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lunes, 30 de junio de 2008

"Las crónicas de Spiderwick" de Mark Waters

Que coincidencia, que de crónicas que ha habido es curioso que haya títulos tan parecidos y que no vengan de los mismos padres, al menos un hecho curioso, quizás para aprovecharse unos de otros algo típico dentro del mundo del cine que viene ocurriendo desde tiempos lejanos, cuando toda esta maquinaria empezó a “rodar”, nunca mejor dicho.

Siempre que voy a ver una película con mi hijo intento retrotraerme a su edad y ver todo desde su prisma, para intentar disfrutar de la manera que lo hace él, es difícil no se vayan a creer, porque él no ve los fallos que veo yo, pero lo que más me gustó en esta ocasión es que cuando le pregunte si se había asustado, me dijo que no, que lo que tenía era miedo y arrebujándose encima de mi seguimos viendo el film, él pasando miedo de vez en cuando y yo intentando entretenerme, ganó él, porque pasó más miedo que yo entretenimiento.

El gran problema de la película es que va a saltos, la historia se intensifica de vez en cuando, si pudiéramos dibujar la película sería una especie de gráfico similar a unos dientes de sierra y la verdad es que las partes valle son bastante hondas, el drama familiar que nos muestran no nos interesa, somos niños y estamos viendo una peli infantil, no queremos ver eso y de la forma tan mal contado como está.

Las escenas que se llenan de trasgos, troles y demás monstruos están muy bien hechas y bastante conseguidas, en ellas si que dan en el clavo, vivimos de forma intensa las persecuciones y las estratagemas de los protagonistas para poder salvar todo un mundo invisible a los ojos del ser humano, que como tantas y tantas cosas tenemos delante de nuestras narices, pero ni siquiera somos conscientes de ello.

La historia tiene cierta originalidad aunque desde el principio presenciemos unos cuantos tópicos de los de siempre, estamos interesados en que vamos a encontrarnos por donde van a ir las cosas cuando de repente se cruza una vez tras otra la problemática familiar de esos niños, abandonados por su padre, llega un punto en que nos hartamos y nos da igual, ni siquiera ya me paré a analizar la cantidad de trampas que a partir de ahí tiene el guión, de todas maneras me doy por satisfecho, porque mi vástago sintió algo, aunque fuera miedo, a mi el miedo ya no me lo da el cine, que envidia me da mi hijo.
TRONCHA

viernes, 27 de junio de 2008

"Metrópolis" de Fritz Lang

No soy amigo de hacer listas con mis mejores, los más, mis preferidos, pero debo reconocerme a mi mismo que esta es una de mis películas preferidas, cuantas más veces la veo más me gusta y estoy más convencido de ella en cuanto a que es una obra maestra, también pienso a veces que esta determinación se queda muy corta para definirla, estamos en el año 1927, el cine aun está en pañales y de repente nos encontramos ante un fantástico guión que es llevado a la gran pantalla de una forma realmente espectacular.

Lo que más me ha impactado de esta obra es que desborda originalidad por los cuatro costados, de algún modo es la madre de toda la ciencia ficción, en l actualidad vemos trabajos en los que para determinados efectos especiales se utiliza el ordenador, con programas con mucha complicación a la hora de su utilización y después de todo esto las imágenes delatan esos retoques haciéndonoslas poco creíbles, pues si observan la escena de la transformación del robot en la antítesis de María (Brigitte Helm), quedarán perplejos, de lo conseguida que está.

Con tan solo un puñado de personajes consigue unas altísimas cotas en cuanto a la interpretación, de las que destaca la Helm, desdoblándose en dos papeles que supone uno la antítesis del otro, pero no por ello desmereciendo ninguno, por otro lado está Rotwang, el inventor (Rudolf Klein-Rogge), situado en la cúspide de la maldad, tan solo anhela sus propios intereses, de ahí que se le muestre como un ser aislado incluso poco adaptado a la sociedad que le toca vivir.

Otro personaje podría ser perfectamente el pueblo llano, el obrero, el que día a día, va a entregar parte de su viada a ese gran monstruo que son las máquinas como así parece recordarnos Freder (Gustav Fröhlich) en alguno de sus sueños, la masa proletaria es la idea principal del film, porque aunque hay varias teorías el film de Lang se me antoja bastante arrimado a una corriente socialista, puede que en su concepción tendiera hacia otros derroteros, pero en su ejecución yo lo veo así y no me convencen otras posturas.

El tratamiento que hace de la religión si que podría tener una doble lectura por parte del espectador, ya que si nos damos cuenta en todo lo referente al robot y al mundo que nos muestra a Rotwang como protagonista o bajo su influencia está rodeado de símbolos satánicos con pentagramas invertidos y el mundo que intenta inculcar Maria a los obreros dentro de las catacumbas, cuando narra el episodio bíblico de la torre de Babel, está lleno de cruces, por tanto este es el tema que me tiene más confuso, porque no me decanto si defiende o ataca a la religión, ya que al principio aparece como salvadora, para al final acabar utilizándola como instrumento y llevar al ser humano a la desgracia.

