"Yo serví al rey de Inglaterra" de Jiri Menzel
Que soberbio que es el cine que hace este señor, que personal y característico, es un cine relativamente fácil o al menos es la sensación que nos da, las imágenes están llenas de sencillez pero sin ir en detrimento de la calidad y las historias que nos cuenta son peculiares pero al mismo tiempo cercanas, asequibles, con sus personajes siempre tengo la sensación de que son entrañables, son abrazables, enternecedores, nada más y nada menos esto es lo que Menzel consigue una vez más con esta película.
La película trata de la historia de una persona, algo similar a lo que ya pudimos ver hace mucho tiempo en “Trenes rigurosamente vigilados” (1966) en ambos casos se repite la misma fórmula, la unión entre la obra literaria de Bohumil Hrabal y la puesta en escena de la misma de Jiri Menzel, en mi opinión este matrimonio se acerca a la perfección, parece ser que ambos se entienden a la perfección y que uno sin el otro es como si algo cojeara, llegando a necesitarse mutuamente.
Jan Dité (de joven, Ivan Barnev y de mayor, Oldrich Kaiser) es un oportunista así de sencillo, sin más, vive de escuchar y enterarse de todo lo que puede para aprovecharlo en su propio beneficio, todo ello sin maldad ninguna, esta también es algo general en los personajes de Menzel, están repletos de picardía y astucia, pero nunca dan sensación de maldad, Dité suele estar en el sitio justo y en el momento justo y por supuesto también es consciente de cuando tiene que abandonar dichos momentos y sitios, esto le hace un experto conocedor del momento que vive en cada instante.
La única premisa de nuestro personaje es que quiere hacerse millonario, el que sepan si esto llega a conseguirlo depende de que vean la película, yo aquí no voy a desvelarlo, para desvelarlo contamos con la voz en off de un ya maduro Dité que acaba de salir de la cárcel y que en el crepúsculo de su vida decide hacer balance de lo vivido para saber si todo lo anterior ha merecido la pena y nosotros por supuesto vamos a ser testigo de ello, referente a la voz en off, hay bastantes momentos que es un poco exagerada y repetitiva ya que vuelve a narrarnos lo que en ese momento es fácil de discernir o ver en las imágenes, incluso algún personaje repite el mismo texto que el aludido narrador.
El largometraje tiene bastante carga erótica, pero el magistral realizador la trata con tanta delicadeza que en ningún momento chirría, no nos resulta desagradable, algo que se me antoja difícil ya que mucha de la historia se desarrolla por burdeles, a parte de todo esto la composición estética de algunas de las escenas me parece increíble, sobre todo hacía el final, cuando Dité confiesa sentirse solo y coloca de forma estratégica una serie de espejos que acaban dando distintas perspectivas del sujeto coincidiendo cada una de ellas con diferentes momentos de su vida.
Por estas composiciones recuerda a veces el uso de la cámara de Tarkovsky , esto no quiere decir que le copie ya que si hay un plano característico del cine de Menzel es el de situar a un personaje en una especie de contrapicado medio y siempre de espaldas a un edificio significativo de la narración, en caso que estamos inmersos incluso veo retazos del cine de Jacques Tati , esa coreografía al más puro estilo clown a la hora de actuar, como hacía el también maestro francés.
Solamente por sacar alguna falta hay que decir en honor a la verdad que a veces hay bajadas en cuanto a la intensidad de la narración se refiere, pero aun así el realizador consigue retratar de una forma genial el ambiente de una época determinada de la historia de la antigua Checoslovaquia, tampoco procede el uso que da con algunos efectos especiales, aun así el conjunto no se resiente de estos dos detalles negativos bajo mi punto de vista.
TRONCHA
La película trata de la historia de una persona, algo similar a lo que ya pudimos ver hace mucho tiempo en “Trenes rigurosamente vigilados” (1966) en ambos casos se repite la misma fórmula, la unión entre la obra literaria de Bohumil Hrabal y la puesta en escena de la misma de Jiri Menzel, en mi opinión este matrimonio se acerca a la perfección, parece ser que ambos se entienden a la perfección y que uno sin el otro es como si algo cojeara, llegando a necesitarse mutuamente.
Jan Dité (de joven, Ivan Barnev y de mayor, Oldrich Kaiser) es un oportunista así de sencillo, sin más, vive de escuchar y enterarse de todo lo que puede para aprovecharlo en su propio beneficio, todo ello sin maldad ninguna, esta también es algo general en los personajes de Menzel, están repletos de picardía y astucia, pero nunca dan sensación de maldad, Dité suele estar en el sitio justo y en el momento justo y por supuesto también es consciente de cuando tiene que abandonar dichos momentos y sitios, esto le hace un experto conocedor del momento que vive en cada instante.
La única premisa de nuestro personaje es que quiere hacerse millonario, el que sepan si esto llega a conseguirlo depende de que vean la película, yo aquí no voy a desvelarlo, para desvelarlo contamos con la voz en off de un ya maduro Dité que acaba de salir de la cárcel y que en el crepúsculo de su vida decide hacer balance de lo vivido para saber si todo lo anterior ha merecido la pena y nosotros por supuesto vamos a ser testigo de ello, referente a la voz en off, hay bastantes momentos que es un poco exagerada y repetitiva ya que vuelve a narrarnos lo que en ese momento es fácil de discernir o ver en las imágenes, incluso algún personaje repite el mismo texto que el aludido narrador.
El largometraje tiene bastante carga erótica, pero el magistral realizador la trata con tanta delicadeza que en ningún momento chirría, no nos resulta desagradable, algo que se me antoja difícil ya que mucha de la historia se desarrolla por burdeles, a parte de todo esto la composición estética de algunas de las escenas me parece increíble, sobre todo hacía el final, cuando Dité confiesa sentirse solo y coloca de forma estratégica una serie de espejos que acaban dando distintas perspectivas del sujeto coincidiendo cada una de ellas con diferentes momentos de su vida.
Por estas composiciones recuerda a veces el uso de la cámara de Tarkovsky , esto no quiere decir que le copie ya que si hay un plano característico del cine de Menzel es el de situar a un personaje en una especie de contrapicado medio y siempre de espaldas a un edificio significativo de la narración, en caso que estamos inmersos incluso veo retazos del cine de Jacques Tati , esa coreografía al más puro estilo clown a la hora de actuar, como hacía el también maestro francés.
Solamente por sacar alguna falta hay que decir en honor a la verdad que a veces hay bajadas en cuanto a la intensidad de la narración se refiere, pero aun así el realizador consigue retratar de una forma genial el ambiente de una época determinada de la historia de la antigua Checoslovaquia, tampoco procede el uso que da con algunos efectos especiales, aun así el conjunto no se resiente de estos dos detalles negativos bajo mi punto de vista.
TRONCHA
2 comentarios:
hace poco en el quesito hablamos de "trenes rigurosamente vigilados" del mismo director.. y de esta, que todavía no he visto, me han hablado muy bien!
Me ha entrado una alegría descomunal al descubrir este espacio. Si no te importa me quedaré rondando un rato.
Estupendo blog.
Un cálido saludo
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