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lunes, 26 de mayo de 2008

"El ojo de la aguja" de Richard Marquand

Uno de los peores desastres que le pueden acontecer al ser humano es la guerra, mi opinión por mucho que algunos lleguen a contradecirla es que nadie gana, ninguno de los dos bandos, al final todos tienen algo que lamentar o de lo que arrepentirse, independientemente del lado en que se encuentren, claro que también se dice que la historia la escriben los vencedores, algo parecido sucede con las películas de corte bélico, la mayoría tienen el enfoque de los vencedores.

Para llevar la contraria Marquand rueda un film desde el punto de vista de un espía nazi infiltrado en Inglaterra en la época de finales de la segunda guerra mundial, un espía denominado la aguja (Donald Sutherland), persona sin escrúpulos que no dude en quitarse de en medio a cualquiera que le estorbe, la firmeza del personaje es increíble, y Sutherland interpreta perfectamente esta dualidad entre el gentil hombre que agrada a todos y el frío asesino que se esconde debajo.

La presentación de los personajes y de al situación al principio de la película me parece muy directa en unas pocas escenas ya sabemos donde está cada uno y que lugar va a ocupar dentro del reparto, a partir de aquí la acción aumenta de ritmo y se acelera alcanzando un ritmo trepidante, manteniéndonos en tensión durante la primera parte de la película, acabamos acompañando al audaz y taimado espía, incluso llegamos a identificarnos con él, pretendemos que continúe evitando el estrecho cerco que le acecha, aunque nuestro pensamiento no sea moralmente correcto.

Hasta aquí el despiadado soldado alemán, intimo del Führer, a partir de ahora es cuando vemos a Henry Faber, el otro yo, el amable el dulce, el que es capaz de enamorar a una desafortunada esposa atrapada por la amargada existencia de su marido alcohólico, el que realmente comienza a plantearse si lo que realmente importa es dedicar una vida a un país o podemos disfrutarla al lado de la persona que amas, todo ello lejos de los demás sin la influencia del exterior, en un aislamiento total, haciendo una especie de exaltación de los sentimientos que me resulta grata.

En esta bajada de ritmo es donde viene el fallo, volviendo a elevarse en un par de ocasiones más, y el conjunto acaba resintiéndose un poco, quizás llevando a la película a gozar de una alta nota, pero sin conseguir la calificación de obra maestra, aun así merece muchísimo la pena verla, porque supone un esfuerzo técnico importante y está muy bien rodada, con una fotografía excelente, eso si, hay que darle un cursillo a Sutherland de cómo rodar escenas de lucha.

TRONCHA

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Que buena pinta tiene, tendré que verla.

Saludos

Ramón Ramos dijo...

La he visto un par de veces y me parece muy curiosa porque lo que supuestamente es una película bélica acaba convirtiéndose en una película de suspense en plan psicópata que acosa a alguien en un lugar deshabitado, debido al lugar donde se desarrolla la acción. Donald Sutherland hace un trabajo sensacional, aunque el personaje sea algo desagradable.
Saludos,

Anónimo dijo...

Para mi, la mejor película aunque se opine todo lo contrario de Richard Marquand, ya que es de suponer que la mayoria optarán por "El retorno del Jedi" (allá ellos). Estoy de acuerdo que no nos encontramos ante una obra maestra, por supuesto, pero es una historia de espionaje, muy pero que muy bien lograda, y además llena de tensión de principio a fin.
"Amar a un extraño es fácil... Matar a tu amante no lo es tanto"...
Saludos!!!
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