Se podrían verter muchos más rios de tinta de los que ya se han vertido, analizando todos los detalles de este largometraje, su estética, sus técnicas a la hora de componer las escenas y acometer los efectos especiales, la caracterización y maquillaje de los actores, todo es novedoso y al mismo tiempo actual, siempre he tenido la sensación de que no pasan los años que sigue estando igual de vigente que cuando Lang la rodó.

Toca de refilón temas tan actuales como la clonación para una posible explotación de los obreros en el futuro, autómatas de la producción, incluso vemos lo que podrían ser antecesores de los ordenadores y no perder detalle que cuando John Fredersen (Alfred Abel) habla con el operario principal de las máquinas, lo hace a través de una especie de videoconferencia, solamente una mente muy lúcida como es la de la guionista y esposa de Lang es capaz de crear esta maravilla, hablo de la visionaria, Thea von Harbou.

La narración del film va in crescendo según avanza el metraje, siempre teniendo como protagonistas a los mismos y esa forma de ver la situación por parte de cada uno, desde el lado empresarial y desde el lado obrero, todo ello para llegar a confluir en la escena final, totalmente cargada de moraleja y en la que yo si que veo cierta carga de nacional-socialismo como propuesta ante los problemas generales de ambas partes.

Por último, alzo mi modesta voz y desde aquí reivindico la integridad de las cosas en general y del arte en particular, me gusta lo puro, sin aditivos, no soy amigo de las restauraciones y si estas son inevitables que afecten lo menos posible al producto original, esto va por la patética, insultante, vomitiva y deleznable versión que de este film hizo el señor Giorgio Moroder, desvirtuando totalmente el trabajo inicial.

TRONCHA

miércoles, 25 de junio de 2008

"La noche es nuestra" de James Gray

Cuando estoy en una sala viendo alguna película tengo la manía de escribir detalles de esta para luego acordarme a la hora de redactar estas líneas que ahora estáis leyendo, al revisarlas hoy para acometer esta empresa me he dado cuenta que con igual de ilegibles que siempre, imagínense escribir a oscuras, pero mucha menos cantidad que habitualmente y eso es un síntoma de que llegados a un punto dejo de interesarme el film.

El punto de partida se sitúa en Brooklyn en los años ochenta, casi nada, madre mía, aquella fatídica década que tan pocas cosas buenas nos trajo y lo digo con uso de razón ya que por aquel entonces el que suscribe tenía uno de conciencia y se daba cuenta de lo que había, aun así hay que ser justos y decir que el inicio de la película tiene fuerza, se nos plantea una ciudad de contrastes, dos ambientes o dos mundos totalmente distintos y ante la cámara la forma de presentarnosla funciona, me parece estéticamente buena.

Insisto de nuevo en que la acción al comienzo del mismo resulta bastante atractiva, no paramos de repente andamos tanto en un lado como en otro de la ley y en medio de todo este tinglao nuestro protagonista “Bobby” Green (Joaquin Phoenix) debatiéndose entre el bien y el mal, como si se tratara de un joven padawan a punto de convertirse en caballero Jedi, imagínense ustedes el lado que toma, o vayan a verlo, ya saben que no me caracterizo por destripar las películas no es mi estilo.

Llegado un punto todo esto se desinfla la historia pierde fuelle a marchas forzadas, dejando de captar el interés del espectador, incluso no nos queda un poco para vislumbrar como se puede avecinar el final, porque se nos hace tan previsible que está claro en que puesto queda cada uno y el lugar que van a ocupar, la historia a avanzado mucho en poco tiempo y con esto no ha dado tiempo a perfilar bien los personajes secundarios, nos imaginamos porque ocurren ciertas cosas pero no nos las cuentan.

Supongo que la pretensión de Gray es mostrar al espectador la lucha interna que surge “Bobby” debatiéndose en una batalla más visceral que cerebral y que le lleva a tomar ciertas decisiones, pero es que uno de los problemas para transmitir esto es que el guión está lleno de trampas y la más gorda de todas es la propia identidad del personaje principal, la mafia rusa más bien parecen unos pobrecillos diablos incapaces de matar una mosca, la policía parece casi perfecta y para mas inri las interpretaciones de Mark Wahlberg y Eva Mendes son muy malas, aportando poco o nada a este fallido conjunto.

TRONCHA

lunes, 23 de junio de 2008

"El viento" de Victor Sjöström

Casualidades de la vida pero parece ser que últimamente pasa algo más de cine mudo por delante de mis ojos, es de agradecer ya que a pesar de tener sus peculiaridades en cuanto a los actores y en concreto a la interpretación desaforada de estos en muchas de las ocasiones, no hay que despreciar nunca la oportunidad de aprovechar y poder ver este tipo de joyas que se crearon hace la friolera de más de ochenta años y de todo lo que más me sorprende es la frescura de ideas que ya tenían por aquel entonces.

