adoro, es porque es capaz de seguir sorprendiéndome de vez en cuando, sigue manteniendo viva esa llama tan importante de mantener en una relación, para que esta sea duradera, Hukkle (http://www.hukkle.hu/) es un soplo de aire que ha hecho que la llama resurja de nuevo entre esos rescoldos que siempre están ahí, es una expresión total de lenguaje cinematográfico, demostrando a muchos que a veces el exceso en los diálogos y en las realizaciones llevan a conseguir el efecto contrario al deseado.

György Pálfi nos regala una película sin argumento, simple, sin alardes, sin personajes, sin actores, leyendo esto podría parecer que no tiene nada, pues es todo lo contrario aquí todo su importancia, el mismo protagonismo puede tener una mujer cocinando en su casa que una cigüeña que busca comida entre un sembrado.

Es una obra sin diálogos, no tienen absolutamente ninguno, los protagonistas son los sonidos, el sonido de un gozne oxidado al abrir el viejo cancillón de entrada a la casa, el reptar de una serpiente, los movimientos de una hilera de hormigas, el hipo de un viejo solitario que se sienta en un banco desvencijado, la rueda de una bicicleta, e incluso el de un cazabombardero que pasa a baja altura sobre los campos.

Cada sonido es propio de su personaje, y eso le hace característico y protagonista al mismo tiempo, es su sello, siempre que oigamos dicho sonido, identificaremos el personaje que lo emite, todo ello dentro de un mundo rural, en el que el hombre vive en una perfecta armonía con su entorno, es un mundo calculado no es necesario hablar para pedir u obtener lo que cada uno quiere, cada uno sabe que papel ocupa en ese gran engranaje.

Mediante el concatenado de escenas, me permito esta licencia para explicar como el director consigue enlazar un tema con otro y pasar de una escena a otra, de una forma sencilla, prácticamente poética, lo único que me deja turbado es un elemento o “personaje” que parece distorsionar la no historia de la cinta, y es ese jugo que extraen de la planta de las campanillas blancas y que poseen todas las mujeres del pueblo, y que parece, no puede asegurarlo que es la causa de tanta enfermedad y mortandad masculina en el film.

Algo nuevo que invita a visionar esta realización húngara que no me extraña que obtuviera varios premios en distintos festivales entre ellos el del jurado del Festival Internacional de Cine de Donostia-San Sebastián ... de 2002, ya que es una afrenta total contra el cine comercial.
TRONCHA

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Una gran película, y un acertado comentario... Os añado a marcadores del Mozilla.
Saludos
kimki

Anónimo dijo...

Gracias a ti por dedicarnos tu tiempo y por tu valoración del comentario.

Saludos.

Anónimo dijo...

La película es increíble, la fotografía impecable y al no tener diálogos, el desafío de contar se vuelve más duro. En mi opinión, el personaje de la señora con las botellitas no es confuso: el filme es un policial, las mujeres del pueblo se complotan para envenenar a sus maridos, así van cayendo varios. El señor del hipo no porque vive solo. Como chiste final, al tipo observa miles de cosas (inclusive el avión tremendo ese) y el hipo no se le va nunca.
Buen blog, saludos.
Fulano.

Jacinta dijo...

Una gran estallido de sucesos, con un flujo tan calmo y sutil, que uno no se explica como funciona el equipo de creativos. Una enseñanza a los cineastas clasicos que no se atreven a salirse de los casillas establecidas.