"El angel azul" de Joseff von Stemberg
You can read this text translated into english at: Dar blaue angel
Resulta muy interesante situar las películas en su contexto, tanto histórico como físico, cada década tuvo sus características y por supuesto cada uno de los diez años que incluía la misma también. Que decir del lugar donde se hagan las cosas, el hecho es que todo influye en todo y no podemos evitarlo. Algo que ahora puede parecernos totalmente trasnochado en nuestros días, hace años tenía total vigencia, este trabajo tiene sus particulares circunstancias y esto le hace por supuesto único, no mejor ni peor, simplemente único.
Podría tomarse como referencia a la hora de adentrarnos en el cine alemán sonoro que como en todos los sitios surge a principios de los años treinta, esa dura frontera en la que algunos se quedarán y no lograrán sortearla. El sonoro es un verdadero calvario para muchos, es un concepto tan revolucionario y al mismo tiempo demoledor que no hay perdón para el que no se adapta, acaba dejandose el pellejo en el camino.
Alemania pretende adaptarse a los nuevos tiempos y decide hacer su primera película sonora quien mejor que Emil Jennings su máxima estrella en aquellos momentos para representar el papel del profesor Rath. Defensor de las formas y de la moral, el que pretende servir de guia para sus propios alumnos y evitar que caigan en los brazos del pecado, que caminen por la senda correcta, pero enfrente está Lola Lola (Marlene Dietrich) una fuerza sobrenatural de la atracción física y reina del erotismo que a quien pretende acaba atrapando en sus garras.
El profesor acabe en las redes de la femme fatale, irremisiblemente abocado a la desgracia, un matrimonio forjado contra natura, almas totalmente distintas que han sido victimas de un capricho y esto marcara el resto de sus vidas. La unión de ambos hace que la caída de Rath sea inevitable se ve avocado a la desgracia sin remisión. Sufre las numerosas vejaciones continuamente una tras otra sin poder poner remedio a todo ello, él está enamorado realmente, cualquier cosa vale por amor. Ella sin embargo es símbolo del pecado y no deja de ser curiosa la literalidad de las imágenes cuando me refiero al erotismo que irradia la protagonista.
Destacar los decorados de las calles, particularmente expresionistas, típicos del cine alemán de la época, dando un siniestro aspecto de los personajes cuando transitan por ellos, sobre todo el del profesor. Los juegos de luces y sombras también contribuyen a lo que definía con anterioridad, parece que nos vamos a encontrar a Nosferatu en cualquier momento. Todo ello contrastando con el barroquismo de los interiores todo sobrecargados, llenos de elementos que entrevelan la imagen y de neblinas provocadas por los cigarros de los asistentes al cabaret.
Podría tomarse como referencia a la hora de adentrarnos en el cine alemán sonoro que como en todos los sitios surge a principios de los años treinta, esa dura frontera en la que algunos se quedarán y no lograrán sortearla. El sonoro es un verdadero calvario para muchos, es un concepto tan revolucionario y al mismo tiempo demoledor que no hay perdón para el que no se adapta, acaba dejandose el pellejo en el camino.
Alemania pretende adaptarse a los nuevos tiempos y decide hacer su primera película sonora quien mejor que Emil Jennings su máxima estrella en aquellos momentos para representar el papel del profesor Rath. Defensor de las formas y de la moral, el que pretende servir de guia para sus propios alumnos y evitar que caigan en los brazos del pecado, que caminen por la senda correcta, pero enfrente está Lola Lola (Marlene Dietrich) una fuerza sobrenatural de la atracción física y reina del erotismo que a quien pretende acaba atrapando en sus garras.
El profesor acabe en las redes de la femme fatale, irremisiblemente abocado a la desgracia, un matrimonio forjado contra natura, almas totalmente distintas que han sido victimas de un capricho y esto marcara el resto de sus vidas. La unión de ambos hace que la caída de Rath sea inevitable se ve avocado a la desgracia sin remisión. Sufre las numerosas vejaciones continuamente una tras otra sin poder poner remedio a todo ello, él está enamorado realmente, cualquier cosa vale por amor. Ella sin embargo es símbolo del pecado y no deja de ser curiosa la literalidad de las imágenes cuando me refiero al erotismo que irradia la protagonista.
Destacar los decorados de las calles, particularmente expresionistas, típicos del cine alemán de la época, dando un siniestro aspecto de los personajes cuando transitan por ellos, sobre todo el del profesor. Los juegos de luces y sombras también contribuyen a lo que definía con anterioridad, parece que nos vamos a encontrar a Nosferatu en cualquier momento. Todo ello contrastando con el barroquismo de los interiores todo sobrecargados, llenos de elementos que entrevelan la imagen y de neblinas provocadas por los cigarros de los asistentes al cabaret.
TRONCHA
2 comentarios:
Esta la quiero ver algún día como muchas de Dietrich, pero tengo tantas por ver...
Un saludo!
si, la verdad es que la Dietrich es de las actrices que traspasa la pantalla en cuanto aparece.
Saludos...
Publicar un comentario