En nuestro caso el título asignado a este trabajo es muy significativo ya que podríamos decir que el viento es un protagonista más dentro de la película, por no decir que es el personaje principal, aunque ese honor o se lo vamos a robar a Letty, interpretada por una impresionante Lillian Gish que traspasa la pantalla, incluso salvando las huellas que el tiempo ha dejado en el celuloide de los films propios de esta época, su personaje goza de una fuerza increíble, solo comparable al viento que continuamente azota su duro entorno.

Letty es una inocente muchachita que al contrario de otras ocasiones migra de la ciudad al campo, en concreto a casa de uno de su primos, rápidamente la mujer de este, Cora (Dorothy Cumming), siente celos de la recién llegada pensando que su relación corre peligro, la forma de presentarnos Sjöström a este personaje es magistral, ya que cada vez que aparece en escena lo hace con un cuchillo en la mano incluso durante una celebración en la que parte una tarta.

Los efectos especiales son únicos, si los analizamos en profundidad tan solo habría que producir viento con ventiladores y tirar arena delante de ellos para producir el efecto asfixiante de este fenómeno meteorológico, el mérito está precisamente en perfilarlo de una manera tan siniestra, tan agobiante, capaz de mutar la cordura de las personas en locura y a fe que parece conseguirlo como podemos observar en la escena en la que Letty queda sola en la cabaña pareciendo que después de una gran tormenta de arena todo va a quedar arrasado.

El largometraje es un western, un intento de contraste entre los personajes que viven del campo y del ganado, rudos y duros como la tierra que habitan, pero ante todo nobles de corazón y sinceros en cuanto a sus sentimientos y en contraposición la inocencia y debilidad de la chica urbanita con un alto grado de ingenuidad que acaba ilusionándose con las falsas promesas de un embaucador que la ha calado desde un principio.

La idea aterradora que nos transmiten del viento se me antoja que es muy actual, ahora que el cine de género de terror está tan de moda y goza de gran auge, cualquier podría acaparar esta idea de un viento que acaba consumiendo las vidas de los que moran por sus alrededores, arrebatándoles lo más preciado de su ser, quien sabe a lo mejor alguno le da por mirar atrás (no habrá avalanchas seguro) y se fija en el cine que hicieron los que crearon todo este “circo”, no les vendría mal.

TRONCHA

viernes, 20 de junio de 2008

"El beso de la muerte" de Henry Hathaway

Clásico entre los clásicos del cine negro y si encima tienes la suerte de poder disfrutarlo en pantalla grande, no te quiero ni contar, como encaja todo en este fantástico trabajo de Hathaway en mi opinión no hay nada que chirríe de principio a fin, bueno quizás como siempre en la industria de Hollywood, la exaltación total del ideal y valores americanos, pero quizás es lo que menos interesa de todo el film, nuestra atención queda totalmente absorbida por la historia en si y por los personajes.

La intensidad del film desde el principio es increíble, la escena de Nick Bianco (Victor Mature) bajando en el ascensor desde el piso 24 del edificio nos transmite de sopetón el suspense que vamos a vivir durante prácticamente la totalidad del fin, no vamos a poder parar quietos en el asiento, el hecho de que se nos presente el personaje de Bianco de esta manera, puede dar lugar a equivocaciones, pero no se preocupen, precisamente la definición de los personajes es lo mejor que hace el realizador en toda la película.

Pocas veces ocurre que con tan pocos personajes relevantes, la elección de los mismos sea tan correcta, incluso si me apuran están bastante bien elegidos el personaje del ayudante del fiscal D’Angelo (Brian Donlevy) y el de la niñera Netty (Coleen Gray), la base del film como apuntaba con anterioridad está en la perfecta definición de los perfiles de los personajes, encajando en este caso incluso el anquilosado rostro del mastodóntico Mature.

Pero el que destaca sobre todos ellos es el personaje de Tommy Udo (Richard Widmark) probablemente podamos definirle como el malo más inhumano que se haya plantado frente a una cámara hasta el año de estreno del film, incluso su maldad llego a trascender tan fuera de la pantalla que el propio actor tuvo problemas en algunos lugares públicos ya que había ciudadanos que pretendían agredirle por las fechorías cometidas por su personaje en el film.

Esta claro que el culpable de todo esto es Hathaway el cual nos presenta un personaje sin escrúpulos, rozando continuamente la esquizofrenia y que disfruta infringiendo dolor a sus semejantes, lo de menos es el botín a cobrar lo más interesante es cuanto dolor puede soportar quien tiene enfrente, un hombre sin vínculos que no conoce los nobles sentimientos humanos y que para hacerle destacar aun mas, le contrapone al personaje de Bianco, con vínculos familiares, padre desgraciado de dos hijas, viudo y que ha tomado el camino fácil de la vida, pero al mismo tiempo el equivocado y que en definitiva ha apartado de él lo que más quería.

