"El huevo de la serpiente" de Ingmar Bergman
Sirva esta reseña como nuestro modesto homenaje al reciente fallecimiento del gran cineasta sueco, observar que es una de mis primeras reseñas, y que esto se nota en su calidad, no es que esta sea ahora mucho mayor, pero si que se notan diferencias, aun así he hecho unos leves retoques para que valga de referencia a la hora de contrastar mis comienzos con épocas posteriores.
Primero ante todo observar que esta es la primera vez que he visto una película de este director sueco, y reconozco que estoy asimilandola todavía, justo cuando escribo esta reseña al dia siguiente de haberla visualizado, no se si hice lo correcto y vi la película que primero tenia que ver, o tenía que haber visto otras antes, como tampoco me dejo conducir mucho, pues me puse con ella.
Ingmar Bergman nace, crece y se desarrolla durante su juventud en un ambiente, de rígida educación moral (su padre era predicador), totalmente inmerso en el puritanismo, hasta que de repente decide romper los vínculos con todos esos valores clásicos y forjar su propia personalidad. Me da por pensar que este cambio debio suponer una lucha interna para él mismo, pues bien esta lucha la va a hacer latente en los personajes principales de esta película y parece ser que será un precedente de todo su cine.
Nos encontramos en el Berlin Oriental de 1926, diez años antes de la segunda gran guerra, época en la que empieza a cobrar auge el nazismo en Alemania.
En esta sociedad caótica y sumida en el declive se desarrolla la acción de dos personajes que están inmersos en un conflicto total y una constante lucha interna por sus propios sentimientos y los generados hacía los demás, relación de dos personas, la cual parece no sostenerse y desmoronarse al igual que la sociedad en la que están inmersos, que sirva de referente que un paquete de tabaco cuesta 2 billones de marcos, como nos indica el protagonista de la película al principio.
El director nos plantea un “trípode” de relación, si digo bien un trípode, no una trinidad, ni una triada, ya que el trípode se sostiene y siempre asienta de forma correcta en cualquier superficie, pues nos encontramos con un trípode desmembrado, que le falta un punto de apoyo (el hermano del protagonista), y que hace que los otros dos puntos no asienten como deben para acabar sucumbiendo a la gravedad sin ayuda de una red de seguridad como trío de trapecistas que es lo que representan en el largometraje.
Todo se desquicia alrededor de los protagonistas que no paran de intentar salir de esa vorágine que les arrastra, buscando empleos y recursos de donde no los hay incluso prestando sus cuerpos a dudosos experimentos que en algunos casos les cuesta la propia vida. Algo que descubrimos al final de la propia película donde nos damos cuenta que lo que hemos visto no parece ser lo que es, o si, porque como ya dije antes yo sigo digiriendo el film y no estoy tan seguro.
El director nos describe una sociedad que le toco vivir y aprovecha los personajes para de alguna manera criticar aquella época alocada de decadencia y sumida en el auge de Hitler y el nazismo, es muy curiosa la escena de Manuela (Liv Ullmann) con el cura, en el que a la ve uno al otro se perdonan, él a ella por sentirse culpable de la muerte de su marido y ella a él, por no importarle en absoluto lo que ella le cuenta. Es una de las escenas más hipócritas que he visto en el cine.
Es un cine sin movimientos bruscos de cámaras y de escenas muy largas en las que prima la interpretación de los actores, realmente me sorprende ver a un David Carradine (Abel Rosenberg) al frente de la obra, en el que hace un papel mas que digno, acostumbrados a verle en otros posteriores de muchisima peor calidad.
Nos encontramos en atmosferas muy dramáticas, agobiantes y desesperanzadas, los decorados son muy recargados, incluso algo como el cabaret que siempre me ha parecido un exceso en los maquillajes, vestidos, interpretaciones, no se porque pero siempre ese ambiente me ha parecido sobrecargado y un poco asfixiante.
