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viernes, 4 de abril de 2008

"Samurai III" de Hiroshi Inagaki

Con esta entrega Inagaki completa la historia del gran samurai Miyamoto Musashi (Toshirô Mifune) o para los que lo prefieran, Takezo aquel impulsivo joven que años atrás salió de su aldea en busca de fama, está claro que las tres partes gozan de una gran calidad algo no muy normal en otras sagas o trilogías, por poner algún pero aunque sea pequeño la segunda es menos emocionante y en ella prima más el enredo, quizás haciéndola un poco menos interesante, pero no por ello menos valiosa.

El director a través de la trilogía nos muestra toda la plenitud de la épica japonesa, haciendo por supuesto más hincapié en el tema de los samuráis, pero también podemos apreciar distintos ejemplos de la cultura nipona a través de algunas muestras de Kabuki (teatro de actores) y de No (teatro de bailarines), incluso en las escenas de reuniones interiores nos deleita con el particular sonido del shamisen (especie de guitarra de tres cuerdas, que se tañe con una cuña de madera).

Las formación de Miyamoto ha llegado prácticamente a su fin, un samurai se ha forjado, el problema reside en que para llegar a serlo ha tenido que renunciar quizás a muchas cosas y ya es tarde para darse cuenta, una vida llena de honor a veces hace que los sentimientos no puedan fluir de una manera normal y algo tan sencillo como declararse a la mujer que ama, se convierta en una empresa prácticamente imposible.

Todo gira en torno al esperado duelo con el otro espadachín supremo Kojiro Sasaki (Koji Tsuruta) sobre todo por parte de este último totalmente obsesionado con ese día llegue, Miyamoto intenta seguir aprendiendo de la vida y experimentando cosas nuevas, sus encuentros con Otsu (Kaoru Yachigusa) son más intensos y vuelve a aparecer la simbología del agua que ha ido evolucionando desde la primera entrega, el rio nace en un torrente, después transcurre por la orografía hasta llegar al mar donde allí se sosiega y se funde en el entorno salado, esto parece que nos sirve de símil con la vida que ha llevado protagonista según lo muestra el realizador.

Hay otro elemento destacable en el película, mencionarlo simplemente a modo de curiosidad, recordemos que Japón es un país perdedor de al segunda guerra mundial, por lo que se vio sometido al control de los norteamericanos, el cine no escapo de esta vigilancia, y uno de los elementos que se prohibió exhibir fue el monte Fuji, ya que representaba al imperialismo, pues Hinagaki nos muestra un precioso encuadre en el que el accidente geográfico aparece en su peculiar estampa con la cima nevada.

Durante toda la serie también goza de una gran importancia la muerte, como elemento purificador y liberador de culpas, si no has sido capaz de ser honesto durante tu existencia, se honorable durante tu muerte, eso te hará respetado a los ojos de los demás, por muchas equivocaciones que hayas podido cometer en tu triste andadura por la vida.

TRONCHA

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4 comentarios:

nn dijo...

Si señores a buscarla por la mula, esta trilogia tengo que verla...!!!

saludos...!!!

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Jorge - Peliscutres dijo...

Me compré la trilogía cuando salió en la serie de Maestros del cine japonés de Filmax y me la tragué enterita, de la primera a la tercera el mismo día. Imprescindible.

Anónimo dijo...

Una de la sgrandes sagas de Inagaki y de Mifune. Imprescindible ;)