Hathaway pone frente a frente estos dos estilos para ver quien de ellos es el que triunfa, el arbitro pretende ser el propio estado americano, a través del personaje de D’Angelo, pero ambos se niegan a asumir las reglas que les imponen, el mundo del crimen al que pertenecen por distintos motivos, dicta sus propias reglas y así será el enfrentamiento, la valentía y honestidad de cada uno de ellos dictará sentencia y dejará a cada cual en el sitio que se merece.

Una vez más demostramos como el cine influencia el entorno donde se desarrolla y proyecta y por supuesto también al contrario ya que de este trabajo se puede hacer una lectura que quizás vaya mucho más allá y que cada uno de los personajes principales represente una nacionalidad concreta, recordemos que estamos en el 47 recién terminada la gran contienda, Udo perfectamente podría ser apellido alemán, Bianco representaría a la nueva ola de inmigrantes italianos e irlandeses que llegaron a Norteamérica y D’Angelo representaría a Estados Unidos por ello trabaja para él, todo esto enclavado en tono de cuento ya que la historia por raro que les parezca se asemeja bastante a un cuento de navidad.

TRONCHA

miércoles, 18 de junio de 2008

"Intolerancia" de D. W. Griffith

Esto es algo que no acostumbro hacer a menudo pero necesito contextualizar la película para que quien lea esto comprenda lo que posteriormente voy a escribir, de momento comentar que el film data de 1916, o sea los albores del cine casi de las primeras películas, en esos momentos Griffith tenia a la industria del cine comiendo de su mano, ejemplo claro es que consigue dos millones de dólares de presupuesto para el rodaje, si han leído correctamente no hay errata. Rodó un metraje de 76 horas, para él todas válidas, posteriormente se redujo a ocho y definitivamente a dos y cuarenta minutos.

La película se desarrolla en cuatro etapas históricas, la caída de Babilonia, la pasión de Cristo, la época de Catalina de Medici y por último un suburbio industrial de una gran ciudad, las imágenes van saltando de una época a otra sin discriminación alguna, lo único que es común a todas es la idea de la intolerancia, o lo que el director comprende como tal, este ir y venir de escenas se ve muy afectado por el corte de metraje mencionado en el párrafo anterior, dejando a veces escenas sueltas que ni siquiera tienen una cartela y eso que hay muchas en todo el film, si me permiten la observación, demasiadas, por supuesto ni que decir tiene que estas idas y venidas afentan a la intensidad de la acción.

No podemos negar que Griffith es uno de los padres del cine, el inventor de muchas cosas y de múltiples técnicas, un maestro del encuadre como podemos apreciar en multitud de las escenas del film, donde no solo está pendiente del primer plano sino que los figurantes están totalmente equilibrados en el medio y en el plano largo, todo esto implica que la construcción de decorados cobre todo para la parte de la historia que se refiere a Babilonia, fuera una obra descomunal, ya que se hicieron a escala prácticamente real.

Multitud de figurantes con su vestuario perfectamente adecentado y grandiosos escenarios para rodar las imágenes implican que el proyecto se convierta en mastodóntico, que para la época en la que se estrena suponga el mayor espectáculo visual rodado de la historia en el mundo entero, pero toda esta grandiosidad es lo que a mi entender empaña la idea original del realizador, a veces el espectador esta tan sumido en la magnificencia de las imágenes y el espectáculo en si, que olvida de la idea principal que estamos tratando, aunque en las numerosas cartelas que aparecen se encarguen constantemente de recordárnoslo, aunque insisto que a cualquier cosa se le llama intolerancia.

Sin lugar a dudas estamos ante una obra maestra en la que quizás no estamos viendo una historia impresionante, en la que Griffith se limite a contarnos pasajes épicos, y tan solo aporte la continua imagen de la madre que mece la cuna, simbolizando la humanidad, pero el hecho de que alguien haya rodado algo así es digno de alabanza y sobre todo en la época en la que lo hizo, quizás lo desmesurado sea el dinero que gastó ya que se podría haber hecho de otra manera mucho más sencilla y barata, pero las cosas son así.

Si hiciéramos un minucioso análisis de cada encuadre, de cada fotograma, observaríamos multitud de detalles interesantes, un ejemplo podría ser los sugerentes desnudos que aparecen en el templo del amor de la ciudad de Babilonia, la máquina de guerra que derrota las torres de asalto de Cyro, visualmente quizás la parte de Babilonia sea la más vistosa, pero la que para mi goza de más interés narrativo es la del suburbio, cuando el chico y la chica del barrio se enamoran y podemos observar sus devaneos, de las cuatro esta es la historia bajo mi punto de vista que mejor refleja la famosa idea de la intolerancia.

