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viernes, 30 de mayo de 2008

"Zatoichi: Darkenss is his ally" de Shintarô Katsu

Para los que nunca hayan oído hablar de tan peculiar personaje les daré una breve explicación, Ichi es un vagabundo ciego que deambula de aquí para allá, el origen de su nombre esta claro y atiende a que Zatô era el más bajo de los cuatro rangos oficiales en el Tôdô-za, un gremio para ciegos establecido durante el período Muromachi (1392-1573) y abolido en 1871. Los otros tres rangos, en orden ascendente, eran kôtô, bettô y kengyô, imagínense si la vida en el Japón feudal era muy dura para el individuo de la clase baja, si encima eres ciego todo la situación se agrava aun más si cabe.

Según la descripción anterior podríamos pensar que estamos ante un pobre tullido que va dando tumbos por el país del sol naciente, sobreviviendo de la caridad de los demás, pues están equivocados, Zaotichi (Shintarô Katsu) puede dar esta sensación, pero realmente es porque el quiere parecer vulnerable delante de quien le interesa, maneja su aparente fragilidad a su antojo y se revela así ante los ojos de quien le interesa, para de repente quitarse de encima la piel de cordero y dejar aflorar el salvaje lobo que lleva dentro.

Uno de sus trucos preferidos para mostrar su “torpeza” es acudir a una casa de juego y jugar al par-impar (Chou-Han) dejando que todos anden confiados e intenten burlarse de un ciego, para finalmente salir triunfador de la situación y dejar al resto con un par de narices, esta picardía y su absoluta sensibilidad ante los más débiles, son los que le hacen un personaje entrañable, carismático que acaba llegando a todos, quizás este sea el principal secreto de su éxito, llegando a realizarse hasta veintiséis películas del samurai ciego.

Aunque siempre pretende rehuir la lucha, llega un punto esta se hace inevitable, pero nunca le veremos decantarse por ningún bando, el tiene sus propios principios y son los que prevalecen sobre el resto, por encima del egoísmo y la deslealtad, curiosamente el mundo que siempre a soñado ver ante sus ojos sea un mundo prácticamente perfecto y sobre todo justo, quizás por eso no ve a través de ellos y el destino decida que siga ciego hasta que esto no se consiga.

Su manejo de la espada es formidable, sobre todo en la técnica al desenvainar, ya que su bastón a la vez se convierte en su arma, y con pocos movimientos pero plenamente certeros acierta a derribar a un buen número de sus rivales, la fuerza de su brazo solo se asemeja a la fuerza de los diálogos en la película, todos muy directos y con cierta carga de profundidad, aunque hay que observar que al masajista ciego no le falta cierta carga de humor en sus actos, algo que se agradece ya que acaba relajando al espectador a la espera de la siguiente escena de acción.

En esta historia en concreto nuestro protagonista se ve en medio de una lucha entre clanes yakuza que pretenden hacerse con el control a través de casas de juego y del tráfico de armas, incluso podemos observar una curiosa escena en la que el mismo Zaotichi, como humano que es y por mucho que tenga a su madre siempre presente en el pensamiento acaba rindiéndose en un baño a sus deseos carnales, con la jefa de la banda Bosatsu, Han (Kanako Higuchi), pues claro que si, Ichi, a nadie le amarga un dulce.

TRONCHA

miércoles, 28 de mayo de 2008

"Like a dragon" de Takashi Miike

Con motivo de la “V Muestra de cine fantástico de Madrid” se exhibió esta joyita , pienso que hay que aprovechar estas ocasiones porque si no es por ellas hay cosas que en la vida podremos ver y claro está que de Miike siempre hay que estar alerta, lo digo ahora y se que lo he dicho muchas veces más pero es que nos puede sorprender con cualquier cosa, en este caso el trabajo se encuadra en los típicos que el prolífico director realiza para un público más bien joven y sobre todo para el tan deseado entretenimiento de algunos.

