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martes, 29 de marzo de 2011

"Green for danger" de Sidney Gilliat

Son ya unas cuantas las ocasiones que desde aquí hemos intentado demostrar la importancia que tiene el situar una película en su contexto temporal. A veces es necesario situar el momento en el que se creó para comprender ciertos aspectos que hayan influido en su definitiva concepción. En otros casos es importante saber en que fechas se desarrolla la acción para que ciertas cosas que vamos a ver tengan lógica.



Nuestro ejemplo se desarrolla en Agosto de 1944, esto nos ayuda mucho, ya que sabemos que Europa, o mejor dicho gran parte del mundo, está inmerso en la segunda gran guerra. Los alemanes alcanzan territorio británico con sus temidas al igual que ineficaces bombas volantes V-1. Este es un detalle que el director aprovecha no solo para incluirlo en la historia sino para de alguna manera mofarse de su efectividad. También es justo decir que si no fuera por ellas en ningún momento el espectador tendría consciencia de que se encuentra en plena Segunda guerra mundial.


Como apuntaba justo en las líneas precedentes, en la historia no interesa saber que estamos en guerra. Más bien es un pretexto o un detonante para provocar la reacción de nuestro asesino. Lo que realmente interesa es el hecho de que se han cometido una serie de crímenes y todo apunta a un grupo de médicos y enfermeras del mismo hospital. Lo que puede despistar es la identidad de los fallecidos porque no parece haber conexión entre ellos.


La estructura de la historia la hemos visto ya en múltiples ocasiones, en los filmes protagonizados por Hercules Poirot o Agatha Christie. El culpable forma parte de un grupo más o menos nutrido, pero en el cual todos guardan relación con todos. Esta fórmula siempre ha sido de mia grado, lo que ocurre es que cuando la ves unas cuantas veces acabas observando que el que más paleletas tiene nunca es.


Precisamente la técnica casi siempre es la misma, poner a alguien al que se dirigen todos los indicios de culpabilidad. Para luego después sorprendernos en el último momento y dar un giro total a los acontecimientos, buscando siempre un motivo para acontecer todo lo acontecido. Lo curioso es que la verdad siempre aparece en una reunión en la que todos aguantan el tipo de forma estoica hasta que se acaban desmoronando y admitiendo su culpabilidad cuando se ven acorralados.


Con todo esto no estamos ante una película excesivamente original, pero si con un buen ritmo, que mantiene un grado de interés bueno en el espectador. En el que destacan varios aspectos, por una vez y sin que sirva de precedente la figura del narrador, tan denostada siempre por mi parte. Pero es que cuando este cobra cuerpo se crea el personaje que añade la gracia a la historia, el inspector Cockrill (Alastair Sim), peculiar personaje llegado de Scotland Yard que no deja a nadie indiferente.


TRONCHA

miércoles, 23 de marzo de 2011

"La laguna negra" de Antonio Ruiz-Castillo

Nada más comenzar el film, lo primero que nos cuenta es que la laguna negra realmente puede estar situada en cualquier sitio. Aunque la verdadera está en Soria, donde estuvo Antonio Machado destinado como profesor y de la que dejó constancia en uno de sus poemas. Hecho que la propia película destaca en la cabecera de sus títulos de crédito.

Lo primero que se puede comentar es que puede que estemos ante un ejemplo de cine de género negro, pero sin duda tendríamos que calificarlo como rural. Totalmente alejado de la gran ciudad y de las cos prototípicas de la capital. Por tanto pensar en este ejemplo como perteneciente al noir español sería algo atrevido quizás. No obstante al ser un apartado de nuestro cine no muy repleto, quizás puede dársele cabida dentro de él.

La moraleja de toda la historia es que la codicia no es buena, es hacia donde llevan todos los caminos de la narración. Estamos en una época de represión en España y sobre todo lo que se pretende con esta película es adoctrinar a las masas que dicho pecado no es bueno. Pero sobre todo que aunque la justicia de los hombres pudiera tener errores y dejar impunes a los culpables, la divina es superior y siempre castiga a quien lo merece.

El caso es que la intensidad está bastante mal transmitida, desde un principio somos conscientes del crimen cometido y quien han sido sus protagonistas. Tampoco se piensen que ellos mismo hacen mucho por intentar disimular su culpabilidad. En muchos otros trabajos conocíamos al culpable y esto no restaba incertidumbre a la acción, sino todo lo contrario, pero el caso que nos ocupa, para nada es este.

Como curiosidad yo destacaría como nos vemos ante una sociedad completamente machista en la que el hombre ejerce un dominio absoluto sobre la mujer. Sin embargo lo notable es que las mujeres desde la sombra no dejan de manipular la situación y de empujar a sus hombres a situaciones de total interés para ellas. Esta manipulación desde la sombra me recuerda un poco al cine japonés en la época del chambara donde ocurría algo similar.

Entre algunos de los fallos que la película presenta es que no marca de una forma correcta los tempos. Hay escenas que no cuadran por su longitud temporal, con lo que pierden sentido. En más, en la escena en la que el buhonero, narra su cantar explicando lo acaecido, lo hace de una manera totalmente exacta a como han acontecido los hechos, algo que por cronología y desarrollo de la acción es imposible que conozca. Pero realmente el cometido del film es difundir el mensaje moral como indicaba anteriormente y no como se desarrollan los hechos.

A favor de la producción debo decir que está fantásticamente ambientada, algo de lo que carecen muchas producciones. El que suscribe no soporta que en ocasiones haya películas que traten de ciertos entornos y estos sean del todo impolutos y pulcros. Una película rural tiene que tener una serie de componentes que la hagan creíble no puede ser que un labrador vaya siempre limpio, en una época donde la higiene tenía muchísima menos importancia que en la actualidad, por ejemplo.



TRONCHA