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lunes, 31 de marzo de 2008

"Samurai" de Hiroshi Inagaki

Que gusto da ponerse ante un clásico japonés, la sensación es similar como si nos trasladáramos a aquella época, claro está que la situación la disfruta más, quien le gusta este entorno, yo me reconozco admirador de la época medieval japonesa, de la estética de dicho periodo, de la ambientación, de los códigos de honor de los samuráis, en general adoro la cultura nipona aunque no este de acuerdo en muchos de sus aspectos y por ello este tipo de películas, siempre son bien acogidas por un servidor.

Este trabajo forma parte del nuevo jidaijeki (cine histórico, de época) que resurgió en Japón hacia los años 5º, en concreto Hinagaki con esta película comienza una trilogía sobre el personaje de Takezo (Toshirô Mifune), que fuera rodada en tres años consecutivos, revelando las andanzas del singular samurai, por supuesto esta primera entrega nos va a describir la forja de la base del espadachín.

Takezo vive en la aldea de Miyamoto, junto con sus parientes que en realidad no se han preocupado demasiado de él, considerándolo un espíritu rebelde, hasta casi llegar a renegar de él y apodarle el “fugitivo”, el joven tan solo pretende gloria y honor, encontrar un sitio en este mundo y lo pretende por el camino fácil de las armas, canalizando toda su furia a través de la violencia. Pronto se dará cuenta que este camino no es el correcto y para ayudarle está el sacerdote Takuan (Kuroemon Onoe) la única persona que realmente confía en él.

Dentro de una filmación primorosa somos testigos de la evolución en la vida de Takezo, de cómo su yo interior va transformándose y reaccionando ante las nuevas situaciones, pero siendo justos la parte que más nos conforta del film es ese lado salvaje, guerrero, que no se detiene ante nada pero que dice mucho de su persona, ya que a los que realmente le importan los ataca con una katana de madera y la parte trasera de una lanza, el lucha para evitar ser un incomprendido, pero nadie le deja razonar.

Tan solo el monje budista y Otsu (Kaoru Yachigusa) confían en él, ella está dispuesta a esperarle y así lo demuestra cuando de nuevo se encuentran en el puente, es la única persona dispuesta a sacrificar su vida por estar con él pero esta última a veces no es tan justa y exigen aun mayores sacrificios de los que parece, con lo cual volverá a poner a prueba a la pareja, todo este drama Inagaki lo ambienta en el marco incomparable del puente donde ella ahora vive, alcanzando las escenas más bellas de todo el film.

TRONCHA

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IR A "Samurai III"

viernes, 28 de marzo de 2008

"Acción mutante" de Alex de la Iglesia

Creo que siempre he considerado este trabajo del director español como bastante atrevido, echándole descaro al asunto se monta una película de ciencia ficción al más puro estilo español, dando rienda suelta a la imaginación y utilizando muchos de los típicos tópicos de nuestra cultura.El punto de partida ya es original de por si, en un mundo donde prevalece todo lo light y los cuerpos cuasi perfectos, como se puede observar la ficción no dista tanto de la realidad como a veces nos parece, hay un grupo terrorista de tullidos y gente con minusvalía que lucha, en la forma más literal de la palabra, para que esto cambie o más bien para cambiar sus propias vidas.

Puede dar la sensación que estamos ante un film de denuncia, pero tampoco creo que el cometido sea ese, más bien el fin que pretende es el de hacer mofa de un mundo superficial y estéril, que tampoco se distingue demasiado del resto, el logro está en que hay ocasiones en las que si que nos da la sensación de que estemos ante un mundo futuro, de alguna manera parece que nos hemos trasladado nosotros también al planeta “Axturiax”.

No obstante el trabajo adolece de estar creado con un bajo presupuesto, pero no parece esto demasiada traba para el director, ya que a través de ingenio consigue transmitir ese ambiente de planeta semejante a la tierra, reconozco que lo que más me gusta es el desarrollo de la historia, el final no es de los grandes, pero si el humor negro que se utiliza en casi todos los diálogos, un humor más inteligente de lo que podríamos pensar.