Acudimos con los ojos como platos y esperando cualquier cosa del director, estas son dos condiciones indispensables que aconsejo a todo aquel que se ponga frente a Miike, ojo, habrá veces que les va a decepcionar, pero quien es perfecto; el comienzo de la producción es totalmente trepidante, es una muestra clara de lo que nos va a esperar a cada momento, acción y humor, ambos de la mano y justo por ese orden, podríamos denotar algunas pinceladas dramáticas, pero pienso precisamente que sobre este pilar es sobre el que se resiente toda la construcción.

El planteamiento inicial lo hemos visto bastantes veces dentro del cine asiático y más en concreto dentro del cine de yakuza, aunque hay que observar que aquí estamos más ante un trabajo de lucha y acción que ante una demostración de honor y valor de la mafia japonesa, uno de los principales problemas es que el director acaba abriendo varios frentes narrativos para al final dejar prácticamente todos inconclusos o abandonados por el camino, un ejemplo es el tema de la temperatura, al comienzo parece que va a llegar a obsesionarnos con este tema, cuando llegado un punto se desvanece sin más, queda olvidado completamente.

De todo el reparto de la película el que más nos acaba llegando es el del simpático Majima (Goro Kishitani) rival del pasado del recién salido de la cárcel Kiryu (Kazuki Kitamura) y que como primera misión se ha encomendado la labor de hacer de Lobo solitario e ir acompañado de una “cachorrita” que anda en busca de su madre, lo importante de todo es ver la pericia que Majima tiene con su bate de béisbol y Kiryu con sus puños, por supuesto los combates entre ambos condimentados con su pizca de humor y de fantasía, esa que solo el director sabe cuando aplicar.

La parte dramática está del lado de dos adolescentes Kazuki (Haruhiko Katô) y Satoru (Shun Shioya), que deciden ir tienda por tienda intentando demostrar que robar es algo muy sencillo y que tan solo pillan a los tontos, su historia dará un giro dramático, pero se ha hecho tan poco interesante que no queremos prácticamente saber de ellos. Algo similar a lo que acontece con la búsqueda de la madre de la niña.

Prepárense para un final al mas puro estilo del director, algo grandilocuente y bestial, por supuesto desmesurado, que no les va a dejar impasibles, seguro que cuando lo hayan presenciado más de uno se planteara de que va este director, pues es muy sencillo, yo les cuento a la conclusión que he llegado con él después de visionar bastantes de sus trabajos ya, se reducen a una frase, Miike hace lo que quiere y cuando quiere en sus películas, por tanto cualquier cosa es válida en su mente.

TRONCHA

lunes, 26 de mayo de 2008

"El ojo de la aguja" de Richard Marquand

Uno de los peores desastres que le pueden acontecer al ser humano es la guerra, mi opinión por mucho que algunos lleguen a contradecirla es que nadie gana, ninguno de los dos bandos, al final todos tienen algo que lamentar o de lo que arrepentirse, independientemente del lado en que se encuentren, claro que también se dice que la historia la escriben los vencedores, algo parecido sucede con las películas de corte bélico, la mayoría tienen el enfoque de los vencedores.

Para llevar la contraria Marquand rueda un film desde el punto de vista de un espía nazi infiltrado en Inglaterra en la época de finales de la segunda guerra mundial, un espía denominado la aguja (Donald Sutherland), persona sin escrúpulos que no dude en quitarse de en medio a cualquiera que le estorbe, la firmeza del personaje es increíble, y Sutherland interpreta perfectamente esta dualidad entre el gentil hombre que agrada a todos y el frío asesino que se esconde debajo.

La presentación de los personajes y de al situación al principio de la película me parece muy directa en unas pocas escenas ya sabemos donde está cada uno y que lugar va a ocupar dentro del reparto, a partir de aquí la acción aumenta de ritmo y se acelera alcanzando un ritmo trepidante, manteniéndonos en tensión durante la primera parte de la película, acabamos acompañando al audaz y taimado espía, incluso llegamos a identificarnos con él, pretendemos que continúe evitando el estrecho cerco que le acecha, aunque nuestro pensamiento no sea moralmente correcto.

