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jueves, 26 de octubre de 2006

"Vampyr" de C.T. Dreyer


Película grande donde las haya y por supuesto dentro del genero de terror muchísimo más, por no decir la más grande de toda la historia, según voy viendo cine de Dreyer, se me está pasando por la cabeza que es el mejor director de la historia del cine, se que es una pasada decir esto, pero es que después de ver una gran película de él, pienso que no puede superarse y es que me vuelve a sorprender dejándome clavado en el sofá, e incluso como en este caso me hace pasar miedo, algo que no cabía en mi cabeza, estaba viendo una filmación de 1932, casi los albores del cine.

Toda la cinta está rodeada de ese halo de misterio e intriga que rodea a algunas de las antiguas producciones y que de alguna manera las hace todavía más deseadas y las convierte más en un mito que en una película en sí. Aunque como indicaba en este caso, están las circunstancias de la película y la película en sí es una obra de arte. De momento comentar que no existe una copia entera de ella, el director danés hizo cuatro versiones distintas desde el inicio conservándose trozos de cada una de ellas, la reconstrucción que nos llega a nosotros no pierde la esencia general del film, pero seguro que si que en el camino se perdieron grandiosas escenas.

Por otro lado el protagonista Julian West (Allan Gray), aunque este realmente no sea su nombre sino un pseudónimo del conde Nicolas de Gunzburg, que quería ser actor y protagonista en un film, con lo cual se lo financió entero aunque claro como no, el estreno supuso un fracaso comercial, otro aditivo más para rodear a la obra de atractivo, pero parece ser que los fracasos de taquilla de Dreyer se convirtieron en una constante, exceptuando el caso de “Ordet”, pienso que este era uno de los motivos principales por los que las copias no se guardaban o conservaban de forma correcta, ya que al público no le atraían, y por ello acababan deteriorándose, como parece ser que ocurrió con el negativo de esta, por eso la imagen está rodeada de esa neblina, que de alguna manera crea climax, Dreyer la visionó y encima el resultado le resulto satisfactorio, si lo es para un genio como él, quien soy yo para decir lo contrario.

La cinta es un “ave raris” a caballo entre lo que es el cine mudo y el sonoro, ya que de alguna manera se incluye el diálogo de los personajes, aunque hay que reconocer que es extremadamente escueto, prácticamente son frases sueltas, con los típicos carteles explicativos del cine mudo que iban entre las escenas de acción. El largometraje está lleno de simbolismos, es tal la multitud de ellos que prefiero ir desgranándolos con el argumento que relato a continuación.

Allan Gray (Julian West o Nicolás de Gunzburg), es un curioso joven atraído por el mundo de lo oculto y el satanismo, en uno de sus viajes llega a una localidad en la que se hospeda en una casa singular, nada más llegar ve a un campesino con guadaña tocando una campana, simulando a la muerte y de alguna manera el sonido de la campana parece marcar el que ha llegado tu hora. Su primera noche, un sujeto aparece en su habitación sin más y deja un paquete en el que aparece la nota “Abrir después de mi muerte” e indicándole la frase: “Ella no debe morir”. A partir de aquí y persiguiendo unas sombras encuentra un castillo donde habita su visitante con dos hijas, una de ellas claramente abducida por el mundo negro de los vampiros, con la muerte de su padre todo se precipita y Allan debe tomar las riendas de la historia, abre el paquete, que contiene un libro de vampirismo, el cual le va a situar en el escenario y va a darle las claves para solventar la situación.

Se que he tocado la historia a grandes rasgos, pero es mejor así, por si en un futuro hubiera que visionarla de nuevo, hay que destacar muchas escenas, la del granero abandonado y con las sombras “chinescas” proyectadas en la pared, haciéndonos ver como que fueron almas que algún dia vivieron allí y que de alguna manera quedaron atrapadas, ya que lo que se nos representa con las sombras realmente son las almas, me parece un recurso genial, ante la falta de efectos especiales en el cine de aquella época, la muerte del molino de harina está genial, en un entorno blanco, prácticamente purificador y redentor de los pecados cometidos por el muerto, el simbolismo de la veleta de la casa, el cielo, el lago envuelto en brumas, con el añadido de la veladura de la propia cinta original, el siniestro laboratorio del doctor, la escena en que sentado en el banco Allan es abandonado por su propia alma.

Punto y aparte merece el tratamiento de la cámara, al comienzo del film, no para de moverla, es un travelling constante, algo que no va a ocurrir a posteriori en sus siguientes realizaciones, mi teoría de esta forma de rodar es que de alguna manera quiere que nosotros como espectadores, veamos a través de los ojos de ese alma del protagonista, realmente somos esa sombra, nos implica más, otro aspecto también muy innovador es cuando el cuerpo de Allan está dentro del ataúd, con cristal en la tapa, y la cámara parece que va dentro, dándonos una perspectiva total de lo que veriamos si nosotros fueramos sus ocupantes.

Se me ocurrirían mil cosas más que escribir, pero creo que es suficiente, y con una segunda visualización seguro que saldrían muchas más…


TRONCHA

1 comentario:

Antonio Rando dijo...

A mi “Vampyr” me encantó, y no es, ni mucho menos, mi favorita de Dreyer, así que no te cortes al soltar que este tipo ha sido el más grande, y lo es, porque yo no he visto aún quien lo supere, y si te da palo soltar máximas absolutas, pues di que es tu director favorito con diferencia; yo lo hago.
No se si “Vampyr” tendrá un componente terrorífico muy palpitante, pero eso si, la ambientación produce una sensación de extrañeza absoluta, como pocas se han conseguido en el cine de horror; hace poco revisioné “La Caída de la Casa Usher” de Epstein, y me recordó mucho a “Vampyr” por su oneirismo, pero sin llegar a su nivel. A mi me parece como si Dreyer hubiese recogido el espíritu del viejo terror expresionista germano y lo hubiese llevado a otra dimensión, más simbólica, y con la utilización de otros lenguajes añadidos, haciendo un cine más “libre”, por decirlo de alguna manera. La mayoría del cine de terror recurre al asco, a los sutitos,… con “Vampyr” uno teme quedar atrapado en la imagen, como las almas que mencionas, y que vagan por los pasajes de esta película. Una pena que, como mencionas, este mutilada esta película; y una pena también que haya sido tan olvidada por las nuevas generaciones de aficionados al fantástico.

¡Muy buen blog, y saludos!