El trabajo de De la Iglesia, garantiza un buen rato de diversión, sobre todo si eres proclive a reírte con el humor patrio, no se resistan a ver caracterizado a Ramón (Antonio Resines) como una especie de cyborg sin escrúpulos, que será capaz de cualquier cosa para conseguir sus pretensiones, y todo ello aderezado con los cánticos de los mineros que se han vuelto locos por el gas que emana de la mina.

TRONCHA

miércoles, 26 de marzo de 2008

"Juno" de Jason Reitman

Esta película es el típico ejemplo que con poca cosa es posible hacer trabajos de calidad, que a veces no es necesario tener una gran cantidad de dinero para poderlo derrochar en efectos especiales o para hinchar las ya infladas cuentas de algunas estrellas mediáticas que no del cine, el film es de tamaño reducido, sin pretensiones exageradas pero que acaba dando un resultado mucho más que digno.

Combina una serie de características que le hacen salir airoso para acabar dejándonos un buen sabor de boca, no es que la dirección sea lo más primoroso de esta producción, la verdad es que el secreto está en el guión, me gusta la honestidad con la que está contada la historia, no me parece que la hipocresía asome por ningún rincón, al menos yo no pude apreciarla en un lenguaje y una forma de narrar muy directa, sin pelos en la lengua que por mi parte es de agradecer.

Juno (Ellen Page), una estudiante de instituto americana queda embarazada, y decide hacer frente a su situación, dando finalmente en adopción su hijo después del embarazo, no me digan que no es simple el planteamiento y que no lo hemos visto ya en más de una ocasión, pues sobre todo Diablo Cody, a través de la protagonista nos mostrará lo que ocurre como si andáramos por casa, de una forma cercana y sobre todo creíble, todo ello aderezado con un especial sentido del humor de la joven, que nos arranca la carcajada en múltiples ocasiones.

Estamos ante un cine tipo “indie” similar al que nos mostraba Tod Solonz en algunos de sus trabajos, la gente es como vemos en el producto de Reitman, tiene sus grandezas y sus miserias, unos son felices por una cosa y otros justo por todo lo contrario, pero ante todo no hay que vestir de oropel los sentimientos, la ternura se puede mostrar en una cocina desordenada, con una luz tenue, en una conversación entre hija y padre (Mac, J.K. Simmons), mientras este arregla un motor, no es eso más parecido a nuestro día a día que otros ejemplos más mezquinos que a veces pretendemos hacer propios.

Todo me resultó agradable en este caso, no sufrimos sobresaltos de ningún tipo, siquiera cuando los acontecimientos se acaban precipitando, incluso me agradaba la constante presencia en muchas de las escenas del grupo de jóvenes corriendo perfectamente uniformados con los colores del instituí de la protagonista, también tuve la sensación de ver cierto discurso feminista, daba la sensación de que este mundo fuera de las mujeres y que nos dejen al margen, en todo caso está hecho con la mayor consideración y respeto que hasta resultar seductor sentirse un poco dado de lado.

TRONCHA

lunes, 24 de marzo de 2008

"Battle Royale" de Kinji Fukasaku

Tengo clara una cosa, la mentalidad oriental puesta a funcionar a veces da miedo de las ideas que pueden llegar a ocurrírseles, reconozcamos entre todos que actualmente se han apropiado de la originalidad dentro del mundo del cine, harina de otro costal es que esto funcione o no y que los trabajos que presenten puedan ser de mayor o menor calado, pero insisto no hay que negarles denotan una extraordinaria singularidad a la hora de crear.

De hecho no van a negarme que la idea de castigar a una clase entera a que se maten unos a otros en una isla desierta, sin posibilidad de escapar y teniendo que quedar tan solo uno sino morirían todos, es original, a que si, también es sádica, impactante, para dejarnos boquiabiertos, pero sobre todo original, la idea parte de la novela del mismo título de Koushun Takami, de gran polémica y repercusión en Japón y que posteriormente también acabo adaptándolo en un manga.

