"La maldición de Frankenstein" de Terence Fisher
Cuantas versiones y cuantas películas del monstruo creado en la novela de Mary Shelley, hay ciertas criaturas que acaban ejerciendo una atracción especial sobre el ser humano y que llega a convertirlos en personajes universales conocidos por todos, como el conde Drácula, el hombre lobo, etc. Es como si de alguna manera todos necesitáramos de ellos de vez en cuando, y por supuesto ellos de nosotros, sobre todo de nuestro corazón, nuestra sangre, en general nuestros cuerpos.
Es bastante curioso el mundo de las parejas dentro del universo del cine, y no solo me refiero a parejas matrimoniales, sentimentales o como deseen llamarlas, me refiero a las que a través del tiempo se han formado entre un director y un actor/actriz, sirvan como ejemplos para ilustrarnos Kurosawa y Mifune, Kieslowski e Irène Jacob, Ozu y Chishu Ryu, y por supuesto la que nos atañe en este momento como es la de Terence Fisher y Peter Cushing, en todos los casos unos beben de los otros se retroalimentan en ambos sentidos, no logramos imaginarnos obras en las que falte uno de los dos, y esto en casi todas las ocasiones acaba engrandeciendo a ambos lados, todo fruto de la comprensión y de esa perfecta simbiosis que logran llevar a cabo.
La citada pareja se va a convertir en una constante en la Hammer, en algo machacón realmente, todos los personajes principales son para el mismo actor, una y otra vez, así ocurre que se convierte en el emblema de la productora, en el estandarte de la misma, más que adaptarse Cushing a las películas, los papeles se adaptan a él, todo gira en torno a él, es el epicentro de la historia.
La obsesión por esta clase de científicos de apariencia normal, personas respetables, totalmente integrados en su comunidad de crear vida de algo inerte es digna de mención a través de los distintos elementos de un cuerpo todos unidos y con una reacción eléctrica lo suficientemente grande para resucitar ese cuerpo que por circunstancias excepcionales y detalles de última hora acaban convirtiéndolo en un monstruo que acaba volviéndose contra su creador, al que le hace culpable de su propia desdicha.
Destacar que por supuesto el papel del Barón von Frankenstein lo encarna el propio Cushing, pero cualquiera adivina quien encarna el de la creación del barón, pues si es un tal Christopher Lee que posteriormente también se convertiría en uno de los principales de la productora inglesa. El mito es el de siempre, con alguna variante, dispónganse a pasar un rato agradable, divirtiéndose con una película digna y que aunque parezca lo contrario no ha castigado el tiempo.
Es bastante curioso el mundo de las parejas dentro del universo del cine, y no solo me refiero a parejas matrimoniales, sentimentales o como deseen llamarlas, me refiero a las que a través del tiempo se han formado entre un director y un actor/actriz, sirvan como ejemplos para ilustrarnos Kurosawa y Mifune, Kieslowski e Irène Jacob, Ozu y Chishu Ryu, y por supuesto la que nos atañe en este momento como es la de Terence Fisher y Peter Cushing, en todos los casos unos beben de los otros se retroalimentan en ambos sentidos, no logramos imaginarnos obras en las que falte uno de los dos, y esto en casi todas las ocasiones acaba engrandeciendo a ambos lados, todo fruto de la comprensión y de esa perfecta simbiosis que logran llevar a cabo.
La citada pareja se va a convertir en una constante en la Hammer, en algo machacón realmente, todos los personajes principales son para el mismo actor, una y otra vez, así ocurre que se convierte en el emblema de la productora, en el estandarte de la misma, más que adaptarse Cushing a las películas, los papeles se adaptan a él, todo gira en torno a él, es el epicentro de la historia.
La obsesión por esta clase de científicos de apariencia normal, personas respetables, totalmente integrados en su comunidad de crear vida de algo inerte es digna de mención a través de los distintos elementos de un cuerpo todos unidos y con una reacción eléctrica lo suficientemente grande para resucitar ese cuerpo que por circunstancias excepcionales y detalles de última hora acaban convirtiéndolo en un monstruo que acaba volviéndose contra su creador, al que le hace culpable de su propia desdicha.
Destacar que por supuesto el papel del Barón von Frankenstein lo encarna el propio Cushing, pero cualquiera adivina quien encarna el de la creación del barón, pues si es un tal Christopher Lee que posteriormente también se convertiría en uno de los principales de la productora inglesa. El mito es el de siempre, con alguna variante, dispónganse a pasar un rato agradable, divirtiéndose con una película digna y que aunque parezca lo contrario no ha castigado el tiempo.
TRONCHA
2 comentarios:
Este monstruo de la más exquisita literatura debe ser uno de los más versionados en la pantalla grande y como no podía ser excepción ésta es una de sus mejores traspolaciones. Saludos!
Fisher rodó cuatro películas sobre el doctor Frankenstein. Esta de "La maldición de Frankenstein" fue la primera. Poco después hizo "La venganza de Frankenstein". El doctor ha emigrado a un pueblo de alemania donde quiere seguir sus experimentos. El azar vuelve a causar la tragedia, pero esta vez, se cuida de preparar la tercera parte. "Frankenstein creó la mujer" insiste en la presencia femenina como fatalidad y como polo de atracción puramente física. La última, "El cerebro de Frankenstein" es posterior a "La semilla del diablo de Polanski" y quiere ser mas atroz.
Me vi las cuatro el mes pasado. Gracias al emule. Hay algo decadente en este cine de la Hammer que siempre me atrae.
Enhorabuena por el blog.
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