Hasta aquí el despiadado soldado alemán, intimo del Führer, a partir de ahora es cuando vemos a Henry Faber, el otro yo, el amable el dulce, el que es capaz de enamorar a una desafortunada esposa atrapada por la amargada existencia de su marido alcohólico, el que realmente comienza a plantearse si lo que realmente importa es dedicar una vida a un país o podemos disfrutarla al lado de la persona que amas, todo ello lejos de los demás sin la influencia del exterior, en un aislamiento total, haciendo una especie de exaltación de los sentimientos que me resulta grata.

En esta bajada de ritmo es donde viene el fallo, volviendo a elevarse en un par de ocasiones más, y el conjunto acaba resintiéndose un poco, quizás llevando a la película a gozar de una alta nota, pero sin conseguir la calificación de obra maestra, aun así merece muchísimo la pena verla, porque supone un esfuerzo técnico importante y está muy bien rodada, con una fotografía excelente, eso si, hay que darle un cursillo a Sutherland de cómo rodar escenas de lucha.

TRONCHA

viernes, 23 de mayo de 2008

"Los chicos del barrio" de John Singleton

A veces las casualidades son adorables, esta fue una de esas veces en las que sin pensarlo comienzas a cambiar de canal (esto lo hacemos aquí, por ahí afuera hacen una cosa muy rara que llaman zapping) y te encuentras con esta joyita de film, vas viendo algunas escenas y reconoces a los personajes, vas quedándote con los actores y cuando te das cuenta estás inmerso en la historia y empapándote de todo completamente.

Sorprende que la opera prima de Singleton tenga esta calidad, si miramos los trabajos posteriores a este, algunos realmente fallidos, lo que no se le puede negar es que de principio a fin se le ve comprometido con los de su raza, porque casi toda su temática y personajes versan sobre el mundo de los negros (nunca si ofendo poniendo, negros, gente de color, afroamericanos, solo decir que mi intención no es ofensiva).

Los hechos se desarrollan en un suburbio de Los Ángeles donde se circunscriben las vidas de nuestros personajes, en concreto tres chicos que comparten sus andanzas a través de la jungla donde les corresponde vivir, nada es sencillo, la violencia está al orden del día es una constante en sus vidas, lo fácil es que acabes atrapado por la misma, ya sea en un lado o en otro por mucho que intentes evitarlo antes o después acaba llamando a sus puertas.

“Doughboy” (Ice Cube) es el duro del grupo el que está más inmerso en esa espiral del crimen ya que en alguna ocasión ha dado con sus huesos en prisión, aunque lo intenta no puede salir de ese círculo cerrado, no hay oportunidades y las pocas que hay realmente le interesan poco, su hermano Rickie (Morris Chestnut) por el contrario pretende ir a la universidad y conseguir jugar al fútbol, siempre ha sido el elegido de la familia, la esperanza de una vida mejor, Tré (Cuba Gooding Jr.) intenta estar al margen de todo este mundo aunque en ocasiones resulte muy difícil.

“Furious” Style (Laurence Fishburne) es el filántropo de todo este caos, el que intenta sobrevivir, es el Gandhi del barrio, el que intenta mejorar la vida de sus semejantes intentándoles abrir los ojos y mostrarles la realidad como él la ve, demostrándoles que se han convertido en meras marionetas del hombre blanco que les maneja para alcanzar el beneficio que pretende y aparte debe intentar ser un buen padre para Tré, intentando mantenerle al margen de su entorno.

El film sirve como denuncia total de la situación, de cómo a través de la incultura, la droga y la violencia se acaban creando ghetos de raza negar en muchos suburbios de las grandes ciudades americanas, tratándolos como ciudadanos de segunda clase, siendo ellos mismos incapaces de salir de esta situación y llegando de una manera muy parecida hasta nuestros días, el caso es que el conjunto funciona, divierte y te mantiene atrapado, no dejando de sorprender algunas escenas y diálogos aunque hayan pasado ya diecisiete años desde que se rodó.