La ley Battle Royale, intenta forjar una nación fuerte y sana con buenos valores y de férreo espíritu, todo esto a través de la lucha y de la violencia, por eso el superviviente llega a ser un ciudadano modelo con su vida totalmente sufragada, hasta aquí todo va bien probablemente tendremos la boca abierta y los ojos como platos pero poco a poco según avanza el metraje se van a ir cerrando, no del todo pero bastante.

Todo va perdiendo fuelle hasta llegar a desinflarse del todo y no llegar a interesarnos siquiera por lo que va a ocurrir al final, las peleas y luchas no logran generar tensión, hay ocasiones en que más que una lucha parece que están de vacaciones, la forma de morirse de los actores es fatal, todos realizan una especie de gesto de giro brusco del cuello cuando deciden morirse, justo después de decir una frase supuestamente crucial.

A veces da la sensación de que estamos dentro de un videojuego, tiene un formato parecido donde tenemos que estar pasando continuamente de nivel y sobre todo por los informes que recibimos de las bajas que se van sucediendo paulatinamente, pero el nervio no llega nunca, culpa de ello son las pésimas interpretaciones de los jóvenes actores, ni siquiera Kitano, haciendo de profesor de la clase seleccionada para la particular confrontación, está a la altura.

Es un producto juvenil que puede apasionar teniendo cierta edad pero que realmente cuando uno pasa ese periodo cuesta que este tipo de productos le apasiones, se me antoja que debido a la gran polémica generada por el libro en el que se basa, Fukasaku, pretendió hacer caja con esta versión y por supuesto que lo consiguió, hasta más allá de sus fronteras, teniendo gran repercusión entre los adolescentes europeos y americanos.

TRONCHA

miércoles, 19 de marzo de 2008

"Velvet Goldmine" de Todd Haynes

Nunca me había cruzado con esta película, ni siquiera había oído hablar de ella, me la acabo recomendando una personaje de mi trabajo y sobre todo por la interpretación del personaje de Brian Slade (Jonathan Rhys Meyers), que realmente simboliza al cantante David Bowie, estrella del pop en los años 70. Pues yo no voy a hacer lo mismo con ustedes y les prevengo que no deberían arriesgarse a ver tan vacuo trabajo.

En una Europa llena de hipocresía, en la que todo el mundo está cansado de conocer la verdad a medias y de sentirse manipulado por los poderes gubernamentales, surge una nueva raza de personajes, derivados del mundo de la música, se cambia de una forma radical el estilismo, los chicos y chicas se maquillan y prenden purpurina de sus rostros, se yerguen sobre vertiginosas plataformas y adornan sus vestimentas con plumas, nace el movimiento glam, como respuesta a la falsa sociedad que les toca vivir.

El ser humano somos tan tonto que no nos damos cuenta que siempre acabamos siendo marionetas e idolatrando a ídolos fútiles sean de una u otra índole y Brian Slade acaba haciéndolo de la misma manera incluso llegando a fingir su muerte, de cualquier manera nada es lo que parece ni siquiera los hipócritas que predican contra la propia hipocresía.

La historia parte del personaje del personaje de Athur Stuart (Christian Bale), un joven periodista al que le encargan un artículo sobre la vida de la estrella del pop, todo esto le sirve para conocer a personajes de su anterior entorno con los que tarde o temprano ha ido rompiendo y al mismo tiempo revivir antiguos recuerdos propios que están más vinculados al cantante de lo que el realmente piensa.

El problema de todo esto es que el realizador intenta contárnoslo con el mismo glamour que desea imprimir a sus personajes, llegando a la conclusión de que no nos cuenta nada que realmente parezca interesante, más bien al contrario nos infunde la sensación de que su vida está mas bien llena de cotidianeidad que de aspectos singulares que le puedan distinguir del resto de mortales.