Primero ante todo observar que esta es la primera vez que he visto una película de este director sueco, y reconozco que estoy asimilandola todavía, justo cuando escribo esta reseña al dia siguiente de haberla visualizado, no se si hice lo correcto y vi la película que primero tenia que ver, o tenía que haber visto otras antes, como tampoco me dejo conducir mucho, pues me puse con ella.
Ingmar Bergman nace, crece y se desarrolla durante su juventud en un ambiente, de rígida educación moral (su padre era predicador), totalmente inmerso en el puritanismo, hasta que de repente decide romper los vínculos con todos esos valores clásicos y forjar su propia personalidad. Me da por pensar que este cambio debio suponer una lucha interna para él mismo, pues bien esta lucha la va a hacer latente en los personajes principales de esta película y parece ser que será un precedente de todo su cine.
Nos encontramos en el Berlin Oriental de 1926, diez años antes de la segunda gran guerra, época en la que empieza a cobrar auge el nazismo en Alemania.
En esta sociedad caótica y sumida en el declive se desarrolla la acción de dos personajes que están inmersos en un conflicto total y una constante lucha interna por sus propios sentimientos y los generados hacía los demás, relación de dos personas, la cual parece no sostenerse y desmoronarse al igual que la sociedad en la que están inmersos, que sirva de referente que un paquete de tabaco cuesta 2 billones de marcos, como nos indica el protagonista de la película al principio.
El director nos plantea un “trípode” de relación, si digo bien un trípode, no una trinidad, ni una triada, ya que el trípode se sostiene y siempre asienta de forma correcta en cualquier superficie, pues nos encontramos con un trípode desmembrado, que le falta un punto de apoyo (el hermano del protagonista), y que hace que los otros dos puntos no asienten como deben para acabar sucumbiendo a la gravedad sin ayuda de una red de seguridad como trío de trapecistas que es lo que representan en el largometraje.
Todo se desquicia alrededor de los protagonistas que no paran de intentar salir de esa vorágine que les arrastra, buscando empleos y recursos de donde no los hay incluso prestando sus cuerpos a dudosos experimentos que en algunos casos les cuesta la propia vida. Algo que descubrimos al final de la propia película donde nos damos cuenta que lo que hemos visto no parece ser lo que es, o si, porque como ya dije antes yo sigo digiriendo el film y no estoy tan seguro.
El director nos describe una sociedad que le toco vivir y aprovecha los personajes para de alguna manera criticar aquella época alocada de decadencia y sumida en el auge de Hitler y el nazismo, es muy curiosa la escena de Manuela (Liv Ullmann) con el cura, en el que a la ve uno al otro se perdonan, él a ella por sentirse culpable de la muerte de su marido y ella a él, por no importarle en absoluto lo que ella le cuenta. Es una de las escenas más hipócritas que he visto en el cine.
Es un cine sin movimientos bruscos de cámaras y de escenas muy largas en las que prima la interpretación de los actores, realmente me sorprende ver a un David Carradine (Abel Rosenberg) al frente de la obra, en el que hace un papel mas que digno, acostumbrados a verle en otros posteriores de muchisima peor calidad.
Nos encontramos en atmosferas muy dramáticas, agobiantes y desesperanzadas, los decorados son muy recargados, incluso algo como el cabaret que siempre me ha parecido un exceso en los maquillajes, vestidos, interpretaciones, no se porque pero siempre ese ambiente me ha parecido sobrecargado y un poco asfixiante.
TRONCHA
2 comentarios:
Realmente "El huevo de la serpiente" es una película un tanto extraña dentro de la filmografía de Bergman. No es de las más representativas, sin duda, pero a un servidor le agradó sobremanera. Creo que hubiera sido peor si la primera película que vieses de Bergman fuese "Escenas de un matrimonio" o "Sonata de Otoño". Mi preferida, "Fresas salvajes". Te la recomiendo. Supongo que no te defraudará.
Un saludo.
Sin dudas esta es una de las sino "la" película que más me gusta de Bergman. Tiene una atmósfera asfixiante como la que viven sus protagonistas. Saludos!
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