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viernes, 26 de octubre de 2007

"Milán, calibre 9" de Fernando di Leo

A veces el mundo del cine llega a sorprender lo recurrente que suele ser con algunos temas, en este caso el de la mafia, además personalmente lo considero muy atractivo, tan solo el hecho de pensar que una película trata sobre dicha organización me inclina siempre a que su visionado prevalezca sobre el resto del cerro*, incluidas sus posibles variantes o las distintas épocas por las que haya ido evolucionando la misma.

La película está basada en el libro de Giorgio Scerbanenco y que tiene el mismo título, lo que desconozco es si el escritor ha sabido plasmar de una forma tan atractiva y real el mundo de este sindicato del crimen, donde por supuesto la mayor relevancia no solo se la lleva la forma en si de la organización, sino los componentes de la misma, de alguna manera ellos son los que van a matizarla, para acabar esculpiendo y dando forma al resultado final.

Para conseguir todo esto no encontramos ante unos personajes muy duros, pero no solo en su forma de actuar, sino también en su aspecto físico, la fisicidad de cada uno encaja perfectamente con el papel que le toca desarrollar, a nadie le tiembla la mano, si te toca dar una paliza a otro la das, al igual que si cambian las tornas y el que la recibes eres tu mismo, ante ambas situaciones comportate, y si ha llegado tu hora, pues ya está no hay marcha atrás, sirva como ejemplo de todo esto la escena inicial previa a los títulos de crédito, ese trepidante ritmo inicial no lo va a desaparecer del film.

Ugo Piazza (Gastone Moschin) acaba de salir de la cárcel le han inculpado por apropiarse de dinero ilegal, que el jura y perjura no haber robado, de momento ha cumplido parte de su falta con la justicia, le queda la otra parte con una justicia muy distinta, la de la mafia de Milán, cuyo escalón máximo lo ocupa el americano (Lionel Stander), que a través de sus secuaces, el principal de ellos Rocco (Mario Adorf) no va a dejar tranquilo a Ugo hasta que pague su deuda.

La mafia ya no es lo mismo que antes, el respeto y el honor se han perdido, prevalecen la jerarquia y las normas pero los métodos son distintos, sobre este contraste es sobre el que el director parece hacer más hincapié, en el sentimiento noble y leal que tiene Piazza sobre su antiguo padrino don Vicenzo (Ivo Garrani) y sobre todo otro antiguo compañero de banda como era “el chino” (Philippe Leroy), una especie de solitario muy respetuoso con las reglas que se ciñe a su trabajo sin querer meterse en lios aunque su intervención resulte crucial para alcanzar el resultado final.

En definitiva estamos ante un gran trabajo de este realizador, lo que se puede denominar un trabajo redondo, aunque redonda es la tierra y achatada por los polos, o eso nos enseñaron en el colegio de pequeños, por ello entiendo que el final y su desarrollo es uno de esas achataduras o lunares que puede tener la obra y otra es el personaje del comisario (Frank Wolff), a través del cual se intenta colar una especie de tema subyacente como es la lucha de clases para justificar el progreso del crimen en la zona Norte de Italia, todo esto chirria bastante con la fabulosa historia principal, pero insito tan solo son dos sombras que no dan al traste para nada con el conjunto de la obra.

* Los amantes de la literatura siempre hablan de la “pila” como el montón donde colocan sus libros en orden de predilección para ser leidos, yo he decidido llamar “cerro” al montón de películas en dvd que los amantes del cine tenemos pendientes de ver, por tanto acuño el siginificado de este macarresco término.


TRONCHA

2 comentarios:

des.frankenstein dijo...

Primero, pelicula magnifica.
Segundo, reseña magnifica.
Tercero, me parto con lo del cerro.

:)

Gracias Sen

BUDOKAN dijo...

Hola, vuelves a sorprenderme con otro film desconocido para mí. La verdad es que a tarvés del post se percibe una violencia muy atractiva. Saludos!