Estéticamente es una película con cierta belleza, ya que la dirección artística ha sido muy cuidada, y realmente merece una mención especial, pero no llega a tener mucho más, Rhys Meyers, realiza lo que de él se espera pero tampoco con grandes alardes, lo que todavía no he logrado comprender son todas esas escenas de colegiales que de vez en cuando irrumpen en el film, cortando totalmente el poco ritmo que pueda tener, he preguntado por ahí y no se crean que me han aclarado mucho ¿Se atreven ustedes a ello?

TRONCHA

lunes, 17 de marzo de 2008

"Cuatro en la frontera" de Antonio Santillán

Una de las mentes más preclaras que ha habido en este país en el mundo del cine fue Ignacio F. Iquino, emprendedor como pocos intento sacar partido de este mundo y tuvo una visión bastante comercial del asunto, creando sus propios estudios, incluso haciendo sus propias producciones e incluso como es el caso llegando a registrar un sistema de visionado como es el “ifiscope”, similar al famoso cinemascope pero con una banda negra en pantalla menos amplia.

Podríamos encuadrar la producción dentro de lo que es el cine negro español que se hizo durante aquella época (la de los 50 y algo de los 60), un tipo de cine bastante humilde y hecho a “pico y pala” sin grandes pretensiones o quizás muchas pero que no podían de ningún modo excesivas ya que la calidad de los trabajos era la justa, sin exagerar, aunque rebosaban honestidad de eso no hay duda, por eso desde aquí mi elogio a este director que al menos intento hacer algo distinto sin caer en los típicos tópicos que aun en nuestros días sigue arrastrando nuestro cine.

No voy a poner en lo más alto a esta producción porque sería infame por mi parte, ya que la calidad de la misma deja que desear y eso que el planteamiento inicial y lo que es la idea original me parecen bastante sugerentes, España vivió una época de contrabando en la que una sociedad marcada por la hambruna y la penuria intentaba salir a flote intentando burlar la ley a base de valentía y picaresca, no para llenarse los bolsillos, sino para poder subsistir y llevar un pedazo de pan a la boca.

El problema de esta cinta es que en cuanto la historia se sale del tema descrito con anterioridad pierde fuerza hasta llegar a desinflarse del todo perdiendo todo el interés y convirtiéndose en un folletín barato de enredo donde las cuitas que tienen los protagonistas carecen de interés alguno para el espectador, no nos interesa saber la pobre vida que llevan los ricos y los sufrimientos que tienen para poder mantener su multitud de propiedades a flote sin tener que prescindir de ellas.

Como ejemplo de algo distinto a lo que en general se nos ha transmitido de aquella época puede ser bastante válido, pero como producto cinematográfico queda distante del aprobado, no obstante merece la pena ponerse delante de estos trabajos y poder comparar, incluso conocer aspectos de nuestra propia historia, no olvidemos que hay elementos que tan solo nosotros los que nacimos en la piel de toro comprendemos, no me pueden negar que infiltrar a unos policías como jornaleros, doblando el lomo de sol a sol, no es algo típico de nuestra tierra, eso no lo veremos nunca en el polar o noir francés o en el negro americano.

TRONCHA

viernes, 14 de marzo de 2008

"El hundimiento" de Oliver Hirschbiegel

Hay personajes dentro de la historia que resultan peculiares, ya sean en aspecto negativo o positivo, eso dependerá siempre del crisol por el que miremos, pero son personajes que todo el mundo conoce y de los que no debe resultar fácil hacer una película, porque siempre vamos a encontrar personas que piensen a favor y detractores, pero en el caso de Adolf Hitler, me inclino a pensar que son infinitamente más los que están en contra de él, que los de a su lado.

La realización es de nacionalidad alemana algo que le añade mordiente al asunta ya que tocar un tema tan peliagudo de su historia, tampoco debe ser buen plato de gusto, el caso es que el tratamiento que le dan, es bastante aseado, sin exageraciones parece que mostrando todo como paso, o al menos es lo que ellos intentan transmitir, lo que pasa es que quizás lo exageren porque me da la sensación de que no me creo lo que estoy viendo, ni siquiera al ver rodar alguna lágrima por el rostro de la bestia.

