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lunes, 7 de diciembre de 2009

"Duelo al sol" de King Vidor

Durante toda la historia del cine se han hecho grandes producciones, esas películas en las que se invierte mucho dinero, traen de cabeza a los productores y a veces resultan ser un gran fracaso. O no. No hay que ser pájaro de mal agüero, el caso es que en la mayoría de las ocasiones resultan muy visuales pero poco efectivas si las vemos desde el punto de vista de la calidad.

En la época que vivimos todo está al alcance de cualquiera, y sobre todo si tienes una conexión a Internet, pero tanto antes como ahora hay una serie de películas de corte romántico que siempre triunfan. No me considero en dicho grupo, el tema del amor ha sido continuamente explotado en el cine, se sigue haciendo, pero es que incluso sigue funcionando. Como el cine es un mundo de ilusión, la gente prefiere ver películas en las que les encantaría que sus historias de amor fueran lo más parecidas a lo que exhibe la gran pantalla.

Que mejor que la típica historia en la que la pobrecilla de turno, pero rebelde, conquista el corazón del acomodado y rico de la región. Si a todo esto le aderezamos con otro personaje más en disputa de dicho sentimiento y por último le añadimos unas pizcas de progreso y costumbres, tenemos "Duelo al sol" (1946), ese típico trabajo que apasionó a todo el mundo y que deja buen sabor de boca pero sobre todo y es lo que más destaco de la película como es la escena final entre Perla (Jennifer Jones) y Lewt (Gregory Peck) me parece buenísima.

La utilización de los colores me parece un tanto exagerada a veces nos plantean unos encuadres en los que el rojo tiene un predominio abusivo, fastidiando la buena fotografía del film. Porque como apuntabamos en el principio cuando se quería rodar una escena con doscientos caballos se contrataban otros tantos extras con sus correspondientes monturas para que la escena quedara como debía, ahora hay otras soluciones. aun así hay ejemplos en la historia del séptimo arte en la que con menos se ha hecho mucho más y la cosa ha quedado perfecta sin notarse la carencia.

Reconozco que este tipo de historias no me resultan interesantes, no son lo mio. Este drama pasional que no podía concluir de una manera distinta a lo que lo hace. Tiene toda la carga de afectividad y amor imposible para que se medio luzcan dos de los interpretes de mayor peso como son Joseph Cotten y Gregory Peck. Pero el caso es que el peso lo lleva Jennifer Jones, que resulta sobreactuada, con excesivos movimientos y haciendo de diva en su papel de mestiza, es la que intenta acaparar la atención del espectador sin conseguirlo.

Como siempre recomiendo que se vea este tipo de cine, porque no, este tipo de trabajos sirve para hacer contraste entre lo que realmente nos interesa y otro tipo de cine, que nos interese más. Esto también demuestra que antes y ahora, siempre se han hecho trabajos que tan solo han interesado a unos pocos y por supuesto con los que se ha pretendido sacar más dinero de lo invertido, que mejor que hacer un despliegue total de recursos y esperar que todo funcione.



TRONCHA

1 comentario:

Richard Shelton dijo...

Encontré el libro de Niven Busch tan aburrido que se me fueron las ganas de ver la película producida por El Señor de los Memorándums (David O. Selznick), que fastidiaba tanto al director Vidor que éste le contestó:

-Ven,David, y dirígela tú.


Saludos