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viernes, 20 de febrero de 2009

"El delator" de John Ford

Algunas veces la gente de mi alrededor se sorprende cuando hablamos de una película y confieso que no la he visto, la expresión de sus caras lo dice todo y más si son grandes clásicos o lo que también se viene a llamar un “indispensable”, algo que no hay que perderse, pues les aseguro que prefiero verlas ahora y tener las menores referencias de ellas posibles, algo complicado en muchas ocasiones, y digo esto porque pienso que si las hubiera visto de joven, muchas no las hubiera disfrutado igual que lo que lo hago ahora.

Desconocía por completo que esta película estaba basado en el dilatado conflicto entre Inglaterra e Irlanda, en concreto como bien significa la película en el 1922, el caso es que dicha lucha ha sido llevada una y otra vez al cine, además si me permiten la observación, de una manera que roza la épica y con ciertos tintes de romanticismo patrio, sea quien sea el director, casi siempre sale ganando la causa de los devotos de San Patricio.

Ford da la sensación que lo que pretende es contar una historia, la de un abigarrado y mastodóntico hombre Gypo Nolan (Victor McLaglen) que lejos de ser inteligente, todo lo acaba arreglando con sus puños y por tanto con la fuerza, es como si al final del final pretendiera darnos cierta moraleja, haciéndonos ver que tanto a un bando como al otro la violencia no les ha servido de nada que mejor camino es el del perdón y sobre todo el de la comprensión o pretensión de entendimiento de la situación del prójimo.

Ya les digo que el film se me antoja mucho más crítico con la situación que lo que a priori pueda parecer, no olviden que estamos ante el maestro Ford y todo esto nos lo sirve rodeado de un neblinoso ambiente, recreando unos bajos fondos dublineses en los que se entremezclan la pobreza y el deseo de un futuro mejor y todo ello reflejado en las carnes de unos estupendos secundarios que hacen que el brillo del protagonista aun refulja mucho más.

Efectivamente estamos ante un indispensable como ya dije con antelación, lo que pasa es que hay veces que en directores tan grandes como Ford o Wilder, es complicado poder decir algo malo, sus películas son ejemplos de buen cine uno tras otro, las historias son lo que cambian pero las estructuras generales suelen ser muy similares, yo pienso que MacLaghlen a veces sobreactúa, algunos pensareis que esta opinión es pedante pero no me quito esa sensación de la cabeza.

Otra de los aspectos en los que incide la historia es en las figuras de las sufridas madre irlandesas las que desde lo más debajo de su condición y después de los grandes esfuerzos realizados para alcanzar lo poco que han alcanzado, encima el destino les exige aun más teniéndose que ver privadas de sus seres más queridos y todo en aras de los ideales de la revolución, de ahí que también se plantee la disyuntiva entre que es primero el individuo o los ideales que están por encima de él, al final todo es relativo y por tanto cada situación distinta y en el fondo todos somos humanos.


TRONCHA

1 comentario:

Vivian dijo...

Esta película cayó en mis manos por pura casualidad, cuando ni siquiera sabía que formaba parte de la filmografía de Ford. En líneas generales estoy bastante de acuerdo con tu opinión, salvo en MacLaghlen, a mí no me pareció sobreactuado.
Siempre me ha parecido interesantísimo y de una sensibilidad admirable, el tratamiento de Ford hacia las madres, me viene a la cabeza ahora, además de esta película, “Las uvas de la ira”.

Un saludo