Hay ocasiones en que el Führer (Bruno Ganz) parece demasiado humano, que no les voy a negar que no fuera de este modo, ya que a través de sus diálogos y el resto de sus actos demostró que de humanidad tenía más bien nada que poca, nos muestran un Hitler enfermo, ido, delirante, que no pertenece al presente, confiado en sus sueños, da la sensación de que estemos frente a un monigote y nos cuesta la idea que tal personaje que casi consiguió adueñarse de Europa pudiera llegar a este extremo, hablo todo el rato de suposiciones en absoluto llego a afirmar nada.

La historia comprende el periodo de liberación por parte de los soviéticos de la ciudad de Berlín, de donde no quiso huir Hitler y donde tampoco tuvo intención ninguna de capitular, la interpretación de Bruno Ganz, en el papel del Führer, es la más relevante de todas, ninguna otra está a su altura, no llegan al nivel de la del principal protagonista, y la verdad es que tenemos un amplio periplo de personajes ya que en el Führerbunker se rodeo de toda su cohorte de incondicionales acólitos.

La realización es muy buena, está bien hecha, técnicamente no podemos alegar nada en contra de ella, pero quizás esto ya no sea suficiente para definir que una película sea buena, pienso que es algo que tenemos que exigirle a todas, los aspectos técnicos en la década que estamos no pueden fallar, debido a la amplitud de medios que hay al alcance de todos y la cantidad de profesionales que lo son, por ello no quiero destacar esto.

Uno de los aspectos que están más logrados en toda la producción es la recreación de los ambientes, los mundos donde se mueven los protagonistas, el interior del bunker de aspecto austero y espartano, pero de un orden y una pulcritud increíbles, de un silencio prácticamente agobiante en ocasiones tan solo roto por los gritos de Hitler y el mundo exterior donde realmente se libra la batalla, donde explotan las bombas y el ruido es ensordecedor, por no decir letal. Mundos prácticamente antagónicos, bajo tierra se sigue creyendo en los ideales nacionalsocialistas y en la superficie la realidad por fin se ha mostrado revelando los males de dicho régimen y devolviendo a los alemanes a la cruda y dura realidad.

TRONCHA

miércoles, 12 de marzo de 2008

"El angel borracho" de Akira Kurosawa

Siempre que había oído hablar de esta película me entraba la misma duda, la verdad es que era una duda totalmente trivial, nunca he sabido en realidad cual era la verdadera traducción que se le dio en nuestro país a la misma, en un gran número de sitios aparece la palabra ebrio y en otros tantos borrachos, he decidido poner este porque me parece más cercano simplemente, no se le deben dar más vueltas al asunto.

Como entrante comentar que es la primera vez que la inseparable pareja que llegó a formarse entre director y actor cobra forma, supongo que la experiencia tuvo que ser excepcional ya que repitieron ambos unas cuantas veces más a lo largo de sus carreras cinematográficas y nosotros que hemos sido testigos de ello agradecidos que hemos quedado, es uno de tantos ejemplos que hay a lo largo de la historia del cine.

El ambiente que denota la película es del todo asfixiante, nos sitúa en un suburbio de una ciudad de Japón, probablemente Tokio, pero tampoco tendría porque serlo, no solo la temperatura llega a condicionar la historia y los personajes, también la omnipresente charca donde todo el mundo vierte sus inmundicias y que parece tener vida propia con su continuo gorgoteo y de la que nuestro protagonista el doctor Sanada (Takashi Shimura) intenta alejar con mayor o menor éxito a todo el que se acerca a ella, para evitar males mayores.

La charca le sirve al realizador como modelo para demostrar lo que realmente es la sociedad en si, todos saben que es nociva pero nadie logra alejarse de ella, tiene como un imán especial y todos de una manera u otra acaban cerca de ella, como ese músico nocturno que todos los días rasca las cuerdas de su guitarra deleitando a todos con su melancólica melodía, Kurosawa utiliza este recurso para añadirle música a su trabajo, convierte al compositor de la misma en un elemento más del film.

