"Los apuros de un pequeño tren" de Charles Crichton
Esta es de las típicas películas de toda la familia, película totalmente rasa, sin sobresaltos, sencilla a más no poder, comprensible en todos sus aspectos, literal en su significado, todo lo que vemos es lo que realmente es, no hay nada por detrás, la madeja la vamos devanando según avanzan los acontecimientos hasta tejer esa humilde historia que acaba agradándonos, precisamente por su naturalidad y cercanía.
Quizás esta sería la gran característica de los estudios Ealing, la naturalidad de sus obras en general, la supuesta sencillez de las historias o más bien dicha sencillez a la hora de mostrarlas, ya que los guiones me parecen de lo más audaces, por citar algunos títulos El hombre vestido de blanco (1951) y El quinteto de la muerte (1955) ambas de Alexander Mackendrick, en los que ya empieza a despuntar un sorprendente joven actor como es Alec Guinness.
Son obras de estructuras muy teatrales, con interpretaciones más que dignas, y escenas cuidadas al extremo, todos ocupan el lugar que deben ocupar, sin movimiento de personajes y prácticamente tampoco el de la cámara se hacen escenas sosegadas agradables a la vista, que nos acaban sumergiendo en la historia, de forma relajada hasta llegar al final, ese final idóneo, en el que todo acaba y ya está, sin interpretaciones, sin lugar a secuelas, sin dejar poso en la mente sino al contrario, oxigenándonoslo.
En este caso el pequeño pueblo de Titfield (Irlanda), con sus singulares habitantes todos ellos perfectamente definidos por sus personajes, ve como irremediablemente la compañía nacional de ferrocarriles va a dejar de explotar la línea que pasa por su pueblo, entonces el pueblo entero se une para entre todos reflotar el caballo de hierro, incluso la historia no esta exenta de ese par de malvados que están en contra del resto y que intentar boicotear el mantenimiento del servicio ferroviario.
Nada tiene maldad, los malos no nos parecen malos, ni siquiera nos llegan a dar pena, son personajes caricaturizados como muchos otros elementos, pero no con un humor fresco, sencillo y no por todo esto deja de resultar, incluso los buenos también cometen sus pecados, no jugando limpio del todo, pero por supuesto justificando sus acciones a través de ese gran corazón y toda la exaltación correspondiente de valores nobles que habitan en el ser humano.
Quizás esta sería la gran característica de los estudios Ealing, la naturalidad de sus obras en general, la supuesta sencillez de las historias o más bien dicha sencillez a la hora de mostrarlas, ya que los guiones me parecen de lo más audaces, por citar algunos títulos El hombre vestido de blanco (1951) y El quinteto de la muerte (1955) ambas de Alexander Mackendrick, en los que ya empieza a despuntar un sorprendente joven actor como es Alec Guinness.
Son obras de estructuras muy teatrales, con interpretaciones más que dignas, y escenas cuidadas al extremo, todos ocupan el lugar que deben ocupar, sin movimiento de personajes y prácticamente tampoco el de la cámara se hacen escenas sosegadas agradables a la vista, que nos acaban sumergiendo en la historia, de forma relajada hasta llegar al final, ese final idóneo, en el que todo acaba y ya está, sin interpretaciones, sin lugar a secuelas, sin dejar poso en la mente sino al contrario, oxigenándonoslo.
En este caso el pequeño pueblo de Titfield (Irlanda), con sus singulares habitantes todos ellos perfectamente definidos por sus personajes, ve como irremediablemente la compañía nacional de ferrocarriles va a dejar de explotar la línea que pasa por su pueblo, entonces el pueblo entero se une para entre todos reflotar el caballo de hierro, incluso la historia no esta exenta de ese par de malvados que están en contra del resto y que intentar boicotear el mantenimiento del servicio ferroviario.
Nada tiene maldad, los malos no nos parecen malos, ni siquiera nos llegan a dar pena, son personajes caricaturizados como muchos otros elementos, pero no con un humor fresco, sencillo y no por todo esto deja de resultar, incluso los buenos también cometen sus pecados, no jugando limpio del todo, pero por supuesto justificando sus acciones a través de ese gran corazón y toda la exaltación correspondiente de valores nobles que habitan en el ser humano.
TRONCHA
3 comentarios:
Hermosa y como mencionas simple película. No hay pretensiones y casi siempre que eso sucede las cosas salen bien. Un director del cual había visto otra película que no recuerdo. Gracias por este humilde rescate. Saludos!
Hola,
¿Sabéis si "Los apuros de un pequeño tren" ha sido editada en dvd en España? Gracias. Un cordial saludo.
Que yo recuerde no se ha editado en DVD, no me suena para nada. Yo cuando la ví fue de un antigua cinta de VHS grabada de Tve de hace bastantes años y con muy mala caidad.
Saludos...
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