TRONCHA

lunes, 16 de junio de 2008

"Cometas en el cielo" de Marc Foster

De este film siempre había tenido un buen referente las críticas parece que lo avalaban aunque siendo sensatos no es que la gente que hace críticas o habla de películas seamos muy fiables, el caso es que no hice mucho reparo a la hora de decidirme e ir a verla, las cartelas del comienzo me parecieron de lo más sugerentes y considero que estaban exquisitamente realizadas, estéticamente muy bellas.

Si atendemos al título quizás en esta ocasión deba decir que a lo mejor la traducción del mismo al español ha sido mejor que el propio original (The kite runner), miren que siempre reniego de esto y me meto con los que hacen la translación, pero en este caso le añade cierta poesía y puede encajar mejor con el trabajo en general, ya que las cometas acaban representado esa especie de ideal de la libertad que todos ansían y que tienen pero que de alguna manera no valoran hasta que los mismos talibanes prohíben volarlas.

Estamos ante un cuento puro y duro con una base narrativa totalmente literaria, de esto no nos cabe duda en ningún momento, aun así yo dividiría en dos partes la película, la historia de nuestro protagonista Amir (Khalid Abdalla) con Hassan (Ahmad Khan Mahmoodzada) una dulce historia infantil en la que el segundo aunque es sirviente del primero llega a dar una incomparable lección de lealtad y de amistad a su señor que aun pasados los años sigue pasándole factura, toda esta primera parte está contada a modo de flashback. De ella destaco lo mejor de la película que es baile que ejecutan las cometas en el cielo y como está rodado, el corte del hilo del rival, asi como se corta la amistad entre ambos protagonistas.

Esta deuda por decirlo que contrae Amir con el niño hazara (grupo étnico de origen turco-mongol) determina su actuación en el presente para poder limpiar de alguna manera su conciencia que no parece muy en reposo, después de una serie de dramática e incluso traumáticas situaciones es donde se desarrolla toda esta parte, pero el interés quizás es menor que el de la que he descrito anteriormente.

Y en medio de todo esto como si fuera un personaje más del film encontramos a Afganistán y en extensión al pueblo afgano, esta especie de parte documental del film es bastante de agradecer ya de que alguna manera percibimos que los afganos son tambien humanos y que siente y padecen como cualquiera, que ha sido un país invadido y obliga a involucionar socialmente debido al poder de los talibanes, esto sin contar que la película no llega al útlimo periodo de invasión de las fuerzas de la OTAN, situación que vive actualmente, aun así es un país rebelde como podemos observar en una de las frases de Baba (Homayoun Ershadi) el padre de Amir, “Afganistán no es un país bueno para el invasor”.

Ante todo estamos ante una historia totalmente fresca, sin complicaciones que intenta llegar a tocarnos la fibra y provocar nuestros sentimientos, que a algunos les puede servir para abrirles los ojos, que quizás sirva de crítica un tanto velada a la actuación del mundo occidental con el mundo islámico, pero sin ahondar demasiado en el tema, en definitiva es una historia dramática entre dos amigos que aun después de todo más que amigos parecen hermanos.

TRONCHA

viernes, 13 de junio de 2008

"28 semanas después" de Juan Carlos Fresnadillo

Venga vamos a decir una de las típicas frases que todo el mundo ha oído en alguna ocasión, segundas partes nunca fueron buenas, el problema de aquí es que si ya la primera adolecía de defectos, imagínense la segunda donde puede acabar llevándonos, tampoco se hagan muchas ilusiones, porque tengo la sensación de que a Fresnadillo, el productor ejecutivo o sea Boyle le ha dicho hasta cuando puede ir al baño.

Vuelve a tener un buen principio la película, no me digan que es muy normal que un marido haga lo que hace Don (Robert Carlyle) al comienzo, me dejó bastante boquiabierto, pero una vez más como ya nos había ocurrido en la anterior parte de repente la acción se para como si pegara un frenazo, todo se ha salvado, bajo el auspicio de la ONU comandado por los USA (como no) se pretende repoblar de nuevo la isla de la Gran Bretaña, la gente regresa de los campos de refugiados del resto de Europa.

Pero claro todo no iba a ser tan sencillo, a Don, de una manera u otra da igual como lo miremos su pasado acaba atrapándole, este arquetipo también es muy reiterado en las películas, el pasado aparece como un elemento que de repente cambia la historia y la vuelve del revés, pero eso si no se convierte uno de ellos al uso, sino que parece dotado de cierta inteligencia ya que sigue y persigue siempre el mismo objetivo.

