"Los siete magníficos" de John Sturges
A veces cuando hablo con personas de cine y sobre todo si son más jóvenes que yo ocurre un curioso fenómeno, muchos piensan que la película que han visto es original y no tiene secuela o nadie la ha adaptado con anterioridad, solo decir lo confundidos que están muchos en este aspecto, porque más bien poco de lo que vemos en nuestros días goza de originalidad, este trabajo es un caso similar, a nivel popular este film es mucho más conocido que el anterior en el cual está basado, “Los siete samurais” (1954) de Akira Kurosawa.
La diferencia con su referente es que mientras el primero se desarrolla en el Japón medieval, este deambula por las áridas tierras del salvaje Oeste, aunque más concretamente parece una zona próxima a la frontera con México, el planteamiento es prácticamente el mismo, un pueblo hostigado por una banda de fueras de la ley que no respetan a nadie, estos deciden comprar armas para defenderse y no vivir siempre oprimidos pero como no saben usarlas deciden contratar a pistoleros profesionales, para defenderles.
El azar hace que se junten un curioso muestrario de personajes a cual más singular, en total, no podía ser de otra manera en número de siete, hombres todos ellos que han hecho del revolver su modo de vida, que aunque en su día fueron importantes pero como en algunos de los casos su vida va en descenso, no son como los demás eso lo vamos a apreciar desde un principio y sobre todo porque a raíz de este trabajo hacen de la rebeldía su estandarte.
Lo menos importante es el precario salario que van a cobrar, lo importante es demostrarse a si mismos que todavía son capaces de algo, que puedan sentirse útiles, aun así esta intento de demostración de valía hacia si mismos va a beneficiar a otros, pero lo importante dentro del declive de sus existencias es demostrar que todo el pasado no fue en vano, necesitan demostrarse a costa de lo que sea necesario que su forma de subsistencia tiene sentido.
Quizás estos no sean los valores de todo el grupo, incluso el propio Sturges hace que su catálogo de mercenarios sea a gusto de cada uno, poniéndonos enfrente cada uno elige el que le parece que tiene la mejor cualidad, para de forma individual sentirnos identificados con él, todo ello en un tono distendido que roza la comedia al principio de la película, para ir según va avanzando la narración creando un clímax de mucha más seriedad, hasta que todo ello acaba prácticamente desembocando en el drama.
El largometraje merece mucho la pena, está rodado al estilo de los western de siempre, con una gran fotografía y buena técnica en el montaje, se convierte en un imprescindible para cualquiera, acompaña el elenco de estrellas de la época y sobre todo la originalidad de la historia, aunque como conté al principio sea copiada de la obra japonesa, western en estado puro del que cualquiera disfruta, ah, se me olvidaba, y esa música propia del film que queda para siempre y que cada vez que la oímos nos hace recordarla.
TRONCHA
La diferencia con su referente es que mientras el primero se desarrolla en el Japón medieval, este deambula por las áridas tierras del salvaje Oeste, aunque más concretamente parece una zona próxima a la frontera con México, el planteamiento es prácticamente el mismo, un pueblo hostigado por una banda de fueras de la ley que no respetan a nadie, estos deciden comprar armas para defenderse y no vivir siempre oprimidos pero como no saben usarlas deciden contratar a pistoleros profesionales, para defenderles.
El azar hace que se junten un curioso muestrario de personajes a cual más singular, en total, no podía ser de otra manera en número de siete, hombres todos ellos que han hecho del revolver su modo de vida, que aunque en su día fueron importantes pero como en algunos de los casos su vida va en descenso, no son como los demás eso lo vamos a apreciar desde un principio y sobre todo porque a raíz de este trabajo hacen de la rebeldía su estandarte.
Lo menos importante es el precario salario que van a cobrar, lo importante es demostrarse a si mismos que todavía son capaces de algo, que puedan sentirse útiles, aun así esta intento de demostración de valía hacia si mismos va a beneficiar a otros, pero lo importante dentro del declive de sus existencias es demostrar que todo el pasado no fue en vano, necesitan demostrarse a costa de lo que sea necesario que su forma de subsistencia tiene sentido.
Quizás estos no sean los valores de todo el grupo, incluso el propio Sturges hace que su catálogo de mercenarios sea a gusto de cada uno, poniéndonos enfrente cada uno elige el que le parece que tiene la mejor cualidad, para de forma individual sentirnos identificados con él, todo ello en un tono distendido que roza la comedia al principio de la película, para ir según va avanzando la narración creando un clímax de mucha más seriedad, hasta que todo ello acaba prácticamente desembocando en el drama.
El largometraje merece mucho la pena, está rodado al estilo de los western de siempre, con una gran fotografía y buena técnica en el montaje, se convierte en un imprescindible para cualquiera, acompaña el elenco de estrellas de la época y sobre todo la originalidad de la historia, aunque como conté al principio sea copiada de la obra japonesa, western en estado puro del que cualquiera disfruta, ah, se me olvidaba, y esa música propia del film que queda para siempre y que cada vez que la oímos nos hace recordarla.
TRONCHA