TRONCHA

miércoles, 21 de mayo de 2008

"Muere una mujer" de Mario Camus

En determinada época el cine español gozaba de una ingenuidad increíble, siempre he oído a los mayores que el séptimo arte en general es un reflejo de la sociedad en la que nace la película, lo que me da que pensar que por asociación de ambas ideas, la sociedad en la que está salio a la luz era bastante ingenua, o es que a lo mejor la situación que vivían no les dejaba ser de otra manera, el caso es que el ejemplo que a continuación describo tiene un exceso de ingenuidad totalmente exagerado.

El caso es que la historia parte de una premisa sugerente, una mujer muere cuando está intentando pasar una relajada jornada de playa junto a su marido e hijo y de repente pierde la vida cuando acude al coche a recoger algo que se le ha olvidado, hasta aquí todo es intriga o quizás no tanto porque ya nos han dado alguna pista de porque puede haber sido, juro que no les destripo la película por si algún atrevido decide metérsela entre pecho y espalda.

Es a partir de cuando sabemos lo ocurrido cuando nos damos cuenta de lo que antes comentaba, sorprende la ingenuidad de los implicados en la muerte de la doña y de la policía que está investigando, una especie de código de honor en el que si estás colocado en un alto escalón de la sociedad tu credibilidad es mayor para las fuerzas de seguridad que si eres un mero obrero o peor un vago o maleante como se les denominaba en aquella época a los que estaban en el paro.

Por supuesto que las pretensiones del director es que estemos en un continuo suspense para ver como se soluciona la situación más que para saber lo que ha ocurrido, pero es que el protagonista Javier (Alberto Closas) nos cuenta tantas cosas que ni segundos dura la intriga en el estómago del espectador, nada está en su sitio, nada cuadra, nada nos da la sensación de estar ante un ejemplo digno de cine negro como en otros intentos, más bien tenemos el sentimiento de estar ante un folletín que va a tener un final edulcorado que convenga a la moral correcta.

Como ejemplo de adoctrinamiento el castigado pertenece a una clase de personas de esas que llevan una vida disoluta, nada menos que un director artístico del mundo del cine y por supuesto el que desvela todo en una patética e increíble escena final es un empresario que ha forjado su futuro casándose con la hija de un rico y que aunque un poco casquibano, parece que la muerte de su mujer le reconduce y le hace mejor persona, acabando por expiar todos sus pecados.

TRONCHA

lunes, 19 de mayo de 2008

"La noche de los girasoles" de Jorge Sánchez-Cabezudo

En el comienzo de la película vemos que no estamos ante la estructura de un trabajo normal, no vamos a encontrarnos con la típica historia que comienza con un motivo y termina con un fin, por supuesto que el realizador nos va a narrar unos hechos pero hilvanando la historia desde cada una de los personajes para que nosotros mismos hagamos el esfuerzo de in componiendo el puzzle, no me digan que lo que han leído no es atrayente.

El problema quizás viene cuando vemos que la historia es original aunque haya ocasiones en que todo nos sea previsible sabiendo de sobra lo que nos vamos a encontrar ya que hemos recibido muchas pistas de lo que a continuación va a acontecer, el único interés puede residir en la forma en la que van a resolver toda la trama, para acabar llegando a un desenlace final que al menos a un servidor convence poco.

Uno de los grandes problemas que tiene esta producción son las interpretaciones, los actores no están a la altura deseada pudiéndole imprimir un buen ritmo al conjunto, tan solo podríamos salvar el papel de Esteban (Carmelo Gómez) pero es que la película no le deja lucirse no nos permite ver a un gran Carmelo, dejándole en una actuación aseada y poco más, pero principalmente porque su personaje no da para mas.

Quizás para muchos la historia goza de interés pero es que la verdad es que no le veo tal, es curioso que la hayan enclavado en un entorno rural y en lugar indeterminado tampoco es algo importante lo interesante es el desarrollo de la historia, demostrando que no solo en las ciudades y grandes urbes pueden ocurrir sucesos rocambolescos que afecten a personas normales y corrientes como ustedes o yo, pero el error quizás este en la forma de transmitírnoslo, lo que hace que no nos impliquemos.

