"Nubes flotantes" de Mikio Naruse
Naruse se podría definir como el cuarto director en importancia de la historia del cine japonés, la verdad es que siempre se nombran a los tres grande Kurosawa, Mizoguchi y Ozu. No es muy explicable que Naruse aparezca siempre como en un segundo nivel, sus obras le avalan de tal manera que en lugar de un trío podría hablarse sin miedo de un fabuloso cuarteto.
La película nos cuenta la historia de dos personas cuya vida ha entrado en barrena, y no son capaces de levantar el vuelo. Por enésima vez la historia se sitúa en el Japón de posguerra, incluso hay que mencionar que en este trabajo si que hay alguna alusión al conflicto bélico. Además no solo se alude a este sino que directamente el protagonista admite que son los perdedores de la misma y que eso va a afectar de forma tajante a su forma de vivir.
Yukiko (Hideko Takamine) y Tamioka (Masayuki Mori) se conocen en Indochina, durante unos trabajos para el ministerio forestal, allí salta la chispa y su relación acaba siendo más intensa. De hecho el punto de referencia para que a posteriori se vuelvan a encontrar será su relación vivida en primera instancia. Ella sobre todo se aferra al recuerdo, para recobrar el amor de él, más bien se obstina en no renunciar, aunque Tamioka esté casado.
Ante un tema de relaciones de pareja, en la que pueden surgir conflictos y rupturas matrimoniales, la forma de narrarlo que tiene Naruse es tranquila y sosegada. Al contrario de como se haría en un trabajo de corte más occidental. Alguien que no esté muy acostumbrado al cine oriental, podría pensar que los personajes no sienten ni padecen, simplemente es otra forma de ver los conflictos y traumas personales. De hecho el director minimiza todo lo que puede los diálogos para mostrar estas situaciones de cierta tensión delante de la cámara y que prevalezca el lenguaje corporal, sobe todo el de los rostros.
Se puede decir que lo que le encanta al director japonés es experimentar con al resistencia del ser humano. Saber lo que realmente es capaz de dar de sí en situaciones totalmente extremas, situaciones no solo externas como podría ser su economía, trabajo, vivienda, situación social. Sino también unas condiciones intensas interiormente, como relacionan a los celos a la envidia, a que la persona amada acabe yéndose con otro tan solo por conveniencia ni siquiera porque lo desea.
En este dramático toma y daca se mueven continuamente nuestros personajes. Viviendo a veces juntos y otras separados, pero no alejándose demasiado uno del otro, refugiándose en ocasiones en la bebida para poder soportar los reproches de uno u otro. Esta inclinación recuerda a otros trabajos posteriores, donde la bebida juega un papel bastante importante en la degradación de las relaciones personales. En definitiva una obra maestra que deberíamos tener en cuenta y que quizás exija un poco de nuestra paciencia para que podamos apreciarla en su totalidad.
La película nos cuenta la historia de dos personas cuya vida ha entrado en barrena, y no son capaces de levantar el vuelo. Por enésima vez la historia se sitúa en el Japón de posguerra, incluso hay que mencionar que en este trabajo si que hay alguna alusión al conflicto bélico. Además no solo se alude a este sino que directamente el protagonista admite que son los perdedores de la misma y que eso va a afectar de forma tajante a su forma de vivir.
Yukiko (Hideko Takamine) y Tamioka (Masayuki Mori) se conocen en Indochina, durante unos trabajos para el ministerio forestal, allí salta la chispa y su relación acaba siendo más intensa. De hecho el punto de referencia para que a posteriori se vuelvan a encontrar será su relación vivida en primera instancia. Ella sobre todo se aferra al recuerdo, para recobrar el amor de él, más bien se obstina en no renunciar, aunque Tamioka esté casado.
Ante un tema de relaciones de pareja, en la que pueden surgir conflictos y rupturas matrimoniales, la forma de narrarlo que tiene Naruse es tranquila y sosegada. Al contrario de como se haría en un trabajo de corte más occidental. Alguien que no esté muy acostumbrado al cine oriental, podría pensar que los personajes no sienten ni padecen, simplemente es otra forma de ver los conflictos y traumas personales. De hecho el director minimiza todo lo que puede los diálogos para mostrar estas situaciones de cierta tensión delante de la cámara y que prevalezca el lenguaje corporal, sobe todo el de los rostros.
Se puede decir que lo que le encanta al director japonés es experimentar con al resistencia del ser humano. Saber lo que realmente es capaz de dar de sí en situaciones totalmente extremas, situaciones no solo externas como podría ser su economía, trabajo, vivienda, situación social. Sino también unas condiciones intensas interiormente, como relacionan a los celos a la envidia, a que la persona amada acabe yéndose con otro tan solo por conveniencia ni siquiera porque lo desea.
En este dramático toma y daca se mueven continuamente nuestros personajes. Viviendo a veces juntos y otras separados, pero no alejándose demasiado uno del otro, refugiándose en ocasiones en la bebida para poder soportar los reproches de uno u otro. Esta inclinación recuerda a otros trabajos posteriores, donde la bebida juega un papel bastante importante en la degradación de las relaciones personales. En definitiva una obra maestra que deberíamos tener en cuenta y que quizás exija un poco de nuestra paciencia para que podamos apreciarla en su totalidad.
TRONCHA
3 comentarios:
Debo confesar que mi conocimiento del cine japonés es bastante limitado, y solamente alcanza a algo de Kurosawa, y de Takeshi Kitano (respecto de este último, he visto casi todas sus películas , y debo decir que me gusta más)(mis respetos a Kurosawa, claro).
Vamos a tener los nombres que mencionas en carpeta para próximos visionados de cine japonés.
Saludos,
Sigo el blog desde hace tiempo, si no os importa os he enlazado el mío. Os dejo la dirección por si os quereís pasar. http://lucesdifusas.blogspot.com/
Saludos
Obra maestra insuperable, de las mejores películas que he visto. En mi opinión la Magnum Opus de Naruse, un director a la altura de Ozu y Kurosawa como bien dices, aunque en mi opinión superior a Mizoguchi. Por cierto que yo haría un quinteto agregando a Kobayashi.
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