"Berlin Occidente" de Billy Wilder
A veces escribir sobre directores famosos o conocidos me resulta mucho más difícil que hacerlo sobre otros que al menos para mí resultan prácticamente inéditos, este es el caso del señor Wilder, el que muchos consideran el mejor de todos, por donde empezar para hablar algo de sus películas y no se crean que es por el hecho de quedar bien o mal, eso es algo relativo y subjetivo, claro que habrá gente que no les guste este director o que ni siquiera le conozcan.
Dejando de lado mis poco ocurrentes valoraciones a veces, comentar que a pesar de ser uno de los directores más visionados, aun no había visto este trabajo suyo, del que debo decir que he quedado bastante complacido. Por supuesto observar que todos los elementos típicos del cine de Wilder se vuelven a dar aquí todos ellos capitaneados por ese humor que tan solo él sabe hacer, con esa acidez y por supuesto en innumerables ocasiones muy corrosivo.
La película desde el planteamiento inicial es simple, no genera ningún problema para el espectador estamos ante la típica comedia de enredo, cargada de irónicos y audaces diálogos, con historia de amor incluida que es la que realmente supone el hilo principal de la historia, el “pobre” capitán Pringle (John Lund) que se debate entre el amor y el deber intentando elegir entre alguna de sus dos posibles opciones Erika Von Schluetow (Marlene Dietrich) y la congresista de Iowa “Phibi” Frost (Jean Arthur).
La acción queda enclavada en el Berlín invadido por las tropas aliadas, dividido en sectores, esto puede llegar a recordarnos a la gran obra de Roberto Rossellini, Alemania año cero (Germania anno zero , 1948) aunque tan solo se parezcan en esto ya que la italiana supone un drama de mayor calado y rotundidad, volviendo a la obra norteamericana sorprende la visión idealista que nos muestra de la ocupación, casi todo es idílico y feliz, las froilans lo único que quieren son medias y chocolate, tan solo diversión cuando el país se está muriendo de hambre en intentando resurgir de sus escombros.
Hasta aquí todo correcto a partir de lo que voy a escribir ahora es donde probablemente ustedes me consideren que estoy loco o simplemente que a veces veo muertos porque en este film es de doble capa la fácil y somera que he descrito anteriormente y la que está por debajo de la primera, en donde bajo mi opinión el director hace una dura crítica, a la forma de vida americana en general y a los que gobiernan en particular a través del grupo de congresistas que llegan para hacer un informe de la moral de las tropas en Berlín.
Si nos damos cuenta los diálogos de la obra están plagados de alusiones a los presupuestos y cantidades que el pueblo americano ha pagado por ganar la gran guerra, a los esfuerzos de un pueblo que ha sacrificado mucho por los hombres que ha enviado a luchar a la vieja Europa, pero que sin considerar las propias necesidades de estas personas que llevan cuatro años luchando, se les envía un comité para que la inmoralidad no sea un virus que contamine a sus soldados y como punta de lanza de esta lucha el para mi ridiculizado personaje de la congresista Frost.
Como ejemplo de lo que digo solamente observarles el diálogo que mantiene el capitán Pringue en el archivo durante la noche con la congresista Frost, el que considero el punto álgido de seriedad dentro del film, aun contando lo que he contado pienso que aunque arremete contra toda esta hipocresía nacional no lo hace de una forma excesivamente rotunda, lo suyo es la comicidad y no el cine denuncia.
Capítulo aparte merece la tremenda fisicidad de la Dietrich en el film, acusada de colaboracionista con los nazis, es ese tipo de actrices que como siempre digo traspasa la pantalla, que confieso que me encantan sus papeles de mala, que los borda, es una de las mejores malas de la historia del cine, es tal su seguridad en ella misma que aun cuando su situación personal se complica es capaz de dejar a cualquier hombre con la boca abierta y tan solo con un gesto una mueca, da la sensación de que es capaz de salir airosa de cualquier situación por complicada que está parezca.
Dejando de lado mis poco ocurrentes valoraciones a veces, comentar que a pesar de ser uno de los directores más visionados, aun no había visto este trabajo suyo, del que debo decir que he quedado bastante complacido. Por supuesto observar que todos los elementos típicos del cine de Wilder se vuelven a dar aquí todos ellos capitaneados por ese humor que tan solo él sabe hacer, con esa acidez y por supuesto en innumerables ocasiones muy corrosivo.
La película desde el planteamiento inicial es simple, no genera ningún problema para el espectador estamos ante la típica comedia de enredo, cargada de irónicos y audaces diálogos, con historia de amor incluida que es la que realmente supone el hilo principal de la historia, el “pobre” capitán Pringle (John Lund) que se debate entre el amor y el deber intentando elegir entre alguna de sus dos posibles opciones Erika Von Schluetow (Marlene Dietrich) y la congresista de Iowa “Phibi” Frost (Jean Arthur).
La acción queda enclavada en el Berlín invadido por las tropas aliadas, dividido en sectores, esto puede llegar a recordarnos a la gran obra de Roberto Rossellini, Alemania año cero (Germania anno zero , 1948) aunque tan solo se parezcan en esto ya que la italiana supone un drama de mayor calado y rotundidad, volviendo a la obra norteamericana sorprende la visión idealista que nos muestra de la ocupación, casi todo es idílico y feliz, las froilans lo único que quieren son medias y chocolate, tan solo diversión cuando el país se está muriendo de hambre en intentando resurgir de sus escombros.
Hasta aquí todo correcto a partir de lo que voy a escribir ahora es donde probablemente ustedes me consideren que estoy loco o simplemente que a veces veo muertos porque en este film es de doble capa la fácil y somera que he descrito anteriormente y la que está por debajo de la primera, en donde bajo mi opinión el director hace una dura crítica, a la forma de vida americana en general y a los que gobiernan en particular a través del grupo de congresistas que llegan para hacer un informe de la moral de las tropas en Berlín.
Si nos damos cuenta los diálogos de la obra están plagados de alusiones a los presupuestos y cantidades que el pueblo americano ha pagado por ganar la gran guerra, a los esfuerzos de un pueblo que ha sacrificado mucho por los hombres que ha enviado a luchar a la vieja Europa, pero que sin considerar las propias necesidades de estas personas que llevan cuatro años luchando, se les envía un comité para que la inmoralidad no sea un virus que contamine a sus soldados y como punta de lanza de esta lucha el para mi ridiculizado personaje de la congresista Frost.
Como ejemplo de lo que digo solamente observarles el diálogo que mantiene el capitán Pringue en el archivo durante la noche con la congresista Frost, el que considero el punto álgido de seriedad dentro del film, aun contando lo que he contado pienso que aunque arremete contra toda esta hipocresía nacional no lo hace de una forma excesivamente rotunda, lo suyo es la comicidad y no el cine denuncia.
Capítulo aparte merece la tremenda fisicidad de la Dietrich en el film, acusada de colaboracionista con los nazis, es ese tipo de actrices que como siempre digo traspasa la pantalla, que confieso que me encantan sus papeles de mala, que los borda, es una de las mejores malas de la historia del cine, es tal su seguridad en ella misma que aun cuando su situación personal se complica es capaz de dejar a cualquier hombre con la boca abierta y tan solo con un gesto una mueca, da la sensación de que es capaz de salir airosa de cualquier situación por complicada que está parezca.
TRONCHA
1 comentario:
Muy bueno tu análisis que refiere encima cierta cinefilia al relacionarlo con otras películas. En mi caso, pienso que Wilder era un genio de esos que casi no tienen un traspié en su filmografía. Una buena película. Saludos!
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