Si, los otros vuelven a ser los infectados que una vez más se despendolan de aquí para allá para dar carta blanca al ejército y dejar que haga uno de sus habituales desmanes, de los que tanto gozan, para aprovechar de nuevo la crítica hacia estos que ya veíamos en la anterior versión, el caso es que como no son perfectos las cosas no acaban como desearían y los no-zombies (cada vez estoy más seguro de ello) campan a sus anchas.

Lo más raro de todo el film es que una de las tramas que subyace de la idea principal, parece que va a ahondar en la cura del famoso virus, pero parece que el guionista se vuelve descuidado y la olvida, acaba perdida sin concluir, sin más perdemos la pista de la posible y probable solución, el realizador nos acaba dejando un final abierto, no se con que fin, pero no se desesperen mucho si un día de estos empezamos a ver carteles de la nueva película “28 meses después”.

TRONCHA

miércoles, 11 de junio de 2008

"El desquite" de Juan Carlos Desanzo

El poder visionar esta película es algo similar a un lujo, ya que si de repente les digo que estamos ante un ejemplo de cine negro argentino, muchos se quedarán sorprendidos y no solo eso, sino que incluso les pica la curiosidad de saber que hay detrás de todo esto, una vez más esto viene a demostrar que todo está inventado y que en todos los sitios se puede hacer cine de distintos géneros y que estos no son exclusivos de algunas nacionalidades concretas.

El film es del año 1983 con lo cual podemos hacernos una idea de la situación que vive Argentina en ese momento, recién instaurada la democracia, después de quedar totalmente maltrecha la economía del país, no hay dinero, y eso que a posteriori en este aspecto las cosas irán a peor, esta falta de plata se nota también en la película, está hecha con muy poco presupuesto, pero hay que romper una lanza a favor del realizador diciendo que esta carencia la palia con destreza a la hora de enfrentarse al rodaje.

La acción acaba desarrollándose prácticamente en los mismos decorados y localizaciones y tampoco es que se pueda alardear de las interpretaciones, pero insisto en que todo se toma con cierto descaro para obtener un resultado decoroso, quizás los problemas del film no estén en su intención sino en su narrativa, la cual camina por dos senderos el de la familia de Parini (Rodolfo Ranni) que no llega a aportarnos nada ya que es un camino adrede tortuoso, que acaba sin resultar y el otro que sería el camino del quilombo, del asunto, del lío donde se desarrolla la acción, este si que está bien llevado y nos crea expectación aunque sea avanzada la película.

Estamos ante un exploitation ya que la calidad del film es más bien baja después de todo lo dicho anteriormente, pero que tiene la pretensión de intentar colocar al espectador en el lugar del protagonista un hombre normal, escritor frustrado y padre de familia que se ve envuelto en una red de drogas y mafias todo ello gracias a un antiguo amigo de la infancia que le nombra sucesor de su negocio.

Como apuntaba anteriormente el principio de este trabajo es complicado, nos aporta poco y por tanto se hace difícil de llevar, la lentitud de la acción y los diálogos son precarios y no nos llegan a preocupar hasta bien adelantada la mitad del metraje donde el sexo, la violencia y las armas empiezan a hablar, les aconsejo que se aventuren a ver esta realización si tuvieran la oportunidad, es algo distinto y por tanto apetecible, o sino por ver los comienzos de un jovencísimo Ricardo Darín, en el papel de Silvio.

TRONCHA

lunes, 9 de junio de 2008

"28 días después" de Danny Boyle

Tengo un amigo que no andará muy lejos de estas líneas y que siempre me comenta que lo mío con el cine de terror es un problema grave y puede que tenga razón pero no logra adivinar como solucionarlo, echo la mirad atrás y si que me doy cuenta que he visto cosas dentro del género que me han gustado y que incluso han llegado a asustarme e incluso darme grima pero en este caso me quedo una vez más frío, doctor, doctor que me pasa no me llegan las películas de terror, ¿tiene algún remedio?

El caso es que la idea no parece mal, además el film comienza con fuerza eso no lo voy a negar, las primeras imágenes en el laboratorio con el grupo ecologista intentando liberar a los chimpancés que están siendo victimas de los maquiavélicos experimentos de los seres humanos, funciona, también lo que sigue, ese pobre mensajero que no es consciente de toda la que se ha liado justo 28 días después de aquella liberación de primates básicos, las imágenes de Jim (Cillian Murphy) deambulando por las desoladas de Londres, pero esta inquietud inicial empieza a desvanecerse poco a poco.

Nos quedamos sin sensaciones de un instante a otro, no llega a transmitirnos la desesperación que parecen tener los pocos supervivientes que aun quedan, se supone que cada esquina es una nueva aventura, pero de verdad que a nosotros no nos da esa sensación, casi estamos más preocupados de ir cotilleando que es lo que ha quedado en las casas y comercios que van encontrando a su paso, que es lo que han dejado los londinenses en su precipitada huida.

