"El ojo de cristal" de Antonio Santillán
Denunciado por mi parte una y tantas veces es el conflicto que existe entre el cine español y un servidor, litigio que se agrava sobre todo con el que se realiza actualmente del que realmente no me apetece hablar porque sinceramente no merece la pena, hablar en general por supuesto que siempre supone discriminar ya que considero que nuestro país ha dado muy buenos directores, actores e incluso grandes películas, por ello me he decidido adentrarme en el mundo del cine negro de nuestra filmografía patria.
Ante todo decir que Antonio Santillán pertenece a un grupo de directores catalanes que de alguna manera pretendieron realizar un cine que se nutria de las fuentes de la Nouvelle Vague, y tengo que decir que el intento en esta ocasión no es del todo fallido, se ven elementos muy típicos de ese cine, sobre todo en el uso de la cámara, quizás un poco anquilosados y rígidos que no dejan de tener su cierto merecimiento.
La acción se desarrolla en una Barcelona nocturna, de luces mortecinas, callejones solitarios, sospechosos embutidos en traje y gabardina, policías sin excesiva convicción de su desempeño y de negocios turbios, no nos vayamos a pensar que todo este ambiente nos va allegar a envolver pero si que acaba dando un resultado bastante agradable y digno en su conjunto.
Realmente lo que menos podríamos destacar son las interpretaciones de los personajes, con la salvedad del niño protagonista Pedro (Javier Dotú) actor que acabó en el mundo del doblaje e incluso ofreciendo su voz para que nos bajemos en la estación correcta en el metro madrileño, algo que no me extraña porque en la industria cinematográfica española han acabado subsistiendo los cuatro de siempre repitiendo una y otra vez sus aburridos papeles, con el único propósito de llenar sus bolsillos y dejando de lado el aspecto cultural que lleva implícito el cine en si.
El planteamiento es bastante original, a través de la inocencia de un grupo de niños capitaneado por el hijo de un policía se va a desenredar toda la madeja, demostrando una vez más que el crimen perfecto no existe, por supuesto que iremos encontrando las típicas píldoras de nuestro cine entre ellas y por supuesto la más destacable del encargado de la tintorería “La Puntualidad” (José Sazatornil “Saza”) que obvia decir que es la más magistral de las interpretaciones del film.
La obra en general resulta un ejercicio bastante válido de cine negro, es un resultado respetable, que merece la pena ver, para poder comparar, tampoco en exceso porque acabaríamos destrozándola con las obras maestras del género, lo que demuestra que hay ejemplos notables en nuestro cine, salvando ciertas distancias, que no cuajaron, aunque también en honor a la verdad hay que decir que era una época difícil en la que grandes monstruos del celuloide estaban haciendo obras que entran directamente en la historia del cine por la puerta grande.
Ante todo decir que Antonio Santillán pertenece a un grupo de directores catalanes que de alguna manera pretendieron realizar un cine que se nutria de las fuentes de la Nouvelle Vague, y tengo que decir que el intento en esta ocasión no es del todo fallido, se ven elementos muy típicos de ese cine, sobre todo en el uso de la cámara, quizás un poco anquilosados y rígidos que no dejan de tener su cierto merecimiento.
La acción se desarrolla en una Barcelona nocturna, de luces mortecinas, callejones solitarios, sospechosos embutidos en traje y gabardina, policías sin excesiva convicción de su desempeño y de negocios turbios, no nos vayamos a pensar que todo este ambiente nos va allegar a envolver pero si que acaba dando un resultado bastante agradable y digno en su conjunto.
Realmente lo que menos podríamos destacar son las interpretaciones de los personajes, con la salvedad del niño protagonista Pedro (Javier Dotú) actor que acabó en el mundo del doblaje e incluso ofreciendo su voz para que nos bajemos en la estación correcta en el metro madrileño, algo que no me extraña porque en la industria cinematográfica española han acabado subsistiendo los cuatro de siempre repitiendo una y otra vez sus aburridos papeles, con el único propósito de llenar sus bolsillos y dejando de lado el aspecto cultural que lleva implícito el cine en si.
El planteamiento es bastante original, a través de la inocencia de un grupo de niños capitaneado por el hijo de un policía se va a desenredar toda la madeja, demostrando una vez más que el crimen perfecto no existe, por supuesto que iremos encontrando las típicas píldoras de nuestro cine entre ellas y por supuesto la más destacable del encargado de la tintorería “La Puntualidad” (José Sazatornil “Saza”) que obvia decir que es la más magistral de las interpretaciones del film.
La obra en general resulta un ejercicio bastante válido de cine negro, es un resultado respetable, que merece la pena ver, para poder comparar, tampoco en exceso porque acabaríamos destrozándola con las obras maestras del género, lo que demuestra que hay ejemplos notables en nuestro cine, salvando ciertas distancias, que no cuajaron, aunque también en honor a la verdad hay que decir que era una época difícil en la que grandes monstruos del celuloide estaban haciendo obras que entran directamente en la historia del cine por la puerta grande.
TRONCHA
2 comentarios:
Coincido ampliamente en lo que refieres acerca de la originalidad de la obra al igual de lo bien lograda que está. Es cierto que hay cierto tono de nauvelle vague en algunas tomas.Saludos!
Prometo publicar alguna reseña más de esta época de cine negro español que tanto promocionó la IFI.
Gracias por tu comentario budokan
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