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miércoles, 27 de junio de 2007

"Una cuestión de peso" de Marcus H. Rosenmüller

Cada vez que en mi ciudad o alguna cercana hay algún festival de cine me gusta acercarme al menos un dia, si puedo más pues más, en este caso el festival de cine alemán de Madrid; el año pasado fui a ver El libre albedrío (Der freie wille, 2006) de Matthias Glasner, una rocosa película por varios aspectos, de una gran dureza y nada sencilla en lo que concierne a su digestión, como decía antes de nuevo este año me acerque a visionar algo que muy probablemente no pueda ver si no es en una situación festivalera como esta, pues bien, esta vez la película me resultó bastante decepcionante y poca cosa.

En este caso nos situamos frente a una película extremadamente sencilla, su desarrollo en ningún momento siquiera roza dificultad alguna, por ello se acaba convirtiendo en una obra totalmente plana, tan lisa como la pista por donde descienden los trineos en la competición olímpica de bobsleigh, deporte que practican los protagonistas con mayor o menor suerte.

El director nos muestra o mejor dicho nos intenta mostrar en clave de comedia repleta de típicos tópicos, una especie de exaltación del sentimiento nacionalista alemán de principios de los 50 a través del deporte, la 2ª gran guerra había terminado hace poco y los germanos habían sido los grandes perdedores, moralmente necesitan demostrar que son superiores y ganar una medalla en los Juegos Olímpicos de Oslo 1952, todo esto se vislumbra levemente en el film, porque los continuos gags acaban eclipsándolo dejándonos realmente sin historia.

La trama en ningún momento transmite sentimientos, no nos llegamos a creer siquiera el continuo enfrentamiento que hay entre los conductores de ambos equipos, rivales desde niños, Dorfler (Nicholas Ofczarek) es el triunfador, la vida le ha sonreído, todo lo contrario que Gamser (Sebastian Bezzel) endeudado y con una situación familiar bastante comprometida, personajes que tienen mucho más en común de lo que ellos mismos se imaginan y que viven inmersos en una tozudez realmente obsesiva, que tan solo logra derribar sus arraigados sentimientos pro patria.

El director nos muestra un entorno casi idílico en el que las dificultades no lo son tanto, no hay un buen desarrollo de los personajes, tan solo parece contentarle el conseguir que la gente acabe riendo en la sala, algo que consigue todo hay que decirlo, pero cuando acaba y piensas en instantes atrás e intentas analizar que es lo que realmente has visto y cuando ya se han disipado las risotadas entonces es cuando reconoces lo poco que te ha aportado el largometraje y que ni siquiera la temática del mismo es original ya que la mastodóntica factoría Disney ya había utilizado una fórmula muy similar en Elegidos para el triunfo (Cool Runnings, 1993).

TRONCHA

1 comentario:

BUDOKAN dijo...

Es increíble este film que rescatas del cuál no había sentido nombrar. También es cierto que las fotos me sonaron al film posterior "Cool Running" que mencionas conocido por todos. Esto sí que parece difícil de conseguir. Saludos!