Como podíamos esperar los humanos no saben vivir solos, la sociedad es un invento de hace ya mucho tiempo y claro se tienen que buscar unos a otros, de repente un mensaje de socorro, hay un punto limpio donde los contaminados no son capaces de llegar, porque lo siento para muchos que puedan leer esto y que se que no van a estar de acuerdo con lo que digo, los señores de rojas retinas y vomitadores de sangre no son zombis, estos son más enérgicos que los “hijos de Romero”, no tienen los andares tan torpes y por si no se han fijado estos no están muertos sino enfermos, mucho eso sí.

Me queda la última parte que considero la peor de todas, la parte en la que aparecen los militares británicos, se les muestra como gente prácticamente sin escrúpulos, por supuesto que esto es una denuncia abierta por parte del realizador contra las fuerzas armadas, pero es que esta hecho de forma tan patética que casi acaba por darme vergüenza ajena y no es que me considere de los que les excusa, el caso es que sintiéndolo mucho tengo que dar un aprobado muy raspado a este trabajo y lo hago por respeto a unos pocos.

TRONCHA

viernes, 6 de junio de 2008

"Graceland" de David Winkler

Hay veces que cuando estas con alguien no te queda más remedio que doblegar a lo que quiere, así como ella lo hace conmigo, este no sería el típico ejemplo de película que hubiera decidido ver, pero ante la insistencia de mi doña hice un esfuerzo y me planté junto a ella, otra de las cosas que me motivo es que por el perfil en una de las escenas iniciales donde no hay prácticamente iluminación adiviné que el actor era Harvey Keitel, esto ya era un aliciente.

El caso es que de repente me encuentro que el anteriormente citado dice que es Elvis y que por supuesto su alma se ha vuelto totalmente viajera que se ha dedicado a recorrer el país de las barras y estrellas y ahora se encuentra sin un chavo para volver a su casa, por supuesto Graceland, su camino se cruza con Byron (Johnathon Schaech) un personaje que acaba de sufrir una de las peores experiencias de su vida y al que poco le importa nada y mucho menos la historia que le cuenta el charlatán que acaba subiendo a su coche.

De una manera u otra la cosa se va enredando a través de la típica fórmula de una road movie, la extraña pareja va conociéndose más uno al otro llegando a crear un vínculo al menos de complicidad y de mutua ayuda, hasta aquí la cosa no parece estar mal del todo quizás lo más histriónico viene cuando de repente sus cansados cuerpos van a dar a un hotel que parece sacado del pasado donde todo el mundo imita a alguna estrella de tiempos pretéritos, Marilyn, Bogart, Sammy Davis, etc. Casi nada para nuestro protagonista.

Pero es que llegados a este punto se supone que el guión nos ha mentido en tantas trampas que ya no sabemos por donde va a salir la acción, solo nos queda ver como decide el director acabarla porque ya hemos perdido el interés por saber si Elvis en verdad es quien dice ser o simplemente un farsante, no se preocupen por supuesto que van a saber la verdad, yo no voy a desvelársela aquí, llámenme malvado pero mi estilo no contempla el de reventar las películas.

En conclusión estamos ante un trabajo con muy poca fuerza que a medida que avanzan los kilómetros montados en el cadillac llega un punto que nos da igual creer o no, y quizás es lo que se pretenda en esta historia, a lo mejor intentan mostrarnos que da igual realmente como se llame cada uno, que lo más importante quizás sea la forma de actuar que tenemos con los demás, pero es que hasta de esta afirmación que acabo de hacer también la dudo, porque no me creo que haya tanto altruismo en el mundo, ahora si, ahora ya pueden decir que soy un escéptico.

TRONCHA

miércoles, 4 de junio de 2008

"Trainspotting" de Danny Boyle

Tengo claro que probablemente muchos de los que lean este comentario van a estar en contra de mi opinión, pero hay que ser honestos con uno mismo ante todo para posteriormente poderlo ser con los demás, pienso que este es un caso más en el que la gente nos recomienda una película y nos hace una serie de advertencias esto genera en nosotros unas expectativas que luego no vemos cumplidas, no voy a decir que me parezca una película mala, pero aunque su fecha de realización sea del 1996 opino que ahora no impactaría o tendría la trascendencia que en su día tuvo.

No se puede negar que las escenas tengan cierta dureza, me refiero sobre todos a las referentes con las drogas, pero no me digan que actualmente no hemos visto muchos ejemplos de ello incluso peores que este y no nos ruborizamos ya tanto, parece que el cuerpo se nos ha hecho a ello, lo que me cuesta más son las escenas bizarras en torno a la suciedad de los entornos donde se mueven nuestros personajes y eso que la escena del retrete más sucio de Escocia es una de mis preferidas en el film.

Algunas veces da la sensación que el guión va dando trompicones, no vemos demasiado justificadas algunas de las acciones de los protagonistas sobre todo las de Renton (Ewan McGregor) ni siquiera me parece correcto el final, ya que he abordado el tema de los personajes destaco el Begbie (Robert Carlyle), este si que da juego al realizador, desde el primer momento acaba mostrándose como es un psicópata que lo único que le interesa es la violencia sin más, aunque por otro lado rechace de pleno el mundo de las drogas.