Además el comienzo de la película es lo que menos ayuda, donde el guión nos hace más trampas donde nos cuentan cosas que no van a tener trascendencia ninguna en el desarrollo de la historia, nos quedamos esperando que estos enigmas que hemos visto se acaben resolviendo pero quedamos un poco boquiabiertos viendo que no solo estos quedan en el aire, sino que el director abrirá otros nuevos que son los que al final resolverá.

TRONCHA

viernes, 16 de mayo de 2008

"Mephisto" de István Szabó

Hay veces que el individuo acaba convirtiéndose en la marioneta manejada por las manos de otro, sin poder siquiera influir en su propio destino, tomamos decisiones que nos comprometen dependiendo de quien esté a nuestro alrededor y de lo que a nuestros propios seres queridos pueda influirles, algunas determinadas por el propio miedo llegando un momento en el que uno acaba perdiendo su propia identidad sin llegar a saber hasta donde a llegado y en que se ha convertido realmente.

Algo similar es lo que le ocurre a nuestro protagonista el gran actor hamburgués Hoefgen (Klaus Maria Brandauer), la historia narra la vida de este personaje que está basado en la novela con el mismo título y escrita por Klaus Mann, la cual todo haya que decirlo estuvo rodeada de bastante polémica su publicación ya que supone un ataque frontal contra el régimen de la Alemania nazi.

Hoefgen se proclama como el actor del pueblo, defensor del bolchevismo y precursor de las ideas de izquierdas, primero en provincias para posteriormente pasar a Berlín, pero de repente los acontecimientos políticos se precipitan y acaban influyendo en su vida aunque él intenta negarlo por todos los medios alegando siempre que es un actor y que el arte continua en estado puro por encima del resto de las cosas.

Poco a poco según su carrera va ascendiendo hasta convertirse en director del teatro nacional prusiano por supuesto bajo el auspicio de los poderes nacionalsocialistas, se va dando cuenta como el ascenso es tan solo profesional, y que la proporción de cómo se refleja en lo personal es de sentido proporcionalmente inverso, todo su alrededor se desmorona aunque piense que su entorno lo maneja él, se acabará dando cuenta que solo es alguien encima de las tablas que en cuanto se echa el telón es manejado y aparecen los hilos de su dueño.

Por supuesto que el film en general y como ya se habrá podido intuir de mis palabras es una total crítica al régimen nazi y el auge que tomo en su momento, por supuesto que nunca estaré a favor de este tipo de política, pero si debo reconocer que le dieron una importancia suprema a ciertos aspectos de la vida que otros regimenes totalitarios ni siquiera llegaron a tener en cuenta, los nazis, tuvieron siempre muy presente la influencia es elementos tales como el teatro, el cine, la publicidad en sí en la población y por ello se les presto el interés comentado.

TRONCHA

miércoles, 14 de mayo de 2008

"Amarcord" de Fellini

Viendo obras de este tipo, trabajos de este tamaño es cuando acaba dándose uno cuenta la grandeza que tiene el cine italiano de determinados autores, con fórmulas relativamente simples, guiones sencillos que si acabas analizándolos tampoco es que estén contándote una gran historia, consiguen unos excelentes resultados finales, son narraciones meramente cotidianas, casi de andar por casa, muy realistas, con las que es mucho más sencillo identificarnos.

Identificarnos hasta el punto de que Fellini nos muestra la vida durante un año de un pueblecito costero que podría ser perfectamente de la zona de Toscana o de la propia Emilia, zona donde nació el mismo director, después de ese año “narrativo” acabamos considerándonos un habitante más de la localidad, ya hemos sido testigos de todo lo grande y pequeño acontecido a través de las cuatro estaciones, esa es la magia del film, en conseguir atraparnos hasta tal punto de considerarte uno de ellos.