La historia gira entorno a la lucha, el “combate” que libra el doctor con su paciente, el gangster Matsunaga (Toshirô Mifune) para intentar doblegar su naturaleza, y todo por el bien del segundo para librarle de su enfermedad, incluso a veces el enfrentamiento llega a lo físico, hay más luchas las propias interiores que cada uno de los protagonistas libran contra si mismos, es como si nos quisiera decir que la vida no nos regala nada que todo lo que consigamos nos va a acabar constando algo, nuestra existencia está llena de facturas que tarde o temprano hay que pagar. Lucha por no perder un puesto de privilegio dentro del escalafón social incluso dejándose la vida en ello y protagonizando una escena de violencia al más puro estilo del teatro kabuki.

La película trata el período de posguerra, recordemos que Japón ha sido uno de los perdedores y esto determinará el carácter de sus gentes no es normal encontrar a alguien cuya principal preocupación sea la salud de los demás, esto le convierte en un ángel, pero uno de los querubines que estamos acostumbrados a ver, como el mismo explica en uno de los diálogos de la cinta, también existen ángeles con cara y manos sucias, que tienen sus propios vicios aunque este sea el de adorar el particular sabor del sake.

TRONCHA>

lunes, 10 de marzo de 2008

"Abashiri Bangaichi" de Teruo Ishii

Ojo con la prisión de Bangaichi que vendría a ser la traducción literal del título, situada en un lugar inhóspito de Japón donde van a parar los peores delincuentes, ni siquiera las medidas de seguridad son extremas, solo las justas y necesarias, la naturaleza es la que dicta sentencia realmente, el extremo clima actúa de guardián sobre el grupo de prisiones, poniendo en una situación límite a todos los que piensen en fugarse, la naturaleza con su fuerza pone a todos en el sitio que les corresponde.

Tachibana (Ken Takakura) es un tipo duro, nada menos que llega a prisión por ser uno de los miembros de la yakuza, nada para a un hombre así, ni nada le asusta, pero como ser humano tiene sus sentimientos aunque no puedan aflorar como ocurre en el resto de personas. Poco a poco iremos conociendo los motivos por los que nuestro protagonista ha llegado hasta esta situación y que le lleva a actuar como lo hace.

Su vida anterior no ha sido fácil tan solo hay dos referentes válidos que son su hermana y su madre y por circunstancias excepcionales tiene que abandonarlas y atravesar la frontera de la legalidad, pero la honestidad está muy arraigada dentro de él y en cuanto tiene oportunidad de ello va a demostrarlo, por muy complicada que sea la situación, es como si esa fuerza interior le impidiera hacer el mal.

Realmente supone una película de redención total, de vuelta atrás y de salvación del ser humano, bastante sencilla y que pretende inculcar ciertos valores al ser humano, con bastante carga de doctrina, un film pequeño, estoy seguro que de bajo presupuesto, pero que nos sirve de sobra para tener otro punto de vista distinto al que ya habíamos visto, conocíamos otras cárceles a través del mundo del cine, las americanas, francesas, españolas, pues ahora podemos observar una de las niponas.

La realización está hecha de una forma bastante correcta, hay escenas de bastante calidad, una que se me viene ahora mismo a la mente sería la de la presentación de los novatos ante los veteranos a la llegada a la celda y no deja de ser también bastante trepidante la persecución a través de la nieve entre dos de los presos y el alcaide, ambos subidos en una especie de vagonetas que cada vez alcanzan mayor velocidad haciendo casi imposible su estabilidad, en pocas palabras, un trabajo muy decoroso que merece la pena de un “currante” del cine como era Ishii.


TRONCHA

viernes, 7 de marzo de 2008

"Hacia rutas salvajes" de Sean Penn

La película versa sobre la historia de un joven que recién acabados sus estudios decide romper con todo y lanzarse a la naturaleza sin más que sus intenciones y su voluntad, esperando haber que se encuentra por el camino, todo ello basado en hechos reales y en concreto en el libro escrito por Jon Krakauer, a estos chicos de los Estados Unidos les encantan los héroes, están tan escasos de motivos para contar hazañas propias que cualquier cosa nos la maquean para vendérnosla como tal.