El grupo de Renton decide no intentar nada y dedicarse a vivir la vida de la forma más sencilla que esta se les plantea, sin intentar siquiera ver si hay algo más allá de sus propias narices, intentan romper con el corsé social, pero no dan la sensación de ser muy auténticos, a veces estamos ante una delirante comedia cuyo guión y novela en la que está basada dan la sensación que se han forjado en un momento bastante lisérgico del autor de la misma, por supuesto que llegamos a reír durante el film pero acabamos desbordados tampoco en este aspecto.

Quizás lo que no logro entender y si alguien aparece por aquí agradecería su punto de vista, es el tono dramático que en algunas ocasiones se le quiere imprimir a este trabajo, no comprendo el porque de ciertas escenas de fatalidad que quedan sin explicación, aunque de alguna manera logren ser los fantasmas del protagonista durante una de sus desintoxicaciones, acompañando dichas de escenas de cierto surrealismo que es de agradecer y que nos lleguen incluso a recordar a “La naranja mecánica” (1971) de Stanley Kubrick.

Lo que más significativo de toda la película me parece la música, sin duda alguna el repertorio es fantástico, realizando una especie de recorrido histórico a través de las tendencias musicales y porque no recordándonos películas que acompañaron nuestra juventud, en contraposición a la misma tenemos la figura del narrador que en esta ocasión sobra totalmente ya que nos aporta realmente poco redundando en información que ya hemos visto a través de las imágenes.

TRONCHA

lunes, 2 de junio de 2008

"Los falsificadores" de Stefan Ruzowitzky

Casi siempre una de las cosas que más pienso a la hora de escribir es este párrafo inicial y sin embargo esta vez tenía dos opciones, al final me he decantado por la de dar estiba a la academia, si esta película es la que se merece el Oscar a la mejor, de nacionalidad extranjera, como deberían ser las otras y no se me asusten, no digo que sea mala, pero tampoco es buena, más bien es del montón, no destaca por nada fuera de lo normal y tampoco es que la historia que nos cuenta llegué a apasionarnos, esto probablemente es culpa de la dirección, porque el guión en un principio parece interesante.

Vuelvo a insistir que la película no la puedo considerar como mala, pero es que tampoco se la pueda dar mucho más que un aprobado y eso que la estoy perdonando fallos que desde mi punto de vista me parecen imperdonables, en algunas cosas soy muy maniático, lo reconozco, pero es que no entiendo como toda la película está rodada “cámara al hombro” si ni siquiera tenemos una sola escena de acción, donde quizás tenga cierta excusa esta horrible técnica, con lo cual prepárense a salir un poco mareados de la sala por los temblores del cámara aunque sea durante un simple diálogo.

La historia versa sobre un grupo de judíos que son seleccionados de todos los campos de concentración con el fin de producir moneda falsa a gran escala, para “reventar” las economías aliadas, primero producirán la libra esterlina y posteriormente el dólar, pero aquí llega el dilema, que es lo principal en esta situación, salvar la vida y obedecer a los alemanes, o intentar sabotear la producción de billetes a gran escala para no ser participes de la victoria nazi.

Cada uno tiene su propia lucha interna y toma partido por una u otra cosa, la verdad es que se encuentran en un callejón sin salida, donde parece que el final será siempre el mismo, una y otra vez observamos este planteamiento, hasta que un hecho, que entre comillas podríamos llamar fortuito desde el punto de vista de los desinformados componentes judíos del grupo de falsificadores, no quiero contar mucho más porque si encima les desvelo parte de la trama me acusarán de que cuando vayan aun menos van a tener que ver.

Siempre me ha atraído el cine bélico y por extensión el de campos de concentración pero es que la idea que nos muestra el realizador está un poco vista ya, no es algo demasiado nuevo, el ser humano al fin y al cabo es un animal y procura la supervivencia a toda costa, no importándole a veces las formas, es fácil observar y criticar, pero siempre digo que si fuéramos los protagonistas veríamos como nos comportábamos nosotros.

Como última apreciación, comentar que los cineastas alemanes o la filmografía moderna alemana parece que de unos años a esta parte se están ocupando de la parte “complicada” de su pasado de los momentos en los que no quedaron muy bien ante los ojos del resto del mundo, se me viene a la mente ejemplos como “El hundimiento” (2004) de Oliver Hirschbiegel , la fantástica “La vida de los otros” (2006) de Florian Henckel von Donnersmarck, simplemente es una apreciación, es como si necesitaran decirnos que son conscientes de lo que pasó y que ellos también quieren expresarse en este sentido, luego las opiniones cada uno que cuente la suya.

TRONCHA