En la particular localidad tenemos de todo, no falta ninguno de los componentes habituales de este tipo de sitios, desde la puta hasta el alcalde, cada cual tiene su pequeña y particular historia que siempre acaba interrelacionada con las del resto de personajes, nada resulta ajeno porque realmente se pretende precisamente esto, que todos tengan que ver con todos en mayor medida, que a todos les afecten los sentimientos del resto.

La comunidad vive una completa y continua efervescencia en todos los sentidos, ese aspecto “grupal” que definía en el párrafo anterior se define en todos los conceptos de al vida de los personajes, en el gusto generalizado de todos por Gradisca (Magali Noël) desde los más jóvenes hasta los más viejos, la afiliación al partido fascista, totalmente generalizada como buenos italianos de la época. Algo que trata Fellini pero que intenta dejar de lado restándole quizás la importancia que realmente tenía incluso ridiculizándolo un poco.

La vida fluye, el amor respira por los rincones, las ilusiones brotan, los sentimientos afloran, pero no necesitan de nadie y mucho menos del fascismo, realmente nuestros personajes serían iguales, fueran o no rojos como el pobre Aurelio (Armando Brancia) que cada vez que el partido de las camisas negras se manifiesta, su mujer acaba encerándolo para que no acabe encerrado debido a su carácter anarquista, aun así la sociedad rural le acepta como tal, realmente es su papel y el resto lo saben y necesitan de él así como él del resto.

Estamos ante un bello animalario que nos muestra el realizador italiano, un muestrario de almas unas perdidas y otras no tanto que se funden en una comunidad que necesita del trabajo del individuo para conseguir un fin común y general, que no es otro que el de la felicidad, la sonrisa es la medicina para combatir los males del mundo creado por Fellini para esta obra maestra.

TRONCHA

lunes, 12 de mayo de 2008

"Gritos en la noche" de Jess Franco

De nuevo con don Jesús, genial, hacía tiempo que no me metía con él, no puedo negarlo me agrada chincharle, además he tenido la oportunidad de hacerlo en persona y me hace más gracia aun, no me malinterpreten hablo de cinchar no de ofender que está muy mayorcete y no hay que provocarle grandes berrinches, se que sus correligionarios me crucificaran por lo que he dicho pero es que no estoy de acuerdo con ellos en casi nada.

Siendo justo debo advertir que en esta ocasión no voy a poder meterme con él, porque este trabajo goza de muchísima dignidad y me parece de un esfuerzo profesional bastante mencionable, yendo más allá pienso que si hubiera continuado por esta línea probablemente nunca hubiera tenido la opinión que tengo de él, sino hubiera tirado por el camino fácil.

Pues me gusta la historia que he visto me parece bastante entonada otra cosa es que los recursos fueran los idóneos o se utilizaran de la forma más correcta, pero el resultado ante todo es bastante digno, Orloff (Howard Vernon) un loco médico que pretende cambiar el físico de su hermana disminuida por una grave enfermedad, experimenta continuamente con cadáveres ayudado por Morfo (Ricardo Valle) al que después de certificar su falsa muerte le “regala” una nueva cara, curiosa casi simpática.

En su contra está el inspector Tanner (Conrado San Martín) más despistado que un burro en un garaje, se supone que es la flor y nata de la profesión y cada vez que los culpables se le ponen delante de sus narices no es capaz de verlos aun así está condenado a resolver el caso no siempre de la forma más eficaz y por supuesto con una fuerte dosis de suerte, apelando por supuesto a los sentimientos entre semejantes para que todo recupere la normalidad.

Incluso hay momentos en que me recuerda a los trabajos de la Hammer, a lo que hicieron Corman o Fisher, realizaciones de dignidad con la distancia que hay entre una y las otras, y sobre todo con un cierto humor y gracejo español que da cierto frescor al film y que porque no reconocerlo acabamos agradeciendo, bravo por este trabajo serio del señor Franco, mi más reconocido aplauso.