La verdad es que el interés de la misma en mi modesta opinión es nulo, supongo que la historia que pretenden mostrarnos debió ser muy interesante y emocionante para su protagonista, Christopher McCandless (Emile Hirsch), pero quizás sea culpa del director no habernos transmitido todo lo que el joven vivió, aunque haya obligado a mantener al propio actor protagonista en una especie de vida espartana, llena de restricciones, para que se introdujera aun más en el papel.

Son varios los aspectos por los que no quedé convencido con el trabajo de Penn, una de ellas quizás la principal es el metraje, que me parece demasiado extenso, nos vamos hasta los 150 minutos, para darnos cuenta lo poco que hemos visto en tanto tiempo, la historia tiene cierto gancho cuando Alexander llega a Alaska y vive en su “magic bus”, por eso la narración va y viene de forma continua a este período del viaje, porque sino nos quedaríamos literalmente dormidos entre los múltiples y continuos carteles que continuamente aparecen en pantalla.

Esto me hace llegar a que técnicamente tampoco es ninguna maravilla, por supuesto que la fotografía destaca sobre el resto de las cosas, como no iba a ser así ante los paisajes que planta al protagonista el único mérito es poner la cámara, pero es que no contento con esto a veces divide el fotograma en varios fragmentos intentando enseñarnos un especie de alarde de montaje que no me gusta en absoluto, que fácil hubiera sido callarse un poco no hablar tanto y dejar que el protagonista lo dijera todo ante la cámara.

Una de las mayores equivocaciones es que pretenden transmitirnos dramatismo a través de algunos de los personajes que nuestro vagabundo encuentra por el camino, intentado demostrar que ellos ni él, volverán a ser los mismos una vez que sus vidas se hayan cruzado, pero es que eso hay que hacer que traspase la pantalla, no vale con poner lágrimas en los rostros, hay que interpretarlo para que el espectador sea el que sienta esa lágrima en su rostro y sinceramente este momento no llega.

El director intenta mostrarnos que en la sociedad nada es lo que parece, todo está corrompido, pero aun así hay una esperanza de salvación en el hombre, en este caso dicha esperanza está representada por Alexander “Supertramp” (sobrenombre que adopta Chris), pero no acaba de llegarnos el mensaje, más bien nos da la sensación que más que ante un visionario estamos ante una persona que huye de sus miedos, de una vida prácticamente insoportable, que decide vivir solo pero no con tantos ideales y siendo tan distinto como quieren mostrarnos.

TRONCHA

miércoles, 5 de marzo de 2008

"Los crímenes de Oxford" de Alex de la Iglesia

Que curioso desde que empeze a ver la película, lo primero que observé es lo “exportable” que era, este trabajo no se iba a quedar solo en nuestro país, seguro estoy que traspasará nuestras fronteras, eso sí otra cosa es que le augure exitos allende nuestros territorios, porque me parece a mi que poca fortuna va a tener un trabajo muy normalito que no destaca de una forma fotunda.

El guión no es de lo mejor que hemos visto, a mi se me antojan muchas más trampas de las que parecen desvelarse, sinceramente hay cosas que se me quedan en el tintero, que si me pongan a pensar y aplico la lógica que es la idea principal de la historia no llego a desenredar ciertos aspectos de la trama, se me quedan demasiado en el aire, creo que el afan de intentar complicar todo un poco en la película lo consigue, quizás es al final cuando nos quedamos con uno mismo cuando no nos vemos demasiado convencidos.

Este tipo de filmes por supuesto que toda su base son los diálogos, la palabra acaba trabándolo todo, para poco a poco ir llegando al final conde siempre y no existe otra manera posible llegaremos a una conclusión final en la que todo se nos desvela, aunque esto ocurra así, no estaría de mal que las interpretaciones pudieran acompañar, pero lo siento por los que vayan a verla pero se decepcionaran con la ímpavida y sosa actuación de Leonor Watling (Lorna) y el monogestual “hobbitElijah Wood (Martin), ninguno está a la altura de John Hurt (Seldom).

