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miércoles, 17 de septiembre de 2008

"La boda de mi novia" de Paul Weiland

Hay veces que siento cierta vergüenza de publicar algunas películas, pero este "contraste" espero que haga que las que de verdad importan, destaquen aun más.

El proceso de una película debe ser algo así como alguien tiene una idea, la plasma en un guión, se lo ofrece a un estudio y este aprueba el proyecto poniéndole un director, productor, actores, etc. sinceramente hablando a quien se le ocurre un guión como este, cuando lo acaba piensa que tiene algo de originalidad, quien lo aprueba y decide acometer el proyecto, que actores tienen el cuajo de intervenir y el realizador de dirigirlo, no se son cosas que no entiendo, mi concepción del cine me hace reflexionar así.

Esta claro que este es un producto comercial más, que hace bastante daño al sexo masculino y más del que piensan al femenino, y aclaro desde ahora que no me considero ni machista ni feminista, pero ante ejemplos como este es cuando estamos condenados a oír el típico “…ves tu no me tratas igual que él hace con ella.”, pero si es que no queréis daros cuenta pero el cine es ficción, la realidad está llena de fealdades como la hipoteca, la letra del coche, el colegio de los niños, la suegra; en serio, mujeres del mundo, alzaos contra este tipo de cine, vosotras valéis mucho más de lo que os quieren hacer valer con estas payasadas.

La trama no tiene secreto ninguno desde el minuto uno de la proyección nos damos cuenta de todo lo que va a ocurrir, comenzamos con una breve y concisa presentación del personaje de nuestro protagonista Tom (Patrick Dempsey) que se pasa por la piedra todo lo que se pone delante de sus narices, solo tiene una amiga con la que ha mantenido la castidad Hannah (Michelle Monaghan) y a la que respeta porque la verdad es que al resto las trata como productos cárnicos de los cuales cada día se acaba nutriendo de uno distinto al de la jornada anterior.

No hay más señoras y señores, tan solo que ellas acaben embriagadas por la belleza física de este chico tan ligón y que trata de una forma tan especial a las féminas, porque la verdad es que las dotes interpretativas de este chico son menores aun que su gesticulación, siempre he pensado que si le diera por abrir los ojos del todo reconocería un mundo nuevo ante sus ojos, y el tiempo transcurre entre absurdos diálogos y patéticos chistes en torno a que ella le ha elegido a él como dama de honor de su boda, en fin destilen ustedes mismos la gracia que se puede sacar de esto.

Mención aparte para el uso de la cámara, hay una escena en un restaurante en la que de los tres actores que aparecen en ella la imagen no para de girar en círculos con el consabido mareo con el espectador que no acabo entendiendo a que obedece, lo único reseñable y respetable es que es la última intervención de Sydney Pollack como padre del protagonista, un pequeño papelito para el peculiar director que nos ha dejado para siempre, descanse en paz.
TRONCHA

1 comentario:

Igor Von Slaughterstein dijo...

Un bodrio infumable. Por cierto, excelente la reseña de "El Clan de los Irlandeses". Me encanta esa peli, aunque es cierto que no es redonda. Pero ese duelo final estilo western vale millones.

Saludos!!