TRONCHA

viernes, 9 de mayo de 2008

"Y tu mamá también" de Alfonso Cuarón

Que importante que es la adolescencia en la vida de las personas, probablemente sea la mejor de la épocas que un ser humano puede vivir, cada uno tendrá su opinión, pero lo malo que tiene es que nos damos cuenta de ella quizás demasiado tarde, insisto en que es una opinión, habrá otro millón más totalmente distinta a esta, lo que no hay que negar es que cuando estamos inmersos en esta época no vemos mucho más allá de lo que nos permite nuestro acné cutáneo.

La propuesta de Cuarón trata sobre dos jóvenes que están sumidos en la efervescencia de dicha edad, su mundo está movido por un único motor, el sexo, alimentado con el combustible de las drogas y el alcohol, pero no de una forma exagerada sino como cualquiera de nosotros hubiéramos podido hacerlo en su lugar, lo único que ellos se cruzan con una madura y despechada Luisa (Maribel Verdú) que se va a convertir en el mecánico que sobre todo va a “reglar” ese motor.

Con la fórmula de una road movie poco a poco nos vamos adentrando en las relaciones personales de tan particular trío, por supuesto que la amistad entre Tenoch (Diego Luna) y Julio (Gael García Bernal), está por encima de todas las cosas, para los “charolarras” no hay obstáculos ni nada que la pueda destruir o al menos eso es lo que piensan ellos hasta que comienza a tambalearse al entrar Luisa en sus vidas, esto les hace plantearse muchísimas cosas.

El viaje sirve para mostrarnos muchos de los aspectos del México popular, no de una forma intensa pero si de reojo podemos echarle un vistazo desde la ventanilla de nuestra pantalla a las costumbres populares y a los individuos que habitan los desaliñados pueblos, aunque siempre desde la distancia que marcan de acercando o alejándose los propios protagonistas que ocupan un plano superior dentro del status social y aunque no intenten imponerlo en ninguna de las situaciones.

Lo que no perdono de la película son las continuas, extensas y plomizas intervenciones del narrador, que no nos conducen a ningún sitio, supone un defecto enorme sobre la película, no se puede tener a un personaje contando una historia y de repente interrumpirle dejándole con la palabra en la boca para que dicha historia acabe de desarrollarla el narrador, sin esta figura la película hubiera resultado muy fresca pero es que sus interrupciones ponen a prueba nuestra paciencia.

TRONCHA

miércoles, 7 de mayo de 2008

"Defensa (Deliverance)" de John Boorman

Se han planteado que harían ustedes ante una situación extrema en la que su propia vida estuviera en peligro, en la que todo dependiera de una decisión suya, seguro que si que muchos al menos lo hemos pensado, pero otra cosa muy distinta sería cuando realmente nos viéramos delante de dicho escenario cual sería nuestra forma de actuar, recordemos que el ser humano es un animal racional, por este orden primero animal y después racional, cuidado porque a lo mejor nos sorprenderíamos de nosotros mismos ante nuestras reacciones.

La verdad es que Boorman suele mostrarnos la figura del antihéroe como ya hace en “El general” (1998) narrando la historia de un gangster y haciéndonos empatizar con él, aquí el punto de partido son cuatro amigos que deciden pasar un inolvidable fin de semana (realmente esto será así) en un marco natural incomparable, la película en general supone un canto al nihilismo a la vuelta de la eterna lucha del hombre contra la naturaleza y los obstáculos que ella le pone.

Esta expresión de nihilismo como comentaba antes, se ve reflejada completamente en el personaje de Lewis (Burt Reynolds) un superviviente que según sus propias palabras confía en que un día las máquinas dejaran de funcionar y tan solo sobrevivirán los más fuertes y para ello se prepara continuamente, el hecho es que tras el devenir de los acontecimientos todo el grupo acaba contagiándose de esa ideología.

Quizás el realizador inglés se sienta más identificado con la figura de este personaje cazador por naturaleza y la representación de su futurista teoría la represente en el propio río que descienden en canoa, ya que lo convierte en un viaje sin posible retorno en una huida hacia delante donde no queda otra que seguir unidos, el hecho de que uno de sus elementos falle puede suponer la desgracia de los otros y por tanto de la entidad grupal.