Sin embargo si creo que los ambientes y las localizaciones estén bastante logrados, me gusta como rueda algunas escenas en un plano secuencia en el cual va jugando con todos los actores llevándonos tras ellos una y otra vez como si de una persecución se tratara, otro de los aciertos son los secundarios y figurantes del film, los personajes son esperpénticos y de una fisonomía bastante peculiar, algo que le dan cierta estética macabara agradable en determinadas escenas.

Tuve la sensación de que todo transcurre muy rápido como si hubiera prisa por verlo todo es como si nos entretuviéramos tanto en las disquisiciones entre profesor y alumno que la trama no tenga el desarrollo correcto y muchísimo menos la subtramas, porque la verdad es que las relaciones de Martin con las mujeres de su entorno dejan bastante que desear, la verdad es que el conjunto decepciona y acaba resolviéndose de una forma determina, que pudiera haber sido cualquier otra, como les ocurren a las series lógicas cualquier número puede seguir al anterior.

TRONCHA

lunes, 3 de marzo de 2008

"Exiled" de Johnny To

Volvemos a la fórmula anterior que ya utilizó en la película “The mission” (1986), estamos ante los mismos actores aunque en algunas cosas si que podríamos pensar que una es continuación de la otra y en otros aspectos como sería el nuevo reparto de personajes para nada podríamos llegar a pensarlo, y eso que ambas producciones se distancian la friolera de veinte años en el tiempo, lo que insisto en que si repite es el famoso grupo de cinco sujetos, capaces de cualquier cosa por ser profesionales a toda costa aunque en esta oportunidad un poco menos.

Parece que nuestro grupo de cinco ahora se vuelve a juntar después de haber hecho sus pinitos de forma individual, la diferencia es que parece que el tiempo les ha humanizado un poco, me refiero a sus sentimientos, porque cuando la ocasión lo requiere funcionan como auténticas máquinas letales, con una precisión envidiable, aun así ahora todo se ve distinto, acaban dándose cuenta que ellos son los que mejor cuidan de si mismos. Antes todo estaba al alcance de su mano, coches de lujo, grandes casas, etc. ahora hay ocasiones en las que la huida la tendrán que hacer en una especie de furgoneta que deben empujar entre todos para que arranque.

Seguimos con los mismos valores que en la película anterior, de la que esta toma una total referencia, estamos ante unos caballeros, cuya cualidad principal es la honestidad, algo que ya no se prodiga en la sociedad en la que viven, pero precisamente eso es lo que les hace distintos del resto, siguen coreografiando sus “actuaciones” y como ejemplo de esto tomen la escena en la que se enfrentan a la banda del jefe Fay (Simon Yam) en la clínica clandestina, cuando van a curar a Wo (Nick Cheung, el único que no repite de la anterior entrega).

De nuvo estamos ante espectaculares escenas de disparos y movimientos que en mi opinión no superan a la escena final en la que se supone que se debe alcanzar el punto más álgido, pues esta descrita anteriormente me parece muy superior, de todas las que he visto en mi vida no llego a decir que es la mejor pero me quedo cerca. Esto y por supuesto otras muchos ejemplos más como este confieren mayor belleza estética a esta “segunda parte”, curioso resaltar la belleza de una película de violencia pero ahí esta ustedes mismos pueden comprobarlo.

Hay ocasiones en que a la historia se le intenta imprimir cierto dramatismo, pero esto es más bien una excusa para llegar a la consecución final donde al director le gusta exhibirse durante las escenas de acción, no llega a transmitirnos pena ni lastima por nadie aunque por el contrario si que estamos deseando que a la mínima tengan que sacar su automática para volver a verles en su salsa, por cierto la última escena me trae ciertos recuerdos de “Grupo salvaje” (1969) de Sam Peckinpah, casi nada la escena.

TRONCHA