Estamos ante una película extremadamente realista, no hay trampas y mucho menos cartón, lo que vemos es lo que ocurre, con pelos y señales, los actores incluso tienen que acometer personalmente muchas de las escenas de riesgo, en ningún momento pretende engañarnos ni acudir al suspense para ver lo que va a ocurrir, es como si quisiera que nos viéramos reflejados en los protagonistas y que de alguna manera el mensaje fuera que nosotros mismos podríamos ser los actores principales de una situación parecida en cuanto nos sacan de nuestro entorno y todo se vuelve desfavorable.

Impresionante fotografía, impresionante naturaleza y entorno, lo que quizás más pena acaba dándonos es que llega un momento en que nos damos cuenta que todo va a acabar desapareciendo es como si Boorman decidiera poner a sus actores en esa difícil situación por una vez en sus vidas, si sobrevives está claro que nunca más volverás a ser el mismo, estas experiencias marcan a cualquiera y sino lo haces acabarás descansando en paz donde nadie te moleste, aunque en un pequeño rincón de la mente de los que te acompañaron siempre existirás.

TRONCHA

lunes, 5 de mayo de 2008

"Quadrophenia" de Fran Roddman

De todos los que vais a leer esto y que tengáis cierta edad seguro que vais a entender lo que voy a comentar, se exige tener al menos más de la treintena para realmente discernir lo que era considerarse dentro de un movimiento juvenil, no confundir con las actuales bandas que en muchas ocasiones tan solo pretenden la violencia y poco más, no digo que esa efervescencia no existiera durante nuestra juventud, pero era distinta a la de ahora.

La película versa sobre el continuo conflicto que hubo entre mods y rockers en la década de los 70 en Inglaterra y más en concreto todo gira en torno a Jimmy (Phil Daniels), la palabra que da título al film surge de la unión de cuadrofónico (sonido inventado en dicha época) y esquizofrenia la que realmente sufre nuestro protagonista, fue inventada por el grupo The Who y con ella dieron título a su segunda ópera rock que editaron en 1973.

Jimmy vive inmerso en el mundo mod, lo siente plenamente y aflora por todos los poros de su piel, vive la música que lo marca y no conoce otra, se relaciona tan solo con los que son como él, con los de su cuadrilla (siempre me ha gustado más esta acepción utilizada en Euzkadi, que pandilla más castellana), su aspecto es totalmente mod, su Vespa adornada con múltiples espejos y su estilo a la hora de vestir y por supuesto también lo es cuando aflora su agresividad en contra de los rockers, enemigos por naturaleza, no hacen falta excusas para pelearse con ellos, simplemente que se crucen por delante de su vista.

Roddman nos muestra todo lo referente a esta cultura a través del personaje principal y la verdad es que lo hace de una manera bastante fiel y correcta, pero esto a la vez sirve como crítica a la hora de tratar la historia, una persona convencida de que su forma de vida es la correcta y la única posible donde realmente va a encontrar la felicidad al final acaba dándose el batacazo y viendo que todo es pura fachada, por dentro la gente es normal solo que se transforman cuando llega el viernes, esta es la mayor frustración de Jimmy.

Todo falla no consigue encontrarse consigo mismo y muchísimo menos con los demás la sociedad no le reconoce, incluso su propia familia y amigos acaban decepcionándolo, el amor también le da la espalda y no es correspondido esto hace que se sumerja aun mucho más en él mismo y sus pastillas, por ello el realizador acaba dejándonos un final bastante abierto para que nosotros mismos podamos sacar las conclusiones de lo que acabamos de ver.

El film puede tomarse también a modo de documental para los que no lo conocieron puedan ver y apreciar como fueron aquellos movimientos que forjaron las personalidades de muchos de nuestros mayores que ahora mismo ocupan incluso cargos de responsabilidad dentro de nuestra sociedad, las actuaciones no son para tirar cohetes y la factura de algunas escenas menos, pero aun así me parece un buen ejemplo para conocer nuestro pasado no tan lejano.

TRONCHA